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Les gabies eran unos cuartos pequeños e individuales donde se colocaban a los enfermos mentales agitados durante un período de tiempo, hasta que cesaba la causa de la reclusión, se encerraba allí a los pacientes furiosos sin que conste ningún caso en que se les metiera por otro motivo.

Les gabies ya existían en la antigua casa de locos como en la nueva y también en la casa de locas y se trata de un recinto de similares características en los tres casos.

El término gabies tiene tres significados diferentes: en primer lugar, en algunos documentos se le hace equivalente a la reja de la jaula, otra acepción sería el pasillo donde se encuentran las jaulas y la tercera el cuarto propiamente dicho. Jaulas de este estilo había en la casa de locos y en la de locas, no había en la goleta de dementes de tal forma que, cuando uno de los habituales tranquilos, se agitaba, pasaba temporalmente a la casa de locos.

En 1.610 a la zona de las jaulas se le llamaba “departamento de locos furiosos”(95 departamentos). Estaba instalado en varios pasillos a los que se accedía por una puerta enllandada (parece ser que el término hace referencia a una puerta forrada con una pátina de latón o similar) que tenía una pequeña ventana con reja. Una vez se accedía al pasillo, se encontraban las jaulas, pequeños cuartos de obra de albañilería en las que se instalaba un marco de madera con dos barrotes traveseros y sobre él se instalaba una raja de hierro que pesaba entre 15 y 20 arrobas (1 arroba = 11,93 kilógramos aproximadamente).

La reja estaba tejida de filferro (alambre). Tenían cerrojo y se cerraban con llave.

Inicialmente las jaulas eran de madera y posteriormente se construyeron de hierro.

Los pasillos o corredores de las jaulas estaban pavimentados, En su interior las jaulas estaban blanqueadas con cal y se renovaba la pintura al menos una vez por año. La ventilación se realizaba mediante ventanas directamente a la calle o al corredor, también con reja y cerradura.

Da la impresión de que las rejas, tejidas de alambre filat, tenían una ventana, posiblemente para pasar la comida a los furiosos cuando su situación impidiera aproximarse.

La limpieza del suelo se realizaba regándolos con unos cazos de cobre con mangos de hierro. El agua recorría el pavimento hacía una trapa o sumidero por el que desaguaba junto con la suciedad.

En la antigua casa de locos las jaulas confluían en un huerto o corralito que se cerraba con una puerta y por el que corría una pequeña acequia “la sequia de les gabies dels omens” a la que presumiblemente iban a parar los sumideros de las jaulas.

Los autores de este estudio, no tienen constancia de la existencia de muebles o enseres en el interior de las  jaulas, más allá de un empostat (camas con listones de madera). Esta cama de tablas era lo único con lo que contaba el paciente por los que debía servir para dormir, comer y sentarse.

La iluminación nocturna se realizaba por medio de llantias en el corredor.

Según la documentación disponible las dimensiones de las jaulas eran de cuatro metros cuadrados. Aunque había algunas que parecen algo menores.

En la antigua casa de locos y en la de locas había dos y tres pasillos de jaulas respectivamente con algunas características diferenciales.

El pasillo de las jaulas más antiguas de los varones tenía 16 jaulas agrupadas de tres en tres (salvo un grupo de cuatro) formando unidades separadas entre sí por un muro más largo que acababa en una puerta o un arco, este corredor estaba pared con pared con la casa del padre de locos y comunicaba directamente con el descubierto o patio.

Esta sección, ubicada al otro lado de la ermita de Santa Lucia tenía una novedad respecto a la anterior, en la pared opuesta del pasillo de acceso tenía otro pequeño pasillo, que han calculado los autores, de algo más de un metro que se llamaba “callizo para la administración de las cadenas”, lo que hace suponer un tránsito por el que se alargaban o acortaban las cadenas que sujetaban a los locos para limitar sus movimientos.

Algo parecido sucede con las jaulas de las mujeres, el primer pasillo y más antiguo tiene una hilera de diez jaulas, que por un lado dan a la casa de la madre de locas y por el otro al corredor. Las dos secciones más nuevas de nueve jaulas cada una, tienen entre sí un “callizo de distribución de cadenas”.

En resumen, a mediados del siglo XVIII había 24 jaulas de hombre (ocho más grandes y dieciséis más pequeñas) y 28 jaulas de mujeres en las que se encerraba a las locas que por sus características no se podían controlar y no podían “circular por la casa” como entonces se decía.

Estando en situación de estar en las jaulas, aún parece que había dos posibilidades: estar en una de las antiguas o de las más recientes cuyo “callizo de distribución de cadenas” hace pensar en una alta posibilidad de estar encadenado.

Próximo artículo:

Manicomio de Valencia. La goleta de dementes o convalecencia de dementes y los baños.

 

Fuentes consultadas:

  • Archivos autores

  • Archivo del Reino de Valencia

  • Archivo Histórico Municipal

  • Biblioteca valenciana

  • Biblioteca Histórica de la Universidad de Valencia

  • Archivo de la Diputación provincial de Valencia

  • Hemeroteca valenciana

  • Wikipedia

Bibliografía

  • El manicomio de Valencia del siglo XV al XX

  • HEIMANN, C (1.994) El Manicomio de Valencia (1.900-1.936). Tesis Doctoral. Facultad de Medicina de Valencia.

  • Conxa Ciscar Vilata. El manicomio de Valencia del siglo XV al XX. La sección de locos del Hospital General de Valencia en el siglo XVIII.