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La casa de las locas permaneció a lo largo del siglo XVIII en la misma ubicación donde fue construida tres siglos antes. A pesar del aumento progresivo del número de enfermas y a la imposibilidad de remitir a una sección de crónicos (como el caso de los varones) no hubo construcción nueva a lo largo de la centuria, solo obras menores y reparación del edificio original.

Formaba un edificio de planta aproximadamente cuadrangular cuyos límites estaban formados por: la Iglesia y sus oficinas por el oeste, la calle interior del Hospital y la bugadería (lavandería) por el sur, el gallinero y su corral, y la carnicería por el este y el pasillo de entrada al gallinero y el archivo por el norte.

La casa de las locas tenía una puerta de entrada desde la calle interior del Hospital paralela a la muralla.

La planta de la casa tendría una superficie aproximada de 400 m2, distribuido de la siguiente forma: Entrando por la puerta principal se accedía a la casa de la madre de locas, oficina, cocina y estancias para las locas pacíficas; junto a esta zona se alineaba una fila de 10 jaulas y sobre este conjunto estaba el dormitorio de las locas llamado convalecencia. El total de los dos pisos sería de 300 m2 que es posible que corresponda con la primitiva casa de locas.

En la primera mitad del siglo (1.724 y 1.760) se construyeron nuevas jaulas de locas, éstas formaban dos hileras paralelas de nueve jaulas cada una con su correspondiente pasillo y uno estrecho entre ambas o “callizo de distribución de las cadenas”.

Encima de esta segunda sección de jaulas también había un “cuarto de convalecencia”, esta zona sería de, también, 300 m2 aproximadamente. Junto a este edificio había un patio vallado en parte cubierto y parte al aire libre que recibía el nombre de “descubierto para las simplas convalecientas” de 125 m2 aproximadamente.

Este patio comunicaba directamente mediante una puerta con el “cuarto donde se hacen las roscadas” (lavadero o bugadería) y mantenía relación de vecindad con el gallinero y la carnicería.

El aspecto interior era similar al de la casa de locos: paredes blanqueadas, tanto las de las zonas comunes como los dormitorios y las gabies, baldosas en el suelo, ventanas con cristales, barrotes y pestillo, etc., las ventanas tenían encerados.

Los servicios higiénicos eran también iguales: cuartos donde se encontraba el comú también llamados “privades”.

En el terreno de la casa de locas había varias pequeñas acequias o cequioles, pasaba también una acequia que iba desde ella hasta la cocina que estaba próxima y también la «Cequia Mare de la casa de loques», donde posiblemente confluyeran todas.

Como en el resto de las secciones del Hospital, el agua para el suministro se extraía de un pozo, el pozo de la casa de locas tenía una característica especial, estaba dentro de una construcción con puerta y ventana, esta tejida con hilo de alambres, es como si tuvieran al pozo dentro de una caseta, tal vez como medida de prevención de accidentes.

Respecto a los muebles y otros objetos de decoración, el aspecto es similar al descrito para los varones: pocos muebles, muy sencillos y muchos cuadros.

Respecto a las camas, cambia su número y denominación a lo largo del siglo; al principio se llaman empostats (camas con listones de madera) y tan había tan sólo 15, a finales de siglo había camas de dos tipos: “camas de madera con sus tablas dadas de verde” (13 camas) y “camas de yerro con sus tablas correspondientes” (23 camas).

Arcas de madera había siete, la mayoría de pino y una de nogal, tenían cerrojo y llave y se utilizaban para guardar la ropa y el pan del día.

Había un mayor número de sillas que en el resto de las secciones; eran pequeñas, de madera y con el asiento y el respaldo de cuerda, también había un banco de madera y una mesa redonda de pino para la cocina.

La iluminación se realizaba con lámparas de aceite o faroles de vidrio y la calefacción con braseros o copes de coure, además del brasero de cobre los había también de madera y ladrillo.

También había “concas grandes de latón” para el lavatorio de los locos que se realizaba tradicionalmente el Jueves Santo por los diez diputados.

En la casa de locos, en 1.776 había 58 varones, 11 de los cuales estaban en las jaulas. Disponían de: 44 camas, 65 colchones (incluidos los jergones), 84 sábanas, 49 mantas y 156 camisas. Vemos que había camas para casi todos que no estaban en jaulas (47 pacientes).

En la casa de locas, en la misma época había 71 pacientes, de la que 22 estaban en jaulas. Para las 49 que estaban en en los dormitorios había 23 camas, 82 colchones (incluidos los jergones), 125 sábanas, 49 mantas, 42 fundas de almohada y 126 camisas.

Próximo artículo:

Manicomio de Valencia. Las jaulas o gabies de los locos.

 

Fuentes consultadas:

  • Archivos autores

  • Archivo del Reino de Valencia

  • Archivo Histórico Municipal

  • Biblioteca valenciana

  • Biblioteca Histórica de la Universidad de Valencia

  • Archivo de la Diputación provincial de Valencia

  • Hemeroteca valenciana

  • Wikipedia

 

Bibliografía

  • El manicomio de Valencia del siglo XV al XX

  • HEIMANN, C (1.994) El Manicomio de Valencia (1.900-1.936). Tesis Doctoral. Facultad de Medicina de Valencia.

  • Conxa Ciscar Vilata. El manicomio de Valencia del siglo XV al XX. La sección de locos del Hospital General de Valencia en el siglo XVIII.