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Manicomio de Valencia. El contexto social.

Los autores han utilizado el texto de Girona (1.992) para dar unas pinceladas de la sociedad valenciana del período 1.900-1.936.

La cultura vive una serie de movimientos que sintonizan con las corrientes intelectuales europeas y españolas de regeneracionismo, positivismo, ciencia, despertar de las culturas regionales y creación de instituciones culturales. Con una economía de predominio agrícola con un sector industrial pujante, la llamada “crisis agraria finisecular” que afecta al resto de España y a gran parte de Europa no ocurre en Valencia. El período posterior  (el de la guerra europea y de los veinte años) es de prosperidad económica pero después, en los años treinta, Valencia sufre también las consecuencias de la crisis económica internacional. Prosperidad económica y bienestar social no corren parejos, mientras el período de la Primera Guerra Mundial significa el enriquecimiento de la clase dominante española, las clases sociales bajas sufren la crisis de abastecimientos y el encarecimiento de los precios, lo que tendrá como consecuencia una virulenta conflictividad social, alimentada además por la intensa explotación de la clase obrera. El desarrollo económico valenciano atrae inmigración desde regiones españolas más deprimidas y da lugar a la aparición de nuevos sectores sociales (propietarios agrícolas no vinculados a las oligarquías tradicionales, pequeños arrendatarios consolidados, obreros industriales y sectores de la pequeña burguesía ligada al comercio, a los servicios urbanos o a actividades profesionales. La clase dominante valenciana siguen estando constituidas en su mayor parte por los grandes propietarios agrarios provenientes de una nobleza adaptada a las condiciones de producción capitalista.

De la Restauración surge un régimen político autoritario no dictatorial, parlamentario y bipartidista con importantes lacras: oligarquía, centralismo, y caciquismo, donde la clase media y trabajadora están excluidas de las decisiones políticas. La base del fraudulento sistema electoral, el caciquismo, es lo que determina la relación de poder desde el municipio hasta el ministerio. A principios del siglo XX surgen algunos movimientos políticos nuevos a partir de las clases sociales que se hallan apartadas del poder estatal y provincial. Uno de ellos, el republicanismo, tiene en Valencia una fuerte vinculación a la figura del escritor Vicente Blasco Ibáñez, alcanzando su partido el gobierno del Ayuntamiento de Valencia entre los años 1.901 y 1.911. Los movimientos regionalistas no llegan a ser tan importantes como en Cataluña, en cambio sí tienen cierta implantación los partidos políticos de inspiración católica.

La grave situación social en el período de la guerra europea y el desgaste que supone el conflicto marroquí acentúan la crisis del sistema político que desemboca en el golpe de estado del general Primo de Rivera en 1.923. Con el régimen militar empeora la situación del país y el dictador acaba dimitiendo en 1.930; el triunfo de los partidos de izquierda en las elecciones municipales de abril de 1.931 y el embarque en Cartagena del monarca Alfonso XIII hacía su destierro dan lugar al inicio de la Segunda República. Su programa de proclamas democráticas y sociales, laicismo, descentralización y reformas educativas, agrarias y militares, se encuentra en una coyuntura europea de crisis de principios democráticos, auge de movimientos autoritarios y fascistas, depresión económica y triunfo de la Revolución Soviética. El régimen cuenta con el apoyo inicial de una clase obrera vinculada al socialismo, de la burguesía urbana y de los intelectuales, y con la resistencia de los sectores tradicionalmente vinculados a la monarquía como el ejército, la iglesia y la oligarquía agraria. El clima social de crispación y antoiclericalismo y la lentitud e indecisión del gobierno para afrontar una serie de leyes reformadoras provoca una radicalización de los partidos y sindicatos de izquierda. Sin llegar a los niveles insurreccionales de Andalucía y Cataluña, proliferan en varias poblaciones valencianas actos violentos de carácter anarquista. Las elecciones de noviembre de 1.933 dan el triunfo a los conservadores quienes paralizan las medidas reformadoras. La sociedad española vive momentos críticos: conflictividad laboral, polarización social, persistencia de la crisis económica, organización de grupos extremistas violentos e intensa agitación social en Asturias y Cataluña. Tras el triunfo del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1.936 viene un período de intensa agitación y violencia en toda España y también en Valencia, con incendios y atentados contra edificios religiosos, expulsión del personal religioso y radicalización de la lucha de clases. En este clima, lo que preocupa al valenciano es el presagio de un golpe de estado (Girona 1.992):

“allò que provocava dessasossec entre els valencians eren els continus rumors de colp d’estat, els quals presagiaven un conflicto que, finalment, el 18 de juliol, quan els valencians es preparaven a celebrar la Fira de Juliol, va acabar produint-se i arrossegant tothom a una guerra civil”

El cambio de siglo es testigo también de un cambio en la evolución de la medicina que se refleja en Valencia. Se consolidan nuevas parcelas científicas y se establece la división del trabajo médico dando lugar a la creación de las primeras cátedras universitarias de especialización  y de hospitales especializados, como el antituberculoso de Porta-Coeli y las salas de especialidad del Hospital Provincial (Barona, 1.998). La recuperación de la medicina española durante la Restauración  se manifiesta en lo que se ha llamado la “medicina de laboratorio”, a lo que no es ajena Valencia. Se trata de un esfuerzo modernizador llevado a cabo por grupos reducidos de médicos, o de forma individual, para vincularse a las corrientes  europeas renovadoras caracterizadas por fundamentarse en la investigación experimental y la objetivación científica del conocimiento (López Piñero, 1.985). Con el cambio de siglo sus principales figuras se dispersan, atraídas por las Universidades de Madrid y Barcelona, lo que junto con la precariedad de recursos materiales de que adolece la Facultad de Medicina de Valencia, representa su declive y vuelta al provincianismo (López Piñero, 1.988).

Las pandemias de cólera que a lo largo del siglo XIX asolan a la región son motivo de una extensa dedicación médica. Esta culmina en 1.885 con la polémica vacunación contra el cólera que experimenta  Jaime Ferrán Clúa por primera vez. Aunque entre 1.879 y 1.919 la mortalidad por enfermedades infecciosas desciende del 38% al 29%, su prevalencia sigue siendo alta. Además del cólera hay una presencia importante de fiebre tifoidea y de tuberculosis, debido a las deficiencias higiénico-sanitarias y a las características climáticas de la región; por otra parte, tiene una presencia endémica el paludismo. La tuberculosis es la infección que produce más muertes, salvo en el año 1.919 en que la supera una altísima mortalidad debido a la pandemia de gripe (Báguena, 1.988; Bernabeu, 1.988)

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Fuentes consultadas:

 

Bibliografía

  • El manicomio de Valencia del siglo XV al XX. Lorenzo Livianos, Conxa Císcar, Ángeles García, Carlos Heimann, Miguel Angel Luengo, Hélène Tropé

  • HEIMANN, C (1.994) El Manicomio de Valencia (1.900-1.936). Tesis Doctoral. Facultad de Medicina de Valencia.

  • Hélène Tropé. Del Hospital de los Inocentes (1.409 – 1.512) a la Casa de Locos del Hospital General 1.512 – 1.699)

  • Conxa Ciscar Vilata. El manicomio de Valencia del siglo XV al XX. La sección de locos del Hospital General de Valencia en el siglo XVIII.

  • Ángeles García Rodríguez. Del Asilo de Dementes al Manicomio de Valencia en el siglo XIX.