Reivindicación y lucha social

Reivindicación y lucha social

Las dificultades que presentaba el Grau para contar con unas instalaciones portuarias acordes a su actividad comercial, así como los sucesivos intentos para construirlas con resultados fallidos, son una constante desde el siglo XIV hasta la entrada del siglo XX.

Únicamente se pudo contar durante este tiempo con depósitos, alhóndigas (almacenes) y hostales para acoger mercancías y viajeros, además, de atarazanas para la construcción y reparación de barcos con fines tanto comerciales como bélicos.

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Reivindicación y lucha social

Será en las dos primeras décadas del siglo XX cuando los comerciantes valencianos vean al fin cumplidas sus aspiraciones de contar con las infraestructuras de un verdadero puerto que dará respuesta a las necesidades funcionales del comercio marítimo, favoreciendo especialmente el nuevo modelo de base exportadora de productos agrícolas.

Nuevos edificios dotarán a la ciudad de una fachada marítima que se erigirá como ejemplo de una Valencia moderna y cosmopolita gracias al estilo ecléctico de su arquitectura.

El nuevo puerto supuso un indiscutible avance para la economía y el desarrollo urbano de la ciudad de Valencia y los Poblados Marítimos.

Se ofrecen nuevas oportunidades laborales en las fábricas y almacenes.

Las mujeres también encuentran opciones de trabajo, además de los tradicionales relacionados con la mar, sobre todo en la fábrica de tabacos de Valencia.

Pero la fábrica, símbolo de progreso para comerciantes y empresarios, es percibido por la clase trabajadora de un modo muy distinto.

Durante la etapa de las revoluciones burguesas, las clases humildes vieron en estas una solución a sus problemas, sin embargo, esta situación que en principio se planteaba como favorable para todos cuando era parte del ideario de la burguesía revolucionaria, una vez que está en el poder, vira a favor de sus propios intereses, dando lugar a una nueva clase social, el proletariado, que vive constantemente bajo la sombra de la miseria.

Las continuas oleadas de cólera agravan una situación insostenible que requerirá la creación, por parte de las administraciones, de instituciones benéficas; ejemplo de esto es una petición el 23 de junio de 1.889, dirigida al Ayuntamiento de la Vilanova del Grau y firmada por 164 vecinos, en la que exponen una situación económica insostenible debido a las epidemias y a la pérdida de sus trabajos “precaria es la situación por la que está atravesando la clase obrera en general”, y en la que solicitan algún tipo de asistencia para el sustento de sus familias.

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Las condiciones de vida de las familias que vivían del mar, siempre fueron duras y en muchas ocasiones rayaron en la absoluta miseria.

Tanto el trabajo que proporcionaba la pesca como la estiba, no gozaba de continuidad; en muchas ocasiones, las tempestades impedían la salida de las barcas, con la consecuente pérdida de oportunidad para generar ingresos, y eso en el mejor de los casos, ya que no era infrecuente que la adversidad encontrara a estos hombre en la mar, provocando naufragios devastadores y muertes trágicas, ya que la muerte de un hombre significaba, además, la pérdida de sustento de su familia que debía recurrir en multitud de ocasiones a la beneficencia.

Por otra parte, las continuas restricciones a las que se veía sometida la modalidad de la pesca del Bou, dejando sin posibilidad de obtener recursos a gran parte de la población marinera durante meses, empujó a mucho hombres a la emigración, a veces con carácter temporal y otras de forma definitiva en busca de mejores condiciones de vida.

Las costas andaluzas eran un lugar de destino frecuentado por los marineros en busca de trabajo temporal.

En 1.806 el arráez (capitán de barco o almadraba) siciliano Francisco Arculano, solicita 175 “hombres experimentados de la mar” procedentes de Alicante y Valencia, para armar una almadraba (La almadraba  es una de las técnicas para la captura del atún empleada en Italia, Marruecos, Portugal y España aprovechando la migración de atunes Atlántico-Mediterráneo que se utiliza desde tiempos prerromanos) al estilo siciliano en Conil de las Frontera en Cádiz, donde a causa de la guerra se encontraba con dificultades para contar con todos los hombres que necesita, y pone de manifiesto la fama que gozaban valencianos y alicantinos por su buen hacer, que se veía reflejado en unos salarios superiores a los de los marineros locales.

Emigraciones temporales, que en algunos casos se convirtieron en definitivas, como es el caso de la población de l’Ametlla de Mar en Tarragona, fundada en 1.775 por pescadores del Grau de Valencia y Benidorm, que en un principio acudirían a la temporada en verano y finalmente se instalarían en su cala, aprovechando la riqueza del golfo de Sant Jordi.

El mismo escenario de intensa actividad, prosperidad, auge económico y orgullo de la ciudad, lo fue también, desde la mitad del siglo XIX y sobre todo en los primeros años del siglo XX, de reivindicaciones del derecho al trabajo y lucha social de los vecinos de los pueblos de la mar.

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Como ya hemos apuntado anteriormente, desde los siglos XIV y XV la actividad comercial dependía de los propietarios de las barcazas de poco calado y cargadores.

El trabajo se especializa y organiza desde fechas muy tempranas en dos cofradías, cada una de las cuales tenía asignada una tarea: los cargadores de tierra, marineros retirados y personas pobres pertenecían a la cofradía de San Cristóbal, y los que realizaban el trasvase de mercancías entre los barcos y la playa, hombres del mar que encontraban en estas tareas un suplemento a sus ingresos, en la de San Telmo, creada en 1.593.

Ambas cofradías, cuyos patronos se veneran en la iglesia de Santa María del Mar, volverán a fusionarse en el siglo XIX bajo el conocido como gremio de Mareantes.

Estas cofradías cuentan con un componente religioso y solidario que da lugar a una fuerte cohesión entre sus miembros que pervivirá durante siglos y que dotará a estos hombres del mar de una determinación excepcional como colectivo en defensa de sus intereses.

En 1.834 se publica el Decreto que extinguía “las asociaciones gremiales destinadas a monopolizar el trabajo” que fue muy bien recibido por los comerciantes, porque les permitía contratar libremente y fijar unos sueldos para los asalariados de la carga y descarga más rentables para ellos.

Sin embargo, debido a la larga tradición gremial de los hombres del mar, que contaba con un antiguo privilegio por el cual sus miembros eran los únicos que podían cargar y descargar, estos se opusieron a cumplir el Decreto, apoyados por la Comandancia de Marina.

La razón, como explica Eduardo Ortega de la Torre, es que este monopolio que ejercía el gremio les garantizaba fijar unos salarios altos, ya que el trabajo dependiente era inestable y, además, parte de esos ingresos se dedicaban a atender las necesidades de inválidos adscritos al gremio que ya no podían trabajar.

La capacidad de lucha por la protección de su sustento llegó a un punto álgido en el mes de noviembre de 1.842.

El 12 de noviembre de ese año llega al Grau el buque de vapor “Gaditano”, que además de transporte, realizaba pesca de cabotaje (pesca cerca de la costa), pero ofreciendo precios inferiores por la descarga de mercancías y personas a los exigidos por los patrones de barco o de vela.

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Los hombres venían realizando estas tareas con exclusividad y vieron en el buque de vapor una amenaza a sus intereses, ya que veían peligrar su tradicional medio de vida.

De modo que, cuando se les ordenó realizar la descarga, estos se negaron, provocando una huelga, que puso de manifiesto hasta donde estaban dispuestos a llegar.

Conflictos que se repetirían en años posteriores en los que el colectivo se fortalecería asumiendo una pronta conciencia de clase.

Los vecinos del Grau manifestarían igualmente su determinación y actitud reivindicativa también a lo tocante a su autonomía respecto a la ciudad en varios litigios a lo largo del siglo XIX en los que enarbolarían los privilegios reales de la fundación de la Vila Nova Maris por Jaime I para reclamar su autonomía, demostrando una inusual conciencia histórica.

De hecho, las actas del Ayuntamiento del Grau conservadas, se inician en 1.702, mucho antes de la fecha oficial de su autonomía en 1.826 y los enfrentamientos con la ciudad por querer emanciparse de su tutela administrativa son manifiestos desde la mitad del siglo XVIII.

Este carácter reivindicativo y luchador necesita de espacios en los que hablar, compartir los problemas, poner en común ideas y mover conciencias.

La taberna, lugar de sociabilidad masculina popular, ha tenido un papel decisivo en este sentido; es un espacio de esparcimiento y diversión, pero también donde se comentan las noticias y se intercambia información.

Pero principalmente es un despacho de vino, y el vino y, sobre todo sus excesos, llegó a constituir un problema que con la llegada del siglo XIX y los renovados esfuerzos para erradicar ciertos problemas acerca de la salud y el orden público, implicó la intervención de las autoridades.

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El 13 de abril de 1.861 un bando de Poble Nou de la Mar, cuya finalidad es “evitar las ocurrencias desagradables a que suele dar lugar la embriaguez” intenta regular los horarios de venta de bebidas alcohólicas en tabernas y cafetines.

Este bando refleja una realidad que es similar a las de otros pueblos y ciudades, puesto que la taberna se percibe como espacio peligroso y asociado a la clandestinidad por los poderes públicos.

La propia clase obrera intentará alejarse de la taberna como lugar de reunión y con ello de ciertas tentaciones o ambientes poco adecuados y asociados al vicio y a la conspiración, para buscar otros espacios en los que tratar de un modo más efectivo las cuestiones de tipo político y laboral que les afecta.

El Decreto de Práxedes Mariano Mateo-Sagasta y Escolar del 1 de noviembre de 1.868 legaliza el derecho a la reunión, con condiciones, como el necesario aviso previo a las autoridades del lugar en que se llevará a cabo, así como su finalidad.

En estos años, se carece de un lugar propio para la reunión y serán, en principio, edificios destinados a otros usos los que verán el nacimiento de asociaciones y organizaciones de tipo laboral o político.

Así, contamos con noticias de solicitud de permisos en torno a 1.890 con la intención de reunirse en el Teatro de la Marina, que estaba ubicado en la actual calle de la Reina.

José García Vella, el 3 de octubre de 1.890, se dirige al alcalde de Poble Nou de la Mar y expone que el día 5 tendría lugar en el Teatro de la Marina “una reunión de trabajadores para tratar los puntos siguientes: necesidad que el obrero se asocie”.

El 20 de mayo de 1.893, Rafael Torres, vecino de Sagunto “en pleno uso de sus derechos civiles y políticos […] desea celebrar un Meeting anarquista” e informa igualmente de la reunión que tendrá lugar en el mismo Teatro de la Marina “para tratar las cuestiones que interesan a la clase obrera”.

Del mismo modo, se solicitan permisos para constituir sociedades; el asociacionismo encuentra en los pueblos del mar el terreno abonado y en estos años se constituyen asociaciones como la Sociedad Cooperativa La Esperanza, cuyo objeto es la “compra de artículos de consumo y su venta solo a los que sean socios” y en la que se prohíbe, como en muchas otras de carácter solidario o cultural, hablar de política o religión.

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Otras sociedades relacionadas con los oficios se forman en estas fechas y muchas solían reunirse en el Café de los Dos Reinos (los cafés, a diferencia de las tabernas, tenían buena reputación, ya que se asociaban a la política y a la cultura), en algún almacén, en el Casino Artesano o en un solar llamado Venta del Cachorro.

El empeño por conseguir un espacio propio culminará, como en tantas otras ciudades y pueblos, en las Casas del Pueblo.

En el Marítimo, fue sufragada por el Ayuntamiento blasquista y estaba ubicada en la actual calle Méndez Núñez desde 1.904.

La liberta de prensa despertará igualmente el interés por este medio de comunicación en el Marítimo, influenciado por Vicente Blasco Ibáñez, y que será de vital importancia a la hora de convocar e implicar a los ciudadanos de Valencia en cuestiones que afectan a toda la clase obrera.

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En 1.894 nace El Puerto y en 1.887 La Defensa.

El 15 de diciembre de 1.891, Bernardo Morales San Martín, comunica al Ayuntamiento de Poble Nou de la Mar que “desde el diecinueve del actual mes de diciembre se publicará en este pueblo, todos los sábados, un periódico político, científico y literario, titulado La Democracia.

En 1.893, se solicita un permiso para publicar un periódico dominical llamado La Voz del Cabanyal.

En ellos se daban noticias que afectaban a la población, el comercio portuario y los frecuentes naufragios.

Se publicaba el contenido de las sesiones del Ayuntamiento y había un espacio para la literatura y asuntos trascendentes de la política nacional e internacional.

Huelga decir la importancia que tuvo la prensa para la difusión de las ideas políticas, además de la cultura y, en época de agitación social como fue la entrada en el siglo XX, como vehículo de llamamiento a movilizaciones, como ocurrió en las huelgas de los estibadores del Grau de 1.905, que llegaron a erigirse como punta de lanza en un propósito común en las luchas de clase, implicando a la ciudad de Valencia, en la que la prensa, en este caso especialmente el Diario El Pueblo (El Pueblo, diario republicano editado en Valencia entre 1.894 y 1.939. Fundado por el escritor Vicente Blasco Ibáñez, el periódico se convirtió en el órgano oficial del blasquismo y acabaría consolidándose como una de las publicaciones más leídas de la capital valenciana. Continuó editándose hasta el final de la Guerra civil), cumplió un papel determinante como medio de comunicación.

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En enero de este año, en el puerto se sucedían las huelgas, a las que se acabaría sumando la clase obrera de la ciudad.

En esta situación, en la que se fueron paralizando los servicios, incluso en la ciudad, los altercados llegaron a ser violentos en contra de los esquiroles (se llama esquirol al trabajador que no acata la decisión de la mayoría de empezar una huelga laboral, sino que continúa con sus labores).

En estos, las mujeres del Marítimo mostraron el material del que estaban hechas.

El 6 de enero, las mujeres de los huelguistas acuden al puerto para impedir el trabajo.

En los días siguientes, las vendedoras de pescado renunciaron a ir a los mercados.

 

Fuentes consultadas:

  • Archivos autores

  • Archivo del Reino de Valencia

  • Archivo Histórico Municipal

  • Archivo Administrativo Municipal

  • Ayuntamiento de Valencia

  • Biblioteca valenciana

  • Biblioteca valenciana digital

  • Biblioteca Histórica de la Universidad de Valencia

  • Biblioteca Serrano Morales (Ayuntamiento de Valencia)

  • Archivo de la Diputación provincial de Valencia

  • Hemeroteca valenciana

  • Amadeo Serra Desfilis

  • Inmaculada Aguilar Civera

  • Victor M. Algarra Pardo

  • Pablo Cisneros Álvarez

  • Carles Sanchis Ibor

  • Victor M. Algarra Pardo

  • Susana Climent Viguer

  • Iván Portugués Mollá

  • Lourdes Boix

  • Pablo Sánchez Izquierdo

  • Virginia García Ortells

  • Ester Medán Sifre

  • Mireia Muñoz Vidal

  • Victoria E. Bonet-Solves

  • Desirée Juliana Colomer

  • Sergi Doménech García

  • Carmen Pinedo Herrero

  • Mª Jesús Piqueras Gómez

  • Pep Martorell

  • Pedro García Pilán

  • Tribunal de las Aguas

  • Real Academia de la Historia

  • Wikipedia

  • Ferrocarriles de España

  • Valencia Actúa

  • Jdiezarnal

  • Arquitectos de Valencia

  • Arquitectos italianos en España

Bibliografía:

Existe mucha y muy variada bibliografía referente a los Poblados Marítimos, por las limitaciones de espacio, tan solo mencionaremos algunos de ellos:

  • Guía urbana de Valencia. Marqués de Cruilles.

  • Autoritarismo monárquico y reacción municipal. Amparo Felipo Orts.

  • Insaculación y élites de poder en la ciudad de Valencia, Amparo Felipo Orts.

  • Manual del viajero y guía de los forasteros  en Valencia. Vicente Boix

  • La Valencia musulmana. Vicente Coscollá

  • Orígenes del Reino de Valencia. Antonio Ubieto.

  • Antonio Sanchis Pallares. Historia del Cabanyal. Poble Nou de la Mar 1.238-1.897

  • Antonio Sanchis Pallares. Historia del Grau

  • Antonio Sanchis Pallarés. Historia de la Malvarrosa.

  • Ricardo Aparisi. Ruzafa. Evolución histórica de su huerta.

  • Albert Ribera Lacomba. Valencia romana, puerto fluvial y marítimo. Instituciones portuarias y vocación comercial.

  • Isidro Planes. Sucessos fatales desta ciudad, y Reyno de Valencia o Puntual Diario de lo sucedido en los Años de 1.705, 1.706 y 1.707

  • Avecindados en la ciudad de Valencia en la época medieval. María de los Desamparados Cabanes Pecourt

  • Los Poblados Marítimos. Inmaculada Aguilar y Amadeo Serra

  • El Grau de València. La construcción d’un espai urbà. Josep Vicent Boira y Amadeo Serra

  • El Cabanyal: permanencia y transformación. Luis Francisco Herrero García. Tesis doctoral. Universidad Politécnica de Valencia. 2.015

  • La formació de la plana al.luvial de Valencia. Geo-morfología, hidrología i geo-arqueología de l’espai litoral del Turia. Pilar Carmona

  • La dinámica fluvial del Turia en la construcción de la ciudad de Valencia. Pilar Carmona

  • Los tranvías de Valencia, Transporte y estructura urbana, 1.876-1.970 Antonio Doménech Carbó

  • Hasta aquí llegó la Riada: Valencia y el Turia. Francisco Pérez Puche

  • La Casa de las Atarazanas de Valencia. Federico Iborra Bernad y Matilde Miquel Juan

  • Las Atarazanas del Grao de la Mar. Gemma M. Contreras Zamorano

  • El ornato urbano. La escultura pública en Valencia. Rafael Gil y Carmen Palacios

  • Arquitectura del eclecticismo de Valencia. 1.983. Benito Goerlich

  • Cerámica barroca en Valencia. María Eugenia Vizcaíno

  • Composiciones cerámicas valencianas del siglo XVIII. María Eugenia Vizcaíno Martí

  • Nomenclátor de las puertas, calles y plazas de Valencia: con los nombres que hoy tienen y los que han tenido. 1.873. Manuel Carboneres Quiles

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