Otras grandes riadas
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8 de diciembre de 1.906
“El río Turia se ha desbordado, inundando los poblados de Monte Olivete”.
“El barrio de Cantarranas ha sido desalojado por las familias que huían temerosas”.
Hubo temporal en el mar que afectó a “las calles de la Reina, San Rafael, San José y los Ángeles” del Cabanyal.
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19, 20 y 21 de febrero de 1.920
El día 20 el caudal del Turia alcanzó una punta “tan grande que no se recordaba otra desde la del 10 de noviembre de 1.897 (…). En los puentes de piedra faltaba escasamente un metro para cubrir los ojos, y la velocidad de la corriente se podía comparar con la de un caballo al galope”.
En Cantarranas los vecinos tuvieron que refugiarse en los pisos superiores, si bien no se contabilizaron víctimas oficiales.
Los bomberos utilizaron barcas para el salvamento dado que “todos los campos contiguos al poblado de Nazaret, en una gran extensión, y por la parte opuesta, hasta la refinería de petróleo, se hallaban inundados, hasta el punto de no distinguirse las orillas del río.
Desde el puente hacia el mar la inundación alcanzó también grandes proporciones, pues llegaba el agua hasta el muro del parque, y aquella parte de la playa había desaparecido bajo las aguas”.
En varias casas “llegó a haber un metro y medio de agua” a pesar de no producirse temporal en el mar.
A lo largo del día siguiente la avenida decreció visiblemente.
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9 de noviembre de 1.921
La crecida “fue extraordinaria, hasta el punto que las aguas rebasaron el cauce por la parte de Monteolivete, inundando el camino”.
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9 de noviembre de 1.932
A las 05:00 horas “llega la noticia (…) de la gran avenida que ha experimentado el Turia (…) y que el nivel de las aguas ha subido considerablemente durante las última horas (…) y ha inundado en parte el poblado marítimo de Nazaret. Son varias las casas que están inundadas”.
El retén de los Poblados Marítimos realizó varias operaciones de salvamento.
“A las 6 de la madrugada las aguas del río, cuya corriente es importantísima, alcanzaban un metro de nivel y cubrían el cauce de toda su anchura”.
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5 de junio de 1.933
Una copiosa tormenta estival de origen litoral generó una crecida del Turia que a primera hora de la tarde desbordó en algunos sitios de la huerta. Tributarios menores y algunas acequias también se salieron de madre y en los puntos bajos de la población y del Grao se registraron numerosas inundaciones.
Pasada la medianoche hubo una segunda punta: “el agua cubre por completo los ojos de todos los puentes, especialmente los de la pasarela”.
Nuevamente los bomberos actuaron en los Poblados Marítimos “cuyas vías principales han estado interrumpidas”.
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19 de septiembre de 1.936
“La mayoría de incidencias en el frente litoral se debieron al temporal marítimo. La situación fue especialmente complicada en la calle Escalante”.
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La “Riada de las Barracas” (septiembre de 1.949)
La riada del 28 de septiembre de 1.949, con una punta de 2.000 m3/s., acarreó víctimas mortales (la cifras oficiales hablaban de 41 fallecidos en la provincia, la mayoría en la capital), tragedias personales (2.000 chabolas fueron arrastradas por la corriente y 100 casas colapsaron) y serios daños en las infraestructuras de l’ Horta.
A pesar de constituir la segunda riada más relevante del siglo XX por su impacto sobre el área urbana, de forma habitual ha permanecido a la sombra de la todavía más contundente de 1.957.
El informe sobre las inundaciones acaecidas en la parte central litoral de la zona 10a de esta Confederación, el día 28 de septiembre de 1.949 constituye hasta el día de hoy la fuente de información hidrológica y meteorológica del suceso más completa de la que disponemos.
Como consecuencia de las fuertes lluvias en los montes de Alcublas y la sierra de Andilla (comarca de los Serranos), la rambla Castellarda aportó grandes caudales al Turia.
Alrededor de las 17:30 horas el río experimentaba una gran crecida en Manises, a las puertas de la capital.
A las 19:00 horas las aguas ya cubrían los puentes de Valencia y arrasaban las barracas irregularmente sitas en el lecho.
Se produjeron desbordamientos en Campanar, todavía desprovistos de muros, y en las Alameditas de Serranos, en la margen opuesta.
Pronto colapsarían los tramos centrales del Pont de Fusta, pasarela reconstruida por una estructura metálica.
No fue hasta cerca de las 20:15 horas que el agua desbordó aguas abajo del puente de Hierro y “una gran masa de aguas rojas con alturas de medio metro” invadió las calles del Grau, Canyamelar y Cabanyal.
En el puerto las aguas ofrecieron una imagen caótica.
El tramo más próximo a la desembocadura, el Turia, cargado de cañas, troncos y restos de barracas desmanteladas, sobrepasó el puente de Astilleros.
Esta salida estuvo forzada por la escasa superficie útil del propio puente, la estrechez de la sección y un intenso temporal en la mar que dificultaba el desagüe.
La corriente desmanteló también el puente metálico a las canteras de El Puig para las obras de defensa del puerto.
A las 21:00 horas el río continuaba hinchándose cerca del frente litoral y los trabajos de salvamento volvieron a necesitar embarcaciones.
En Nazaret se documentaron varios derrumbamientos forzados por la intensidad de los flujos desbordados.
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La “Riada de las Barracas” (septiembre de 1.949)
Impacto hidrológico
En general los Poblados Marítimos registraron los máximos calados de la ciudad, oscilando entre los 1,3 metros y los 2,5metros en las zonas más hondas.
A las 23:00 horas comenzaría la retirada de las aguas.
A la avenida del Turia hay que sumar los efectos del barranc del Carraixet.
Las lluvias sobre el Camp del Turia generaron una punta de 1.326 m3/s. en este barranco.
El barranc del Carraixet rompió en Moncada, fue canalizado por la acequia de Vera y activó el barranco de Palmeret que, en su función de canal Yazoo (En términos hidrológicos o geológicos, una corriente de yazoo es una corriente afluente que se encuentra dentro de una sola llanura de inundación con un río más grande y corre paralela al río por una larga distancia y finalmente se une aguas abajo. Un dique natural o artificial entre la corriente y el río más grande por lo general impide que los dos se unan. En la mayoría de los casos, la corriente de yazoo y el río principal corren en una elevación casi igual antes de unirse a una «unión diferida» o una «confluencia tardía»), drenó hacia la Malva-rosa.
Los desbordamientos del Carraixet y el Turia formaron una masa de agua única que cubrió un amplio frente litoral.
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La “Riada de las Barracas” (septiembre de 1.949)
Vulnerabilidad social
Un comunicado del Gobernador Civil y el informe de Daños y Remedios de la Comisión Ejecutiva de Socorro a los Damnificados ponen de manifiesto las trágicas consecuencias que aquel episodio tuvo en la provincia de Valencia en general (las pérdidas totales se estimaron en casi 150 millones de pesetas), y en su capital en particular.
En concreto, el modesto poblamiento en infraviviendas, el carácter repentino de la riada y las deficiencias en el sistema de prevención y alerta de crecidas de la Confederación Hidrológica del Júcar explican la gravedad de los daños producidos en los Poblados Marítimos.
Esta riada obligó a la revisión de los proyectos de canalización de los años cuarenta que, entre otras cosas, preveían dos secciones de muro para las defensas de Campanar y Nazaret, respectivamente, así como la urbanización de las márgenes del lecho.
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La “Gran Riuà” (octubre de 1.957)
Un extraordinario temporal de lluvias entre el 12 y el 14 de octubre de 1.957 (algunos puntos de los Serranos y el Camp del Turia acumularon más de 400 milímetros y los 200 milímetros que se alcanzaron en mucho municipios de l’Horta) tuvo una respuesta hidrológica excepcional en la cuenca del Turia.
El hidrograma resultante presentaría dos puntas de diferente génesis, estimadas en 2.400 m3/s. y 3.700 m3/s. a su paso por Valencia.
A día de hoy todavía suponen un efemérides en la historia moderna de la ciudad .
La primera onda estuvo fundamentalmente originada por los afluentes de los ríos Sot y Tuéjar.
La segunda provenía de las ramblas de Artaix-Castellarda y Primera o Escarihuela.
Las agua turbias desbordaron en muchos puntos e invadieron los distritos de Campanar, La Saïdia, el Pla del Remei, Benimaclet, Algirós, Camins al Grau (al norte del cauce); los de Extramurs, Ciutat Vella, L’Eixample y Quatre Carreres (al sur), y por supuesto, todo el frente litoral (Poblados Marítimos y Nazaret).
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La “Gran Riuà” (octubre de 1.957)
Revisión hidrológica-hidráulica
Trabajos de fotointerpretación de Beatriz Santamaria (coordinadora de publicaciones de la Universidad de Valencia) han permitido constatar el modo en que las acequias vehiculaban los desbordamientos a lo largo de la huerta oriental.
Más allá, la peculiar morfología en damero de los Poblados Marítimos y los ramales de la acequia de Mestalla concentraron los flujos e imprimieron mayor velocidad a aquellos perpendiculares a la costa.
La fuerte corriente desmanteló el pavimento, descubrió colectores y acequias soterradas y produjo numerosos derrumbes de viviendas y otras construcciones.
Buena parte de los desbordamientos encontraron resistencia en las vías del ferrocarril a Barcelona y levantaron los raíles.
El drenaje al mar se produjo mediante una sucesión de brechas que la corriente excavó en la arena de la playa (más de 20 han sido identificadas).
Las más destacables coinciden con los aliviaderos del braç de Roca, La Rambla, la sèquia del Gas y el conjunto del braçal de Roca-Carsí.
Por el contrario, el agua se remansó en las calles paralelas, donde se documentan mayores calados.
Una importante salida en el puente de la Trinidad fue vehiculada por la sèquia de l’Alegret (calle Volta del Rossinyol) y, en sentido SO-NE, atravesando el barrio de Benimaclet, desaguó en el Palmeret.
Más al sur, las corrientes desbordadas en el puente del Real fueron canalizadas por las acequias de La Rambla y el Braç de Roca.
Salidas puntuales en la Alameda, el puente de Aragón y el estrecho de Penya-roja fueron derivadas hacia los muelles del puerto por un brazo (que denominaremos braç del Grau) que a grandes rasgos coincidiría con antiguo camí Fondo del Grau (actual avenida Baleares).
En la apertura deltaica, pasando por el barrio de Monteolivet, donde el río tiende a propagarse naturalmente, se han identificado salidas en las dos márgenes; las de la derecha condujeron más caudales y adoptaron una dirección sur hacia los marjales de l’Albufera.
En su camino flanquearon un lóbulo deltaico en La Punta y recuperaron una antigua desembocadura conocida como riu Tort.
Aguas abajo los desbordamientos estuvieron muy condicionados por los complejos industriales de Penya-roja, el assut de l’Or y la factoría CAMPSA, situada sobre una barra fluvial ligeramente sobre elevada.
Justo antes de afrontar el meandro forzado por los muelles del puerto, en el punto de mayor constreñimiento, el Turia rompió en trayectoria suroeste-noreste y recuperó la desembocadura natural más reciente.
Sumados a los procedentes del braç del Grau, estos flujos dañaron instalaciones portuarias.
En la otra orilla los desbordamientos, condicionados por el puente de Astilleros, afectaron gravemente a Nazaret, especialmente a la barriada de Cocoteros.
Al sur de aquella fueron redireccionados por los canales de riego de la acequia Faviana (filà del Racó, filà de Plaça) y a su paso por el caserío principal de anegaron muchas viviendas.
Las corrientes formaron brechas en el frente costero tal y como sucedería en las playas del norte.
El carácter de tromba de agua repentina queda evidenciado por el súbito aumento experimentado por el caudal: a la 01:00 horas del lunes 14, el Turia circulaba a 165 m3/s. en Valencia, y a la 01:30 horas eran ya de 1.000 m3/s. y a las 04:00 horas aconteció la primera gran ola de 2.700 m3/s. que provocó desbordamientos en Campanar (donde cedió parte de la canalización culminada en 1.955), la plaza de Tetuán y en l’Eixample.
A las 15:00 horas el Turia alcanzó su pico máximo (los 3.700 m3/s. fueron estimados a la altura del puente del Real).
El descenso de las aguas comenzó a las 18:30 horas en la parte alta y se retrasó en el litoral.
Los mencionados desbordamientos, la saturación de los suelos por lluvias anteriores, el colapso del sistema de acequias, la existencia de una canalización inacabada y la intensa precipitación in situ provocaron la inundación de tres cuartas partes de la ciudad.
Como ocurriera en 1.949, las barrancadas de la sierra Calderona provocaron una avenida del barranc del Carraixet que coincidió temporalmente con la del Turia.
La punta estimada de 1.300 m3/s. desbordó en el tramo bajo hacia la acequia de Vera e inundó buena parte de l’Horta Nord y la Malva-rosa.
En la práctica se generó un frente de desembocadura de cerca de 7 kilómetros entre Pinedo y Alboraia.
La situación de aguas altas en el mar entorpeció su evacuación y recuperó el extinto paisaje de marjal.
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La “Gran Riuà” (octubre de 1.957)
Impacto social
La riada de 1.957 tuvo un extraordinario impacto en la ciudad.
Las autoridades contabilizaron un total de 52 fallecidos mientras que los daños materiales se valoraron en unos 4.400 millones de pesetas.
Fuera del lecho del río, los barrios más afectados fueron los localizados en depresiones topográficas (Campanar), sobre antiguos barrancos (Tendetes y Marxalenes) o brazos funcionales (El Carme), próximos a acequias (Benimaclet), en la misma ribera (Montolivet), junto a la desembocadura (Grau, Nazaret) o a lo largo del frente marítimo (Cabanyal, Malva-rosa).
Un total de 4.000 viviendas fueron destrozadas por la inundación y 7.300 personas quedaron sin hogar (23 albergues fueron dispuestos en la ciudad para proporcionar alojamiento a los llamados “refugiados” de la riada).
Solo en los Poblados Marítimos la cifra se acercaba al millar, tratándose generalmente de chozas, barracas o plantas bajas de precaria construcción.
A la hora de determinar las ayudas económicas para los damnificados, la Diputación de Valencia utilizó un indicador interno denominado “Nivel de calles” que consideraba tanto la calidad (o precariedad) de las construcciones como su exposición al riesgo de inundación, en definitiva, cruzaba el valor catastral medio estimado para las diferentes calles (generalmente bajo en los barrios marítimos) y los impactos concretos de la inundación en la vivienda afectada (altura media de las aguas, intensidad de los flujos y perjuicios específicos).
Esta variable puede interpretarse en la actualidad como un coeficiente de vulnerabilidad y evidencia la posición desventajosa de los Poblados Marítimos.
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La “Gran Riuà” (octubre de 1.957)
Respuesta técnica y política
La respuesta de las autoridades ante la catástrofe no se hizo esperar.
En enero de 1.958, poco después de la inundación, una Comisión Técnica Especial aprobó un anteproyecto para la desviación definitiva del tramo urbano fluvial.
Ese verano la Confederación Hidrográfica del Júcar aprobó el proyecto de Solución Sur, sin embargo, la consecuencia más inmediata fue el dragado del tramo central del cauce (1.958) y la redacción del Proyecto de acondicionamiento y dragado del tramo entre el puente del Ferrocarril y el de Astilleros (1.960).
A ojos de la administración hidráulica esta última era una ejecución imprescindible en un punto en el que la capacidad del cauce se estimaba en 861m3/s., mientras que la anchura de la desembocadura era de solo 120 m3/s.
El proyecto planteaba la rectificación y construcción de motas para la protección de Nazaret (en la margen derecha) y del colectivo industrial (izquierda):“la observación de múltiples riadas (…) ha venido demostrando de una manera evidente la importancia que en las misma tiene el brusco cambio de alineación en el río en las proximidades del puente de Astilleros, ya que la corriente al cambiar de dirección en ángulo recto, sirve de freno a las aguas, produciendo un aumento supletorio en el nivel de aquel”, un pleno municipal de 3 de abril de 1.959 había elevado la propuesta a la Confederación para que “el cauce (…) a partir de Monteolivete hasta el mar, se limpie y se aumente su capacidad en lo posible, construyéndose el pretil junto al camino de Nazaret”.
La actuación fue inaugurada en diciembre de 1.964. Culminaba así el ansiado encauzamiento desde el assut de Rovella hasta el mar.
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Las crecidas de los años 70
Durante los años 70, toda vez que los técnicos decidían los detalles de la desviación fluvial y acometían los primeros trabajos (el nuevo canal se inauguraría en 1.972), el cauce urbano vehiculó cuatro episodios que, si bien no rompieron en los tramos centrales, tuvieron variadas consecuencias en los Poblados Marítimos.
En cualquier caso, el anegamiento de calles y solares fue frecuente a lo largo de la década por deficiencias del alcantarillado, asunto ampliamente denunciado por la prensa.
La mayoría de incidencias correspondían a la red de acequias de Mestalla y afectaban sobre todo al Cabanyal (calle de Pedro Maza, calle del Progreso, plaza de los Ángeles, etc.).
Un proyecto reformado de la Solución Sur referente a colectores (1.967) diseñó una red separativa para el Distrito Marítimo que tardaría dos décadas en ejecutarse.
En todo caso, la Solución Sur ha alejado el problema hidrológico más importante.
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13 de octubre de 1.962
Como respuesta a las fuertes lluvias en la sierra de Andilla el 13 de octubre de 1.962 “el río ocupaba íntegramente el cauce a su paso por la ciudadela”.
La riada no fue “tan grande como la de hace cinco años, ya que la lluvia no duró tanto, aunque ahora en menos tiempo se recogiera mayor volumen. Dada la velocidad con que descendía, su paso fue corto”.
En la Malva-rosa la acequia de Vera “se desbordó por diferentes puntos y brazales y a las 3 de la madrugada al terminar la tromba, la corriente puso en peligro las modestas familias”.
En el Cabanyal se informó del derrumbe de una casa en la calle Conde de Oliva.
Por su parte, la Guardia Civil alertó a los vecinos de Nazaret del peligro de desbordamiento aunque “no se registró más inundación que algunas plantas bajas”.
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30 de octubre de 1.965
El 30 de octubre de 1.965 la saturación del suelo tras las lluvias persistentes y tormentas de elevada intensidad en la provincia (la capital registró 157 milímetros en pocas horas) provocaron inundaciones de bajos en los barrios de Marxalenes, Sagunt, Russafa y los Poblados Marítimos.
En el paseo de Les Moreres “el Turia viene de parte a parte. Su nivel está aproximadamente a un metro del pretil”.
Esta crecida pondría a prueba de forma exitosa la rectificación y protección del tramo frente a Nazaret culminada un año antes.
El ingeniero jefe del Servicio de Mediciones de la Confederación Hidrográfica del Júcar informó de caudales próximos a los 200 m3/s. en el tramo central.
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23 de octubre de 1.967
La avenida del 23 de octubre de 1.967 sería la más importante de la década.
A su paso por “los puentes de Campanar, San José, Trinidad, puentes del Real, pasarela, puente de Aragón, puente del Ángel Custodio hasta Nazaret aumentó de una manera considerable, cubriendo de parte a parte las aguas, que llegaron a una altura de cuatro metros, quedando la rasante, que está a nivel de la calzada de peatones, a poco más de un metro”.
El almanaque de Las Provincias informaba que “a las cuatro de la tarde cubre el cauce de parte a parte su paso por la ciudad aunque la riada desciende pronto, sin que lleguen a producirse daños”.
A las 20:00 horas el nivel había bajado algo menos de un metro.
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6 de octubre de 1.969
La última avenida de consideración conducida por el encauzamiento urbano aconteció el 6 de octubre de 1.969.
En aquella ocasión las precipitaciones tuvieron un carácter muy litoral, por lo que “el aumento del caudal del Turia no ha sido alarmante en ningún momento”.
Aunque la punta escasamente superó los 120 m3/s. en Valencia hubo problemas por estancamientos en el barrio de Morvedre, los alrededores de la Alameda y en los Poblados Marítimos.
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Fuentes consultadas:
-
Archivos autores
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Archivo del Reino de Valencia
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Archivo Histórico Municipal
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Archivo Administrativo Municipal
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Ayuntamiento de Valencia
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Biblioteca valenciana
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Biblioteca valenciana digital
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Biblioteca Serrano Morales (Ayuntamiento de Valencia)
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Victor M. Algarra Pardo
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Pep Martorell
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Pedro García Pilán
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Tribunal de las Aguas
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Real Academia de la Historia
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Wikipedia
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Padrón Municipal de Habitantes
-
Valencia Actúa
-
Jdiezarnal
-
Arquitectos de Valencia
-
Arquitectos italianos en España
Bibliografía:
Existe mucha y muy variada bibliografía referente a los Poblados Marítimos, por las limitaciones de espacio, tan solo mencionaremos algunos de ellos:
-
Guía urbana de Valencia. Marqués de Cruilles.
-
Autoritarismo monárquico y reacción municipal. Amparo Felipo Orts.
-
Insaculación y élites de poder en la ciudad de Valencia, Amparo Felipo Orts.
-
Manual del viajero y guía de los forasteros en Valencia. Vicente Boix
-
La Valencia musulmana. Vicente Coscollá
-
Orígenes del Reino de Valencia. Antonio Ubieto.
-
Antonio Sanchis Pallares. Historia del Cabanyal. Poble Nou de la Mar 1.238-1.897
-
Antonio Sanchis Pallares. Historia del Grau
-
Antonio Sanchis Pallarés. Historia de la Malvarrosa.
-
Ricardo Aparisi. Ruzafa. Evolución histórica de su huerta.
-
Albert Ribera Lacomba. Valencia romana, puerto fluvial y marítimo. Instituciones portuarias y vocación comercial.
-
Isidro Planes. Sucessos fatales desta ciudad, y Reyno de Valencia o Puntual Diario de lo sucedido en los Años de 1.705, 1.706 y 1.707
-
Avecindados en la ciudad de Valencia en la época medieval. María de los Desamparados Cabanes Pecourt
-
Los Poblados Marítimos. Inmaculada Aguilar y Amadeo Serra
-
El Grau de València. La construcción d’un espai urbà. Josep Vicent Boira y Amadeo Serra
-
El Cabanyal: permanencia y transformación. Luis Francisco Herrero García. Tesis doctoral. Universidad Politécnica de Valencia. 2.015
-
La formació de la plana al.luvial de Valencia. Geo-morfología, hidrología i geo-arqueología de l’espai litoral del Turia. Pilar Carmona
-
La dinámica fluvial del Turia en la construcción de la ciudad de Valencia. Pilar Carmona
-
La Casa de las Atarazanas de Valencia. Federico Iborra Bernad y Matilde Miquel Juan
-
Las Atarazanas del Grao de la Mar. Gemma M. Contreras Zamorano
-
El ornato urbano. La escultura pública en Valencia. Rafael Gil y Carmen Palacios
-
Arquitectura del eclecticismo de Valencia. 1.983. Benito Goerlich
-
Cerámica barroca en Valencia. María Eugenia Vizcaíno
-
Composiciones cerámicas valencianas del siglo XVIII. María Eugenia Vizcaíno Martí
-
Nomenclátor de las puertas, calles y plazas de Valencia: con los nombres que hoy tienen y los que han tenido. 1.873. Manuel Carboneres Quiles
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