Puente de Astilleros

Puente de Astilleros

El principal medio de comunicación de Natzaret con el Grao desde 1.932 ha sido el “Puente de Astilleros (Pont de les Drassanes)”.

Su nombre original iba a ser “Príncipe de Asturias”, y por tanto se grabaron las siglas P.A. en la ornamentación; no obstante, al inaugurarse una vez ya proclamada la República, se decidió darle su nombre actual.

Muy deteriorado durante la guerra civil, el servicio de ferrocarril se rehabilitó para transporte de pasajeros en 1.949, aunque se cerró definitivamente en 1.957 ya que, al ponerse en funcionamiento la línea número 4 del tranvía de Valencia a Natzaret en 1.944, la primera había quedado casi sin servicio.

Este puente tiene su propio estilo y en él influye, tanto la singularidad de las formas como su emplazamiento o las dificultades técnicas y constructivas.

El Puente de Astilleros proyectado en 1.926 e inaugurado en 1.932 es un puente que responde a las formas, materiales y sistemas constructivos propios de una época.

El puente con una longitud de 174,85 metros y dos rampas de 195 y 105 metros de longitud, se construyó en hormigón armado.

Un aspecto a destacar, es que aunque no fue el primer puente de la Comunidad Valenciana realizado en hormigón armado, si lo fue sobre el Turia en Valencia; debemos tener en cuenta que la pasarela de la Exposición de 1.909, tenía solo una función peatonal de acceso a la Exposición Regional y Nacional de 1.909-1.910, mientras que el Puente de Astilleros, es un puente que debía soportar el tránsito de vehículos, ferrocarriles y tranvías.

El hormigón es un material modesto, de elaboración sencilla, con una tradición a sus espaldas de 2.000 años, al hacerlo armado, es decir, con varillas y alambres de acero en su interior, se tiene un hormigón de composición distinta al clásico, pero que proporciona a la creación arquitectónica y de ingeniería una mayor versatilidad, unas soluciones más atrevidas en unas construcciones de mayor estabilidad y resistencia.

Puente de Astilleros

El barrio de Nazaret en torno al siglo XX

Nazaret, un barrio periférico y aislado

El barrio de Nazaret situado en la margen derecha de la desembocadura del río Turia ha estado siempre supeditado al desarrollo y crecimiento del Puerto y sus instalaciones industriales.

Un barrio cuyo origen era el famoso Lazareto de 1.720, lugar retirado de la ciudad por su propia función, al que llegaban los marineros que debían pasar una cuarentena.

Nazaret desde sus orígenes ha sido un barrio aislado, indefinido por los propios límites de la desembocadura y sin conexión directa con la ciudad de Valencia.

Su proximidad a la playa provocó el asentamiento de una pequeña población de pescadores y casetas de recreo para la estación estival.

Nazaret, La Punta y Pinedo ya desde finales del siglo XIX necesitaban una comunicación directa con el Puerto; las mercancías que llegaban al sur de la desembocadura del río tenían que realizar un largo recorrido para embarcar sus productos o bien utilizar una barcaza que les trasladaba de una orilla a la otra del río.

La década de 1.890 fue importante para el barrio, nuevas propuestas surgían en torno a él, aunque estas propuestas se hicieron realidad en la segunda década del siglo XX.

En 1.891 se presentaron dos propuestas para la construcción de un puente que en lazara las dos orillas y un nuevo proyecto ferroviario “La Sociedad de Carbones Minerales de Dos Aguas y Ferrocarriles del Grao de Valencia a Turis”; los proyectos fueron desestimados por el Ayuntamiento; esta corporación, en 1.895, acordó que fueran sus propios facultativos los que estudiasen el proyecto del puente de Nazaret.

El primer proyecto definitivo para la construcción del puente de Nazaret es aprobado el 2 de septiembre de 1.901, se trataba de un puente metálico formado por cinco tramos, análogos a la pasarela de Campanar y el Pont de Fusta, su longitud final fue de 72 metros y una anchura de 3,5 metros y en los laterales volaban dos aceras de medio metro de planchas estriadas.

El 6 de julio de 1.903 las obras son adjudicadas a Francisco Climent y finalmente se ceden los derechos a Geroge H. Bartle el 15 de mayo de 1.905; el 25 de noviembre de 1.912, el puente de Nazaret estaba inaugurado y por él circulaban carros y peatones.

El acceso al puente se hacía por el barrio de Cantarranas, calle del Ejército Español y en el lado de Nazaret se situaba el extremo del puente frente a la calle Mayor.

El año 1.912, fue un año de gran importancia para Nazaret, pues junto al puente, y claramente relacionado con él, llegaba también el ferrocarril.

El 15 de agosto se inauguraba la estación de Nazaret; era la última estación que se estableció en torno a la zona portuaria, el edificio de esta estación estaba situado junto a la desembocadura del Turia en su margen derecho, junto al camino de las Moreras.

La estación de Nazaret fue un referente en el barrio, conformándose como centro polarizador de actividades humanas y comerciales.

En 1.957, por los desperfectos ocasionados por la riada de este año, la línea y estación de Nazaret, dejan de prestar definitivamente sus servicios de viajeros y mercancías.

Tampoco el puente metálico de Nazaret, otro de los referentes del barrio, tuvo mejor suerte, en 1.921, la Dirección de Caminos denunciaba la ruina de la parte del puente que daba a lado de Nazaret y el puente quedó cerrado al tráfico durante dos años.

La riada de 1.949 lo destruyó arrastrándolo.

El puente metálico de Nazaret ya nunca se volvió a reconstruir, pues en ese intervalo de tiempo se construyó el Puente de Astilleros, de mayor amplitud y capacidad.

Pese a todo, la barcaza seguía funcionando, transportando alrededor de 600 pasajeros desde las seis de la mañana hasta las nueve de la tarde.

El Puente de Astilleros es consecuencia de la prosperidad del Puerto de Valencia como lugar de comercio, de intercambio y en su concepción se tuvo muy presente un acceso cómodo y funcional desde la ciudad entre los distintos medios de transporte.

Curiosamente la Compañía de Tranvías y Ferrocarriles Económicos nunca utilizó estas vías para su ferrocarril de vía estrecha, siendo sustituidas, en julio de 1.944, por una doble vía de tranvías.

Desde la apertura del Puente de Astilleros, la línea 2, que se iniciaba en la plaza de Castelar, se prolongó hasta Nazaret atravesando el Puente Nuevo, llamándose a partir de ese momento línea 4.

El 12 de julio de 1.941, se inauguraba la nueva línea de Nazaret, la línea 3, que llegaba al barrio y en verano se prolongaba hasta la playa.

Puente de Astilleros

El proyecto y sus diferentes soluciones

Tras la decisión de construir un nuevo puente entre Nazaret y el barrio de Cantarranas, la Dirección de Obras del Puerto optó, en un principio, por sacar a concurso el proyecto y construcción de un puente de hormigón armado, redactando unas bases muy detalladas y precisas (emplazamiento del puente, corte transversal de los pozos de sondeos, etc.).

El 16 de julio de 1.928 se iniciaron las obras bajo la dirección de Luis Dicenta, por parte de la Junta de Obras del Puerto, y de Marcelo de Azcárraga por parte de la empresa contratista (Cubiertas y Tejados S.A.), y el 22 de septiembre de 1.931 se terminaban las obras.

Puente de Astilleros

La inauguración

La denominación primitiva que se le dio al puente fue la de Puente Príncipe de Asturias, cambiándola posteriormente por la de Puente de Astilleros (por su proximidad a la Unión Naval de Levante), pues su inauguración el 14 de noviembre de 1.932, ya en época de la Segunda República así lo aconsejó.

Puente de Astilleros

El Puente de Astilleros entre la tradición y la modernidad

Sus características

El Puente de Astilleros fue una de las obras públicas más importantes realizadas en Valencia en los años anteriores a la Segunda República.

Su sistema de construcción y cimentación, su resistencia y capacidad y su carácter formal y artístico en pilas, barandillas, alicatados cerámicos, alumbrado, etc., pudiéndolo adscribir al estilo decó tan en boga aquellos años, serán algunas de sus características más relevantes.

El puente tiene una longitud de 174,85 metros y dos rampas de acceso, de 195 y 105 metros de longitud, se construyó en hormigón armado.

El puente cuenta con 5 tramos rectos de 21,20 metros de luz (ojos) y 4 tramos, también rectos, de 8 metros entre ejes de apoyo.

El uso de vigas rectas de hormigón armado fue una de las tendencias que tuvo este sistema constructivo desde sus inicios.

El Puente de Astilleros, es sin duda, un ejemplo de la estética de la ingeniería en la década de los años 20.

En el Puente de Astilleros en el apartado de pliego de condiciones correspondiente a la obra accesoria y a la decoración Federico Gómez Membrillera apunta los siguientes elementos: 20 farolas de hierro fundido para alumbrado, 274 metros lineales de barandilla de hierro forjado con sus adornos correspondientes, 50 pilastras de hierro fundido para la misma barandilla, 12 escudos, 4 llaves y 12 adornos centrales de piedra artificial moldeada y 16 metros de barandilla en las pilas centrales, también de piedra artificial, y de azulejos el frente de las vigas externas.

En el detalle de la barandilla y la decoración del nervio lateral, se observa el diseño sencillo y el juego geométrico, tanto de los adornos de la barandilla de hierro forjado como de los azulejos que revisten las vigas exteriores, muy próximo al Art-Decó, mientras utiliza adornos alegóricos muy naturalistas y clásicos modelados en ménsulas de cemento armado que se encuentran en el centro de cada una delas vigas.

Los adornos alegóricos hacen referencia al comercio, a la prosperidad, a la navegación, a los temores del mar y a sus peligros.

En las pilas-estribos aparece el “caduceo”, es decir, una vara entrelazada con dos serpientes que, en la parte superior, tiene yelmo alado; es el atributo del dios mitológico Mercurio y simboliza la paz, la prosperidad y la abundancia; actualmente, este símbolo, se emplea como emblema del comercio.

Bajo las aceras peatonales en voladizo, Membrillera diseña un adorno basado en tres símbolos: la nave, el ancla y dos delfines; la “nave” en el simbolismo cristiano, representa (en un mundo de tempestad y tentaciones) el viaje a la vida futura, siempre simboliza el viaje, la travesía, pero también la seguridad; en este aspecto viene reforzado por el ancla, que como masa pesada retiene la nave y simboliza la firmeza, la solidez y la tranquilidad y, por los dos delfines que se enrollan sobre ella, símbolos de rapidez, esperanza y prudencia como salvaguarda al marino.

Este diseño tuvo variaciones en su construcción, desapareciendo la imagen del ancla y sus delfines y se incluía la imagen de la sirena alada en la proa de la nave; si bien la sirena, en la mitología griega, eran seres con cabeza y busto de mujer y cuerpo de pez o pájaro, que atraían a los navegantes con la dulzura de su canto, siempre han simbolizado los peligros de la navegación marítima; es la dualidad entre la seguridad de la nave y la incertidumbre del mar.

Junto a estos adornos situados en el centro de los frontis laterales de cada uno de los cinco vanos entre las piezas cerámicas, aparecen en la parte alta de cada una de las pilas y pilas-estribo, alternándose diferentes escudos de piedra artificial que representan diferentes motivos: el escudo de España, el emblema del rey Jaime I, el escudo de Valencia, el del Cuerpo de Ingenieros de Caminos y las iniciales del Puente “PA”.

Con respecto a las siglas “PA”, existen dos teorías sobre ellas, o bien, hacen referencia al Puente de Astilleros, o bien al primer nombre que se le dio al puente: Príncipe de Asturias; pensemos que la construcción del puente se inició durante el gobierno de Alfonso XIII y se terminó e inauguró durante la Segunda República.

Las piezas con mayor referencia al eclecticismo son las dos pilas-estribos, aligeradas en su centro con alcantarillas de 2,5 metros de luz y bóvedas de cañón de hormigón en masa, que a modo de arco de triunfo, con sus claves decoradas con caduceos y el revestimiento de mampostería en sentido transversal, viene enmarcado por las pilas con sus escudo y rematados con barandilla igualmente de hormigón.

La estética del Puente de Astilleros debemos relacionarlo con otras obras dirigidas y proyectadas por Federico Gómez Membrillera para el Puerto: con el varadero (1.912-1.916), con los Depósitos de Mercancías (1.913-1.924), con la estación Marítima (1.913-1.916) y con el cerramiento y verja del recinto portuario proyectado en 1.911 con clara intencionalidad artística.

La estación Marítima es una curiosa réplica, a menor escala, de la estación ferroviaria de Lyon en Paris, construida en 1.897-1.900.

En la actualidad el Puente de Astilleros es uno de los puentes más interesante y menos conocido de Valencia, esta situado prácticamente en el Puerto.

En su devenir histórico, el Puente de Astilleros se ha ido deteriorando y ha sido objeto, en los últimos años, de evaluaciones, proyectos y reparaciones, el más importante fue el realizado en 1.996.

Con motivo de los grandes eventos (la Copa América, y la Fórmula 1), el Puente de Astilleros fue en cierta medida renovado.

Sin embargo su estado actual nos indica la necesidad de restaurar la parte decorativa original de esta obra de ingeniería

Fuentes consultadas:

Bibliografía:

  • Guía de la ciudad de Valencia. María Ángeles González Gudino.

  • Los tranvías de Valencia. Transporte y estructura urbana 1.876-1.970. A. Domenech Carbó.

  • Diccionario de símbolos y mitos. J. A. Pérez-Rioja

  • El legado de la ingeniería de Caminos, Canales y Puertos. Inmaculada Aguilar Civera

Fotografías

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