Lucha por la subsistencia

Lucha por la subsistencia

Escenarios sociales: Subsistencia y resistencia de los pueblos marineros

Uno de los rasgos que caracterizan a los vecinos de los barrios marineros de Valencia es su demostrada capacidad de resistencia.

A pesar de las dificultades y penalidades propias de un pueblo de pescadores, su historia, más allá de la imagen nostálgica y ciertamente pintoresca que nos ha legado la literatura y el arte, es una historia de lucha en todos los sentidos; lucha por la subsistencia, el trabajo, la autonomía y los derechos como colectivo.

La particularidad de la actividad principal de estos poblados, que implicaba a menudo la necesidad de compartir los medios de producción y la solidaridad entre sus miembros, tejió desde el inicio unas sólidas redes que se harían visibles especialmente en el temprano despertar de una conciencia de clase que les llevará a erigirse en ejemplo de determinación y valentía en la defensa de sus medios y modos de vida.

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Escenarios sociales: Subsistencia y resistencia de los pueblos marineros

La fortaleza de las mujeres de estos pueblos para garantizar el sustento de estas familias, su implicación en las luchas sociales y la ausencia de amilanamiento para enfrentarse a la adversidad, ha sido un rasgo visible hasta nuestros días.

Durante siglos, el puerto de Valencia se caracterizó por la extrema precariedad en sus infraestructuras y, sin embargo, fue el escenario de una importante actividad comercial de importación y exportación de mercancías, además de pasajeros, desde el siglo XIII.

Su situación, junto a la desembocadura del Turia, unos vientos cambiantes y unas condiciones físicas desfavorables para las embarcaciones, dificultaban el acercamiento de las naves a la playa y obligaron al uso de barcazas de poco calado para embarcar y desembarcar.

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Escenarios sociales: Subsistencia y resistencia de los pueblos marineros

El espacio natural condicionó la pronta especialización de los trabajos de los hombres del mar y además de la pesca como actividad comercial dependiente de los propietarios de pequeñas embarcaciones y de los cargadores o estibadores.

El cambio que supone el convulso siglo XIX y el paso del Antiguo Régimen al incipiente capitalismo, afectarán de forma determinante a estos pueblos, no solo en lo que atañe a las actividades económicas, sino también a su conformación urbanística (El Antiguo Régimen se caracterizaría por tener una economía eminentemente agraria, tanto por el origen de la riqueza como por la importancia de la población rural, sin obviar el crecimiento del capitalismo mercantil, una estructura social de tipo estamental, en la que las diferencias se establecerían en virtud del origen familiar, más que por la capacidad, la riqueza o el talento personal, organizándose la sociedad en tres estamentos, estados o brazos (clero, nobleza y estado llano o tercer estado), cuya línea divisoria estaría en la posesión, o no, de derechos o privilegios, y por una forma de gobierno basada en la monarquía absoluta, en la que el origen de la soberanía no dependería de la voluntad de los gobernados (súbditos y no ciudadanos), por lo que no estaría limitada en el ejercicio de sus funciones).

La nueva clase burguesa se verá atraída por una forma de vida percibida desde el pintoresquismo de unos barrios en los que se instalarán durante los meses estivales, al principio mediante el alquiler temporal de las cabañas o barracas de los pescadores y, más tarde, con la construcción de viviendas propias que colaborarán a conformar la actual imagen del Cabanyal-Canyamelar.

Las mejoras de las infraestructuras, tanto del puerto como de las vías de comunicación terrestre, activaran el comercio y, proliferarán los almacenes y las fábricas, así como edificios de oficinas para las gestiones administrativas, especialmente en el Grau.

Un siglo que terminará convirtiendo los pueblos del mar en barrios de la ciudad.

Con el nacimiento del siglo XX, verá la luz el puerto moderno, símbolo de una ciudad cosmopolita cuyos intereses comerciales y empresariales serán favorecidos en detrimento de los habitantes de los barrios marineros, especialmente el de Nazaret, que verá amenazada incluso su pervivencia.

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La playa, espacio de trabajo y comercio

Como en cualquier otro puerto del Mediterráneo, durante los siglos XIV y XV las infraestructuras estables fueron casi inexistentes y sin embargo esto no fue óbice para que Valencia se erigiese como una de las ciudades más importantes del comercio internacional.

Los cambios urbanísticos que experimentaría la ciudad debidos al crecimiento económico, tendrían su reflejo en el aumento de las funciones portuarias, lo que implicará ciertas transformaciones en las infraestructuras de la fachada marítima, como el acondicionamiento constante de las Atarazanas de la ciudad o la ampliación de la trama urbana a partir de la proliferación de las viviendas, hostales y almacenes.

La carencia de un verdadero puerto, llevó a que la playa adquiriera un protagonismo inusual.

Además de los trabajos de carga de mercancías y la pesca de subsistencia realizadas con pequeñas barcas, la pesca del Bou modalidad de pesca de arrastre que se desarrollará desde el inicio del siglo XVIII y cuyas redes y barcas debían recuperarse desde la orilla con la fuerza de bueyes, convirtieron la playa en un verdadero escenario del comercio marítimo valenciano durante siglos.

Ejemplo de esta realidad es la descripción que hace a su llegada a Valencia en 1.793 de Jean-François de Bourgoing, barón de Bourgoing (1.748-1.811), diplomático y escritor francés, embajador de Francia en España:

“[…] durante mucho tiempo, Valencia no ha tenido más puerto que la pobre rada que hay enfrente del Grau. Las embarcaciones pequeñas quedaban a media legua de la costa y casi nunca se aproximó a esa distancia un navío de tres palos. Hacían la descarga trasladando las mercancías a lanchones que se acercaban a la orilla y era después remolcados por bueyes hasta la playa […]”.

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La playa, espacio de trabajo y comercio

En esta fecha, 1.793, ya se había emprendido el proyecto de Manuel Mirallas (ingeniero hidráulico y capitán de fragata) para la construcción del puerto, pero las dificultades para llevarlo a cabo se multiplican debido a conflictos institucionales, comportamientos fraudulentos de algunos encargados de los trabajos y un manifiesto enfrentamiento entre el propio Mirallas y la Junta de Comercio.

Una inestabilidad laboral y económica que malogró el proyecto y que llegó a provocar importante altercados como el alboroto del 11 de febrero de 1.797.

Un siglo después, se sigue dependiendo del uso de pequeñas embarcaciones para acercar mercancías y viajeros desde los barcos al Grau.

De modo que la imagen de una playa atestada de barcas y bueyes, mujeres esperando el pescado para su venta, hombres descargando y almacenando mercancías, reparando embarcaciones y aparejos, ha sido la foto fija del Marítimo hasta ya iniciado el siglo XX.

De esta actividad mantenida en la misma playa no se conservan restos arqueológicos, aunque sí algunos edificios en las inmediaciones, ya en el siglo XX, modestos pero funcionales, vinculados a la pesca.

Los bueyes eran utilizados para el acarreo de las barcas desde la orilla hasta el arenal, y que eran propiedad de la comunidad de pescadores matriculados (la Matrícula de Mar fue un sistema de inscripción marítima que buscó mejorar la oferta de tripulaciones para la Armada. El registro de marinería, maestranza y embarcaciones se confió al personal del Cuerpo del Ministerio de Marina), se guardaban en dos barracas, pero el incendio de 1.796 acabó con ellas.

En 1.801, se autoriza la construcción de dos edificios de obra para sustituir aquellas barracas, uno para la custodia de bueyes y otro para el personal que se ocupaba de su cuidado.

Esta Casa dels Bous estaba situada en la calle San Telmo número 75, pero será sustituida por una nueva, cuya obra se concluye en 1.895 y que es la que permanece hasta hoy en la calle Eugenia Viñes (aunque convertida actualmente en local de ocio).

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La playa, espacio de trabajo y comercio

Cuando se inicia el siglo XX las dos sociedades que agruparán a los trabajadores del mar, La Marina Auxiliante y El Progreso Pescador, elevarán una solicitud a la Dirección General de Obras Públicas para disponer de parte de la playa donde edificar las infraestructuras adecuadas para la actividad pesquera.

La primera de estas sociedades (La Marina Auxiliante) estaba fundada por los propietarios y la segunda (El Progreso Pescador) por los pescadores, antiguos asalariados de los primeros, que se emanciparían tras los conflictos irresolubles.

Ambas sociedades produjeron una escisión en el territorio marcada físicamente por la acequia de los Ángeles.

A uno y otro lado de la acequia construyeron por duplicado los edificios destinados a la industria pesquera: lonjas del pescado, secaderos de redes, fábrica de hielo, incluso cooperativa de abastecimiento de enseres para las embarcaciones.

Esta división del espacio robado a la playa, reproducía la diferencia urbanística ya existente entre las viviendas de ambos grupos ubicadas en las calles de atrás, reflejo de la desigualdad económica entre precariedad y más precariedad.

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La playa, espacio de trabajo y comercio

La playa como escenario de actividad pesquera y comercial convivirá especialmente durante el siglo XIX e inicios del XX con la imagen de modernidad y progreso que aportó la aparición en escena de la burguesía urbana atraída por los baños de mar, aunque la atracción del Grau y su playa como lugar de obligada visita para viajeros y de recreo eventual para los habitantes de la ciudad, había ejercido su poder desde el siglo XVI (la solicitud de permisos para la instalación de barracones de baño son un goteo constante entre los años 1.832 y 1.897), en el siglo XIX un nuevo concepto de tiempo libre y la salud será determinante para los pueblos del mar, que verán el despertar de una actividad económica estacional basada en los servicios a los veraneantes y que cambiará de forma decisiva el aspecto de la playa en la que irán apareciendo, uno tras otro, diversos establecimientos de distinta envergadura dedicados a la hostelería, así como balnearios y multitud de casetas para baños, en los actuales barrios del Cabanyal-Canyamelar y Nazaret.

El siglo XIX traería consigo la independencia de la Vilanova del Mar (1.826) y Poble Nou de la Mar (1.837) de la ciudad de Valencia.

Una independencia siempre supeditada a los intereses económicos de la ciudad.

El ferrocarril (1.852), así como otros servicios de canalización del agua, servicios de limpieza, etc., propiciarán el crecimiento, especialmente del Grau, cuyas mejoras urbanísticas respondían a su vinculación con el puerto, foco de verdadero interés para Valencia.

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La playa, espacio de trabajo y comercio

Pero el crecimiento económico y vida moderna de la ciudad contrasta con otra realidad en estos pueblos, que verán ir apareciendo unas infraestructuras cada vez más convenientes para comerciantes, empresarios y la burguesía de la ciudad, destinadas tanto a las prósperas actividades mercantiles, como al ocio y la salud, pero sin una verdadera correspondencia de mejora de vida en los poblados, una vida que ya venía cargada de las penurias propias del mundo marinero que se ven incrementadas por un naciente capitalismo, en cuyo reparto de papeles las mujeres y los hombres del Marítimo representarán el menos confortable.

La playa no es igual para todos; los balnearios, restaurantes y otras instalaciones dedicadas al ocio que proliferarán, no son para los marineros, cargadores y estibadores, no son para las pescaderas, artesanas o cigarreras.

La vida moderna es la vida de otros.

 

Fuentes consultadas:

  • Archivos autores

  • Archivo del Reino de Valencia

  • Archivo Histórico Municipal

  • Archivo Administrativo Municipal

  • Ayuntamiento de Valencia

  • Biblioteca valenciana

  • Biblioteca valenciana digital

  • Biblioteca Histórica de la Universidad de Valencia

  • Biblioteca Serrano Morales (Ayuntamiento de Valencia)

  • Archivo de la Diputación provincial de Valencia

  • Hemeroteca valenciana

  • Amadeo Serra Desfilis

  • Inmaculada Aguilar Civera

  • Victor M. Algarra Pardo

  • Pablo Cisneros Álvarez

  • Carles Sanchis Ibor

  • Victor M. Algarra Pardo

  • Susana Climent Viguer

  • Iván Portugués Mollá

  • Lourdes Boix

  • Pablo Sánchez Izquierdo

  • Virginia García Ortells

  • Ester Medán Sifre

  • Mireia Muñoz Vidal

  • Victoria E. Bonet-Solves

  • Desirée Juliana Colomer

  • Sergi Doménech García

  • Carmen Pinedo Herrero

  • Mª Jesús Piqueras Gómez

  • Pep Martorell

  • Pedro García Pilán

  • Tribunal de las Aguas

  • Real Academia de la Historia

  • Wikipedia

  • Ferrocarriles de España

  • Valencia Actúa

  • Jdiezarnal

  • Arquitectos de Valencia

  • Arquitectos italianos en España

Bibliografía:

Existe mucha y muy variada bibliografía referente a los Poblados Marítimos, por las limitaciones de espacio, tan solo mencionaremos algunos de ellos:

  • Guía urbana de Valencia. Marqués de Cruilles.

  • Autoritarismo monárquico y reacción municipal. Amparo Felipo Orts.

  • Insaculación y élites de poder en la ciudad de Valencia, Amparo Felipo Orts.

  • Manual del viajero y guía de los forasteros  en Valencia. Vicente Boix

  • La Valencia musulmana. Vicente Coscollá

  • Orígenes del Reino de Valencia. Antonio Ubieto.

  • Antonio Sanchis Pallares. Historia del Cabanyal. Poble Nou de la Mar 1.238-1.897

  • Antonio Sanchis Pallares. Historia del Grau

  • Antonio Sanchis Pallarés. Historia de la Malvarrosa.

  • Ricardo Aparisi. Ruzafa. Evolución histórica de su huerta.

  • Albert Ribera Lacomba. Valencia romana, puerto fluvial y marítimo. Instituciones portuarias y vocación comercial.

  • Isidro Planes. Sucessos fatales desta ciudad, y Reyno de Valencia o Puntual Diario de lo sucedido en los Años de 1.705, 1.706 y 1.707

  • Avecindados en la ciudad de Valencia en la época medieval. María de los Desamparados Cabanes Pecourt

  • Los Poblados Marítimos. Inmaculada Aguilar y Amadeo Serra

  • El Grau de València. La construcción d’un espai urbà. Josep Vicent Boira y Amadeo Serra

  • El Cabanyal: permanencia y transformación. Luis Francisco Herrero García. Tesis doctoral. Universidad Politécnica de Valencia. 2.015

  • La formació de la plana al.luvial de Valencia. Geo-morfología, hidrología i geo-arqueología de l’espai litoral del Turia. Pilar Carmona

  • La dinámica fluvial del Turia en la construcción de la ciudad de Valencia. Pilar Carmona

  • Los tranvías de Valencia, Transporte y estructura urbana, 1.876-1.970 Antonio Doménech Carbó

  • Hasta aquí llegó la Riada: Valencia y el Turia. Francisco Pérez Puche

  • La Casa de las Atarazanas de Valencia. Federico Iborra Bernad y Matilde Miquel Juan

  • Las Atarazanas del Grao de la Mar. Gemma M. Contreras Zamorano

  • El ornato urbano. La escultura pública en Valencia. Rafael Gil y Carmen Palacios

  • Arquitectura del eclecticismo de Valencia. 1.983. Benito Goerlich

  • Cerámica barroca en Valencia. María Eugenia Vizcaíno

  • Composiciones cerámicas valencianas del siglo XVIII. María Eugenia Vizcaíno Martí

  • Nomenclátor de las puertas, calles y plazas de Valencia: con los nombres que hoy tienen y los que han tenido. 1.873. Manuel Carboneres Quiles

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