Edificios o elementos desaparecidos I
Edificios o elementos desaparecidos I
Edificios o elementos notables desaparecidos del barrio
Estas construcciones, puertas, mezquitas, elementos, establecimientos benéficos, hospitales, construcciones religiosas, imágenes, etc., que desaparecieron por razones de ensanche, amenaza de ruina, derribos preconcebidos y poco meditados, intereses económicos, desconocimiento o por el capricho voluntario de los administradores de turno.
Son solo algunos de los casos más relevantes o de los que se ha tenido constancia, pero debieron ser más, muchos más.
En casi todas las ocasiones daba la impresión que hubiera prevalecido su interés arquitectónico o histórico.
Se perdieron para siempre y de ellos tan solo queda, en demasiadas ocasiones, un vago recuerdo.
Estos recorridos, los hemos dividido en varios artículos por su extensión, intentaremos recoger todos los edificios o elementos desaparecidos del barrio.
Edificios o elementos desaparecidos I
Torreón romano (zona de Sant Bertomeu): Formaba parte de la muralla romana y era una gran torre redonda hecha de hiladas de ladrillos con capas intermedias de mortero de mayor grosor que ellas.
La curvatura del torreón salía hacia la zanja mirando hacia la iglesia por delante del retablo.
Este torreón fue localizado tras unas excavaciones realizadas entre 1.927 y 1.928, en los terrenos que posteriormente ocuparon la mezquita árabe, el santuario medieval del Santo Sepulcro y la iglesia de Sant Bertomeu, centros que ocupaban el territorio comprendido entre las calles de la Concordia y de Cavallers; se encontraba a la altura de la puerta de la iglesia que recaía a la actual plaza de Manises.
En el siglo XVII, al realizarse la construcción de la iglesia, se encontraron diferentes restos de época romana, según se detalla al describir la desaparecida parroquia.
Bab al-Hanás o Bab al-Ahix (puerta): Se trata de la antigua puerta de la Culebra que se hallaba en la actual calle de Salines.
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Esta denominación árabe daría nombre a toda la zona cercana al Portal de la Valldigna.
Formaba parte de la muralla árabe y estaba situada en uno de los tramos de la calle Salines.
Fue primitiva entrada a la Morería antes de construir el Portal de la Valldigna.
Según el arabista Coscollá parece ser que, en algún otro tiempo, tuvo el nombre de Bab al-Din o Puerta de la Religión.
Se le conoció también con los nombres ya cristianos como Puerta de la Morería, Puerta de Santa Isabel y Puerta de la Puritat, estos dos últimos tomados del convento próximo.
Este portal fue famoso en la historia por dos acontecimientos bélicos; en el año 1.094 fue rechazado el acoso y asalto a la ciudad por el caudillo guerrero Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid, según las crónicas coetáneas:
“[…] Reunió a toda su gente y bien ordenados dieron una espolonada a la Puerta de la Culebra. Llegaron hasta el muro, pero se juntó todo el poder de la villa en esa puerta, y lanzaron desde los adarmes tantas saetas y piedras, que obligaron a los asaltantes a retirarse. El Cid que entró en uno baño, próximo a la puerta, para dirigir el asalto, tuvo que horadar la pared por la parte de atrás del refugio y retirarse muy perdidoso y muy resentido […]”.
Por este relato de Ambrosio Huici Miran en su Historia Musulmana de Valencia y su región, parece ser que existían en el lugar unos baños, posiblemente, situados en la zona que actualmente forman las calles de Salines, Portal de la Valldigna y Baix.
Pese a esta derrota y tras un continuo asedio, el 15 de junio de 1.094, entró El Cid victorioso en la ciudad.
La otra noticia histórica relacionada con este portal es, que meses más tarde, en diciembre, salieron por él las tropas del caudillo cristiano para derrotar al ejército almorávide en la célebre batalla del Pla de Quart, lugar situado en la zona donde actualmente se encuentra el aeropuerto de Manises.
En el primer tercio del siglo XX podía verse claramente un arco o portal de 2,873 metros de luz y algo más de 3 metros de altura.
A la izquierda de ese arco existía un estrecho pasadizo de bóveda baja que, en otro tiempo, debió conducir a la gruesa torre que formaba parte de la muralla y que se hallaba en la parte izquierda del el portal que nos descrito, sin duda el de Bab al-Hanás que nos ocupa.
Según Rodrigo Pertegás partí directamente de este punto el antiguo camino a Castilla que, remontando el curso de la acequia de Rovella y siguiendo por las actuales calles de la Corona y del Doctor Sanchis Bergón, iba a encontrar el río en dirección hacia el antiguo poblado de Soternes.
Esta entrada fue sustituida en 1.400 por el Portal de Valldigna, cuando tuvieron que construirse casas, pero al quedar dentro de una de ellas, la hicieron de difícil acceso e inservible.
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Bab al-Qantara o de Roteros (puerta): El significado del nombre es Puerta del Puente.
Se trata de un acceso a la ciudad en época musulmana que existió anterior a la de Serrans, en la zona que ahora ocupa la actual plaza dels Furs.
La denominación árabe daría nombre a la zona comprendida en dicha entrada, sobre todo a Roteros, llamada también Puerta de al-Falaqa.
Fue sustituida por la Puerta de Serranos tras una deliberación del Consell de la ciudad de 30 de abril de 1.401, que, para ornato público, ordenó que fuesen demolidos algunos portales del muro antiguo, entre los que se encontraba el portal apellat de Roteros.
Mezquita de la Morería: Estaba situada aproximadamente en el centro de la Morería donde, en 1.540, se erigió la iglesia de Sant Miquel y Sant Donis.
Entre los edificios concedidos por Jaime I a la población sometida, reservó uno para que les sirviese de mezquita, favor que permitió a los musulmanes del barrio continuar practicando el Islam.
A principios del siglo XX todavía eran evidentes algunos vestigios de la primitiva construcción, como era la pared posterior de la iglesia recayente a la calle de Sant Donis, donde se podía apreciar una sólida pared de ladrillo rojo limitada a los lados por el muro de piedra, circunstancia que permitía adivinar una antigua puerta inutilizada cuya altura y estilo no podía precisarse ya que estos elementos se hallaban semiocultos por posteriores construcciones.
Es posible que se tratara de la antigua puerta de la mezquita, y tal vez en su interior, presentara las mismas características que son comunes a otros centros con dependencias como el patio de las abluciones o la Sala de Juntas destinada a celebrar reuniones de la aljama (Mezquita principal de una población).
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Alfondech del Rey (almacén): Ya existía en época árabe como almacén y lugar donde se realizaban transacciones mercantiles.
El Alfondech, palabra de origen árabe, era un parador u hostal donde igualmente se almacenaban, compraban o vendían granos comestibles y otras mercaderías.
Establecimientos de iguales características existían en la calle de Roteros.
Según Orellana el significado de dicho término se debe al topónimo Fondech, sustantivo derivado del adjetivo fondo al referirse a la parte más baja de la zona del Tossal o Tros Alt (paraje alto), es por lo que presumiblemente, el lugar fuera conocido como Fondech (barrio hondo), denominación anterior a Alfondech.
Toda la zona que comprendía las actuales calles de Baix y de Dalt recibió este nombre; a estas calles se les conocía en el siglo XIX, como Alfondech Alta y Alfondech Baja.
Formaba frontera al muro de la Morería, con entrada por las calles anteriormente mencionadas y quizá tuviera también acceso por la calle de Dalt, ya que debió ser un lugar de abastecimiento bastante concurrido.
Este edificio fue construido en 1.273 para que allí pudieran alojarse los musulmanes transeúntes.
Debió constituir un gran caserón o un grupo de edificios que albergaban diversas dependencias de capacidad y condiciones apropiadas para el trasiego comercial, incluidas las habitaciones para pernoctar y las cuadras para los animales.
Por la cercanía con la acequia de Rovella se instaló un almacén o fábrica de papel, la cual consta en un pregón de 1.372.
Después de la ocupación cristiana fue habilitado como centro oficial correspondiente al Real Patrimonio y pasó a llamarse Alfondech del Rey.
Allí se instalaron las oficinas necesarias para el cobro de las rentas y administración económica de la Batlia.
Durante el siglo XIV gran parte de sus patios y solares anexos fueron cedidos, seguramente con la finalidad de sacar de ellos buenos censos, a varios particulares para la construcción de casas y obradores destinados a distintas industrias.
La institución fue convertida más tarde en posada, y fue conocida como Hostal del Rey o Mesón del Cuartel del Rey perdurando hasta finales del siglo XIX, época cuando se demolió el conjunto del inmueble y se construyeron las humildes viviendas que formaron parte de los números pares de la calle de Baix y los impares de la calle de Dalt, a partir del Hostal de Morella hasta casi llegar a la plaza de Sant Jaume.
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Portalet dels Blanquers (puerta): Esta puerta estaba situada en la antigua muralla, junto a las Torres de Serranos y la Torre del Águila, en la actual calle de Blanquerias.
Se abrió para facilitar el paso a este laborioso gremio en su trasiego diario, ya que este oficio utilizaba a diario las aguas de este valladar.
Por un documento del 18 de febrero de 1.399 se sabe de la construcción del arco de este portal.
Cuando se construyeron las nuevas murallas en el trozo comprendido entre las puerta de Serrans y de Sant Josep y dada la importancia del gremio, fue preciso abrir un pequeño portal para el mejor servicio, conocido con el nombre de Madona Santa Bárbera, aunque popularmente fue conocido como Portalet dels Blanquers; este portillo pasó etapas de cierre según interesaba a la ciudad.
En 1.424, tras estar clausurado por un tiempo, fue abierto para preparar las luminarias que darían paso a los festejos por la entrada del rey Alfonso V de Aragón.
En 1.866, cuando ya se estaba derruyendo las murallas, el portal arqueado con dovelas, clave y umbral de piedra, permanecía en pie.
Portal Nou o de Sant Josep (puerta): Esta puerta de acceso a la ciudad fue abierta en el siglo XV aunque permaneció cerrada en repetidas ocasiones, según los diversos acontecimientos que aconsejaron su clausura como, por ejemplo, las epidemias de peste que padeció la ciudad.
El que fuera esbelto portal con dos torres, semejante a las Torres de Quart, con menos elevación y espesor, recibió varios nombres: Portal Nou, por ser el último que se abrió en el lienzo de la murallas sobre el 1.471; Portal de la Santa Creu, por un retablo que en él había y por la vecindad de la parroquia de la advocación del mismo nombre; Portal de Campanar, por su orientación y proximidad a esta población, y Portal de Sant Josep o de les Monges de Sant Josep, desde principios del siglo XVII, al trasladarse al mismo lugar el actual convento e iglesia de Carmelitas Descalzas de Sant Josep y Santa Teresa.
La gran riada del 27 de octubre de 1.957 entró por este portal hasta la calle de la Calderería; en 1.522 se clausura esta entrada a causa de los disturbios que tuvieron lugar por la muerte del célebre personaje de nombre Encubierto.
En 1.707, por Real Orden de Felipe V (de triste recuerdo para Valencia) fueron cerradas las puertas de la ciudad para evitar incidentes por su Decreto de Nova Planta, y entre ellas la del Portal Nou.
Pero la ciudad necesitaba un desahogo urbano por la gran afluencia de comerciantes, artesanos de la seda y huertanos que transitaban hacia la zona de Campanar y viceversa; así que de nuevo volvió a abrirse el Portal Nou el 20 de enero de 1.780 por la tarde.
Frente al portal, en dirección hacia la población de Campanar, se había instalado una superficie para realizar diversos espectáculos.
En una lápida puesta sobre este portal podía leerse: Por este portal entraron las tropas invasoras francesas el día 14 de enero de 1.812, capitaneados por el futuro duque de la Albufera, general Suchet.
El Estado Mayor del ejército francés, junto a 6.000 soldados, pasó triunfante por aquel lugar en dirección a la primitiva plaza de Na Jordana, para después acceder al interior de la ciudad.
El portal fue derribado en el año 1.868.
Algunos de sus cimientos se pueden apreciar en el interior del túnel para vehículos que atraviesa la plaza.
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Iglesia de Sant Bertomeu: Estaba situada en la calle de la Concordia número 1, manzana 373.
Esta parroquia fue una de las primeras que se construyeron coincidiendo con la entrada de Jaime I en Valencia, para lo cual se derribó la mezquita árabe que ocupaba la zona, junto al pozo de Bir Boamel.
El arzobispo de Tarragona, Pere d’Albalat, la instituyó como parroquia a finales de 1.238 y principios de 1.239.
Existieron falsas tradiciones sobre esta parroquia, la más generalizada, sostenía que era una iglesia cristiana durante la ocupación musulmana.
Más contemporáneamente el poeta Joaquín Martí Gadea (1.837-1.920, lingüista y religioso español, investigador de la lengua valenciana) aún hizo mención a esta errónea tradición; igualmente falsa se decía que en ella fue bautizado Sant Pere Pasqual, primer canónigo de esta ciudad.
Según escribió el cronista Agustín Sales (1.707-1.774, Eclesiástico y Teólogo) hubo en su emplazamiento un templo dedicado a Baco, hipotética idea fundada por la aparición de algunos vestigios procedentes de la época romana, hallados tras la remodelación de esta iglesia en el siglo XVII; no son de extrañar estos hallazgos ya que la primitiva edificación se hizo sobre el terreno por donde pasaba la antigua muralla romana.
Las primeras noticias de la parroquia las aporta Agustín Sales diciendo que, tras la ocupación cristiana por orden del rey, Gimén Pérez concedió a los Canónigos del Santo Sepulcro las casas que habían sido propiedad de un moro llamado Mohamad Almanzor, situadas en la calle de los hombres de Daroca; sobre sus solares se construyó la nueva iglesia.
Por aquel entonces, según Sales, además de sus prácticas religiosas, los monjes Basilios impartían clases en el monasterio de diferentes ciencias, especialmente Teología y Filosofía, convirtiéndose de este modo en centro de estudios, sin duda el primero del barrio, del que se tenga noticia.
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La primitiva iglesia estuvo también dedicada a Sant Miquel, como segundo titular, en acción de gracias por ser el día de la festividad coincidente con la rendición de los musulmanes a manos de Jaime I y posterior ocupación de la ciudad.
La antigüedad de la invocación a Sant Bertomeu se reafirma en el año 1.308, según puede verse en una disposición del Almotacén que cita el nombre de la plaza.
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La forma de la primitiva iglesia era de tres naves sostenidas por cuatro pilares.
En 1.515 un voraz incendio destruyó el archivo parroquial.
En 1.539 se alzó un casalicio (Institución de carácter sociocultural y recreativo que agrupa a personas con vínculos geográficos o intereses comunes, y su sede) de planta triangular en el Puente de Serranos, este casalicio albergaba la cruz patriarcal de la parroquia de Sant Bertomeu ornamentada con un ángel y tres infantes, obra del pedrapiquer Ju8an Bautista Corbera y del maestro ingeniero Joan Gilart.
El padre Jordán en el siglo XVIII la describía de este modo la parroquia:
“[…] Tenía la iglesia antigua tres navadas con sus pilares y arcos, toda obra de sillería, desde los cimientos hasta el techo, muy fuerte y bien labrada. En el año 1.667 para engrandecerla y hacerla más capaz fue forzoso derribarla y así hoy es una de la mejores y mayores de Valencia y comprende dentro de su ámbito aquella misma Capilla que Santiago consagró y dedicó al Santo Sepulcro del Redemptor […]”.
Cuando el padre Jordán habla del año 1.667, comete un error, tal vez de transcripción, puesto que el derribo y su posterior reconstrucción tuvo lugar el 28 de noviembre de 1.666.
Por aquel entonces se organizó la Hermandad del Descendimiento de Jesucristo de la Cruz y de su Entierro, que fue aprobada por el arzobispo fray Tomás de Rocaberti el 6 de abril de 1.668.
Tras el derribo se construyó la espaciosa iglesia que permaneció hasta el siglo XX.
La nueva nave, de bóveda de cañón, se vio acabada en agosto de 1.683; estaba dividida por arcos torales (un arco toral, es un elemento estructural, cada uno de los cuatro arcos sobre los que generalmente descansa una cúpula u otro tipo de cubierta elevada en un crucero u otro espacio arquitectónico similar), apoyados sobre pilastras con sus correspondientes pedestales, bases y capiteles, todo ello de estilo corintio con pilastras estriadas.
Entrando por su puerta principal de la calle de la Concòrdia se hallaban, a la derecha, las capillas de Sant Pere Pasqual, Mare de Dèu dels Desamparats, Sant Antoni de Padua, el púlpito, Mare de Dèu dels Dolors y las sacristías grande y pequeña por donde se pasaba a una especie de corral que en tiempos antiguos debió ser un atzucat; siguiendo el recorrido se hallaba el altar mayor, el trasagraio y el coro; luego en la parte izquierda, se hallaba la puerta lateral que recaía a la plaza de Sant Bertomeu, las capillas de la Comunión, Nostra Senyora del Refugi, Nostra Senyora de la Cova Santa y después de pasar el órgano, las capillas de Sant Vicent, Santa Teresa, el Sant Sepulcre y el propio campanario.
El altar mayor de estilo barroco, de madera con dorados, constaba de dos cuerpos: el primero, de orden corintio con columnas y pedestales adornados con pinturas; el segundo, igualmente formado con columnas y de estilo plateresco.
En ella se hallaban cuatro retablos que se atribuía a Joan de Joanes y en las puertas del trasagrario, un Sant Pere y un Sant Pau de tamaño natural, obra de Juan Ribalta, hijo del célebre Francisco Ribalta.
El lienzo que ocupaba el nicho principal se consideraba de Antonio Palomino y la imagen del santo titular era obra del escultor Leonardo Capuz y Calvet (Ontinyent, 1.660 – Valencia, 1.731).
A los costados de la capilla mayor se hallaban dos portadas destinadas a la sacristía y a la capilla de la Comunión, decoradas con pilastras corintias y arcos truncados por remates.
En una de sus capillas quedó el altar del Sepulcre, en el mismo lugar que ocupaba anteriormente.
Sobre la puerta de entrada a la iglesia, se encontraba la Mare de Dèu de la Concòrdia.
Otro resto de su iglesia primitiva fue la pila bautismal octogonal, de estilo ojival con extrañas figuras simbólicas, que había quedado oculta bajo el altar y fue recuperada en el siglo XIX.
En la fachada lateral de la iglesia se hallaban restos de la lápida de mármol blanco de época romana donde se podía leer: D. M. Marcia.
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Durante 1.826 tuvieron lugar las obras de renovación del altar del Sant Sepulcre que concluyeron el 26 de marzo de ese mismo año, a pesar que había quedado zonas sin pintar debido a ciertas discrepancias entre los artesanos que intervenían en la restauración; algunos de ellos era partidarios de dar un mayor realce a la que se consideraban la primitiva Santa Basílica, otro, sin embargo, abogaban por su desaparición diseñando un nuevo trazado para la nave de la iglesia.
Al final prevaleció la opinión de los primeros y se conservó aquel altar.
Por los trágicos acontecimientos previos al levantamiento militar de 1.936 la iglesia fue incendiada y posteriormente derruida, una ordenación parroquial del 15 de julio de 1.941 ordenó la supresión de la parroquia por lo que fue demolido el edificio, durante algún tiempo permaneció en pie su portalón lateral, el que recaía a la plaza y parte de las paredes que albergaban su solar.
En 1.951 Salvador Ferrandis Luna en su columna “Urbanismo” escribía:
“[…] En Valencia, los derribos de las grandes unidades arquitectónicas no se utilizan para crear focos de aireación urbana, rincones artísticos o jardines, sino para construir sin ton ni son, ni concierto, en su afán especulativo, irresponsable, de libertinaje técnico, ansioso e incontenible.
¿Qué ocurrirá en el solar de la iglesia de San Bartolomé?
¿Quién controlará su destino ´último?
¿Quién ha tomado precauciones?
La solución se vio con su derribo en 1.945.
Un nuevo edificio de viviendas ocuparía el solar de la iglesia, que nunca se debió derribar.
La torre campanario todavía permanece, podemos contemplarla en la esquina de la calle de Serranos con la Concordia, frente al Palacio de la Bailia, es el único vestigio que queda en pie de esta iglesia.
La nueva iglesia se trasladó a la actual avenida del Regne de València convirtiéndose en la parroquial y colegiata honoraria de San Bartolomé Apóstol y San Miguel Arcángel.
Fuentes consultadas:
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Archivos autores
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Arquitectos de Valencia
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Arquitectos italianos en España
Bibliografía:
Existe mucha y muy variada bibliografía referente al Carmen, por tanto, tan solo mencionaremos algunos de ellos:
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Guía urbana de Valencia. Marqués de Cruïlles.
-
Barrio del Carme de Valencia. Marí Ángeles Arazo
-
Autoritarismo monárquico y reacción municipal. Amparo Felipo Orts.
-
Insaculación y élites de poder en la ciudad de Valencia, Amparo Felipo Orts.
-
La población del barrio del Carmen. Manuela Balanzá
-
Manual del viajero y guía de los forasteros en Valencia. Vicente Boix
-
Historias y anécdotas del Barrio del Carmen. Juan Luis Corbín
-
La Valencia musulmana. Vicente Coscollá
-
Avecindados en la ciudad de Valencia en la época medieval. María de los Desamparados Cabanes Pecourt
-
El Carme. Crónica social y urbana de un barrio histórico. Rafael Solaz Albert
-
El Carme de l’obrador al pub. Manuel Hernández i Martí Gil
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Morfología del barrio de El Carme. Manuela Balanzá
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El ornato urbano. La escultura pública en Valencia. Rafael Gil y Carmen Palacios
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Valencia Centro Histórico. Trinidad Simó Terol
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