Urbanismo y morfología

Urbanismo y morfología

Viviendas

En el sentido geomorfológico el barrio nace y crece como arrabal urbanizado en el periodo de ocupación musulmana.

En general las primitivas construcciones fueron bastantes humildes, más parecidas a la formación de un entorno rural.

Se veían viviendas, junto a corrales, almacenes o cobertizos utilizados para el acceso a las casas y también reducidos habitáculos destinados a albergar útiles de labranza y herramientas de oficios.

Por las recientes excavaciones en el área de El Carme, se ha determinado el modelo de hábitat urbano para la zona, si tomamos como punto de partida, la época de urbanización islámica.

Urbanismo y morfología

El tipo de vivienda no difería esencialmente del modelo ampliamente extendido por los territorios musulmanes de la cuenca mediterránea.

En el siglo XIII, tras la ocupación cristiana, la barriada adquirió el nombre del Carmen, otorgado tras la implantación del convento del mismo nombre.

Las nuevas murallas ampliaron el perímetro de Valencia y la barriada quedó intramuros.

El delineado de las calles del barrio siguió el trazado árabe.

La acequia de Rovella fue uno de los elementos más importantes de El Carme, ya que alrededor de ella se creó un modo de vida característico de los habitantes del barrio, quienes aprovecharon su cauce para desarrollar sus oficios, circunstancia que permaneció durante siglos.

Urbanismo y morfología

Els obradors (en castellano obrador, es un espacio de trabajo preferentemente artesano aunque también se aplica a talleres de arte, pintura, escultura, orfebrería, etc. Es término de uso común en pastelería, repostería, panadería y alfarería. En muchos contextos se considera sinónimo de taller) condicionaron el tipo de edificación, con plantas bajas dedicadas a los trabajos artesanales y pisos superiores que servían como vivienda.

Después aparecieron las casas de escaleta tan características.

Urbanismo y morfología

Morfología del barrio

La Valentia romana fue erigida en el centro de una isla que formaba el propio río, con dos brazos fluviales.

Uno seguía el actual cauce y el otro comenzaba en Blanquerias y, atravesando el barrio, llegaba a una estrecha hondonada existente entre las calles de Baix y Salinas, bajaba por la calle Bolsería y siguiendo por la zona del Mercado, la Bajada de San Francisco, calle de las Barcas, barrio de Pescadores, de la Xerea, Rambla de Predicadors (actual Glorieta) se unía otra vez al viejo cauce o brazo principal del río.

La urbe estaba rodeada de un recinto amurallado del que se sabe su trazado, pero del que han quedado pocos vestigios.

Algunos de ellos afectan o son cercanos a la zona de El Carme.

Se localizaron restos romanos en el santuario medieval del Santo Sepulcro, junto a la desaparecida Iglesia de Sant Bertomeu, cuya fachada recaía en el actual plaza de Manises, zona donde se hallaba una gran torre redonda, fabricada de hiladas de ladrillos con capas intermedias de mortero, que formaba parte de la muralla romana que venía recorriendo la calle Serranos.

Urbanismo y morfología

En la manzana de casas que existe entre las esquinas de las calles de la Concordia y Caballeros, pasaba un lienzo del muro atravesando el área de la que fue posteriormente mezquita árabe, capilla del Sant Sepulcre y parroquia de Sant Bertomeu.

Otro vestigio referido al barrio fue el acueducto que venía de unos basamentos próximos a la cárcel Modelo, recorría la calle de Quart y, tras cruzar el brazo secundario del río, atravesaba la plaza de Sant Jaume para seguir por la calle Cavallers en dirección a la muralla.

Sobre la zona de Sant Jaume tuvieron que salvar, mediante un puente, el paso del brazo del río.

Poco antes de la confluencia de la calle Cavallers con Serrans, la canalización atravesaba la muralla romana y penetraba en el recinto fortificado.

Restos arqueológicos de un dique fluvial aparecieron en un solar de la calle Blanquerias, esquina con la calle de les Roques; en el viejo cauce del río, en esta misma zona de Blanquerias, se hallaron en 1.899 pavimentos formados por losetas romboidales que constituían parte de una balsa para curtir pieles, lo que confirma la antigüedad de este oficio en el barrio.

Urbanismo y morfología

Propiamente los orígenes de El Carme se pueden situar en la Valencia musulmana ya que, después de la entrada de los árabes en la ciudad, pronto se formó un arrabal que, aunque quedaba fuera de la muralla y no era un poblado, se consideró como núcleo de población integrante de la urbe.

Urbanismo y morfología

Trazado musulmán

Los distintos barrios musulmanes de la ciudad se constituían en agrupaciones urbanas que se caracterizaban por un alto grado de autonomía en sus funciones, ya que, normalmente, eran áreas que contaban con la presencia de un horno de pan, una alhóndiga (Una alhóndiga o almudí, almudín, alholí o casa pública o mercado de los vecinos era, antiguamente, un establecimiento en donde se vendía, compraba e incluso se almacenaba grano, cuyo fin era socorrer a los vecinos y principalmente a los labradores en épocas de escasez), un baño una mezquita próxima, un oratorio y tiendas para el abastecimiento diario.

Estos pequeños barrios tenían una capacidad de 15 a 25 casas.

Solían recibir el nombre de un personaje relevante que vivía en ellos.

Otros tomaban el nombre de la mezquita próxima al lugar.

Existían calles que, iniciándose en las puertas del muro, se dirigían hacia el centro de la urbe, aunque no siempre de forma rectilínea.

Urbanismo y morfología

El resto del trazado constituía un laberinto de calles tortuosas y estrechas (en algunas casas los aleros casi llegaban a juntarse), así como callejones sin salida llamados Zuqáq (de ahí deriva el nombre de atzucat), pequeñas plazas y cobertizos que apenas dejaban pasar la luz.

Buena parte del trazado urbanístico ha subsistido, otorgando la morfología que caracteriza a El Carme.

Tras la caída del califato de Córdoba, a comienzos del siglo XI, Valencia se convirtió en capital del Reino de Taifas por lo que experimento un importante crecimiento urbanístico.

Urbanismo y morfología

Trazado musulmán

Durante el reinado de Abd al-Aziz (1.021-1.061) se construyó una nueva muralla con el propósito de proteger a la población y a aquellos que llegaban de otros lugares de al-Ándalus.

Esta muralla tenía cinco puertas  y estaba provista de torres semicirculares.

Desde el siglo XII y siguientes el área amurallada se extendió hacia el sur y el este, incorporando nuevos elementos defensivos, como las torres cuadradas, la barbacana exterior (Una barbacana es una estructura defensiva medieval que servía como soporte al muro de contorno o cualquier torre o fortificación, adelantada y aislada, situada sobre una puerta o puente que era utilizada con propósitos defensivos), construida sobre la muralla y el foso.

Urbanismo y morfología

Observando en cualquier plano de la ciudad el recinto amurallado musulmán se pueden apreciar dos zonas diferentes y separadas por la muralla, las cuales recogen el espacio del actual barrio de El Carme: la urbanizada, comprendida intramuros, que formaba un triángulo partiendo desde la franja de la plaza de Serranos y siguiendo hacia la calle Caballeros hasta llegar al Tossal (Tros Alt) y, la otra, una gran zona de terrenos deshabitados que se repartían hacia el noroeste, un área extramuros limitada por las calles de Quart, Guillem de Castro y Blanquerias.

Al entrar por la Vía Saguntina (calle Sagunto) y atravesar el río por el puente de al-Qantara (actual puente de Serranos), se penetraba en la ciudad por la puerta llamada Bab al-Qantara y hacia la zona oeste, al exterior de la muralla, se veían dos arrabales bien diferenciados: el de al-Falaqa (Roteros) más próximo al muro, alrededor del cual fue aglutinándose una serie de callejuelas y viviendas cuyo desarrollo posterior dio origen a la estructura fundamental de El Carme, y el de al-Kudia (el Tossal-Sant Miquel), que ocupaba la parte de lo que posteriormente correspondió a la morería.

Al sur se encontraba ar-Rambla (La Vall, actual calle de la Corona) que servía como frontera.

Urbanismo y morfología

Otro de los accesos a la ciudad era la puerta de Bab al-Hanâs o de la Culebra.

El recinto musulmán triplicaba al romano, ocupando una superficie de 47 hectáreas en las que vivía una población de unos 15.000 habitantes.

La ciudad en este periodo llegó a ocupar casi la totalidad de la superficie de la isla que por aquel entonces era Valencia.

Urbanismo y morfología

Trazado musulmán

La nueva muralla la formaba un muro de 2,25 metros de ancho, las torres eran de forma semicircular distribuidas a tramos regulares de 25 metros.

La muralla transcurría por donde actualmente se encuentra la puerta de Serranos para después torcer a la izquierda, formando un ángulo bien marcado donde se encontraba la puerta de Bab al-Qantara (esta puerta se encontraba situada en la actual plaza dels Furs, en la antigüedad se le llamó puerta Saguntina por tener acceso a la vía del mismo nombre) y cruzaba Roteros, continuando y siguiendo casi exactamente la línea de números impares  de las casas de la calle de Palomino; luego atravesaba la calle de la Creu y llegaba a los patios descubiertos y dependencias de la posada del Ángel; seguía por detrás de las casas de las plazas de los Navarros y Beneito i Coll, viniendo a salir al principio de la calle d’En Borrás; cruzaba oblicuamente la calle de la Mare Vella, proseguía por el interior de edificios y huertos de la calle Salines, punto donde se hallaba la puerta de Bab al-Hanâs o de la Culebra; seguía hacia la calle Cavallers (en el número 36 de esta calle se localizó una de las torres) y de allí a la plaza de Sant Jaume, para luego orientarse hacia el Mercado Central.

Esta muralla subsistió 118 años después de la entrada de Jaime I y sus restos aún permanecen y pueden verse, aunque algunos estén ocultos por los edificios.

Urbanismo y morfología

Posteriormente, a medida que se fue ampliando el núcleo de población de esta franja (futuro barrio de El Carme) se formó el barrio de los tintoreros, en el oeste, que se alineaba a lo largo de lo que es ahora la calle de la Corona.

Muy próximo, entre la calle Sant Jaume y parte de la calle de Baix y Dalt, permanecía el Alfondech, que funcionaba como un hostal donde se comerciaba y se almacenaban mercancías y, posteriormente, utilizado como lugar donde residían altos funcionarios.

En la parte noroeste, siguiendo el curso del río, estaban ubicados los curtidores, era la zona de la actual Blanquerias.

Los musulmanes llamaban a este núcleo artesanal Dabággin, que eran los que se dedicaban a convertir la piel en cuero.

Los cristianos tradujeron bien el nombre de Dabággin, llamando a la zona, Blanquers o Tenerías, esta quedaba entre la muralla y el río y siendo protegida, como todo Roteros, por un muro.

El edificio actual de la Casa de les Roques fue una adobería que se situaba junto a otras que ya han desaparecido.

Las tenerías y blanquerias fueron actividades que se establecieron algo apartadas del casco urbano con el fin de no perjudicar al vecindario con el pestilente olor de la corambre (Piel de algún animal, cosida, pegada y preparada para guardar o contener líquidos).

Se eligió este lugar por el aprovechamiento de las aguas del antiguo cauce para el lavado de las pieles, al igual que ocurriera posteriormente en la zona dels Tints de la calle de la Corona, donde se abastecían de las aguas de la acequia de Rovella.

El arrabal de al-Falaqa (Roteros) comenzaba junto a la puerta de al-Qantara, desde la muralla se extendía hacia el río; este núcleo contaba con una especie de grandes posadas que estaban capacitadas para alojar, no solo a los viajeros, sino también sus caballerías y toda clase de mercancías.

El arrabal de al-Kudia (Tossal o Tros Alt) comprendía la zona de las actuales Bolsería, Quart y Sant Miquel, yendo en dirección hacia el arrabal de Roteros con el que llegaba a fundirse

Vestigios de esta Valencia musulmana han aparecido tras diversas intervenciones arqueológicas, en la que fue denominada necrópolis de Roteros, se localizaron gran cantidad de enterramientos (alrededor de 600) que databan desde los siglos XI al XIII, la mayor necrópolis musulmana hallada en un área periurbana no ocupada con anterioridad.

Urbanismo y morfología

Trazado musulmán

En la primera mitad del siglo XI se construyó, de piedra, uno de los puentes que la ciudad tenía sobre el Turia (hasta entonces eran de madera), frente a la que después se llamó puerta de al-Qantara.

Esta nueva construcción constituyó un gran acontecimiento porque iba a asegurar el paso a la ciudad sin los sobresaltos que representaban las frecuentes riadas otoñales que arrastraban los endebles puentes de madera construidos para cruzar el río y las acequias.

Tal fue la fama del nuevo puente que todo lo de su zona tomó el título de al-Qantara (el propio puente, la puerta, la calle que a ella llevaba, la mezquita, la posada y todo edificio relevante que se encontrara en su área).

El puente tenía dos torres con barbacana en uno de sus extremos y debía ser muy amplio.

En octubre de 1.088 el barrio fue prácticamente destruido por una fuerte riada y fue en la zona de Roteros donde más se dejó sentir sus efectos, por tratarse de una franja baja y contigua al viejo cauce; el único puente de piedra que por aquel entonces existía, el de al-Qantara, así como las torres que lo defendían, fueron arrastrados por las aguas.

La referencia de este desbordamiento se convierte en una de las primeras noticias de las inundaciones que afectaron Valencia y concretamente a la zona de El Carme, al menos en su acceso.

En la parte de poniente, entre el río y la muralla, se hallaba el arrabal de Roteros, nombre que ha permanecido hasta nuestros días y que daría título a toda una barriada.

Esta primitiva urbanización se extendía sobre el área en dirección sur.

En la propia plaza de Santa Creu se hallaron indicios de viviendas; recientemente se han descubierto en el entorno de las calles Soguers y Ripalda una aglomeración de viviendas datadas entre los siglos XII y XIII que representan rasgos aparentemente urbanos.

Las viviendas son, por lo general, pequeñas y en ocasiones minúsculas.

Las puertas se hallaban agrupadas y cada nódulo urbano estaba unido a partir de lazos de parentesco, todo los cual pone de manifiesto el carácter semiprivado de estas calles.

Entre las murallas y el río, quedaba un espacio donde la gente salía a tomar el sol y disfrutar de la brisa refrescante proveniente del mar; este espacio llamado al-Yisr, se extendía entre el actual puente de Sant Josep y el puente de la Trinidad; su anchura rondaba los 90 metros e iba estrechándose conforme se iba llegando a la Torre de Ali Bufat (actual plaza de Teodoro Llorente) donde acababa el paseo, por lo que se puede decir que esta área de solaz y paseo ocupaba el espacio de las actuales Alberedes de Serrans, a partir de la construcción de las torres cristianas de Serrans, esta zona y paseo próxima a ellas tomó el nombre actual de Alameditas de Serranos.

Algunos atzucats de esta época musulmana perduraron durante siglos.

Atzucat, en árabe az-zuqáq, significa, principalmente, callejón sin salida, aunque también bocacalle o incluso barrio.

El residir en un atzucat no significaba un nivel social inferior, los que allí habitaban llegaban a disfrutar de cierta inmunidad territorial; en El Carme existieron varios.

Urbanismo y morfología

Perfil cristiano

Después de la entrada de las tropas de Jaime I, este procedió al Repartiment de los lugares y casas entre el ejército vencedor; desde la puerta de al-Qantara hasta la mezquita convertida posteriormente en iglesia de Sant Bertomeu, a la parte dercha se establecieron los soldados procedentes de Teruel, a los que habían correspondido 417 casas, de las cuales 228 fueron inmediatamente ocupadas.

Desde el momento del Repartiment pronto comenzaron a verse transacciones de compra y venta de las casas, estando documentas en diversas escrituras.

Los nuevos repobladores se instalaron en las viviendas de reducidas dimensiones, tan pequeñas que fue necesario asignar dos de estas por beneficiario.

Muy pronto las edificaciones sufrieron unos cambios adaptados a la mentalidad cristiana, tal fue la presteza, que en poco tiempo las nuevas casas y sus calles habían reemplazado totalmente a las antiguas, con el pretexto de ofrecer una mayor belleza a la ciudad, con sus vías más rectas, lejos de los recodos y vías angostas.

Una ley decretada por Jaime I prohibía las obras que  sean contrarias a els Furs y que las calles y atzucats no sean cubiertos; esta medida tuvo especial atención a los callejones sin salida o a aquellos cobertizos que impedían el paso de la luz natural.

En muchas calles del barrio, la dificultad de paso era mayor, no por su estrechez, sino por la cantidad de pertrechos y mercancías presentes frente a las tiendas y obradores.

A esta dificultad se añadían los salientes de las casas, muy característicos en El Carme.

Pese a todo, un siglo después de la ocupación cristiana, la ciudad conservaba todavía las características urbanas procedentes de la época musulmana, pero su fisonomía estaba alterada por la construcción de iglesias, conventos, nuevos edificios públicos y una paulatina, pero incesante, sustitución de las casas de tipo árabe, por otras adaptadas al nuevo estilo de vida de la sociedad cristiana.

Urbanismo y morfología

Perfil cristiano

Las murallas árabes se habían quedado dentro de la ciudad, rodeadas por una amplia zona edificada que se encontraba sin ninguna protección.

La necesidad de construir un nuevo muro se hacía evidente.

Durante el reinado de Pedro IV, el Consell aprobó en 1.356 la nueva línea de fortificación, encargándose de las obras la Junta de Murs e Valls, institución que por el tiempo se hizo imprescindible en el mantenimiento urbanístico de la ciudad.

La edificación de esta muralla acabó sobre el 1.370, a pesar que algunas de sus torres y tramos de barbacana que recorrían el valladar permanecían todavía en obras a finales de ese siglo.

Esta nueva fortificación transcurría por lo que hoy conocemos como circunvalación y sus puertas, en el sector de El Carme fueron: Serrans, Portal Nou, Portal dels Tints, Quart, torreón de Santa Caterina y la puerta del Águila, también llamada de Madona de Santa Bárbara, en la zona dels Curtidors.

El cementerio musulmán se amortizaría coincidiendo con la conquista feudal y, a partir de ese momento pierde su función pasando a formar parte de los terrenos donados por el monarca a la iglesia, zona que posteriormente quedaría incluida en la Pobla Vella, cuya área abarcaría desde el convento del Carmen a Mossén Sorell.

En el perímetro de las murallas quedó incluida la ciudad antigua con los arrabales existentes a esta parte del río, estos estaban ya íntimamente unidos a la metrópoli y considerablemente aumentados, ofreciendo a la ciudad una forma irregular estrellada y dejando entre sí grandes extensiones de terreno sin urbanizar.

Las partidas del Carmen se vieron fortificadas y, al quedar la zona intramuros dejó de ser un arrabal, constituyéndose en un barrio más de la ciudad.

El área urbana se dividía en poblas, nombre que se refería a barrios, distritos o cuarte intramuros de la ciudad o de sus suburbios.

Urbanismo y morfología

Perfil cristiano

Según Orellana nos dice, «las extensiones de terreno denominadas Poblas debían su nombre a que antiguamente formaban pequeños caseríos más o menos próximos a la ciudad que quedaron incluidos por el ensanche«.

Las poblas relativas al barrio fueron: Pobla de la Almoyna, llamada también del Bisbe y más tarde la Pobla Vella; Pobla d’En Bernat Claramunt en la Vilanova; Pobla de les fembres peccadrius; Pobla d’En Malet y la Pobla Vella.

Al urbanizar los terrenos de Roteros se siguieron en la edificación las costumbres de la época, caracterizadas por un sistema de construcción medieval; por este nuevo sistema de construcción, poco a poco, iban desapareciendo los envans (el envan o baranda era un saledizo que frecuentemente tenían las casas en las ciudades de la Edad Media, las cuales, desde el nivel del piso alto, adelantaban hacia la luz de la calle) y los arcos o bóvedas de callizos (callejón) arábigos.

Aún hoy en día, el trazado de algunas calles nos recuerda ese pasado.

Todavía subsisten calles que forman un ángulo (Cobertiç, Cabrit, Concordia, Fos) o en forma de “T” (Teneries), así como angostas (Pineda, Perdiu, Frígola), irregulares (Mare Vella), o esas pequeñas plazas que eran tan solo distribuidoras del paso hacia otras calles (Ángel, Arbre, Navarros, Beneito i Coll).

Además del barrio de la Morería, otro barrio se extendía desde el Tossal y la plaza de Sant Jaume hasta llegar a la calle del Mesó de Morella, era el de la Calderería ocupado mayoritariamente por profesionales, que como su nombre indica, fabricaban calderas, actividad que llegó a ser muy importante y cuyo Gremio desapareció a últimos del siglo XIX.

La casa plebeya medieval solía recibir el nombre de alberg o alberch, estos era edificios destinados a habitación o vivienda, por lo regular de modesta apariencia en lo exterior y de condiciones interiores variables, según las necesidades, posición social y costumbres de sus dueños, eran de capacidad reducida y del mismo tipo, contaban con planta baja y un solo piso, el cual sobresalía un poco a la calle; a la dependencia o parte principal de la casa que ocupaba la mayor parte de la planta baja que recaía a la calle estaba destinada a despacho, comercio o industria y recibía el nombre de botiga.

Este sería el tipo de vivienda que abundaba en El Carme.

Por lo que respecta a las casas nobles es durante los siglos XV y XVI cuando se construyeron varios palacios de envergadura, como el de los Sorells, de Osset, Cotaldo-Centelles, Pardo de la Casta y señores de Alaquàs, que se sumaban a los ya existentes en la zona de la calle Cavallers.

A mediados del siglo XIV tiene lugar una política municipal de ensanche de las calles que cambiaría parte del semblante árabe del lugar, se prohíben los porches de madera ante las casas, se limita el tráfico de mulas y carros por las calles más estrechas, se construyen en el subsuelo nuevos colectores para el alcantarillado, puesto que por aquel entonces, eran frecuentes las acequias y desagües al descubierto que transcurrían por las calles.

Urbanismo y morfología

Perfil cristiano

Se realizaron obras urbanas que afectaron al trazado de las calles y puertas de la ciudad.

En 1.378 tiene lugar el ensanchamiento de la calle Cavallers y otras de alrededor.

En 1.388 comienza a proyectarse la puerta de los Serrans en la plaza del mismo nombre, tres años más tarde se inician las obras para la construcción de las torres.

En 1.400 tiene lugar la apertura del Portal de Valldigna, en sustitución del de la Morería.

En 1.401 se derriba el Portal de Roteros que formaba parte de la muralla árabe.

Por aquel tiempo, las inundaciones, eran motivo de preocupación ciudadana, a lo largo de los años casi todas las riadas que se produjeron en el viejo cauce ocasionaron grandes desperfectos en el barrio, todo esto unido a la peste que padeció toda la ciudad en 1.519 hizo que el clamor popular y, sobre todo, la población eclesiástica, creyeran ver en estas catástrofes el castigo divino por la inmoralidad de algunas clases dirigentes

Urbanismo y morfología

La acequia de Rovella y el valladar

Los valladares son obstáculos de cualquier clase para impedir que sea invadido o allanado algo.

Desde la época árabe el canal de Rovella se había constituido en pieza fundamental para el desarrollo del barrio y en uno de sus principales beneficios, ya que fue continuamente utilizada y aprovechada para la vida cotidiana y laboral.

Rovella era una acequia caudalosa y por ello se le consideró la acequia de la ciudad, ya que contribuyó a su limpieza.

Fue importante la red de acequias en la configuración urbana del centro histórico en general y de El Carmen en particular, sobre todo el recorrido de la acequia de Rovella por el mismo.

Esta era la acequia industrial por excelencia; a uno y otro lado de sus márgenes había talleres de tejedores, tintoreros, curtidores, estereros, cardadores de paño, instalaciones de cerámica, alfarerías o caldererías.

Dos descripciones del siglo XIX confirman su importancia:

“[…] La de Rovella tiene por objeto primario la salubridad y limpieza de esta capital. Discurre por la parte más alta de ella, al fin que soltando las aguas el sábado durante 24 horas y por cuatro puntos distintos, arrastre las inmundicias de los Valladares mayores, donde desaguan lasa acequias madres e inferiores subterráneas, empleándose también en el servicio de las fábricas de lana, seda, curtidos, azulejos, de tres molinos harineros y riego de huertos y jardines […] La acequia de Rovella atraviesa los muros de la ciudad con el auxilio que le suministra la acequia de Favara, se emplea también en el riego de los huertos de varias comunidades y particulares, en el de los jardines de otros, en mantener, hoy en día, tres molinos harineros (uno de ellos el de Mossén Sorell), una fábrica para hilar y torcer seda y las de peraires y curtidores […]”.

Ya en época árabe las aguas residuales discurrían por el centro de la calle mediante un canalillo con ramificaciones a las viviendas, sobre todo en las zonas de edificación modesta como era el barrio de El Carme.

Si pasaban cerca de la citada acequia o algún ramal que derivara de ella, se aprovechaba como desagüe.

La acequia de Rovella tomaba el agua desde el azud que se encontraba en la que fue Cárcel Modelo, entraba en la ciudad por el portal de la Corona (donde se colocó una reja) discurriendo por la calle dels Tints Majors hacia la Morería, tramo en la que era frecuentemente utilizada para el lavado de las pieles por los tintoreros y alfareros; desde Mossén Sorell pasaba por la calle de Sant Miquel y Tossal siguiendo hacia el huerto del convento de la Puridad.

Su uso era vital, por lo que pronto se establecieron órdenes dictadas para su conservación y limpieza.

Todos dependían de las aguas y todos se movían dentro de un estrecho margen entre los usos legales y las ordenanzas municipales.

Los propietarios de los talleres estaban obligados, al igual que otros usuarios, a limpiar sus fronteras en la acequia.

Urbanismo y morfología

La acequia de Rovella y el valladar

En 1.320 se indicaba que ninguna persona lanzara piedras, fragmentos de tiestos, basuras, animales muertos, ni otras suciedades que interrumpieran su curso, procurando los vecinos conservarla limpia, todo ello bajo la pena de cinco sueldos.

En 1.414 los tejedores reclamaban el derecho a lavar la lana en la acequia.

De la acequia de Rovella nacían diferentes rolls o cadiretes (partidores o repartidores, brazos, bocas) que sangraban su caudal y servían para regar los huertos de la zona y para el servicio de algunas fábricas de adobes.

En el Tossal se hallaba un roll situado en la esquina de las carnicerías, para seguir por la calle Bolsería hasta donde se situaban els fusters del Mercat.

Otro roll penetraba en el convento de la Corona; otro entraba en el huerto del Tirador y un nuevo iba a parar a un huerto pasando por el hort d’En Cendra, regaba los terrenos del Partit y el hort de Torralba, lugar donde se dividía hasta pasar a los huertos de las casas del Portal Nou; el otro brazo regaba el huerto del convento del Carmen, ambos brazos iban a parar a la Blanquería y de allí al vall del portal dels Serrans.

En la plaza de Mossén Sorell, en la esquina donde se hallaba el horno, se encontraba el roll de la Blanqueria, que discurría por el centro de la plaza dirigiéndose a la plaza de l’arbre, lugar donde a su vez se dividía en otros que desembocaban en el portal de Serranos.

En la calle de la Corona, antes de llegar a la plaza, otro roll salía hacia la Casa de la Misericordia, yendo a parar a la acequia de Rovella, a la altura de la calle de Vilanova, en la Morería.

Frente a Sant Miquel había otro que se dirigía al Portal de Valldigna, pasaba por Roteros hasta desembocar en el Mur dels Blanquers.

Frente a las casas donde pasaba la Çequia Mare, que transcurría desde la Misericordia, existía otro roll o cadireta llamada de Sant Miquel, cuyas aguas vertían al Vall Major (Bolseria y Mercat).

Junto al Portal de Serranos había una almenara (construcciones o casillas que se utilizan para desviar parte de los cauces del canal para el riego de los campos) que correspondía a la Çequia del molí, que era aprovechada en la fábricas de adobes de los citados blanquers.

El valladar (obstáculo de cualquier clase para impedir que sea invadido o allanado algo) limitaba gran parte del barrio.

Los romanos ya habían creado una red de cloacas para el saneamiento de la ciudad con el fin de hacer fluir sus aguas residuales hacia el río sirviéndose del brazo secundario que discurría por la plaza del Mercat.

Ello confirma el trazado de los dos Valls Majors, unos grandes colectores que saneaban la ciudad.

Por las noticias de la institución de Murs e Valls, encargada de la limpieza y mantenimiento de estos canales, describe el trazado de aquellos que concernían a El Carme.

El llamado Valle Vell tenía dos brazos, uno que discurría desde el Portal Nou, por el de Serranos hasta el Portal del Temple; otro salía del Tossal, pasaba por Sant Miquel desde la esquina de la calle Calderería, discurría por el Hostal de Morvedre, calle Salines, Cofradía dels Ferrers, Portal de la Valldigna, Forn Cremat, plaza de l’Ángel, pasando por las carnicerías de Roteros finalizando al pie de las Torres de Serranos, punto por donde entraba al Vall de la Blanqueria que trancurría por fuera de la muralla.

El Vall Nou tenía dos secciones que discurrían por fuera de la muralla: la primera iba desde la Torres de Quart hasta el Portal dels Jueus (plaza de los Pinazo) o Puerta de los Judíos, era una de las doce que tenía la muralla cristiana, construida en 1.391, debe su nombre al cementerio judío que en la edad media se emplazaba en sus cercanías; la segunda sección, abierta en 1.543, iba desde el Portal o Puerta de los Judios hasta la Puerta del Reial y desde el portal de Quart hasta el de Santa Creu o Portal Nou.

En este Vall Nou se acumulaban las inmundicias y crecía abundante vegetación, por lo que era importante la intervención de la Junta de Murs e Valls bajo la supervisión del sobrestant (La profesión de sobreestant fue creada por un Real Decreto del 12 de abril de 1.584, que dividió al personal auxiliar del cuerpo de ingenieros de caminos en tres categorías: ayudantes, auxiliares y sobrestant).

 

Fuentes consultadas:

Bibliografía:

Existe mucha y muy variada bibliografía referente al Carmen, por tanto, tan solo mencionaremos algunos de ellos:

  • Guía urbana de Valencia. Marqués de Cruïlles.

  • Barrio del Carme de Valencia. Marí Ángeles Arazo

  • Autoritarismo monárquico y reacción municipal. Amparo Felipo Orts.

  • Insaculación y élites de poder en la ciudad de Valencia, Amparo Felipo Orts.

  • La población del barrio del Carmen. Manuela Balanzá

  • Manual del viajero y guía de los forasteros  en Valencia. Vicente Boix

  • Historias y anécdotas del Barrio del Carmen. Juan Luis Corbín

  • La Valencia musulmana. Vicente Coscollá

  • Avecindados en la ciudad de Valencia en la época medieval. María de los Desamparados Cabanes Pecourt

  • El Carme. Crónica social y urbana de un barrio histórico. Rafael Solaz Albert

  • El Carme de l’obrador al pub. Manuel Hernández i Martí Gil

  • Morfología del barrio de El Carme. Manuela Balanzá

  • El ornato urbano. La escultura pública en Valencia. Rafael Gil y Carmen Palacios

  • Valencia Centro Histórico. Trinidad Simó Terol

Fotografías

  • Archivo fotográfico de Abelardo Ortolá

  • Archivo fotográfico de Rafael Solaz Albert

  • Archivo fotográfico de Lázaro Bayarri

  • Archivo fotográfico de Periódico Levante

  • Archivo fotográfico de José Aleixandre

  • Archivo fotográfico de Marina Solaz

  • Archivo fotográfico de Morales San Martín

  • Archivo fotográfico de Toni Serrano

  • Archivo fotográfico de V. Andrés

  • Archivo fotográfico de Ludovisi y señora

Si te gustan nuestros artículos puedes suscribirte a los boletines semanales con las últimas noticias sobre la historia de Valencia