El teatro del siglo

El teatro del siglo

Tiempos modernos. Espacios para el ocio y la cultura en el Marítimo

“Inauguráronse por entonces los conciertos y bailes de corbata blanca: en medio de la playa levantáronse salones en honor a Terpsícore; se construyó el teatro de Las Delicias, y a tal punto llegó la población marítima, que se escogió como sitio predilecto para la más selecta sociedad valenciana, que a porfía, y como de improviso, levantaba pintorescas barracas en el Cabañal y elegantes y fastuosas alquerías en el Cañamelar”.

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A medida que los Poblados Marítimos van siendo tomados por la burguesía de la ciudad y de otras poblaciones del interior durante las temporadas estivales, será inevitable la instalación de servicios relacionados con los baños de mar, pero también aquellos garantizaban cierta continuidad de la costumbre en el uso de su tiempo libre.

El enlace de la vía férrea de Valencia a Almansa con la de Madrid a la de Alicante en 1.859 sería el acelerador de un proceso que convertiría la playa de Valencia en destino de veraneantes que llegaron a duplicar la población de los barrios durante los meses de julio y agosto.

Los Poblados Marítimos serán percibidos como un destino de interés para los proyectos de negocio relacionado con el ocio y la salud.

Esto explicaría la iniciativa empresarial de la construcción de un teatro y café contiguo en el actual barrio del Cabanyal-Canyamelar, llevada a cabo por un grupo de inversores en su mayoría foráneos, alguno de ellos conocedores del sector.

El teatro que se construye en la actual calle de la Reina, esquina con el Teatro de la Marina, es el Teatro de las Delicias, cuyo solar es adquirido el 27 de octubre de 1.856.

Durante los años posteriores, el negocio llegará a dividirse hasta en 12 partes que se venderían sucesivamente.

El Teatro de las Delicias fue durante algunos años un referente en los barrios marineros que contribuiría a mantener las costumbres de la burguesía valenciana, pero aunque gozó de cierta fama, no debió de cubrir las expectativas de sus primeros inversores.

Además el hecho que se realizaran varias ventas de participaciones en un periodo muy breve de tiempo, en el mes de enero de 1.859, el ministro de Gobernación solicita al Gobierno Civil de Valencia datos sobre los teatros y el número y tipo de representaciones que había tenido lugar durante la temporada.

La respuesta a esta petición, al referirse a los teatros de los pueblos Poble Nou de la Mar, Sueca y Xàtiva “tienen teatros, pero ni por las condiciones del edificio ni por el mérito de las compañías que actúan en ellos temporalmente merecen el nombre de tales”.

Si en el Teatro Principal de Valencia, calificado como primera categoría , se representaban 250 funciones al año, entre obras dramáticas, zarzuelas, incluso operas italianas, en el Teatro de las Delicias, de tercera categoría, se representaban únicamente funciones dramáticas y solo una cada festivo.

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Los materiales de construcción fácilmente inflamables y los sistemas de iluminación a base de combustible, hacían frecuentes los incendios.

El 11 de noviembre de 1.859 el Teatro de las Delicias sufriría un incendio que marcaría su fin.

Será con la adquisición del ruinoso Teatro de las Delicias por Francisco Martínez en 1.864 y su conversión en el Teatro de la Reina, cuando la empresa disfrute de un cierto éxito.

Esto es debido a que el propio planteamiento del nuevo edificio denota un proyecto bien enfocado desde el inicio, donde el público burgués estaría en su horizonte.

El Ayuntamiento de Poble Nou de la Mar, en consonancia con los nuevos tiempos, igualmente exige para estas obras de reforma garantías de seguridad y adecuación del edificio a su fin y al público al que se destina.

De modo que desde los materiales para su construcción, esta vez elegidos por su solidez, calidad y seguridad, hasta aspectos como la comodidad de las butacas y el ornato se contemplarán en la nueva construcción y en reformas posteriores.

Desde el inicio de las obras de reconstrucción del Teatro de las Delicias, ahora Teatro de la Reina, y hasta su definitiva conclusión en 1.867, se suceden varias reformas.

A esta adecuación del espacio dentro de los parámetros comentados anteriormente que conferiría al edificio un aspecto más aproximado a lo que los veraneantes estaban acostumbrados, se añade un bando del alcalde de Poble Nou de la Mar, publicado en abril de 1.864, a propósito de las normas sociales que deben observarse por parte de los asistentes, en el que se prohíben  comportamientos como el de entrar con mantas, permanecer de pie durante la función, hacer peticiones que no estén en el programa, entablar conversaciones con los actores durante la función o que los abonados decorasen sus palcos con telas u otros objetos, se podría extraer la conclusión que el público del Teatro de la Reina compuesto por veraneantes y parte de las población residente con cierta capacidad económica tenía, cuanto menos, falta de costumbre.

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Sin embargo, unos años antes, en 1.839 el alcalde de Valencia publicaba en las Disposiciones acerca del teatro y podemos apreciar que el bando referido de Poble Nou de la Mar es fiel reflejo del que se aplica a la ciudad de Valencia y, por tanto, se estaría tratando de contener y modificar comportamientos generalizados y considerados poco adecuados, con la intención de educar al nuevo público bajo unas normas de comportamiento en sociedad de las que se carecía en general.

La mayor parte de la población, tanto de los pueblos como de la ciudad, asociaba el teatro con el espectáculo y el divertimento y en el caso concreto del teatro que nos ocupa, hay que tener en cuenta que la burguesía valenciana que lo frecuentaba lo hacía con cierta predisposición a relajar su comportamiento en sociedad; de hecho, parte de los veraneantes, incluidos los algunos niños, representaban en ocasiones funciones en este teatro como parte de las diversiones y entretenimientos del verano.

Antes que finalice el siglo, el teatro de la calle de la Reina sufrirá una nueva gran transformación de la que nacerá el Teatro de la Marina.

Desde el Ministerio de la Gobernación se crean más servicios intervencionistas sobre los teatros que, conscientes “de la poderosa influencia que el teatro ejerce en las costumbres, y como estas se reflejan a su vez en él”, determinarán la creación de un servicio de estadísticas de teatros.

El Teatro de la Marina es ya un teatro de aspecto definitivamente burgués, con referentes clasicistas en su fachada, tanto en su estructura como en los elementos decorativos.

Un teatro que se quiere mostrar asociado a la cultura y que demuestra un cambio en la imagen que la población aspira a tener de sí misma.

De ello da cuenta los 18 artículos que dedica las Ordenanzas del Ayuntamiento de Poble Nou de la Mar de 1.890 al teatro.

El Teatro de la Marina se convertirá en un símbolo del progreso cultural del barrio y será utilizado eventualmente para otros fines relacionados con asuntos de importancia de sesgo progresista.

Entre sus butacas se crearán asociaciones y cooperativas o se celebrarán reuniones políticas para la movilización de la clase obrera.

El siglo XX traerá consigo el cinematógrafo que desde 1.903 convivirá con el Teatro de la Marina con las funciones dramáticas, las varietés o los espectáculos circenses.

Su escenario se suprimirá en 1.949, cediendo el protagonismo al cine y a una nueva forma de entretenimiento popular que proliferará de forma espectacular en los barrios, a juzgar por el importante número de cines que llegaría a tener.

El edificio perecerá definitivamente en un incendio en 1.962 dejando atrás más de un siglo de teatro y toda una época refugiada en la memoria.

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De la calle al salón

Junto al teatro, la celebración del carnaval será paradigma de la tendencia de la sociedad valenciana a aburguesarse.

Los carnavales habían sido la fiesta subversiva por excelencia en la que el pueblo tomaba las calles bajo el imperio del mundo al revés.

A juzgar por las múltiples prohibiciones expresadas por las ordenanzas de ambas poblaciones marineras en lo referente a los carnavales, es evidente que su espacio natural eran las calles y que las autoridades utilizaban los instrumentos a su alcance con el fin de evitar conflictos, enfrentamientos y situaciones de desorden.

Para ello se limitaba el horario para llevar máscaras en las calles, paseos o plazas que se permiten únicamente “hasta las primeras oraciones”, se prohíbe la entrada de disfraces o máscaras “en la iglesia o en el local donde se hallare constituido el Tribunal o Autoridad en el ejercicio de sus funciones” y se insiste en la necesidad de respetar a los representantes de instituciones públicas y religiosas evitando los disfraces y más caras “de Magistrados, subalternos de Tribunales superiores, de eclesiásticos seculares o regulares, vestiduras de las que sirven para ceremonias religiosas, distintivos de órdenes militares o civiles…”.

En general, se pretende evitar cualquier actitud que ofenda al otro, en un intento por garantizar un cierto orden y convivencia pacífica.

Mientras los carnavales se celebraron en las calles, debieron cumplir su función liberadora favoreciendo los excesos, la confusión y cierta disolución temporal del orden establecido.

Pero por estas fechas ya se había introducido en los poblados marineros otro modo de celebración del carnaval, que sustituiría la anarquía de la calle por el encorsetamiento de los bailes de salón, donde bajo la forma de educación burguesa y un ambiente controlado y dirigido, los comportamientos de las clases más adineradas quedaban justificados convenientemente.

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De la calle al salón

Estos bailes, que se prolongaban hasta la madrugada, en un principio se celebraban de forma privada en casas particulares y, por lo tanto, eran de acceso restringido a la confianza, pero se pondrían al alcance de un público más amplio, previo pago, a través de su organización por empresas en lugares como el Teatro de la Marina, el Casino Artesano o el Café Royalty.

Las sociedades recreativas que se constituyeron desde la segunda mitad del siglo XIX en los Poblados Marítimos buscaban disponer de espacios de esparcimiento en el que las personas con intereses afines pudieran reunirse, además de incentivar la cultura, las artes o la formación musical.

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De la calle al salón

Algunas de estas asociaciones como el Ateneo Científico y Literario de Poble Nou de la Mar, fundada en 1.891, celebraba veladas literarias, tertulias o funciones teatrales, clases de dibujo, solfeo, además de contar con escuela de primera enseñanza, banda de música y orquesta.

Las prácticas tradicionales en el uso del tiempo libre, así como la celebración de festejos de las clases populares sufrirán una progresiva sustitución a lo largo del siglo XIX por los nuevos y ajenos modos burgueses importados de la ciudad.

Pero el asociacionismo en los barrios marineros derivará hacia la construcción de un ocio y cultura propios, ya que implicará encontrar intereses comunes, aquello que identifica lo particular y funcionará como nexo en la comunidad garantizado la cohesión y la pertenencia al grupo.

Además de las asociaciones relacionadas con el trabajo o la política que proliferan en la segunda mitad del siglo, las de tipo religioso (algunas de las cofradías y hermandades de Semana Santa se fundan entre finales del siglo XIX y las primeras décadas del XX y aunque son de carácter religioso responden igualmente a la necesidad de crear vínculos entre grupos con intereses comunes que favorezcan la sociabilidad y conserven la tradición. En el caso de este tipo de asociaciones es incuestionable la importancia que tuvieron en la conformación de la identidad de los Poblados Marítimos y que se ha mantenido hasta hoy), recreativo y cultural colaborarán a definir una identidad propia en los Poblados Marítimos.

Aunque el fenómeno del asociacionismo, en forma de sociedades, círculos, casinos o ateneos, nace a imitación de la sociedad burguesa, en los Poblados Marítimos el grueso de la población no responde a este perfil, pero como ocurrirá en otros entornos de tipo obrero y popular, verán en estas formas de sociabilidad una oportunidad para progresar a través de la educación y la cultura.

 

Fuentes consultadas:

  • Archivos autores

  • Archivo del Reino de Valencia

  • Archivo Histórico Municipal

  • Archivo Administrativo Municipal

  • Ayuntamiento de Valencia

  • Biblioteca valenciana

  • Biblioteca valenciana digital

  • Biblioteca Histórica de la Universidad de Valencia

  • Biblioteca Serrano Morales (Ayuntamiento de Valencia)

  • Archivo de la Diputación provincial de Valencia

  • Hemeroteca valenciana

  • Amadeo Serra Desfilis

  • Inmaculada Aguilar Civera

  • Victor M. Algarra Pardo

  • Pablo Cisneros Álvarez

  • Carles Sanchis Ibor

  • Victor M. Algarra Pardo

  • Susana Climent Viguer

  • Iván Portugués Mollá

  • Lourdes Boix

  • Pablo Sánchez Izquierdo

  • Virginia García Ortells

  • Ester Medán Sifre

  • Mireia Muñoz Vidal

  • Victoria E. Bonet-Solves

  • Desirée Juliana Colomer

  • Sergi Doménech García

  • Carmen Pinedo Herrero

  • Mª Jesús Piqueras Gómez

  • Pep Martorell

  • Pedro García Pilán

  • Tribunal de las Aguas

  • Real Academia de la Historia

  • Wikipedia

  • Ferrocarriles de España

  • Valencia Actúa

  • Jdiezarnal

  • Arquitectos de Valencia

  • Arquitectos italianos en España

Bibliografía:

Existe mucha y muy variada bibliografía referente a los Poblados Marítimos, por las limitaciones de espacio, tan solo mencionaremos algunos de ellos:

  • Guía urbana de Valencia. Marqués de Cruilles.

  • Autoritarismo monárquico y reacción municipal. Amparo Felipo Orts.

  • Insaculación y élites de poder en la ciudad de Valencia, Amparo Felipo Orts.

  • Manual del viajero y guía de los forasteros  en Valencia. Vicente Boix

  • La Valencia musulmana. Vicente Coscollá

  • Orígenes del Reino de Valencia. Antonio Ubieto.

  • Antonio Sanchis Pallares. Historia del Cabanyal. Poble Nou de la Mar 1.238-1.897

  • Antonio Sanchis Pallares. Historia del Grau

  • Antonio Sanchis Pallarés. Historia de la Malvarrosa.

  • Ricardo Aparisi. Ruzafa. Evolución histórica de su huerta.

  • Albert Ribera Lacomba. Valencia romana, puerto fluvial y marítimo. Instituciones portuarias y vocación comercial.

  • Isidro Planes. Sucessos fatales desta ciudad, y Reyno de Valencia o Puntual Diario de lo sucedido en los Años de 1.705, 1.706 y 1.707

  • Avecindados en la ciudad de Valencia en la época medieval. María de los Desamparados Cabanes Pecourt

  • Los Poblados Marítimos. Inmaculada Aguilar y Amadeo Serra

  • El Grau de València. La construcción d’un espai urbà. Josep Vicent Boira y Amadeo Serra

  • El Cabanyal: permanencia y transformación. Luis Francisco Herrero García. Tesis doctoral. Universidad Politécnica de Valencia. 2.015

  • La formació de la plana al.luvial de Valencia. Geo-morfología, hidrología i geo-arqueología de l’espai litoral del Turia. Pilar Carmona

  • La dinámica fluvial del Turia en la construcción de la ciudad de Valencia. Pilar Carmona

  • Los tranvías de Valencia, Transporte y estructura urbana, 1.876-1.970 Antonio Doménech Carbó

  • Hasta aquí llegó la Riada: Valencia y el Turia. Francisco Pérez Puche

  • La Casa de las Atarazanas de Valencia. Federico Iborra Bernad y Matilde Miquel Juan

  • Las Atarazanas del Grao de la Mar. Gemma M. Contreras Zamorano

  • El ornato urbano. La escultura pública en Valencia. Rafael Gil y Carmen Palacios

  • Arquitectura del eclecticismo de Valencia. 1.983. Benito Goerlich

  • Cerámica barroca en Valencia. María Eugenia Vizcaíno

  • Composiciones cerámicas valencianas del siglo XVIII. María Eugenia Vizcaíno Martí

  • Nomenclátor de las puertas, calles y plazas de Valencia: con los nombres que hoy tienen y los que han tenido. 1.873. Manuel Carboneres Quiles

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