Termas Victoria

Situación: Eugenia Viñes, 152

Construcción: 1.918

Estilo arquitectónico: Modernista

Arquitecto: ¿Gerardo Roig?

Intervenciones: Myriam Pastor y Raúl Peralta

Hacia la segunda mitad del siglo XIX, aproximadamente en torno a 1.840, las playas valencianas se convierten en escenarios sociales de una nueva concepción del ocio marítimo y una nueva búsqueda del significado de la playa, hasta ahora comprendida generalmente como una fuente económica y de subsistencia necesaria.

El cambio de perspectiva que se produce por parte de una burguesía en su máximo esplendor, que comienza a demandar servicios en las playas, abre una brecha y da lugar a la incomprensión por parte de los mismo habitantes y vecinos corrientes de los mismos barrios marítimos, que habían vivido a su manera sus arraigadas costumbres y sus particulares formas de disfrutar el ocio.

Esta novedad se produce fruto a diversas circunstancias entre las que se destacan la llegada del ferrocarril en 1.852 y del tranvía en 1.876 (que además ofrecía servicio hasta la playa pagando 5 céntimos de más a partir de del 24 de junio), la incipiente corriente higienista y, en general, la construcción de nuevos escenarios para la vida moderna.

Aunque la práctica de veranear y tomar baños de olas se asienta y consolida en la segunda mitad del siglo XIX, había habido ya ejemplos anteriores del disfrute de las aguas de las playas de Valencia como medio saludable y por prescripción facultativa.

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Es este último caso el de muchos de los miembros de la aristocracia española que se acercaban acompañados a disfrutar de estos baños, entre ellos por ejemplo, el mismo Francisco de Goya y Lucientes había ido al Cabanyal en 1.790.

Aunque ya encontramos alusiones a la playa de Valencia como escenario de baños en el siglo XVII entre las líneas del dramaturgo Lope de Vega.

En esta coyuntura, la manera de concebir el significado de la playa y del mar comienza a transformarse y a distanciarse de lo que entendían por ello y por sus propias calles los habitantes de los Poblados Marítimos.

Estas nuevas circunstancias se ven reflejadas en la gestación de novedosos espacios para albergar las modernas costumbres en torno al disfrute del mar desde vertientes higienistas y de ocio, así como la creación de nuevos espacios de hostelería.

Pero estos nuevos escenarios no están en general enfocados al disfrute de los propios vecinos, que hasta el momento habían vivido sus propios lugares y costumbres, sino más bien a una clase social media-alta, una burguesía en muchas ocasiones con un comportamiento de intención aristocrática, que no solo se podía deducir de la moda parisina que vestían, sino también de la apropiación y creación de novedosas costumbres alejadas en ocasiones de los propios vecinos.

No es de extrañar, por tanto, la denominación de los baños de mar como algo novedoso, ya que hasta entonces bañarse no se concebía como tal en el litoral valenciano, sino que estaba limitado al empleo de utensilios como barreños o las tinas

Paralelamente a la eclosión de nuevos espacios y servicios, se incorporan también a esta nueva concepción de la playa infraestructuras destinadas a los baños de mar, como los balnearios, altamente recomendados para la salud en aquel momento, se concibieron tomando como modelo de inspiración otros, que ya habían surgido anteriormente en lugares como Biarritz u otros puntos del norte de España.

Las características principales de los primeros balnearios de Valencia eran: su presencia efímera en el litoral, su construcción realizada fundamentalmente en madera y su disposición sobre el agua, a las que se sumaban las características particulares de una playa llana y suave que invitaba al disfrute.

Los primeros balnearios en aparecer fueron La Florida y La Rosa del Turia, ambos de carácter efímero.

Pero sería en 1.888 cuando se establecería el balneario más conocido, incluso hoy en día, aunque actualmente convertido en un hotel, de construcción fija y de carácter permanente, el balneario Las Arenas, instalado en aquel momento en la playa de Levante y tan icónico que acabaría dando incluso nombre a la playa que todavía hoy la conocemos como “playa de Las Arenas”.

En aquel momento la construcción era de estilo colonial y fundamentalmente en madera, inspirado en los balnearios franceses que ya estaban surgiendo en el norte en lugares como Biarritz, y delimitando una zona de la playa que se utilizaría de forma privada de ahora en adelante, con servicios como club social y de espacio de recreo.

En torno a 1.917 el primitivo balneario se transformaría de forma elocuente dejando ver dos templos de reminiscencias clásicas que albergaban baños calientes de agua de mar, de vapor y de algas (unos para hombres y otros para mujeres); así como salones para restaurantes y banquetes.

Aunque Las Arenas continuarían siendo las protagonistas, hubo posteriormente otra inauguración que adquiriría importancia en las estaciones de baños y puntos icónicos para el ocio marítimo: Las Termas Victoria.

Se trataba de un complejo ubicado en la playa del Cabanyal con su célebre cartel en hierro colado que daba la bienvenida al establecimiento y que actualmente podemos verlas convertidas en discoteca.

Tal fue su reconocimiento en su mayor momento de apogeo, que contaron con un apeadero propio que llevaría por nombre “Las Termas”, aunque serían más reconocidas como una estación termal con baños calientes y especialmente por el distinguido restaurante que había en su interior.

El primitivo emplazamiento se gestó cuando en 1.917 Francisco Alfonso Ibarra se dirigió al Gobierno Civil presentando unos planos firmados por Gerardo Roig para establecer un proyecto de una serie de baños calientes, dos duchas de vapor y vestuarios, con un motor que llevaría agua del mar a las termas.

El proyecto evolucionó conforme fue cumpliendo diferentes condiciones que se le demandaban desde el Estado, a quien pertenecían los terrenos.

Es curioso que tanto en el caso de Las Arenas como en el de Las Termas Victoria los médicos no pagaran entrada si exhibían su carné profesional, ya que se comprendía que estos baños tenían carácter beneficioso para la salud debido a su condición de balnearios.

Se trata pues de un dato importante para comprender con que argumento se construyeron estos espacios, aunque su dedicación fuera más allá de un lugar estrictamente dedicado al cuidado o los problemas de salud.

Por todo ello la playa del Cabanyal se convirtió en zona de veraneo de la burguesía valenciana, y que como consecuencia, favoreció, como ya hemos comentado anteriormente, la apertura de la línea del tranvía y el tendido del ferrocarril de vía estrecha.

Los tranvías, los primeros de tracción animal, luego el Ravachol y finalmente los eléctricos, acercaban las aguas a la ciudad para el relajo de la población.

Este edificio de Las Termas, está concebido como un pabellón exento al que se accede por una ampulosa escalinata.

Los detalles de corte clásico que aparecen en toda la construcción, contrastan con el despiece de las ventanas de estilo “Sezesión Vienesa”.

 

Fuentes consultadas:

Bibliografía:

  • Guía de la ciudad de Valencia. María Ángeles González Gudino.

  • Plano de la Huerta y Contribución Particular de la ciudad de Valencia. Francisco Cassaus.

  • Representaciones cartográficas de la ciudad de Valencia. José Fortea

  • Los tranvías de Valencia. Transporte y estructura urbana 1.876-1.970. A. Domenech Carbó.

  • Diccionario de símbolos y mitos. J. A. Pérez-Rioja

  • Aspectos Técnicos y Conservativos del Retablo Barroco Valenciano. Eva Pérez Marín y María Victoria Vivancos Ramón.

  • Guía de Arquitectura de Valencia. CTAV 2.007

  • La arquitectura del eclecticismo en Valencia: vertientes de la arquitectura valenciana entre 1.875 y 1.925. Benito Goerlich.

  • Iglesia de San Juan del Hospital. Martín Bravo Navarro

  • La iglesia de San Juan del Hospital de Valencia y su relación con la soberana Orden de Malta (Historia de su recuperación 1.967-1.969). Luis Gasco Pascual.

  • Estudio murario y documental del origen de la Iglesia de San Juan del Hospital de Valencia. Daniel Crespo, Concepción López y Jorge L. García Valldecabres.

Fotografía

  • Palacios y Casas Nobles de la ciudad de Valencia. Francisco Pérez de los Cobos Gironés.

  • Archivo Histórico Municipal

  • Biblioteca de Etnología

  • Centro Cultural La Beneficencia

  • Archivo fotográfico de Ricardo Moreno

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