Urbanismo en Poblados Marítimos
Urbanismo en Poblados Marítimos
El Urbanismo en Poblados Marítimos en los siglos XIX y XX: entre la autonomía, la subordinación y la anexión
Al comienzo del siglo XIX, los Poblados Marítimos, el Grau, el Cabanyal, el Canyamelar y el Cap de França iban a ser afectados por las obras portuarias del Antiguo Régimen en modo distinto.
Para el Grau, la lenta y trabajosa construcción del Puerto, y de las infraestructuras a él asociadas como el nuevo camino del Grau y el ferrocarril, le irían privando del contacto directo con la playa y de sus fortificaciones, al tiempo que condicionaba su urbanismo a los intereses la Ciudad de Valencia, centrados en el comercio y el turismo emergente.
Los efectos de las obras de los muelles en el Cabanyal se apreciaron en el avance de la línea de costa que permitió ganar al mar un terreno urbanizable, que se disputaron el Real Patrimonio, el Estado y las autoridades locales.
El cambio de escena se produjo además en medio de transformaciones políticas y sociales de gran alcance, con la liquidación del régimen señorial (El régimen señorial o señorío es un modo de organización social que se desarrolló en la época medieval en Europa, sobre todo en España. Se trata de una institución semejante al feudalismo. En un régimen señorial, un individuo conocido como señor dispone de una gran cantidad de tierras donde trabajan campesinos que le sirven como mano de obra económica. La sociedad, de este modo, se organiza en torno a las tierras y a los vínculos sociales que se forjan entre los señores y los campesinos que trabajan en sus territorios) y el logro de la autonomía municipal por parte de los ayuntamientos constitucionales de Villanova del Grau (1.826) y de Poble Nou de la Mar (1.837) hasta la anexión de ambos a la ciudad de Valencia en 1.897.
Por otra parte, el turismo y las actividades de recreo ganaron terreno en la vida de estos núcleos urbanos, especialmente en el Cabanyal y en Nazaret, y tuvieron que compaginarse con el comercio marítimo y la pesca, compartiendo espacios, alternando costumbres y componiendo nuevos escenarios urbanos y playeros.
La demanda de acceso a la playa huidiza y las necesidades de los nuevos medios de transporte que unían al puerto con la capital valenciana actuaron como fuerzas de transformación profunda de los núcleos tradicionales y se dejaron sentir en su trama urbana del siglo XIX.
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Reforma y adaptación del Grau al compás de las obras del puerto
Con el final de la Guerra de la Independencia y del Antiguo Régimen Señorial, la Vilanova del Grau fue reconocida en 1.826 como Ayuntamiento constitucional de Villanueva del Grao, con competencias de policía urbana, aunque en la práctica bajo la tutela política de la Diputación Provincial.
La Hacienda municipal del Grau sufrió una penuria insuperable que limitó sus actuaciones urbanísticas, a pesar de la defensa celosa de la autonomía y de los límites del término municipal, ceñido todavía por las antiguas murallas.
Las dificultades económicas del consistorio comprometían la dignidad de su sede en la calle Mayor (actual avenida del Puerto), junto a la iglesia de Santa María del Mar, pues tuvo que derribarse bajo amenaza de ruina y tardó en construirse un nuevo ayuntamiento, con la ayuda interesada de José Campo (marqués de Campo), que proyectó el arquitecto José Camaña y ejecutó el maestro de obras Manuel Piñón entre 1.868 y 1.869, si bien no se terminó hasta 1.878 por estrecheces presupuestarias.
Con todo, el avance lento pero persistente de las obras del puerto y el apaciguamiento de los conflictos bélicos de la primera mitad del siglo XIX favorecieron el desmantelamiento del recinto defensivo y la demolición del baluarte.
Las murallas dejaron de ser mantenidas y como el propio baluarte se vieron condenadas a la demolición y el reaprovechamiento de sus materiales para nuevas obras civiles.
A partir de este derribo paulatino, el Grau pudo ampliar su área urbana desde la plaza del Óvalo (actual plaza de Zaragoza) que se abría al final del camino que venía desde Valencia hasta el puerto en construcción y desbordar los límites al oeste y al norte, extendiéndose sobre los terrenos de huerta y humedal próximos al río Turia y al vecino Canyamelar.
La ocupación de estos terrenos provocó conflictos con el Ayuntamiento de Valencia hacia poniente y con el Real Patrimonio en la zona costera, como el surgido al modificar en un solar en 1.858, que dio ocasión a los regidores de Vila Nova del Grau a protestar ante la Bailía del Real Patrimonio.
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El Urbanismo en Poblados Marítimos en los siglos XIX y XX: entre la autonomía, la subordinación y la anexión
El Ayuntamiento de Vila Nova del Grau asumió entre sus competencias de policía urbana, las licencias de obras, la apertura y el acondicionamiento de vías públicas y planes de ensanche que respondían al crecimiento de la población, favorecido por las obras del puerto, el transporte entre Valencia y los Poblados Marítimos y el comercio de proximidad para los residentes.
En la segunda mitad del siglo se incorporaron los servicios de agua potable y el alumbrado por gas y se aprovechó la llegada del tranvía para propiciar el pavimentado de las calles, comenzando por la calle Mayor (actual avenida del Puerto).
El Camino Nuevo del Grao, actual avenida del Puerto, fue ideado como un paseo desde la ciudad hacía el mar, ancho, recto, flanqueado por árboles de gran porte, andenes espaciosos y un óvalo en cada extremo.
El camino partía del óvalo adyacente a la Alameda junto al Convento de San Juan de Ribera (actual Cuartel Militar de Caballería en la Alameda).
Y desde ahí en línea recta iba a buscar el poblado del Grau, a las puertas del cual finalizaba con otro óvalo o plaza redonda.
Pero estos otrora famosos óvalos del camino del Grau fueron fagocitados por la evolución urbana de la ciudad.
El más cercano a la Alameda sería lo que hoy conocemos como plaza de Zaragoza, al inicio de la avenida de Aragón, mientras que del segundo óvalo, el del Grau, solo quedan vestigios en los libros de historia y en la cartografía.
Las barracas que todavía existían estaban abocadas a su sustitución por casas de obra más sólida, preferentemente en varias alturas.
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El Urbanismo en Poblados Marítimos en los siglos XIX y XX: entre la autonomía, la subordinación y la anexión
En sus acuerdos, los regidores señalaron que había que responder, a la escasez de viviendas y a lo limitado del suelo edificable, con construcciones de dos plantas, puesto que las de tres plantas serían de excesivo coste, y se llegó a prohibir las de una sola planta para habitación en 1.857, “pues de lo contrario serán muchos los que harán casas bajas o almacenes de no muy buena perspectiva”.
En ocasiones, los propietarios agrupaban las parcelas de dos o más barracas para elevar en el solar resultante edificios de dos plantas.
De este modo se logró, que según los datos de 1.860-1.863, los pocos más de 4.000 vecinos del Grau ocuparan unas 374 edificaciones de las que solo 38 eran todavía barracas, un tipo de edificación que por aquel entonces todavía abundaba en el Cabanyal, y en 1.861 el consistorio afirmaba que “apenas se construye ninguna barraca en esta población”.
La calle Mayor, que antaño unía el portal de Valencia con los muelles, fue dotada de aceras y ensanchada absorbiendo algunas pequeñas plazas y el Óvalo, que daba paso desde el camino al núcleo histórico del Grau, de modo que solo la plaza inmediata a la iglesia de Santa María del Mar conservó tal carácter como plaza de la Constitución.
Se respondía así a la mejora de la viabilidad requerida por el tráfico de vehículos y personas que iban y venían entre el puerto y la ciudad de Valencia y su enlace sin obstáculos con el Nuevo Camino del Grao terminado en 1.802.
La urbanización se extendió desde el antiguo centro histórico de la calle Mayor hacia los sectores inmediatos.
La vecindad del Canyamelar y el auge del turismo explican que el barrio de San Antonio fuera proyectado por Manuel Fornés en 1.848 a partir del antiguo camino que iba desde la Vilanova al Cabanyal cruzando la acequia del Riuet (ubicada en lo que actualmente es la calle Francisco Cubells).
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El Urbanismo en Poblados Marítimos en los siglos XIX y XX: entre la autonomía, la subordinación y la anexión
Posteriores actuaciones rectificaron alineaciones, trazaron nuevas calles como la calle del Triunfo y plazas como la de Lucena en este sector enclavado entre las antiguas atarazanas y el vecino Canyamelar.
Casi simultáneamente se urbanizaron los terrenos próximos a la antigua plaza de Toros del Grau y a la estación del ferrocarril, tras los almacenes del muelle, para formar el barrio de San Roque, también el proyecto del arquitecto municipal Manuel Fornés (1.847).
Esta era una zona húmeda que había estado expuesta durante mucho tiempo a las inundaciones fluviales y dominada por las barracas, pero que se consolidó tras un desvío del Turia, acometido en 1.744, y sobre todo a raíz del emplazamiento de la estación del Grao en 1.852 cerca de la plaza del Mercado, donde todavía permanece.
Faltaban solo por ocupar, dentro del modesto término municipal, los terrenos de antiguos huertos situados entre el Óvalo, donde se proyectó la estructura porticada de un mercado en 1.880 sin éxito, y el cauce del Turia para formar el barrio de l’Hortet, pues como preveía el consistorio en 1.862 “en razón a que, teniendo por delante el Puerto, y por otro lado Pueblo Nuevo del Mar, es aquel punto por donde en sus días puede tener lugar el ensanche de la población«.
Cinco nuevas calles, tres paralelas y dos perpendiculares a la calle Mayor estaban en proyecto en 1.876 con una trama ortogonal (Que forma ángulo recto) que define manzanas cuadrangulares, de mayor superficie que las del centro histórico de la Vilanova, aunque algunas de las expropiaciones habían comenzado por iniciativa de la Diputación Provincial en 1.862.
Poco después se expropiaron más solares para prolongar las calles de Méndez Núñez y Liñán (actual calle Vidal de Blanes), de manera que conectaran con la plaza del Mercado y la Estación del Grau.
Para ordenar estas operaciones de ensanche del núcleo histórico del Grau, la Diputación Provincial encargó a Antonio Sancho en 1.856 un plano geométrico de Vila Nova del Grau, que el mismo arquitecto revisó cinco años después en un plano de alineaciones.
En ambos se refleja la intención de regularizar el trazado de las calles, sobre todo el cuadrante sudoccidental, el barrio de l’Hortet, y la mejor viabilidad entre poniente y levante, favoreciendo el acceso al mar.
La corporación provincial estimaba, en palabras de su presidente Ramón de Keyser que:
“[…] la realización tan deseada del puerto ha de traer en sí mismo, necesaria y forzosamente, el ensanche y dilatación del Grao; las calles todas, incluso las más anchas en la actualidad, serán estrechas para poder contener los carruajes que se dedicaran al transporte de los géneros, frutos y efectos de embarque y desembarque, porque convertido el Grao en depósito de central del Mediterráneo, desde el cual han de salir para lo interior, los objetos que se desembarquen, y para los puntos de la costa española y para los exteriores los productos de nuestra industria agrícola, el ámbito de esta población en el presente y debe ensancharse hasta el punto en que sea preciso si ha de llenar todas las condiciones indispensables de un pueblo de importancia […]”.
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El Urbanismo en Poblados Marítimos en los siglos XIX y XX: entre la autonomía, la subordinación y la anexión
En los últimos años de autonomía municipal, las autoridades de la Vilanova del Grau, todavía aspiraban a ampliar el área urbana con “los terrenos ganados al mar de los barrios de Caro y de Miranda para ensanche de la población, a cuyo fin se encargará al arquitecto municipal los proyectos, planos y memorias”, un canto del cisne entonados después de décadas de ensanches de los años 50 y 60 del siglo XIX y con la expectativa de beneficiarse del retroceso de la playa, que tanto había favorecido el crecimiento de los poblados vecinos.
En la práctica, el casco histórico del Grau, quedaba constreñido por el cinturón de hierro del ferrocarril que surtía las obras del puerto desde las canteras del El Puig y de la línea que viniendo desde Valencia se continuó hacia Aragón y Cataluña, la cual se impuso como un límite físico y perceptivo para los habitantes en aquel sector entre su realidad urbana y la capital valenciana.
Fuentes consultadas:
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Archivos autores
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Archivo del Reino de Valencia
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Archivo Histórico Municipal
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Archivo Administrativo Municipal
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Wikipedia
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Valencia Actúa
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Jdiezarnal
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Arquitectos de Valencia
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Arquitectos italianos en España
Bibliografía:
Existe mucha y muy variada bibliografía referente a los Poblados Marítimos, tan solo mencionaremos algunos de ellos:
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Guía urbana de Valencia. Marqués de Cruilles.
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Autoritarismo monárquico y reacción municipal. Amparo Felipo Orts.
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Insaculación y élites de poder en la ciudad de Valencia, Amparo Felipo Orts.
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Manual del viajero y guía de los forasteros en Valencia. Vicente Boix
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La Valencia musulmana. Vicente Coscollá
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Orígenes del Reino de Valencia. Antonio Ubieto.
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Antonio Sanchis Pallares. Historia del Cabanyal. Poble Nou de la Mar 1.238-1.897
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Antonio Sanchis Pallares. Historia del Grau
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Antonio Sanchis Pallarés. Historia de la Malvarrosa.
-
Albert Ribera Lacomba. Valencia romana, puerto fluvial y marítimo. Instituciones portuarias y vocación comercial.
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Isidro Planes. Sucessos fatales desta ciudad, y Reyno de Valencia o Puntual Diario de lo sucedido en los Años de 1.705, 1.706 y 1.707
-
Avecindados en la ciudad de Valencia en la época medieval. María de los Desamparados Cabanes Pecourt
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Los Poblados Marítimos. Inmaculada Aguilar y Amadeo Serra
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El Grau de València. La construcción d’un espai urbà. Josep Vicent Boira y Amadeo Serra
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El Cabanyal: permanencia y transformación. Luis Francisco Herrero García. Tesis doctoral. Universidad Politécnica de Valencia. 2.015
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La Casa de las Atarazanas de Valencia. Federico Iborra Bernad y Matilde Miquel Juan
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Las Atarazanas del Grao de la Mar. Gemma M. Contreras Zamorano
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El ornato urbano. La escultura pública en Valencia. Rafael Gil y Carmen Palacios
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Arquitectura del eclecticismo de Valencia. 1.983. Benito Goerlich
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Cerámica barroca en Valencia. María Eugenia Vizcaíno
-
Composiciones cerámicas valencianas del siglo XVIII. María Eugenia Vizcaíno Martí
-
Nomenclátor de las puertas, calles y plazas de Valencia: con los nombres que hoy tienen y los que han tenido. 1.873. Manuel Carboneres Quiles
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