La morería del Carme

La morería de El Carme

Sociedad y costumbrismo

Las morerías, en general, fueron áreas urbanas habitadas y controladas por la población musulmana.

Estos núcleos habían nacido debido a las capitulaciones otorgadas en el momento de la ocupación cristiana por las huestes de Jaime I.

En la rendición quedó establecido firmemente que aquellos que reconocían, acataban y se sujetaban a la autoridad del vencedor, preferían quedarse y residir en la ciudad, podían hacerlo y se les garantizaba plenamente el libre ejercicio y práctica de su religión, leyes, usos y costumbres, gobernando y administrando justicia según las leyes de la Alcorá, la Sunna y la Xara.

A las comunidades moras, se les llamó Aljamas y morería al barrio donde habitaban.

A pesar que en el trato favorable en las cláusulas de la rendición de Valencia había una que autorizaba a los musulmanes para poder salir de la ciudad (tanto hombres como mujeres pudieron hacerlo sanos y salvos con sus armas, toda la ropa y muebles) muchos ciudadanos musulmanes optaron por quedarse y se les señaló una zona del arrabal formada por algunas viviendas, patios y terrenos sin edificar, entre la acequia de Rovella y el foso de la muralla cercano a la Puerta de la Culebra (formaba una franja fronteriza con la actual calle de Baix), con el fin que construyeran un nuevo barrio, al que desde el Repartiment se le asignó el nombre de Vicus sarracenorum o de la Morería (en el Llibre del Repartiment aparecen estas donaciones englobadas in vico sarracenorum).

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El lugar pronto se formó como un conjunto de pequeñas viviendas, algunos patios y terrenos sin edificar, separados de la muralla de la ciudad por una estrecha franja de terreno situada en el área de la actual calle de Baix.

Era el punto desde donde se puede asegurar partía el antiguo camino a Castilla, con la presencia del Alfondech (almacén de mercaderías) como edificio principal.

La Morería fue citada por primera vez en el Llibre del Repartiment el 26 de mayo de 1.245.

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Así, la Morería o Aljama de Valencia nació como barrio extramuros de la ciudad.

El término Aljama se refiere a la institución corporativa que, al igual que los Consells cristianos, organizaba la vida municipal de la comunidad.

Esta especie de gueto cerrado por una línea mural de no mucha altura, comprendía todo el ámbito que ocupó la Misericordia, plaza de Sant Miquel y calles contiguas hasta la de la calle Corona.

Podía marcarse la línea que, partiendo del Alfondech, seguía la dirección a la calle Dalt, plaza de Mossén Sorell, hasta llegar a la mitad de la calle de la Corona, en la que cortando transversalmente por lo que fue el huerto de los Peraires, cerca de la actual calle Pinzón, llegaba al camino de Quart siguiendo la izquierda por los números pares hasta el Tossal y la actual plaza de Sant Jaume hasta, de nuevo, el comienzo de la calle de Dalt.

Esta área también se llamó la Vilanova del Raval.

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Su extensión cubría, aproximadamente, 3 hectáreas y media.

Los nombres de sus calles principales fueron: Tints Majors, Malcuinat, Major de la Morería y del Alfondech.

Tenía al menos dos plazas pequeñas, una en el espacio comprendido entre la de la Olivereta y otra frente a la mezquita.

Por la calle dels Tints (actual calle Corona) pasaba la acequia de Na Rovella que por aquel entonces se llamó de la Morería.

En un documento del 6 de mayo de 1.322 se habla de la cequia de la Morería apellada de Na Revella.

En 1.406, según afirmó el dietarista Francisco Joan, se abrió una calle por entonces llamada Major de la Morería (actual calle de Sant Miquel), continuaba por la de Malcuinat atravesando todo el barrio de norte a sur.

El barrio era pequeño, de calles estrechas pero sin recovecos, lejos de aquellas vías sin luz, sucias y sobradamente pobladas.

Sus casas eran humildes, no muy grandes y conservaban el carácter arabesco.

Una aljama que, tanto a través de su élite, las familias Xupió, Ripoll o Bellvis, como a través de sus artesanos y humildes mercaderes, sería el corazón del mudejarismo valenciano en el Cuatrocientos.

En sus primeros años estaba formado por algo más de 500 vecinos.

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Todo el perímetro de la Morería se hallaba cerrado por un muro, no muy alto, que más que como defensa, se hizo para señalar los límites del lugar, esta muralla no era continua ya que las casas que seguían su línea sirvieron para formar parte del circuito cerrado.

Como puntos de acceso existían puertas: la de la Batlia, situada en la calle de Baix junto al Alfondech; era el acceso principal a la Morería.

Desde intramuros se accedía a esta entrada por la Puerta de la Culebra, llamada después de la conquista puerta de la Morería (situada en la actual calle de Salines).

La del Malcuinat se encontraba junto al horno musulmán en el área de la actual plaza de Mossén Sorell.

La calle de l’Esmolador recaía a la dels Tints Majors, junto a los baños árabes.

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Otra puerta era la abierta en el camino de Quart, inmediata a la plaza del Tossal (Tros Alt), en la parte donde se situaban las carnicerías.

En un principio, la población que había decidido vivir en aquel lugar siguió ejerciendo sus costumbres familiares y cotidianas (arraigadas desde el siglo VIII), su laboriosidad en las manufacturas artesanas o el habla árabe.

El 26 de febrero de 1.268 se otorga un privilegio a la aljama de sarracenos de Valencia, que establecía normas para las demandas civiles y criminales.

Con el fin que los musulmanes poblaran totalmente la Morería se les concedieron ciertos privilegios.

El 17 de febrero de 1.277 Pedro III expidió una orden por la que autorizaba a los musulmanes valencianos que se hallaban próximos a la ciudad o arrabales, el poder habitar en el lugar, permitiéndoles regirse según la Sunna (La Sunna es una colección de enseñanzas, dichos y aprobaciones (o desaprobaciones) silenciosas del profeta islámico Mahoma y algunos de sus compañeros. El Corán y la Sunna son las dos fuentes primarias de revelación de Dios y definen las bases de la religión musulmana: su teología y legislación) y sus propias costumbres.

Posteriormente, por otro privilegio, se disponía que cuantos se estableciesen en la Morería serían considerados durante un año completamente exentos de todo impuesto que se acostumbrar a a cobrar a otros musulmanes, contándose aquel plazo a partir del momento mismo que se asentaran en dicha aljama.

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Desde 1.280 hasta 1.356 la Morería no debió pasar de los 200 habitantes, pero al inicio de un extraordinario crecimiento económico la convertiría, como al resto de la ciudad, en un foco de atracción de emigrantes, que produciría una aumento de la población considerable.

A la Morería fueron los musulmanes procedentes de otras zonas rurales, unos atraídos por la oportunidad económica y otros huyendo de los continuos asedios de Pedro I de Castilla.

Entre estos moradores se hablaba un dialecto del árabe.

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A partir de 1.356 el recinto de la morería formó parte del interior de la ciudad, dentro de las nuevas murallas construidas por Pedro IV; pero esto no fue óbice para que en 1.398 se produjera otro asalto al lugar.

La morería se encontraba entre el muro nuevo y el viejo, pero este último y su puerta se derribaron para facilitar la construcción de edificios, y el barrio de los musulmanes quedó de hecho unido a la ciudad (quedo unido de hecho a la ciudad, pero no de derecho).

Junto al Tossal se había construido el convento de la Puridad, pero por miedo a la cercanía vecinal musulmana se fabricaron fuertes y altos muros que defendiesen a las sagradas vírgenes que habían de consagrarse a Dios, de los irreverentes insultos que podían acaecer por parte de los sarracenos.

Los servicios del lugar eran limitados pero no insuficientes.

Entre los establecimientos el más notable era el Alfondech (especie de almacén de distinta mercaderías) donde tenían lugar transacciones comerciales.

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Se situaba entre las actuales calles Dalt y Baix, en un punto cercano a la desembocadura de la actual calle del Hostal de Morella.

Las escasas boticas se cotizaban a un precio bastante elevado, siendo propiedad de los cristianos que las alquilaban a los mudéjares.

El término Mudéjar deriva de la palabra árabe mudayyan (transcrita mudaʒʒan, que significa “doméstico” o “domesticado”), de naturaleza despectiva, que se utiliza para designar a los musulmanes que permanecieron viviendo en territorio reconquistado por los cristianos, se les permitía seguir viviendo entre los cristianos sin cambiar de religión, a cambio del pago de un tributo, aunque segregados en barrios llamados morerías y menos específicamente aljamas y bajo su control político, durante el proceso de avance de los reinos cristianos hacia el sur (denominado Reconquista), que se desarrolló a lo largo de la Edad Media en la península ibérica.

La convivencia empezó a deteriorarse a partir del siglo XIV, y siglo XVI sus descendientes, los moriscos, fueron expulsados.

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Por otra parte, el erario público ingresaba los impuestos establecidos para los establecimientos, de 5 a 10 sous en 1.510.

Entre las tiendas para el consumo diario se encontraban los hornos; se hallaban junto a la cárcel, formando frontera al muro y al cementerio, junto a la Puerta del Malcuinat; todo ello, aproximadamente, en el área recayente a la plaza de Mossén Sorell, en el lugar que, posteriormente, se llamó las Quatro Esquinas.

Las carnicerías se hallaban en la calle Major, pegadas al muro, junto al Tossal (Tros Alt).

En 1.322 ya existían en el barrio dos carnicerías y un obrador contiguo a ellas que pertenecían a las monjas clarisas del inmediato convento de Santa Isabel o Puridad.

El 18 de julio de 1.376 un privilegio de Pedro IV, concedido a la aljama de Valencia, faculta el disponer de una nueva carnicería propia para su único servicio.

En esa época había adjunta dos casas, una de las cuales servía de depósito de reses vivas.

Estas carnicerías tuvieron mucha influencia y pronto fueron conocidas como carnicerías del Tozal, las que después se situaron junto al mercado de Mossén Sorell, en el callejón que une la antigua plaza de la Olivereta y la de Mossén Sorell, se colocó una placa que indica este traslado y consta que se verificó el sábado 10 de mayo de 1.788.

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El molino se situaba en el centro de la morería, más cercano a la zona actual del mercado de Mossén Sorell, en la parte que recae a la calle de Dalt.

En documentos del siglo XV consta que existía un molino donde posteriormente se instaló el de la calle de la Corona movido por la acequia de Rovella.

La mezquita era el centro político-religioso del mudéjar.

Se situaba, aproximadamente, en el centro de la morería, donde posteriormente, se erigió la iglesia de Sant Miquel y de Sant Donis.

La constitución del centro religioso permitió a los musulmanes del barrio continuar practicando el Islam, su enseñanza, bajo la garantía y protección de la Corona, constituyendo una comunidad que evolucionó paralela e independiente de la cristiana.

El alamín (antiguamente, recibía el nombre de alamín la persona diputada en algún pueblo para reconocer y arreglar los pesos y medidas, especialmente en las cosas comestibles. También tenían la encomienda de arreglar la calidad y precio de ellas. Alamín es dicción arábiga que significa hombre o persona de confianza. Cuidaban de dar precio justo de las cosas y estaba su nombramiento a cargo de los Alcaldes mayores) podía dirigir públicamente la oración, aquella que representaba la tercera regla del credo musulmán.

En una de las dependencias junto al horno y la necrópolis estaba situada la cárcel o les cases del carceller.

Uno de sus laterales estaba formado por el muro, cerca de la puerta del Malcuinat, aquella que daba acceso al cementerio.

Las paredes posteriores de este edificio carcelario formaban parte de los límites de la muralla.

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Este cargo de carcelero era desempeñado por cristianos que gozaban de confianza del Baile.

En 1.431 el carcelero de la morería se llamaba García Sanxez y en 1.442 desepeñaba el mismo cargo Francesch Manyez.

El cementerio musulmán se hallaba fuera del recinto, junto a la puerta de la Culebra.

Tras la constitución de la morería, la necrópolis se desplazó frente a la puerta del Malcuinat.

No podían faltar los baños, el otro centro de reunión y comunicación social.

Uno de los laterales recaía a la actual calle de la Corona, al principio de esta vía en sus números impares.

Estos baños ocupaban el terreno aproximado que partía desde la actual plaza de Vicent Iborra, en la zona donde posteriormente se instalaría la Casa de la Misericordia.

Fue un lugar muy visitado y se constituyó en uno de los más amplios edificios situados dentro de la morería.

Se procuró instalarlos cerca de alguna conducción de agua que pudieran aprovechar fácilmente para sus usos personales, eligiendo en este caso la acequia de Rovella que bordeaba el arrabal.

Al frente de este establecimiento se hallaba un cristiano que recaudaba el impuesto que los mudéjares debían pagar anualmente al Bayle General.

Estos baños se hallaban separados por patios al descubierto y contaban con el local de baño, lugar principal dotado de una gran balsa donde se sumergían todos los concurrentes, estos estaban provistos de unos canales de desagüe: las aguas sucias se conducían a la cercana acequia de Rovella hasta el siglo XV, cuando se comenzó a construir el sistema de alcantarillado en esta parte de la ciudad.

En otra habitación contigua se calentaba el agua por medio de unas calderas, estancia que se conoció como casa calenta; otras estancias servían como almacén, cuadras.

En estas instalaciones eran indispensables el pozo o la noria para extraer el agua y un cuarto donde se guardaba la leña.

De los datos ofrecidos por Rodrigo Pertegás, se desprende la situación exacta de los baños situados cerca del callizo (callizo dicese de  un paso angosto y prolongado que hay en el muro, pared o en casas, o en elevación en los territorios. Callejón, senda estrecha) antiguamente denominado del Botgí (Botxí).

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Los mudéjares valencianos tuvieron siempre la condición de sometimiento.

Contribuyeron de forma importante al progreso económico, destacando en operaciones mercantiles, manufacturera textil, artesanos del metal (reminiscencia de este oficio de ferrers fue la de calderero que caracterizó a esta zona de El Carme y que daría nombre a la calle Calderería), manufacturas como el tinte, la marroquinería o la alfarería.

Entre los siglos XV y XVI se puede apreciar la presencia de los dedicados a la fabricación del calzado (spardenyers y çabater).

A los cristianos no se les estaba permitido, bajo pretexto alguno, vivir en la barriada, a pesar que algunos permanecieran en ella por la práctica de las apuestas en ciertos juegos prohibidos como los dardos o la taba, aunque podían disfrutar de propiedades dentro de la morería, como casas alquiladas a los musulmanes.

Marín I, en marzo de 1.409, reiteraba la prohibición que ningún cristiano tuviera domicilio en la morería aduciendo dos razones: que del trato mutuo pudieran sobrevenir nacimientos mixtos y que la frecuente conversación y asidua familiaridad, pudiera inclinar el ánimo de los cristianos a las costumbres supersticiosas de los sarracenos.

A mediados del siglo XV la morería alcanzaba todo su apogeo.

Poco a poco, varias de las casas fueron habitadas por cristianos y en el segundo tercio del siglo XVI, el barrio, ya conocido como el de la Vilanova, estaba ya habitado, mayoritariamente, por cristianos viejos y nuevos.

Pasaron años de una relativa tranquilidad y convivencia con los nuevos ocupantes cristianos.

Pero esta relativa convivencia y tranquilidad fue solo en sus primeros años; a partir del siglo XVI la separación de ambas comunidades era evidente, las creencias religiosas constituían una barrera insalvable; y es que en la morería vivían los míseros descendientes de los vencidos, en un estado de soportable servidumbre, con la consabida animadversión de los cristianos apoyados moral e ideológicamente por la iglesia.

En 1.276 ya había sido asaltada la morería por algunos cristianos; en 1.303 se prohibió a los mudéjares hacer sonar sus instrumentos desde lo alto de las torres y mezquitas, un acto que anunciaba la çala; en 1.311 Clemente V advertía la ofensa que constituía la libertad que gozaban los sarracenos; en 1.318 Jaime II prohíbe invocar a Mahoma, bajo pena de muerte; etc.

Se urdían tenebrosas maquinaciones.

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A finales del mes de mayo de 1.455 corrieron por la ciudad rumores sobre un asalto que se pensaba dar a la morería, así fue, se consumó el hecho que tendría tanta repercusión negativa para el barrio.

Llegó el domingo 1 de junio, y juntándose un grupo de muchachos inducidos por extremistas como Garcerán, Mercader, Ínigo de Cardona, Bernardina de Borja y algunos más, que posteriormente se unieron a la revuelta en nombre del orden y de la religión y tras derribar las puertas asaltaron el recinto.

La Aljama no volvió a recuperarse, ni económica ni demográficamente, a pesar de los esfuerzos de la propia municipalidad; al ambiente social más hostil, se unía la implantación del Tribunal del Santo Oficio (Tribunal de la Inquisición) y la orientación hacia la liquidación de las minorías sociales: moros y judíos.

El 8 de octubre de 1.525 se publicó un edicto ordenando a todos los moros que se convirtieran cristianos en un plazo de 8 días.

A partir de entonces comenzó la era de los moriscos, sustituyendo su nombre a los sarracenos.

En enero de 1.529 un bando prohibía a los cristianos nuevos hablar en árabe.

El 8 de febrero de 1.563 se les apremió para que entregaran cuantas armas poseyeran, “ya que representaba un grande peligro”.

Así fueron perdiendo poco a poco todas sus costumbres y señas de identidad, muy amenazadas desde hacía mucho tiempo.

Cualquier acto de procedencia árabe era duramente castigado.

La barriada comenzó a llamarse por esta época Vilanova del raval o Raval de la Vilanova, que comprendía también la zona de la calle de la Corona y Mossén Sorell.

En el siglo XVII, en la parte que recaía al Tossal (Tros Alt), vivía el verdugo de la ciudad, a estos se les conocía como “morro de vaques” o “botxí”, cuya casa habitación comenzó a construirse por aquel entonces.

Orellana confirma que a la morería fueron a parar los oficios más molestos o peligrosos para los ciudadanos.

Por esta época apenas vivían 20 familias musulmanas que intentaban subsistir a los embargos por deudas y a la presión proselitista cristiana.

Un hecho que acabó de rematar la morería fue el decreto de expulsión de los moriscos de todo en antiguo Reino en 1.609, los primeros expulsados fueron los del Reino de Valencia.

En total fueron expulsados más de 300.000 moriscos, la mayoría de ellas del Reino de Valencia y Aragón.

Se puede decir, con cierta rotundidad, que es en ese momento cuando la morería de Valencia deja de existir como barrio de carácter árabe.

Se pude decir que el carácter musulmán que impregnó el lugar durante más de tres siglos, ya no fue igual, ni siquiera parecido.

El barrio de la morería tocaba a su fin y así sucedió.

Muy pocos valencianos conocen su existencia y donde estuvo enclavado.

Sobre su recuerdo nos deja unas palabras Sanchis Guarner:

“[…] Es sensible, pero, que la toponimia urbana actual no haya dedicado absolutamente nada al recuerdo de la Morería valenciana […]”.

La huella musulmana fue honda y perdurable, bastante más que un conjunto de casas y piedras desaparecidas; es toda una estela espiritual que el valenciano lleva, inexorablemente, impregnada.

 

Fuentes consultadas:

Bibliografía:

Existe mucha y muy variada bibliografía referente al Carmen, por tanto, tan solo mencionaremos algunos de ellos:

  • Guía urbana de Valencia. Marqués de Cruïlles.

  • Barrio del Carme de Valencia. Marí Ángeles Arazo

  • Autoritarismo monárquico y reacción municipal. Amparo Felipo Orts.

  • Insaculación y élites de poder en la ciudad de Valencia, Amparo Felipo Orts.

  • La población del barrio del Carmen. Manuela Balanzá

  • Manual del viajero y guía de los forasteros  en Valencia. Vicente Boix

  • Historias y anécdotas del Barrio del Carmen. Juan Luis Corbín

  • La Valencia musulmana. Vicente Coscollá

  • Avecindados en la ciudad de Valencia en la época medieval. María de los Desamparados Cabanes Pecourt

  • El Carme. Crónica social y urbana de un barrio histórico. Rafael Solaz Albert

  • El Carme de l’obrador al pub. Manuel Hernández i Martí Gil

  • Morfología del barrio de El Carme. Manuela Balanzá

  • El ornato urbano. La escultura pública en Valencia. Rafael Gil y Carmen Palacios

  • Valencia Centro Histórico. Trinidad Simó Terol

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