Palacio Real y Duques

Palacio Real y Duques

El Palacio Real y los Duques de Calabria. Monasterio de San Miguel de los Reyes

La Corte de los Duques de Calabria

Los Duques tan pronto llegan a Valencia, se establecieron en el Palacio Real, edificio histórico junto al río Turia, en cuyo lugar ya tuvieron su finca de recreo los reyes musulmanes y donde Jaime I situó uno de sus campamentos, en el sitio de la ciudad.

Y allí, tras la conquista, ubicó casona y huerto (de ahí que se conociera como rahal, este nombre designa, en el contexto histórico y geográfico de al-Ándalus, a las explotaciones agrícolas de carácter familiar de menor extensión que las alquería. Estaban cultivadas por arrendatarios o aparceros y consistían normalmente en una sola casa o edificación. Tras la reconquista, la acepción como tal perdió sentido y ya solo se usó como nombre histórico, en ocasiones como sinónimo de heredad. No obstante, algunos rahales dieron origen a poblaciones actuales, que conservan el término en su topónimo), mejorando y ampliando el complejo, aumentando los jardines y dotando la residencia para los monarcas que le sucedan.

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Palacio Real y Duques

El Palacio Real y los Duques de Calabria

La Corte de los Duques de Calabria

El Palacio

Pedro IV, tras la Guerra de los Dos Pedros, lo restaura y reconstruirá con grandeza y suntuosidad; Joan I gozará del Palacio, junto a su corte refinada y brillante, incluso Alfonso el Magnánimo celebrará en este Palacio las fiestas de su matrimonio con doña María de Castilla; Fernando el Católico mejorará el parque zoológico, anexo a la finca, dotándolo de leones, osos, gacelas, ciervos y otros animales.

La fachada la enmarcaban dos torres a ambos lados, gran número de puertas, balcones y ventanas; dentro contaba con dos patios: el primero con escaleras principales y en el segundo se disponían las dependencias y el cuerpo de guardia; y todo rodeado de cuidados y pintorescos jardines con albercas y piscinas.

A la derecha, un gran edificio y en una de las dos torres un reloj, con sendos horarios; a la izquierda, otro edificio, más pequeño, donde se acomodaban los jardineros y otros mozos del alcázar.

Los Duques mejoraron notablemente el Palacio, que llegó a ser una de las más lujosas y cómodas residencias de la Corona de Aragón, atendida por un conjunto de más de 200 personas.

Los Duques se instalan en este inmenso palacio y, tras la muerte de su madre, doña Isabel de Banzo el 3 de marzo de 1.542, vienen a vivir en él las infantas Isabel y Julia, hermanas de Fernando

Desde Ferrara (Italia) traen las infantas sus muebles, todas las joyas en oro y plata, sedas, camas, lienzos y libros, incluso la cámara de sus padres, los reyes de Nápoles.

En poco tiempo, en los salones del palacio, se reúne una selecta Corte que va a desarrollar una intensa vida literaria, artística y social.

Esta era la corte de los Duques, lugar de esparcimiento, baile en sus salones y alegría en sus jardines, cuna de honor, fomento de las letras, culto de la cortesía y expresión de la galantería, en definitiva, lujo con distinción, bullicio con elegancia, salas donde se dialoga o se escenifica, en amena controversia, ambiente de viveza, ocurrencia y sátira en la conversación.

Todo ello irá languideciendo tras la ausencia de doña Germana.

Palacio Real y Duques

El Palacio Real y los Duques de Calabria

La Corte de los Duques de Calabria

La muerte de doña Germana

En el verano de 1.536 la Virreina se encontró presa de un grave dolor de estómago, incluso sufrió una ataque de apoplejía (derrame cerebral), que le dejó la boca torcida.

Se decidió confesar y en su cámara del Palacio Real de Valencia hizo testamento el 28 de septiembre en presencia de testigos.

El Duque, con lo más florido de la nobleza valenciana, había embarcado en Barcelona el 30 de mayo de 1.535 en la expedición emprendida por el Emperador contra Barbarroja, en la empresa de Túnez, al enterarse del estado de salud de su esposa, regresa de inmediato, pero apenas regresado de la expedición, el Duque de Calabria, sobrevino el fallecimiento de su esposa, acaecido en la Villa de Liria.

Es correcto admitir que a las seis de la tarde del 15 de octubre, ante su esposo y otros 3 caballeros valencianos que la visitaban, sufrió otro ataque apopléjico, perdió el habla y a la una y media de la madrugada expiraba, en el edificio que actualmente ocupa el ayuntamiento de la ciudad.

El Duque de Calabria ordenará el entierro desde Liria a Valencia, trasladan el cadáver en andas, acompañado de 100 clérigos con antorchas, depositándolo en el monasterio que todavía era Bernardo, delante del altar mayor y en tierra.

Ante el deterioro de la iglesia, el Duque dispondrá el 8 de septiembre de 1.537 que sea trasladado a la iglesia del convento de Jesús, a media noche y sin acompañamiento alguno y allí quedará hasta el 17 de enero de 1.546, siendo ya cenobio jerónimo.

En cuanto a la sustitución de los cistercienses por los jerónimos, se sostuvo que el Duque, se valió de la treta de convidar a los primeros para introducir a los segundos en el cenobio, pero lo cierto es que habiéndoles comunicado la Bula, el notario Sebastián Camacho conminó a abandonar el edificio a la comunidad Bernarda.

Como ya hemos comentado el 17 de enero de 1.546 fueron trasladados, procesional y solemnemente, los despojos de la última reina de Valencia y los de la infanta doña Julia, hermana del Duque, desde el monasterio de Jesús, en las afueras de Valencia, al Monasterio nuevamente fundado de San Miguel de los Reyes.

Años después, el 22 de enero de 1.550, también recibiría sepultura la infanta doña Isabel de Aragón y de Nápoles, la otra hermana del Duque; su cuerpo se depositó en la parte del Evangelio, junto al altar mayor, debajo de la sepultura de doña Germana.

Con esta ocasión doña Julia y doña Isabel, que estaban al lado de la reina doña Germana, pasaron al lugar destinado a sus padres y hermanos, de forma que la reina quedaba sola, el Duque estaría en medio de la capilla mayor y sus padres morarían con las hermanas.

Al día siguiente de la muerte de doña Germana, el propio Duque requieren al notario Ramón Florenza para que abra y publique el testamento de la reina; abierto este, el Duque y los albaceas manifestaron aceptarlo en todas sus cláusulas, según las cuales:

  1. La reina pide ser enterrada sin pompa alguna en el Monasterio de San Bernardo, que entiende y desea que sea de jerónimos, en el mismo lugar donde ahora estaban los cistercienses de san Bernardo, proyecto que había sido tomado juntamente con el Duque., que había de ser su fundador.

  2. Lega al Monasterio de San Bernardo (al que encarga misas por el descanso de su alma) todos los dineros que se encontraren, así como 1.000 ducados de renta anual, sobre la ciudad de Valencia y otras villas reales, para sostenimiento de los monjes, así como hace donación de todo lo perteneciente a su Capilla Real.

  3. Deja mandas para vestir pobres, casar huérfanas y redimir cautivos.

  4. Asigna 500 ducados para cada una de sus damas y otro tanto para sus criados.

  5. Hace donación de todas sus joyas y piedras preciosas a su esposo, exceptuando un hilo de 136 perlas para la infanta Isabel, hija del emperador y una copa de oro esmaltada para este.

  6. Un legado de 100 ducados para el Hospital General de Valencia.

  7. Y concede 1.000 ducados a su secretario particular Jerónimo Içis, a la vez que encarece no se le pidan cuentas de su administración.

Palacio Real y Duques

El Palacio Real y los Duques de Calabria

La Corte de los Duques de Calabria

El Duque de Calabria, Virrey (1.536 – 1.550)

Fallecida doña Germana de Foix, el Duque de Calabria, don Fernando de Aragón, es nombrado de nuevo virrey del Reino de Valencia, jurando Furs e Privilegis del Regne en la Catedral el 24 de mayo de 1.537, ante el Arzobispo Erardo de la Marca presidiendo desde ese momento el Real Consejo, como Virrey y Capitán General.

Durante su gobierno hubo de atender el problema de los moriscos que, en contacto con los africanos de Barbarroja, inquietaban continuamente el reino.

Próximo artículo: San Miguel de los Reyes

 

Fuentes consultadas:

Bibliografía

Existe muchísima y muy variada bibliografía referente al Monasterio de San Miguel de los Reyes, por las limitaciones de espacio, tan solo mencionaremos algunos de ellos:

  • Guía urbana de Valencia antigua y moderna. Marqués de Cruïlles.

  • Diccionario de la Historia Eclesiástica de España. Quintín Aldea Vaquero.

  • Los monasterios aragoneses, Elena Barlés Báguena.

  • Catálogo Monumental de la Provincia de Valencia. Felipe Garin y Ortiz de Taranco.

  • Los monasterios valencianos: Su economía en el siglo XV. Amparo Cabanes Pecourt.

  • Los monjes españoles en la Edad Media. fray Justo Pérez de Urbiel y Santiago.

  • Monasterios valencianos: su historia y arte. Carlos Sarthou Carreres.

  • La Orden del Cister en tierras valencianas. Bernardo Bono y Barber.

  • El reino de Castilla en la época de Alfonso VIII. Julio González

  • El Monasterio de Valldigna y sus abades. José Toledo Guirau.

  • Historia del Real Monasterio de Poblet. Jaime Finestres y de Monsalvo

  • Historia de la Orden de San Jerónimo. José de Siguenza

  • Las cartujas valencianas y la desamortización de Mendizábal. Francisco Roca Traver.

  • El Monasterio de San Miguel de los Reyes. Francisco Roca Traver

  • Apuntes históricos sobre los Fueros del antiguo Reino de Valencia. Vicente Boix. 1.854.

  • Arquitectura religiosa del siglo XVII en la ciudad de Valencia. Fernando Pingarrón.

  • Décadas de la Historia de la insigne y coronada Ciudad y Reyno de Valencia. Gaspar Escolano.

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