Orden de la Cartuja

Orden de la Cartuja

El Monasterio de San Miguel de los Reyes

Esta Orden va a afincarse en tierras valencianas a finales del reinado de Jaime I, tal vez una de las instituciones más generosamente atendida por este monarca.

Como ya hemos comentado en artículos anteriores, en el siglo XIII las órdenes religiosas van a adquirir una extraordinaria implantación, toda vez que el monje, hasta el momento retirado en su abadía, deja lugar al fraile (dominico o franciscano), que atiende otras o nuevas necesidades de una sociedad, en la que convive el burgués y el plebeyo; el mendicante sale a la calle, pide limosna y predica en las plazas de las villas, pero todas y cada una de ellas buscan y consiguen su asentamiento, adecuándolo a su regla y a las necesidades de una naciente sociedad y pronto monasterios y conventos llegan a cubrir un tercio de la propia capital del reino.

No descuidan su colaboración, las órdenes militares que desde un principio ofrecen sus mesnadas (Conjunto de hombres armados que en la Edad Media estaba a las órdenes de un rey, noble o señor) al monarca para conquistar tierras, cubrir y defender fronteras: Orden de la Merced, del Temple, de Calatrava, Hospital, Santiago y San Jorge, cumplen su doble compromiso de combatir como guerreros-religiosos e ir ocupando y manteniendo seguras las tierras conquistadas, sobre las que actúan como terratenientes-empresarios, en el monje se aúnan la virtud del religioso y el heroísmo del guerrero.

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Orden de la Cartuja

El Monasterio de San Miguel de los Reyes

Es necesario considerar que el mundo rural había seguido al monje, apiñando sus casas cercanas a las abadías y colonizando tierras al amparo de la fortaleza moral de aquellos religiosos, no obstante, el monasterio va quedando aislado, arraigado en sus tierras, ganados y granjas, dejando atrás su inmensa e intensa contribución social en la agricultura, industria y el comercio, arte, liturgia o la enseñanza.

Su esfuerzo material y humano, al lado del monarca, devino sustanciosas dotaciones que les permitían mantener un ejército que le era imprescindible en la política, sostenida muchas veces por las propias órdenes religiosas, que llevaban a cabo incursiones militares bajo su estricto control.

Posteriormente, correría a su cargo la defensa de aquellas comunidades que, al amparo de sus castillos, iban abriendo surcos a una agricultura incipiente para mantener un reino, desempeñando la función de gestores de una población.

La organización, amplia autonomía, experiencia en el combate y generosidad hacía de las órdenes religiosas el brazo mejor dispuesto al servicio de la Corona, cumpliendo su vida en monasterios-cuarteles, siempre dispuestos a una inmediata actuación.

Desde sus castillos promocionaban la llegada de nuevas familias cristianas, atiende granjas, levanta iglesias y sirven de ejemplo moral a los llegados.

El origen de la orden cartuja fue la asociación de unos monjes ascetas (El ascetismo es la doctrina filosófica o religiosa que busca, por lo general, purificar el espíritu por medio de la negación de los placeres materiales o abstinencia).

Fue fundada por San Bruno de Colonia, maestre-escuela de la Iglesia de Reims quien, deseando practicar una vida más perfecta, se presentó con 6 compañeros más, al obispo de Grenoble (Francia), que les concedió para que se establecieran, un  lugar agreste y desierto: la Chartreuse en 1.804 (El monasterio de la Gran Cartuja (Grande Chartreuse) es la casa-madre y principal monasterio de la Orden de los Cartujos. Está situado en la comuna de Saint-Pierre-de-Chartreuse, en el departamento de Isère (Francia), a pies del Grand Som, la cuarta cima más alta del Macizo de la Cartuja), cerca de la ciudad.

Allí construyeron una capilla en honor de la Virgen y celdas a su alrededor, practicando la regla de San Benito, aprobada en 1.160 por el papa Alejandro III: Silencio absoluto, abstinencia de carnes, distribución del tiempo entre oración y trabajo (ora et labora) y dedicándose, preferentemente a cultivar su huerto y transcribir y copiar libros, su única conversación eran las palabras “memento mori” (Recuerda que morirás) y su hábito blanco.

Al propio tiempo, san Bruno fundó también un establecimiento en La Torre (Calabria, suroeste de Italia), donde fallece en 1.101, cuando la Orden se había difundido de manera considerable, llegando a contar con 282 comunidades.

Construido el monasterio, el cenobio continuo dispuesto en celdas individuales e independientes.

Esta Orden se basa en el esquema benedictino aun cuando buscando la soledad, comportando una nueva estructura arquitectónica que supone:

  1. una zona eremítica destinada a los padres y sacerdotes, ubicada en lo más recóndito posible del complejo cenobial. del que forman parte el claustro mayor y las celdas que lo flanquean.

  2. un espacio comunitario o cenobítico, sito en los claustro menores, en el que el padre y los hermanos se reúnen alrededor de la iglesia, sacristía, aula capitular, capillas, refectorio y biblioteca.

  3. la parte dedicada a los servicios y, por tanto, comunicada con el exterior.

El Prior Basilio de Borgoña, a ruegos de Alfonso II, funda en 1.163 la Cartuja de Scala Dei, en las montañas al oeste de Tarragona, que iba a ser la madre de todas las cartujas de la península.

El prelado dominico y Canciller de Jaime I, fray Andreu de Albalat (a quien más debe la diócesis valentina en orden a su organización) rápidamente se hizo cargo de la importancia de contar con los cartujos y, al tal efecto les compró una propiedad que había sido de Ximén Pérez de Arenós, en el Valle de Llullén (al norte de Lliría y al sur de Segorbe), envuelta de montañas cubiertas de pinos, donde la cartuja iba a fundar en 1.272, la cartuja de Santa María de Portacoeli; Jaime I aprobará seguidamente la donación e inmediatamente su prior, Bernat Nomdedeu, levantará una pequeña iglesia y construirá unas celdas en su entorno.

Pedro III, en 1.277, reconocerá aquella posesión con todas sus tierras, leñas, bosques, pastos, rentas y derechos.

La cartuja de Portacoeli colaborará en la fundación de las cartujas de Ara Christi (1.586), Via Coeli (1.640) y Vall de Christ (1.386), al tiempo que esta última fue la casas madre de la de Valldemosa (Palma de Mallorca).

A lo largo de los últimos años del reinado de Jaime I se localiza en el Reino de Valencia la más estricta de las órdenes de la cristiandad, los cartujos silenciosos; llevaban una vida de extremo rigor, contando con pequeñas cabañas alrededor del claustro, en las que cada monje vivía la mayor parte de su vida como un ermitaño, en un silencio casi absoluto y comiendo solo y una sola vez al día, ayunando a pan y agua la mitad de la semana y encerrándose en una vida de oración con Dios.

La primera fundación de los cartujos en la Corona de Aragón (y también la primera de la península) fue la cartuja de Scala Dei, en el priorato catalán, fundada en 1.163 por el prior Basilio de Borgoña y seis monjes enviados por el prior general de la orden, a ruegos de Alfonso II de Aragón, esta iba a ser la Casa madre de las demás cartujas que fueron estableciéndose en la península hasta su exclaustración en 1.838.

Los cartujos conquistaron pronto el respeto de Jaime I y, al propio tiempo, la admiración del obispo, el dominico Andreu de Albalat, quien tenía puesta toda su actividad en conseguir el asentamiento del mayor número de casas de religiosos en las tierras recién conquistadas en el Reino de Valencia, y bien pronto se apresuró a conseguir los servicios de los cartujos.

Próximo artículo: Orden de los Jerónimos

 

Fuentes consultadas:

Bibliografía

Existe muchísima y muy variada bibliografía referente al Monasterio de San Miguel de los Reyes, por las limitaciones de espacio, tan solo mencionaremos algunos de ellos:

  • Guía urbana de Valencia antigua y moderna. Marqués de Cruïlles.

  • Diccionario de la Historia Eclesiástica de España. Quintín Aldea Vaquero.

  • Los monasterios aragoneses, Elena Barlés Báguena.

  • Catálogo Monumental de la Provincia de Valencia. Felipe Garin y Ortiz de Taranco.

  • Los monasterios valencianos: Su economía en el siglo XV. Amparo Cabanes Pecourt.

  • Los monjes españoles en la Edad Media. fray Justo Pérez de Urbiel y Santiago.

  • Monasterios valencianos: su historia y arte. Carlos Sarthou Carreres.

  • La Orden del Cister en tierras valencianas. Bernardo Bono y Barber.

  • El reino de Castilla en la época de Alfonso VIII. Julio González

  • El Monasterio de Valldigna y sus abades. José Toledo Guirau.

  • Historia del Real Monasterio de Poblet. Jaime Finestres y de Monsalvo

  • Historia de la Orden de San Jerónimo. José de Siguenza

  • Las cartujas valencianas y la desamortización de Mendizábal. Francisco Roca Traver.

  • El Monasterio de San Miguel de los Reyes. Francisco Roca Traver

  • Apuntes históricos sobre los Fueros del antiguo Reino de Valencia. Vicente Boix. 1.854.

  • Arquitectura religiosa del siglo XVII en la ciudad de Valencia. Fernando Pingarrón.

  • Décadas de la Historia de la insigne y coronada Ciudad y Reyno de Valencia. Gaspar Escolano.

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