La muerte del Duque

La muerte del Duque

El Monasterio de San Miguel de los Reyes

La muerte del Duque de Calabria y su biblioteca

El 23 de octubre de 1.550 dicta su testamento ante el notario Sebastián Camacho y nombrando como albaceas testamentarios a su esposa doña Mencía de Mendoza, al Prior General de la Orden de los Jerónimos, al Prior de la Orden de Predicadores y al Prior del Monasterio de San Miguel de los Reyes, en cuyo cenobio mandaba ser sepultado; sin embargo, horas después de aquel testamento y poco antes de su muerte, otorgó un codicilo (En derecho romano, conjunto de disposiciones de última voluntad salvo la institución de heredero o la desheredación; no requiere las formalidades de un testamento y a menudo es una modificación del mismo), según el cual concede 400 ducados a los pobres del Hospital de Valencia, a su hija natural, sor Jerónima de Aragón, monja profesa en el convento de Santa Clara de Xàtiva, ordena que deberá seguir percibiendo la limosna que ahora recibía cada año, durante toda su vida.

Viendo los médicos que se acercaba el último momento, colocaron en un salón espacioso la cama de brocado llamada del Mijo (en la que habían nacido y murieron los reyes napolitanos, conservada por el príncipe) y 4 altares con sus doseles y luces por todo el salón y en ella al Duque, ya moribundo, atendido por el mestre y cirujano Juan de Huesca hasta el momento de su fallecimiento (que según parece ocurrió por una caída de caballo) y por el apotecario Francisco Florença.

El domingo 26 de octubre de 1.550, a las 6 de la mañana, expiraba el Duque.

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La muerte del Duque

El lunes 27 fue llevado del Palacio del Real al Monasterio de San Miguel de los Reyes, en una litera cubierta de brocado, acompañado de 380 criados, representaciones de todas las parroquias, monasterios y conventos, a hombros de la nobleza y religiosos, que se relevaban cada cierto trecho, presidiendo el acompañamiento el obispo, seguido de la Corte, ante un gentío que cubría por entero la carrera.

Fue enterrado a las 10 de la noche, siendo entregado su cuerpo a los monjes que iban a ser sus custodios, en medio de la Capilla Mayor, junto a las gradas del altar.

Ese mismo día 27, solicitado por sus albaceas y estando presentes sus testigos, el notario Sebastián Camacho procedió, en el Palacio Real, a dar lectura a su testamento y codicilo, en los que mandaba ser pagadas y satisfechas todas las obligaciones demostradas por escritura, albarán o prueba legítima.

A sus albaceas, entre otras disposiciones, ordena que repartiesen 15.000 ducados en descargo de posibles obligaciones, a criterio de doña Mencía.

Como ya hemos comentado, don Fernando de Aragón tuvo una hija natural, sor Jerónima de Aragón, que profesó en el convento de las Dominicas del Portal de Valencia en Xàtiva, a la cual dejaba un importante legado.

La muerte del Duque

Al día siguiente, a petición de los albaceas, Mestre Racional y procurador de doña Mencía de Mendoza (duquesa de Calabria y marquesa de Zenete, entre otros), Sebastián Camacho leyó el testamento, aceptando los cuatro el cargo; y las disposiciones establecían lo siguiente:

  1. En primer lugar, debían pagarse todas las deudas contraídas y probadas.

  2. Se debían repartir 15.000 ducados entre sus criados.

  3. Debían abonarse 3.000 ducados a doña Beatriz de Fenollet.

  4. Y, finalmente, se instituye heredero universal de todos sus bienes, derechos y acciones al Monasterio de San Miguel de los Reyes, entre los cuales figuraban: el castillo y villa de Jérica, los lugares de Pina de Montalgrao y Barracas, villas y lugares de Viver, Caudiel, El Toro y Novaliches todos ellos en Castellón, así como el castillo y villa de Manzanera en la provincia de Teruel. Aparte de estas disposiciones, iba a redactarse un inventario de todos los bienes que se encontraban en el Palacio Real.

El día 14 de noviembre se celebraron las solemnes honras fúnebres, ya en la iglesia del Monasterio de San Miguel de los Reyes.

A la muerte del Duque de Calabria va a comenzar una persecución contra los jerónimos: por un lado, el Regio Fisco, con el secuestro de parte de los bienes del Duque; por otra parte, el secretario de la reina doña Germana, Jerónimo de Icis quien se consideraba heredero de sus bienes, llegando incluso a impugnar, aún en vida del Duque, el destino que se diera a los mismos, precisamente para levantar el edificio, así como los descendientes de don Francisco Zarzuela, Justicia de Aragón, así como de numerosos pleitos que los jerónimos hubieron de mantener con los monasterio La Valldigna y la cartuja de Valle de Christ.

Ya el 12 de noviembre de 1.550, no contando la Comunidad con recursos dinerarios suficientes para subsistir y pagar algunos salarios pendientes de los criados, determina vender algunos objetos de valor y después de dejar provista la iglesia y sacristía.

El Prior fray Juan de Vidania debía desplazarse al Monasterio de San Bartolomé de Lupiana para asistir al Capítulo General de su Orden (Un capítulo, en religión, es un órgano colegiado dotado de personalidad jurídica y de autonomía en el ámbito de su jurisdicción en las iglesias católica, anglicana y luterana), luego de haber comenzado a recibir sinsabores y disgustos de Jerónimo de Icis, descontento por no haber conseguido alcanzar el nombramiento de heredero universal de sus bienes; y tanto fue así que, habiéndose personado a despedirse de la duquesa, el 24 de abril de 1.552 y en el mismo Palacio Real, cayó muerto.

En 1.555 le sucederá el Prior fray Bautista Blanes, que redactara un manual de régimen interno de la Comunidad, para mantener la observancia religiosa de los 122 monjes con que contaba esta.

La muerte del Duque

El Monasterio de San Miguel de los Reyes

La biblioteca del Duque de Calabria

Si las bibliotecas medievales (como la célebre Biblioteca de Ratisbona (Baviera, Alemania) no habían pasado nunca de los 600 libros, la biblioteca napolitana de los reyes de Aragón, llegó a ser una de las más importantes de la época y si no llegó a los 5.000 volúmenes, como la biblioteca de Nicolás V (que posteriormente fue la base de la biblioteca Vaticana actual) si pudo reunir 2.000 ó 3.000 títulos.

En el tránsito de la Edad Media al Renacimiento se advierte en toda Europa un sorprendente movimiento en la producción literaria de libros, de forma que se inicia la búsqueda de obras clásicas (hasta el momento olvidadas en las bibliotecas), que ahora volverán a copiarse, pero si en otros tiempos lo fueron en los scriptorium monacales (El término scriptorium, literalmente “un lugar para escribir”, se usa habitualmente para referirse a la habitación de los monasterios de la Europa medieval dedicada a la copia de manuscritos por los escribas monásticos), durante las segunda mitad del siglo XIV iban a dar lugar en Italia, a la formación de importantes bibliotecas señoriales, reuniendo interesante colecciones de códices (Códice es uno de los formatos del libro. Se compone de cuadernos plegados, cosidos y encuadernados. Habitualmente, se puede escribir en ambos lados de cada hoja, denominadas páginas, que pueden numerarse. Aunque técnicamente cualquier libro moderno es un códice, el término se utiliza comúnmente para libros escritos a mano (manuscritos) en el periodo previo a la imprenta, es decir, hasta el fin de la Edad Media): la de los Visconti-Sforza en Pavia, los Este en Ferrara, los Gonzaga en Mantua, los Malatesta en Rímini y Cesena, los Montefeltro en Urbino, la mencionada Vaticana o la de los Médici en Florencia, de la cual todas aquellas cortes tomarán su modelo de organización, en la presentación del libro humanístico.

Próximo artículo: El proyecto de Covarrubias

 

Fuentes consultadas:

Bibliografía

Existe muchísima y muy variada bibliografía referente al Monasterio de San Miguel de los Reyes, por las limitaciones de espacio, tan solo mencionaremos algunos de ellos:

  • Guía urbana de Valencia antigua y moderna. Marqués de Cruïlles.

  • Diccionario de la Historia Eclesiástica de España. Quintín Aldea Vaquero.

  • Los monasterios aragoneses, Elena Barlés Báguena.

  • Conservación del patrimonio en tiempos de los Austrias (siglos XVI-XVII): El Monasterio Jerónimo de San Miguel de los Reyes. Anunciación García Martínez

  • Catálogo Monumental de la Provincia de Valencia. Felipe Garin y Ortiz de Taranco.

  • Catálogos de Monumentos y Conjuntos de la Comunidad Valenciana. Monasterio de San Miguel de los Reyes. Fernando Benito Domenech.

  • Los monasterios valencianos: Su economía en el siglo XV. Amparo Cabanes Pecourt.

  • Los monjes españoles en la Edad Media. fray Justo Pérez de Urbiel y Santiago.

  • Monasterios valencianos: su historia y arte. Carlos Sarthou Carreres.

  • La Orden del Cister en tierras valencianas. Bernardo Bono y Barber.

  • El reino de Castilla en la época de Alfonso VIII. Julio González

  • El Monasterio de Valldigna y sus abades. José Toledo Guirau.

  • Historia del Real Monasterio de Poblet. Jaime Finestres y de Monsalvo

  • Historia de la Orden de San Jerónimo. José de Siguenza

  • Las cartujas valencianas y la desamortización de Mendizábal. Francisco Roca Traver.

  • El Monasterio de San Miguel de los Reyes. Francisco Roca Traver

  • Apuntes históricos sobre los Fueros del antiguo Reino de Valencia. Vicente Boix. 1.854.

  • Arquitectura religiosa del siglo XVII en la ciudad de Valencia. Fernando Pingarrón.

  • Décadas de la Historia de la insigne y coronada Ciudad y Reyno de Valencia. Gaspar Escolano.

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