Malvarrosa Asociación de Vecinos

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La Asociación de Vecinos

Una nueva cobertura legal

La vía de las Asociaciones de Cabezas de Familia era una vía muerta, y los antiguos socios buscaban otra plataforma legal que posibilitara su participación en la vida pública.

Durante este periodo transitorio, en el barrio funcionó durante años una curiosa organización.

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La Comisión de Barrio

Este organismo pretendía llegar más lejos de lo que permitía la legalidad.

Estaba constituido fundamentalmente por jóvenes que buscaban soluciones radicales  a los problemas de la barriada.

La clandestinidad constituía su fuerza y su debilidad, porque si bien le permitía hacer grandes propuestas, le impedía conectar realmente con el barrio y discutir abiertamente sus propuestas, haciéndolas asumir por amplias capas del vecindario.

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Un rescoldo en el Tele-Club

Siendo estrictos, el asociacionismo no había muerto del todo en Malvarrosa.

En la calle Isla de Hierro se había fundado un Tele-Club donde fueron a parar los restos del naufragio de la antigua Asociación de Cabezas de Familia y, por libre, los miembros de la Comisión de Barrio.

En una época en que era raro el televisor en las casas particulares, el gobierno subvencionaba los lugares públicos donde la gente se reuniese alrededor de un televisor para comentar sus programas y donde, además, se dispusiera de una biblioteca.

Efectivamente, ahí enviaban grandes remesas de libros, editados por Televisión Española.

Los jóvenes que no se habían “quemado” con la experiencia asociativa, montaron ahí sus reales, y a ellos fueron destinadas las 1.000 pesetas de superávit que había obtenido la antigua Asociación, saneada por Ismael Martínez.

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Primeros pasos de la Asociación de Vecinos

Teóricamente, la cosa era sencilla: la Ley 191/1.964 de 24 de diciembre proclamaba la libertad de Asociación, reconocida en el párrafo 1º del artículo 16 del Fuero de los Españoles, que fue una ley promulgada por Franco dando algunos indicios de aperturismo para quedar bien ante Europa y Estados Unidos.

El límite que esta ley imponía era el peligro para la unidad política de España.

Cuando se fueron clarificando las ideas se fue formando el grupo de fundadores: Emilio García, Dionisio Vacas, Antonio Sanchis, Francisco Andrés Barrachina, Rafa Soler “Picaña”, Luchi Montalvo, Arnaldo Cabot Pol, Antonio Pérez, Teresa Maiques, Mª Teresa Villalobos, Vicente Gómez con su mujer Esperanza, Ildefonso, Antonio, etc.

En realidad hubiera bastado con presentar los Estatutos estándar en Gobierno Civil, pero desde un principio ya se intentó que estos no fueran algo ajeno a los socios, sino asumidos por todos, por lo cual dedicaron varios meses a retocarlos.

El 14 de octubre se presenta la instancia en Gobierno Civil, solicitando permiso para celebrar la primera Junta, y el 9 de noviembre de 1.974 se celebra la primera reunión en el Colegio de los Escolapios, que fue el primer domicilio social.

Ahí se aprueban los Estatutos y es nombrada la primera Junta Directiva, salida de entre los que habían asistido a las reuniones del Tele-Club, más algunos voluntarios que se ofrecieron en la misma reunión, hasta completar el número de 12 vocales.

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Buscando la transición por un atajo

Las aguas políticas, que habían estado represadas, vieron que se abrían nuevas compuertas ante el empuje incontenible.

No era lo mismo un dictador acérrimo, que un gobernante como Suárez, que por cuestiones históricas debía apoyar el sistema democrático.

Desde la muerte de Franco, en Malvarrosa se hizo un intento serio de llegar a la transición por el camino más corto y más radical.

La mayoría de los sectores políticos de la Malvarrosa buscaban más la ruptura que la reforma.

La diferencia entre esas dos palabras era nada más y nada menos que la posibilidad de elegir entre Monarquía y República.

Malvarrosa estaba singularmente preparada para librar la batalla por la ruptura y por la República, puesto que muchos grupos políticos, sectores de la iglesia progresista y algunas personas de mentalidad inquieta y abierta la habían escogido (casi como respondiendo a la llamada de una consigna) para convertirla en un banco de pruebas y llevar a cabo en el barrio una experiencia piloto.

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Malvarrosa, banco de pruebas

A partir de los años 70, Malvarrosa fue algo más que un barrio.

Además de ser un grupo de casas en los alrededores de Valencia, se analizaba el puesto que el barrio ocupaba en el sistema de producción capitalista.

Según este punto de vista, el barrio era una zona dormitorio, lugar donde se reproducía la fuerza de trabajo.

Era fácil concluir que la lucha desarrollada por el movimiento obrero podía tener su paralelismo (cuando no su prolongación) en la lucha de los barrios.

Los comunistas españoles desarrollaron la idea de barrio como foco de lucha y, estas ideas fueron operativas, eficaces y positivas para Malvarrosa.

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La Junta Democrática en el Distrito Marítimo

Desde 1.960 ya se estaba planteando la transformación del Estado por vía pacífica, respondiendo a la iniciativa del Pacto por la Libertad elaborado por el Partido Comunista.

En 1.974, ante la inminencia de la muerte de Franco, las fuerzas sociales progresistas organizan la Junta Democrática que, para unir a la mayoría de la población, debía elaborar un programa que no se metiera en demasiados dibujos, sino que presentara unos postulados meramente democráticos, con una coletilla que algunos admitían a regañadientes: que el pueblo elija su forma de estado, optando entre monarquía y República.

Una vez establecido los primeros contactos entre Manuel Broseta Pont (Político y Jurista. En 1.974 propicia la formación y asume la Presidencia de la “Junta Democràtica del País Valencià” y, seguidamente, de la “Taula de Forces Polítiques i Sindicals del País Valencià”. En esta época forma parte de la candidatura a Rector de la Universidad Literaria de Valencia, encabezada por don Joaquín Colomer y, acompañado, entre otros, por don Manuel Sánchez Ayuso), (Manuel Sánchez Ayuso (Político, fue un activo opositor al franquismo. Estuvo integrado en la Junta Democrática y fue miembro del Partido Socialista Popular de Enrique Tierno Galván, formación con la que concurrió a las elecciones generales españolas de 1.977 obteniendo el único escaño que obtuvo la coalición entre el PSP y el Partit Socialista del País Valencià (Unidad Socialista) en la provincia de Valencia. Conformado el ente preautónomico en la Comunidad Valenciana, fue Consejero de Sanidad y Seguridad Social) y los enlaces del Distrito Marítimo, la reunión constitutiva de la Junta del Distrito del Marítimo se celebró con mucha cautela en la pequeña parroquia del padre Vizcarra.

Ahí se redactó el manifiesto fundacional, que no haría sino recoger el ideario de la Junta Democrática de España, aplicándolo a la problemática del Distrito Marítimo.

Este ideario, afirmaba que la Administración Pública consideraba a los vecinos de los barrios populares como ciudadanos de segundo categoría y había propiciado su crecimiento desordenado, y que según el ideario, toda esta situación se desmorona; “desmoronamiento que nos permite divisar en el horizonte el alba de la libertad, porque cada día son más los que cruzan el río y se sitúan en la orilla de la democracia”.

Avanzando por este camino se planteó la formación de una Asamblea del País Valencià, para lo que los vecinos de Malvarrosa y de todo el Distrito Marítimo hicieron una excursión clandestina a Portacoeli y allí, bajo los pinos, se constituyó la Comisión Gestora, que pedía la incorporación de todos los vecinos, asociaciones, partidos políticos, fallas, comercios, centros culturales, juveniles, etc., en la creación de una Asamblea que representara a los vecinos del Distrito Marítimo, y que sirviera para impulsar la lucha por la satisfacción de sus necesidades.

Pero el objetivo 4 del programa abogaba “[…] por la realización de un proceso constituyente en el Estado español, en el cual el pueblo decida la forma de Estado y gobierno, en el que deberá reconocerse el efectivo ejercicio de los derechos de las nacionalidades y regiones [..]”.

Este punto rupturista iba a resultar demasiado comprometido, y los reformistas congelaron los intentos de formación de asambleas que, de hecho, nunca llegaron a constituirse.

Se limitaron a conceder algunos aspectos de libertades formales a condición que la monarquía resultara intacta.

El hecho es que el proyecto político que apoyaban decididamente los activos grupos sociales de la Malvarrosa se frustró.

El conjunto de la nación fue sometido a la reforma de Suárez, que vence en la elecciones de 1.977, dando cabida en su gobierno y en su partido a los restos del aparato franquista, aunque distanciándose de la derecha reaccionaria y legalizando al Partido Comunista.

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Los Barrios, en tromba contra el Ayuntamiento

Ayuntamiento en precario

El Gobierno ya había sido elegido democráticamente.

Por el contrario los Ayuntamientos continuaban siendo una pervivencia del franquismo.

Había que ir a por ellos,

Precisamente, la ley electoral vigente tenía previsto que en Valencia se renovara de inmediato el cargo de alcalde por elección democrática indirecta, es decir, que no fuera simplemente elegido por el Gobernador, sino por los concejales.

Aprovechando este resquicio, la Junta Democrática, apoyada en las Asociaciones de Vecinos, presentó como candidato a alcalde a Serafín Rios Mingarro, que había ido abogando en anteriores campañas por un Estado de Derecho.

La campaña electoral se aprovechó para exponer todas las ideas sobre los que debía ser un Ayuntamiento democrático.

La campaña por unos nuevos Ayuntamientos se extendió por a Malvarrosa, y en el cine de la Avenida tuvo lugar una Asamblea bastante multitudinaria.

Como era de esperar, de nuevo fue elegido Miguel Ramón Izquierdo, aunque esos últimos años de su mandato fueron para él los más aciagos.

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Los Barrios, en tromba contra el Ayuntamiento

Se expande el aroma de la Malvarrosa

En esa época, el tema más impactante era el de la playa, que venía a ser como el vertedero de la huerta y de las fábricas de la Patacona y Benimaclet.

La gente estaba muy sensibilizada ante este problema, hasta el punto que el alcalde había acudido a una convocatoria de los vecinos en el Ateneo Marítimo.

Pero bastó una pequeña comparación que hizo del Distrito Marítimo con el centro de Valencia para que saltara la chispa.

Precisamente esos días acababan de instalarse en la Glorieta unos faroles que la gente daba en llamar de estilo isabelino, se le preguntó por ellos al alcalde por calcularse su alto precio y, respondió que su coste era más elevado de lo que podían imaginar.

Como justificación dijo que “un fallo lo tiene cualquiera”.

La sensibilidad de la gente no pudo aceptar esta respuesta y se tomó la decisión colectiva de abandonar el salón de actos, dejando solo al conferenciante.

Junto a la playa, la acequia centraba la atención popular.

El mismo párroco de Vera, José Vila, se vio personalmente implicado en los problemas de la acequia.

A principios de abril de 1.977 tuvo que colaborar con una mujer para salvar de perecer ahogado el niño de dos años Salvador Carsí Pachón y a otro amiguito.

En “Cartas al Director” de Las Provincias del 3 de abril una nota decía así:

“[…] ¿A qué se espera?

¿A qué un niño de las muchas escuelas contiguas a la acequia muera y las “fuerzas del orden” tengan que intervenir ante la reacción popular que sin duda se produciría?

Muy a su pesar, las palabras de José Vila resultaron premonitorias.

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El autobús

El transporte en Malvarrosa siempre había sido deficiente.

La línea 1 y “, con un ostentoso rótulo donde ponía “Malvarrosa” no entraba en el barrio, sino que se quedaba a sus puertas.

Precisamente con el lema de “El 1 y el 2”, la Asociación montó una verbena monstruosa, improvisando una rápida habitación de una nave de la antigua Papelera que todavía no estaba derruida del todo.

En un tiempo record se consiguió recuperar un rincón para usarlo como escenario.

Ahí tuvo Lluis “el Sifoner” una actuación memorable.

A pesar de todo, la línea 1 y la 2 no llegaron a Malvarrosa hasta unos años más tarde, pero la línea 19 se fue adentrando poquito a poco en el barrio.

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Una Asamblea tumultuosa

Todas estas cuestiones y muchas más se pensó discutirlas con Ramón Pascual Lainosa (Presidente de la Junta Central Fallera durante la transición) en una asamblea de barrio.

Allí Pascual explicó que el barrio tenía mal arreglo, pues era un barrio pantanoso, el nivel freático era muy alto y las casas estaban mal construidas.

A propósitos de estas deficiencias explicó que al llegar en 1.970 al Ayuntamiento y ser nombrado teniente de alcalde del Marítimo, tuvo oportunidad de enterarse que en 1.939, el Gobierno, había redactado un plan de adopción para Valencia.

Para el Distrito Marítimo se habían destinado nada menos que 80 millones de pesetas.

Pero el expediente se había perdido y Pascual consiguió rescatarlo viajando a Madrid.

A pesar de los años transcurridos, se le dio nueva vigencia al proyecto y se aprovecharon los 80 millones.

Naturalmente, estaban muy devaluados.

Pero no hubo posibilidades legales, dijo, de gastarlos en Malvarrosa.

Razón: Cuando en 1.939 los ingenieros hicieron el plano del Distrito Marítimo, en él no figuraba Malvarrosa, porque prácticamente era un descampado.

De modo que, si querían aprovechar los millones, había que dedicarlos al Cabanyal.

Las excusas de Lainosa no impiden ver un Ayuntamiento en precario.

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Una meningitis clamorosa, desgracia límite

Por si todo lo dicho fuera poco, la desgraciada muerte de un niño puso en carne viva todas las contradicciones.

Después de bañarse en la playa de Malvarrosa, junto a la acequia de Vera, el día 26 de junio de 1.977, y después de una serie de negligencias, el niño de 8 años, Francisco Borrás, ingresa el día 29 en la U.C.I. del Hospital Clínico, con un diagnóstico de meningitis y encefalitis producida por septicemia (es una complicación potencialmente mortal de una infección. La septicemia se produce cuando los químicos que se liberan en el torrente sanguíneo para combatir la infección provocan respuestas inflamatorias en todo el cuerpo. Esta inflamación puede desencadenar una serie de cambios que pueden dañar diversos sistemas de órganos, lo que provoca insuficiencias).

Fallecía a las 7 de la tarde.

En este caso, y como premonizó el párroco José Vidal, la reacción del barrio fue instantánea y masiva.

Nada más conocerse la noticia, la Asociación se movilizó.

Una muerte era el punto límite.

Las condiciones higiénicas de la playa y la carencia de una infraestructura sanitaria habían mostrado su vertiente más estremecedora.

Inmediatamente se canalizó la protesta popular, que esta vez se deseaba no efímera, sino sonada y prolongada.

Esta desembocó en una manifestación bastante espontánea, muy combativa y numerosa, en marcha hacia el domicilio del concejal Ramón Pascual Lainosa.

La consigna era:

No más muertes. Queremos un barrio sano ¿Cuántos niños deben morir aún?

Se veía claro que Malvarrosa era un barrio de tercera clase y que, como decían otras pancartas…

En Jaime Roig no mueren los niños como en Malvarrosa”.

A Ramón Pascual Lainosa se le exigió “que urgiera una reunión de las entidades que entienden de la acequia de Vera; que gestionara la puesta en marcha de un servicio médico de urgencia en el barrio y que investigara oficialmente las causas de la muerte del pequeño Francisco, previniendo cualquier posible contagio y, finalmente, que diera los pasos necesarios para que se efectuara un control de las industrias que vertieran residuos contaminantes en la acequia”.

El viernes 1 de julio se celebra Asamblea en la Asociación, en ella, la gente decide continuar la campaña de protesta por la muerte del niño.

El sábado 2 de julio se emplea fundamentalmente en confeccionar pancartas con el lema:

Menos dialéctica y más soluciones”; “Malvarrosa, culo de Valencia”; “Un Ayuntamiento sano para un barrio sano”.

El domingo 3 de julio fue el más sonado y representativo de la campaña.

Portando toda clase de pancartas, señales de tráfico y monigotes se acude a la playa y allí, en la fachada del chalet de Blasco Ibáñez, ya en ruinas y todavía habitado por unas familias gitanas, se coloca la gran pancarta negra pintada con una gran calavera y una rotunda inscripción:

Los cuatro jinetes del Apocalipsis de la Malvarrosa: Autopista, playa, acequia y alcantarillado”.

El viernes 8 de julio se celebra otra Asamblea, esta vez en la calle.

La idea, ante la ambigüedad de las respuestas de Lainosa, era ir de nuevo en manifestación a su casa.

Pero ese día está inaugurando la Feria de Julio en la Alameda y preparando la visita que el sábado día 9 (para asistir a los actos de conmemoración de la muerte de Jaime I) hará el Rey al Monasterio del Puig.

Acompañando al Rey, vendría a Valencia, Joaquín Garrigues Walker.

Este estrenaba Ministerio, al que se le había añadido una nueva competencia: Obras Públicas y “Urbanismo”.

Parecía ser el destinatario más adecuado para recibir las quejas de los vecinos de Malvarrosa, de modo que allí mismo, en la esquina de la Avenida con la calle Lanzarote, se leyó el texto de una carta que todos aprobaron y que se publicó en el boletín extra de la Coordinadora que salió el 28 de julio:

Sr. Ministro:

Su Ministerio ostenta un nuevo nombre: Urbanismo.

Queremos que su gestión también sea nueva, en clara ruptura con un pasado que ha sido nefasto para los barrios populares.

De entre los numerosos problemas que tenemos, ahora le presentamos el más acuciante: la infecta acequia de Vera, que vierte todas sus aguas en la playa de la Malvarrosa. Esta sería una de las mejores palyas del Mediterráneo, y así se convierte en una verdadera porquería, foco de innumerables infecciones: tifus, hepatitis, disenterías, etc.

Además, la desastrosa situación sanitaria de la zona favorece otro tipo de infecciones, como la meningitis, de la que ya tenemos dos casos mortales: el último un niño de 8 años, muerto el pasado 29 de junio.

En lugar de resolvernos el problema, el Plan 13 que afecta a nuestro barrio agrava la situación.

Existe un proyecto más adelantado, según el decreto del Boletín Oficial de la Provincia del 24 de marzo de 1.977, de hacer pasar una autopista desviando la del Mediterráneo, a lo largo de nuestra playa.

Ante todo esto, nosotros nos preguntamos…

¿Van a cubrir, sanear y depurar la acequia de Vera y todas las acequias y vertederos que infectan nuestros barrios y playas?

¿Se va a anular el proyecto de la autopista por nuestras playas, y en su lugar crear un Paseo Marítimo?

Creemos que su Ministerio debe marcar otras directrices dedicando una atención preferente a los barrios populares.

De lo acertado o desacertado de su gestión dependerá el apoyo o la repulsa de los vecinos”.

A partir de aquí, la Asociación y la Coordinadora inician una nueva campaña por el rescate de las playas para el pueblo valenciano.

Fuentes consultadas:

Bibliografía:

Existe mucha y muy variada bibliografía referente a la Malvarrosa, por tanto, tan solo mencionaremos algunos de ellos:

  • Guía urbana de Valencia. Marqués de Cruïlles.

  • Orígenes del Reino de Valencia. Antonio Ubieto.

  • Autoritarismo monárquico y reacción municipal. Amparo Felipo Orts.

  • Insaculación y élites de poder en la ciudad de Valencia, Amparo Felipo Orts.

  • Antonio Sanchis Pallares. Historia del Cabanyal. Poble Nou de la Mar 1.238-1.897

  • Antonio Sanchis Pallares. Historia del Grau

  • Antonio Sanchis Pallarés. Historia de la Malvarrosa.

  • Isidro Planes. Sucessos fatales desta ciudad, y Reyno de Valencia o Puntual Diario de lo sucedido en los Años de 1.705, 1.706 y 1.707

Fotografías

  • Archivo fotográfico de Abelardo Ortolá

  • Archivo fotográfico de Rafael Solaz Albert

  • Archivo fotográfico de Lázaro Bayarri

  • Archivo fotográfico de Periódico Levante

  • Archivo fotográfico de José Aleixandre

  • Archivo fotográfico de Marina Solaz

  • Archivo fotográfico de Morales San Martín

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  • Archivo fotográfico de V. Andrés

  • Archivo fotográfico de Ludovisi y señora

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