El Monasterio en 1.778

El Monasterio en 1.778

El Monasterio de San Miguel de los Reyes

La historia del Monasterio a partir de 1.778

Por las Relationes ad limina (las relaciones “ad limina” son unas visitas prescritas en los cánones 399 y 400, por las que cada 5 años , el obispo diocesano debe presentar al Pontífice romano una relación sobre la situación de su diócesis, según el modelo determinado por la Sede Apostólica y en el tiempo establecido para esta; además, el obispo diocesano, llegado el tiempo, en que debe presentar la relación al Sumo Pontífice, ha de ir a Roma, de no haber establecido otra cosa la Sede Apostólica, para venerar los sepulcros de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y presentarse al Romano Pontífice) de 25 de septiembre de 1.778, remitidas por el prelado Francisco Fabián y Fuero, consta que en aquel momento había en el arzobispado valentino 3 monasterios de Jerónimos: San Miguel de los Reyes, San Jerónimo de Cotalba y el de la Murta, manteniéndose espléndidamente sus fábricas y sus magníficas iglesias.

Sin embargo, en aquella visita, se dice que en ellos no se guardaba estricta vida de comunidad aunque sí, rigurosa observancia de coro.

Aquellos 3 cenobios conservaban todavía rentas suficientes para su mantenimiento, de modo que el de San Miguel de los Reyes acoge en aquel momento hasta 57 religiosos.

Es interesante recordar las circunstancias en las que el arzobispo Fabián y Fuero desarrolla su celo apostólico en Valencia, precisamente, en los momentos de la revolución en Francia, debiendo atender a 350 sacerdotes huidos de la persecución, lo que le acarreó la persecución del Capitán General duque de la Roca (Vicente María de la Vera y Ladrón de Guevara, duque de la Roca y marqués de Sofraga (1.729 – 1.813), fue capitán general del ejército y Consejero de Estado así como académico de honor y de mérito de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando), quien se ensañó con el prelado, de manera que hubo de huir de la ciudad, de noche y disfrazado, para no ser víctimas de los esbirros del general.

De igual manera, el duque de la Roca, procedió contra las monjas ursulinas por el hecho de ser francesas, toda vez que ya se habían exiliado, huyendo de la revolución.

Si te gustan nuestros artículos puedes suscribirte a los boletines semanales con las últimas noticias sobre la historia de Valencia

El Monasterio en 1.778

El Monasterio de San Miguel de los Reyes

La historia del Monasterio a partir de 1.778

Hacia el proceso desamortizador: 1.820 – 1.823

En 1.802 la comunidad jerónima, aun cuando cumple estrictamente sus necesidades, se encuentra desasistida de numerario para continuar las obras en el Monasterio, pero va a aprovechar la coyuntura de la llegada de Carlos IV y su estancia y residencia entre los monjes; porque el monarca llega a Valencia, acompañado de su esposa María Luisa de Parma, sus 3 hijos, yerno y nuera, su hermano y su inseparable consejero Manuel Godoy, permaneciendo desde el 25 de noviembre hasta el 13 de diciembre, recibiendo de la nobleza y pueblo valenciano toda clase de agasajos.

La Universidad Literaria conserva el cuadro de Vicente López que pintara a toda la familia real.

Los jerónimos para recibirles, se atreven a levantar un atrio en el claustro nuevo, obra del fraile Francisco de Santa Bárbara, pero ese esfuerzo económico que hicieron los monjes les supuso que, tras aquella regia visita, los jerónimos iban a contar con nuevos privilegios que les permitiera continuar la terminación del claustro norte. Sin embargo, tras la Guerra de la Independencia, precisamente el edificio del Monasterio de San Miguel de los Reyes quedaría seriamente dañado por el sistemático saqueo del que fue objeto, su completa ocupación por las tropas y el robo final al que fue sometido, con la retirada de las tropas francesas y, cuando podía recuperar, sobreviene el proceso desamortizador.

La orden del Intendente sobre la desamortización dirigida a los superiores de los conventos suprimidos es de 15 de noviembre de 1.820, entre ellos el de San Miguel de los Reyes, que remite a la instrucción acordada por la Junta Nacional, disponiendo la formación de inventarios, toma de posesión y administración de los bienes y rentas suprimidas, a tenor de la Ley de 23 de octubre del Decreto de las Cortes sobre Propiedades antiguas y se nombra como Contador a Miguel Ruiz para que atienda la recaudación de las rentas del Monasterio.

En el momento de la supresión el Monasterio de San Miguel de los Reyes contaba con 35 monjes, comunidad solamente rebasada por aquel entonces por el Monasterios de la Valldigna.

Esta primera desamortización le alcanza de lleno al Monasterio de manera que llegan a venderse, en pública subasta, hasta 51 propiedades, tasadas en 2.298.927 reales, la mayor cuantía que diversos autores han constatado en todo el Reino de Valencia, se adjudicó por la cantidad de 6.029.745 reales, el triple de su valoración, esto fue debido a la inmejorable calidad de las fincas, situadas en plena Horta de Valencia.

Con los Decretos de desamortización y el de exclaustración de 1.835, todos los religiosos se ven obligados a abandonar sus Casas y para los jerónimos estas medidas iban a suponer su desaparición, y no solamente de nuestro país, por cuanto esta Orden, fundada en España, nunca quiso abrir monasterios fuera de nuestras fronteras, en todo caso dos intentos de restauración en 1.854 y 1.884 fueron fallidos, pero lo cierto, es que todos los cuadros y obras de arte pasaron al Museo de Bellas Artes de Valencia y buena parte de sus libros (entre los que se cuentan los procedentes de las valiosas biblioteca del Duque de Calabria) se recogerán en la Biblioteca Universitaria.

El Monasterio en 1.778

El Monasterio de San Miguel de los Reyes

La historia del Monasterio a partir de 1.778

El Monasterio y la Sociedad Económica de Amigos del País

En 1.838 se plantea el problema de buscar una función que pudiera darle oportuna utilidad al edificio, de modo que supusiera su conservación.

De manera que a tenor del informe presentado el 14 de marzo de este mismo año a la Sociedad Económica de Amigos del País, Antonio Sancho y Joaquín Cabrera sostienen que se “infiere la necesidad de que se conserve el edificio de tanta nota y el medio más seguro de conseguirlo es hacerlo respetable por su destino a los que no tienen motivo de conocer las bellezas que lo forman. Ábranse, pues, de nuevo sus puertas e institúyase una parroquia, con dos o tres eclesiásticos que, en calidad de conservadores, faciliten el pasto espiritual a los habitantes de aquellos entornos… sin perjuicio de que se arriende la parte habitable a honrados cosecheros, que sean incapaces de ocasionar deterioro alguno y, si la utilidad material es corta, será grande también para la nación la gloria de poseerlo intacto y que puedan, cual nosotros, admirarlo los venideros”.

Sin embargo la propuesta tuvo escaso eco de modo que, poco después en 1.843, el Monasterio estuvo a punto de venderse a un particular, cuya intención era demolerlo para utilizar sus nobles materiales.

Afortunadamente, en la Junta Ordinaria que celebra la Sociedad Económica de Amigos del País el 2 de noviembre de aquel año, reza el acuerdo, firmado por Antonio Rodríguez de Cepeda y Garrido (Cartagena, Murcia, 21 de abril de 1.814 – Valencia, 2 de abril de 1.895. Abogado, catedrático, decano de la Facultad de Derecho y senador), de que “a petición del Sr. Antonino Chacomeli, se resolvió acordar por este Ayuntamiento la exposición que le hizo la Sociedad para que se eleve una exposición al Gobierno, a fin de evitar el escándalo de llevarse a efecto la venta del magnífico edificio de San Miguel de los Reyes, para derribarlo”.

El Monasterio en 1.778

El Monasterio de San Miguel de los Reyes

La historia del Monasterio a partir de 1.778

El Monasterio y la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos

La Real Academia de Bellas Artes de San Carlos no podía desoír la inquietud que, en los medios políticos, sociales y culturales de la ciudad, iba tomando la noticia comentada, y por consiguiente, el 8 de enero de 1.844 se manifiesta al respecto, de modo que mantiene que “ más de una vez, esta Academia de Nobles Artes, llevada por el celo que la distingue por la conservación de los mismos (conventos, sepulcros de reyes y personajes célebres) ha respondido a la voz del Gobierno, procurando informarle acerca de las preciosidades artísticas contenidas en suntuosos edificios que ostentaba con gloría esta provincia, abrigando esta Corporación una segura esperanza de su conservación”.

Y, nuevamente, lo hace al informar sobre San Miguel de los Reyes.

Después de una relación detallada del Monasterio, termina diciendo que “este edificio, cuya conservación ha solicitado con tanto empeño la Academia, honra a nuestro País y debe conservarse a todo trance”.

El Monasterio en 1.778

El Monasterio de San Miguel de los Reyes

La historia del Monasterio a partir de 1.778

El Monasterio convertido en Asilo de Pobres

Los informes de la Academia de San Carlos y las protestas de las Real Sociedad Económica de Amigos del País, canalizadas por el Ayuntamiento de Valencia, consiguieron que el Monasterio no fuera enajenado, aunque iba a permanecer, de momento, sin una función y destinos específicos; incluso se pensó que sería oportuno ubicar en allí la fábrica de tabacos.

En este punto el edificio comenzaría a soportar una lenta agonía, toda vez que iba a ser utilizado para muy dispares funciones, entre ellas, terminando por ser acondicionado en presidio a lo largo de 100 años.

Antes y entretanto, iba a ser expoliado dura y sistemáticamente y, últimamente, sería sujeto de importantes reformas en su estructura para adecuarlo a sus diferentes fines.

Según acta del Ayuntamiento de Valencia de 3 de julio de 1.856, se acuerda destinar el Monasterio a hospicio teniendo presente que el Ayuntamiento de la Capital se ve infectado de pordioseros de todas clases, que han tomado la mendicidad por profesión y de jóvenes, que no tienen otra escuela sino las calles, se acuerda establecer en San Miguel de los Reyes, un local que podría servir de asilo de pobres y casa de corrección para jóvenes y se pide la autorización oportuna a la Excma. Diputación Provincial para que este Ayuntamiento pueda destinar 50.000 reales de los 100.000 consignados para calamidades públicas, a la ejecución de dichas obras, cantidad que se conceptúa bastante para cubrir los gastos de instalación y manutenciones de los pobres y jóvenes corrigendos”.

En diciembre de aquel año se acuerda que el asilo de San Miguel de los Reyes, se llame, en lo sucesivo, Establecimiento Municipal de Beneficencia.

La Diputación aprueba la solicitud municipal y, al momento, se disponen en el edificio dos departamentos: uno de mujeres y otro de hombres, de cuyo servicio se hará cargo un capellán, atendido por un conserje y bajo la dirección de una comisión municipal.

La dotación asignada al servicio iba a permitir albergar 200 pobres.

Pero bien poco iban a durar las atenciones asumidas por el hospicio por cuanto en 1.859 dejó de prestarse aquel servicio y, nuevamente, la desidia y el abandono se apoderaron del edificio del que iba desapareciendo lenta, pero continuadamente todo cuanto era factible de ser arrancado y aprovechable.

Así fueron llevándose todo cuanto era de madera o de hierro hasta el punto que, incluso, llegó a resentirse la solidez de la estructura del edificio, salvo la parte de mampostería.

El Monasterio quedó con sus puertas abiertas a cualquiera que quisiera adentrarse en el mismo (incluso en su iglesia, claustro y celdas), aprovechándose de tal libertad quienes llegaban a morar allí, encendiendo hogueras en invierno y quemando cuanto tenían a mano.

Y en esta situación estuvo el Monasterio hasta que, en 1.860, iba a aprovechársele para dar acomodo a una Casa-galera (cárcel de mujeres) en uno de los departamentos del edificio, adonde se trasladaron las presas desde el exconvento de Santa Ana, con todo, también ese servicio iba a durar poco tiempo por cuanto aquellas fueron trasladadas a Barcelona y Alcalá de Henares y, naturalmente, intentando buscarle nueva y apropiada función al edificio, se estimó que un destino oportuno sería hacerle servir como almacén de forraje, armamento y municiones del ejército; con esto, a la vez que se utilizaba el Monasterio, se aliviaba el presido de la iglesia-convento de San Agustín.

Sin embargo, probablemente, en 1.867 se tomaría el acuerdo de crear en San Miguel de los Reyes un destacamento del presidio valenciano, por cuanto, ese año el Consistorio dicta una disposición en el sentido que “pase a la Comisión la indicación del Sr. Botella acerca de la conveniencia de trasladar el asilo municipal desde San Miguel de los Reyes a esta Capital”.

De nuevo será necesario buscarle un nuevo destino al Monasterio.

Próximo artículo: Presidio de San Miguel

 

Fuentes consultadas:

Bibliografía

Existe muchísima y muy variada bibliografía referente al Monasterio de San Miguel de los Reyes, por las limitaciones de espacio, tan solo mencionaremos algunos de ellos:

  • Guía urbana de Valencia antigua y moderna. Marqués de Cruïlles.

  • Diccionario de la Historia Eclesiástica de España. Quintín Aldea Vaquero.

  • Los monasterios aragoneses, Elena Barlés Báguena.

  • Conservación del patrimonio en tiempos de los Austrias (siglos XVI-XVII): El Monasterio Jerónimo de San Miguel de los Reyes. Anunciación García Martínez

  • Catálogo Monumental de la Provincia de Valencia. Felipe Garin y Ortiz de Taranco.

  • Catálogos de Monumentos y Conjuntos de la Comunidad Valenciana. Monasterio de San Miguel de los Reyes. Fernando Benito Domenech.

  • La desamortización eclesiástica en el País Valenciano durante el Trienio constitucional. Joan Brines i Blasco

  • Desamortización e industrialización en el País Valenciano. Joan Brines i Blasco

  • Deuda y desamortización durante el Trienio Constitucional (1.820-1.823). Joan Brines i Blasco

  • Cárceles, presidios y casa de corrección en la Valencia del siglo XIX. José Llorca Ortega

  • Los monasterios valencianos: Su economía en el siglo XV. Amparo Cabanes Pecourt.

  • Los monjes españoles en la Edad Media. fray Justo Pérez de Urbiel y Santiago.

  • Monasterios valencianos: su historia y arte. Carlos Sarthou Carreres.

  • La Orden del Cister en tierras valencianas. Bernardo Bono y Barber.

  • El reino de Castilla en la época de Alfonso VIII. Julio González

  • El Monasterio de Valldigna y sus abades. José Toledo Guirau.

  • Historia del Real Monasterio de Poblet. Jaime Finestres y de Monsalvo

  • Historia de la Orden de San Jerónimo. José de Siguenza

  • Las cartujas valencianas y la desamortización de Mendizábal. Francisco Roca Traver.

  • El Monasterio de San Miguel de los Reyes. Francisco Roca Traver

  • El Monasterio de San Miguel de los Reyes. Luis Arciniega García

  • Apuntes históricos sobre los Fueros del antiguo Reino de Valencia. Vicente Boix. 1.854.

  • Arquitectura religiosa del siglo XVII en la ciudad de Valencia. Fernando Pingarrón.

  • Décadas de la Historia de la insigne y coronada Ciudad y Reyno de Valencia. Gaspar Escolano.

Fotografías

  • Archivo fotográfico de José Huguet

  • Archivo fotográfico de Pepe Sapena

  • Archivo fotográfico de Simó Cantos

  • Archivo fotográfico de Diez Arnal

  • Archivo Histórico Municipal

  • Biblioteca de Etnología

  • Centro Cultural La Beneficencia

  • Archivo fotográfico de Ricardo Moreno

  • Archivo fotográfico de Valencia Actúa

  • Archivo fotográfico de Abelardo Ortolá

  • Archivo fotográfico de Manuel Cubells

  • Archivo fotográfico de Rafael Solaz Albert

  • Archivo fotográfico de Lázaro Bayarri

  • Archivo fotográfico de Periódico Levante

  • Archivo fotográfico de José Aleixandre

  • Archivo fotográfico de Marina Solaz

  • Archivo fotográfico de Morales San Martín

  • Archivo fotográfico de Toni Serrano

  • Archivo fotográfico de V. Andrés

  • Archivo fotográfico de Ludovisi y señora