Malvarrosa y Blasco Ibáñez
Malvarrosa y Blasco Ibáñez
Malvarrosa y Blasco Ibáñez
Primeros años
Vicente Blasco Ibáñez, nacido el 27 de enero de 1.867, representaría en Valencia la lucha por la República, atacando de frente las ideas sociales asentadas sobre los dos pilares monolíticos “de toda la vida”: monarquía y catolicismo.
A pesar que su padre era carlista (El carlismo es un movimiento político español de carácter tradicionalista y legitimista derivado del absolutismo español que surgió durante la primera mitad del siglo XIX en oposición al liberalismo. Pretende el establecimiento de una rama alternativa de la dinastía de los Borbones en el trono español).
Blasco Ibáñez alentará los ideales revolucionarios desde la infancia.
Cuando sus padres le obligan a estudiar derecho, la Universidad para el joven Blasco Ibáñez, no será fundamentalmente un trampolín para la cultura, sino para la agitación.
Perteneciendo desde muy joven al Partido de Pi y Margall, una de sus primeras actuaciones, es su intervención como orador en un mitin federal celebrado en un casino republicano de Vilanova del Mar, quedando allí definitivamente enrolado para actuaciones posteriores.
En 1.891, Blasco Ibáñez, contrae matrimonio con María Blasco del Cacho, nacida en Valencia en 1.870, de una de las familias con ribetes aristocráticos.
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El Pueblo
Casi de recién casado emprende la aventura del diario “El Pueblo”, donde escribe la novela “Arroz y Tartana” para folletín del periódico, y “Flor de Mayo”.
En la revuelta de 1.896, un grupo de prestigiosas personalidades firman un manifiesto contra la prepotencia de EE.UU., al apoyar a los insurrectos cubanos, el Gobernador busca a los firmantes de la convocatoria y Blasco Ibáñez huye hacia Italia.
Esperando el embarque estuvo escondido en casa de un amigo, un joven vinatero, que tenía su almacén en el Camino Viejo del Grao, ahí escribió, entre toneles y botellas de vino, un cuento llamado “Venganza moruna” que entregó a su amigo antes de embarcar con el encargo de enviarlo a la redacción de “El Pueblo”.
Unos años más tarde en 1.898, ya en España, se encontró con el joven que le escondió, interesándose por el cuento y dado que no llegó a publicarse, se lo devolvió, al releerlo pensó que había materia para una buena novela de la que resultó “La Barraca”.
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Blasco Ibáñez, en “Villa Isabel” de la Malvarrosa
Convaleciente de un duelo con el entonces gobernador Enrique Capriles y de Osuna y satisfecho con el creciente éxito de “La Barraca” este se toma un descanso en la política, para dedicarse más íntegramente a la literatura, para ello, piensa que sería ideal la playa que recorría inspirándose para escribir “Flor de Mayo” y donde conoció a Sorolla: la Malvarrosa.
En la playa se acababa de construir un chalet de cierta categoría llamado la Alquería de San Juan, al lado de esta, precisamente, había una pequeña casita que en 1.900 todavía no tenía nombre, con el tiempo se acabaría llamando, primero “Villa Regina” y luego “Villa Isabel”, en la actualidad se llama “Villa Matilde”.
En este chalet redacta Blasco Ibáñez su nueva novela, pero no de tema marinero, sino inspirada en la ribera del Xúquer: “Entre Naranjos”.
Esta novela representará su primer triunfo a escala nacional.
Es precisamente en este mismo chalet, presumiblemente escribiendo “Entre Naranjos” donde le pinta su amigo Fillol.
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El chalet de Blasco Ibáñez en la Malvarrosa
Después de publicar “Entre Naranjos” Blasco Ibáñez realizará uno de sus sueños, y sobre todo, el sueño de su esposa.
Huyendo del bullicio ha comprado un terreno cercano a “Villa Isabel”, pero más alejado, donde proyecta edificar su retiro.
Para convertirlo en un potente foco de cultura, se dispone a edificar un chalet muy a tono con el estilo de la época, ecléctico y poco original, con sellos griegos, pero influido sobre todo por el estilo romano, admirado por Blasco Ibáñez en sus visitas a Italia.
Cuando estaba escribiendo la novela “La Catedral” el chalet todavía estaba a medias.
El chalet estaba pensado para albergar la vida de un artista que, además, era una persona pública, influyente y generosa.
Grandes espacios para la convivencia, gran comedor y un piso alto dedicado por completo a las habitaciones para invitados.
Aquí escribe, iniciada y concluida en la Malvarrosa “Cañas y Barro” su principal novela de toda su producción, con ella acaba Blasco Ibáñez su ciclo regional.
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Sorolla: Encuentro en la playa
Pocas veces dos genios llegan a ser amigos y coinciden en tantos aspectos.
Blasco Ibáñez y Sorolla coincidieron en su visión de la vida, en su cronología, en sus objetivos artísticos y en el espacio geográfico.
Con la mirada puesta en el mismo horizonte, Blasco Ibáñez y Sorolla coinciden en la Malvarrosa de fin de siglo.
Blasco Ibáñez ha contado en el prólogo de su novela “Flor de Mayo” y también en el discurso que pronunció desde la balconada que daba a la playa, cuando en febrero de 1.911 inauguró la Escuela de Pescadores (también llamado Pósito, y que era el antiguo Asilo Refugio para los Inválidos de la Mar).
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Paralelismos entre Sorolla y Blasco Ibáñez
Aunque Sorolla naciera unos pocos años antes que Blasco Ibáñez, en 1.863, fueron prácticamente contemporáneos, y además, nacieron en el mismo barrio, separados por muy pocos metros, a un lado y otro del antiguo mercado y aunque se separaron, en realidad llevaron una vida paralela.
Mientras Blasco Ibáñez era Presidente de Honor de El Progreso Pescador, Sorolla pintaba a los pescadores enfrascados en sus faenas, volviendo a la pesca o varando las barcas con sus bueyes en la orilla de la playa.
Mientras Blasco Ibáñez relataba los naufragios y los lamento s de la tía Picores, increpando a los vecinos de la ciudad que se quejaban del elevado precio del pescado, Sorolla pintaba una barca destrozada y al abuelo y al hijo contemplando al padre muerto, el título de este cuadro es prácticamente un calco de la conclusión de “Flor de Mayo”: “¡Y aún dicen que el pescado es caro!”.
Mientras Blasco Ibáñez fija sus ojos en la miseria humana, Sorolla pinta a los hermanos de San Juan de Dios con el negro hábito arremangado, acompañando en el baño de mar a los niños escrofulosos (la escrofulosis es conjunto de alteraciones de los ganglios linfáticos, de la piel, mucosa, huesos, etc., característico de un estado de tuberculosis), en su tremendo cuadro de “La Triste herencia”.
Uno de los sitios preferidos por Sorolla para pintar era la explanada que se encuentra entre las Termas Victoria y la Residencia del Carmen, ahí se instaló una pequeña garita, cercada con tela de alambre para evitar molestias, sobre todo de los turistas y de los niños.
En ocasiones Sorolla guardaba sus cuadros durante la fase de ejecución en la Casa dels Bous de Marina Auxiliante, según cuenta el biznieto del tío Chamela.
A veces se presentaba Mariano Benlliure preguntando por Ximo (Joaquín Sorolla) para ver los cuadros del joven Sorolla.
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Un gran monumento, ahora devaluado
En la misma explanada donde pintaba Sorolla, ante la Escuela de Pescadores y el viejo cuartel de la Guardia Civil, entre las Termas y El Carmen, se levantó durante 26 años un estilizado monumento de gran belleza y, sobre todo, con el emplazamiento más soberbio y adecuado.
El busto de Sorolla, colocado sobre un ancho pedestal ligeramente tronco-piramidal en el que se esculpió el escudo de Valencia, estaba en el centro de una espaciosa plataforma circular, levantada metro y medio sobre la arena, y a la que se ascendía desde la playa por tres breves escaleras y unas rampas.
La gran rotonda estaba rodeada en semicírculo por 10 esbeltas columnas toscanas de granito blanco, estas sustentaban un entablamento en cuyo friso se colocó la leyenda:
“1.863 – VALENCIA A SOROLLA – 1.923”.
Este monumento tiene una vida bastante azarosa.
El impulso original viene dado por Mariano Benlliure, que en 1.916 ya había modelado en mármol blanco el busto de Sorolla, que donó a Valencia y que todavía hoy se custodia en el Archivo Municipal.
En julio de 1.924, un año después de la muerte de Sorolla, viene Benlliure a Valencia con motivo de la Feria y le ofrece al alcalde, el general Juan Avilés Arnau, una reproducción en bronce del mismo busto, con objeto que se realzara en un conjunto monumental.
Ya entonces se acordó, a propuesta de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, que este se levantara en la playa de la Malvarrosa, “en el terreno libre entre el Asilo del Carmen y el de la Casa llamada dels Bous” (3 de diciembre de 1.924) donde el insigne pintor trazó sus mejores cuadros.
Con la instauración de la 2ª República y la ocupación del Ayuntamiento por parte de los blasquistas, a cuyo frente se encontraba el alcalde Agustín Trigo Mezquita, la voluntad de construir el monumento es firme.
En 1.931, la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, acepta el proyecto de Francisco Mora Berenguer y en febrero de 1.932 el Municipio acuerda el comienzo de las obras del basamento.
Las columnas de granito blanco que Mora emplea como material básico de su obra también tienen una pequeña historia particular.
Estas columnas las había traído el mismo Sorolla a Valencia, con la idea que sirvieran para adornar algún pórtico del Palacio de las Bellas Artes de Valencia, antiguo sueño de Sorolla y Benlliure, que no había podido cuajar, sobre todo, porque cuando la idea se expuso por primera vez, la ciudad estaba enfrascada en el montaje de la Exposición Regional.
Las columnas no eran más que los restos del pórtico neoclásico que había pertenecido a la famosa Platería de Martínez, o Casa de las Platerías, de Madrid, derribada hacía años, y cuya portada, a instancias de Sorolla, adquirió el Ayuntamiento de Valencia.
El monumento se inauguró en la playa de la Malvarrosa el 31 de diciembre de 1.933, siendo alcalde el blasquista Vicente Lambies Grancha, con la asistencia de otro blasquista, entonces ministro de la República, Ricardo Samper.
Durante ese mismo mandato se aceleran los trámites para traer a Valencia los restos de Blasco Ibáñez.
La riada de Valencia acabó con el monumento en 1.957.
Aunque el busto de Sorolla ha pervivido, hoy en día se encuentra en la plaza de la Armada Española, al comienzo de las calles Doctor Lluch y Reina.
Está en el centro de un pétreo portalón, que no es más que el pórtico del antiguo banco Hispano Americano de la calle de las Barcas, construido por Francisco Mora en 1.926 y derribado en 1.971, es este portalón el que desde el 20 de julio de 1.974 enmarca el busto de Sorolla en su actual emplazamiento.
Fuentes consultadas:
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Archivos autores
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Archivo del Reino de Valencia
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Archivo Histórico Municipal
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Biblioteca valenciana
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Biblioteca valenciana digital
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Biblioteca Histórica de la Universidad de Valencia
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Archivo de la Diputación provincial de Valencia
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Hemeroteca valenciana
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Wikipedia
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Jdiezarnal
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Arquitectos de Valencia
-
Arquitectos italianos en España
Bibliografía:
Existe mucha y muy variada bibliografía referente a la Malvarrosa, por tanto, tan solo mencionaremos algunos de ellos:
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Guía urbana de Valencia. Marqués de Cruïlles.
-
Orígenes del Reino de Valencia. Antonio Ubieto.
-
Autoritarismo monárquico y reacción municipal. Amparo Felipo Orts.
-
Insaculación y élites de poder en la ciudad de Valencia, Amparo Felipo Orts.
-
Antonio Sanchis Pallares. Historia del Cabanyal. Poble Nou de la Mar 1.238-1.897
-
Antonio Sanchis Pallares. Historia del Grau
-
Antonio Sanchis Pallarés. Historia de la Malvarrosa.
-
Isidro Planes. Sucessos fatales desta ciudad, y Reyno de Valencia o Puntual Diario de lo sucedido en los Años de 1.705, 1.706 y 1.707
Fotografías
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José Huguet
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Diez Arnal
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Ricardo Moreno
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