Reloj de la Catedral

Reloj de la Catedral

Fàbrica vella de Murs i Valls

Orígenes bajomedievales. El Reloj de la Catedral

Historia de las obras públicas en la Valencia del Antiguo Régimen, siglos XIV-XVIII

Como reflejo de la expansión comercial, del surgimiento de una importante burguesía, del crecimiento urbanístico de la ciudad y del esplendor monumental que caracterizó a la Valencia del siglo XV, tuvo lugar la construcción del reloj público de la Catedral.

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En este contexto de relativa prosperidad económica y de manifiesta ostentación arquitectónica, el municipio juzgó que la campana de las horas que se hallaba ubicada en la antigua Casa de la Ciudad (Ayuntamiento), por aquel entonces situado frente al Palau de la Generalitat y la calle del Reloj Viejo, era obsoleta y no se encontraba, además, a una altura idónea para que pudiera ser oída más allá del recinto amurallado.

De este modo, aprovechando las obras de ampliación de la Catedral, los jurados resolvieron unánimemente, construir un nuevo reloj en la torre del Micalet, que por entonces formaba un cuerpo independiente, con el fin que hiciera sentir con sus campanadas las señales horarias, no solo en la ciudad de Valencia, sino también en los arrabales y en toda su zona de influencia agrícola.

Así pues, cuando estaba ya a punto de ultimarse la edificación del Micalet, iniciada en 1.381, el 24 de febrero de 1.418 se firmó una solemne concordia entre el obispo y el Capítulo catedralicio, y los jurados, racional y obreros de Murs i Valls, cuyas ordenanzas establecían, en líneas generales lo siguiente:

  1. La Junta de Murs i Valls se comprometía a la construcción y financiación del reloj.

  2. Con relación a los intereses de censales emitidos por Murs i Valls para sufragar los gastos acarreados por las obras del reloj público, dicha institución municipal contrajo, también, el compromiso de conceder al Cabildo catedralicio mil florines (en 3 plazos iguales, a razón de 33 florines, 3 sueldos y 8 dineros cada primer día de marzo de los años 1.419, 1.420 y 1.421), con el objetivo de culminar la altura definitiva del campanario.

  3. Las campanas horarias solo sonarían 2 veces al día, a mediodía y a medianoche.

  4. En un principio, la campana sería tañida con martillos por dos hombres elegidos y asalariados por la ciudad de Valencia, los cuales tendrían que relevarse cada 12 horas.

  5. La Junta de Murs i Valls se comprometía a edificar y mantener una modesta vivienda, cuyo solar sería cedido por el obispo y el Cabildo catedralicio, para que en ella se alojasen las dos personas encargadas de tocas las horas.

  6. Por último, la fábrica vieja también se responsabilizaría del mantenimiento técnico (ruedas, cadenas, cuerdas, pernos, campanas y otros artificios) del reloj.

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Fàbrica vella de Murs i Valls

Orígenes bajomedievales. El Reloj de la Catedral

Historia de las obras públicas en la Valencia del Antiguo Régimen, siglos XIV-XVIII

Una vez colocada la campana de señales horarias en la torre del Micalet, la Junta de Murs i Valls procedió, poco después, al montaje del reloj mecánico.

Aun cuando la información proporcionada por las fuentes no es todo lo completa y explícita que sería necesaria, cabe señalar que la instalación del artilugio era obra del alemán Robert de Melines, mestre de fer rellotges y vecino de Valencia, de lo cual se deduce que su mecanismo estaba inspirado, con toda seguridad, en los rudimentarios relojes bajomedievales del artífice germano Henry de Vick, los cuales contaban ya con los cuatro elementos básicos de todo reloj de torre para catedrales y edificios públicos: un tren de engranajes, un generador de fuerza motriz constante, un volante de escape y un regulador mecánico.

La obra fue coronada en febrero de 1.426 con una vistosa esfera protegida por un edículo (Un edículo es un edificio pequeño, en particular, un templete que puede servir como tabernáculo o relicario, entre otras finalidades. Es un diminutivo de aedis o aedes, que significa templo), en el que estaban marcadas las horas y señaladas las fases lunares.

Así pues, los dos hombres, que hasta entonces se habían encargado de tañer manualmente la campana fueran sustituidos por un relojero experto en mecánica de precisión, cuyo salario (además de su selección) correría también por cuenta de la municipalidad.

Por otro lado, el relojero habitaría en la casa construida por la fábrica vieja, la cual poseía un pintoresco arco con pasadizo, que comunicaba la mencionada vivienda (sita en la actual calle llamada Subida del Toledano) con el campanario del Micalet, con el propósito de que este pudiera atender durante las 24 horas del día la compleja maquinaria del reloj de la Catedral.

Posteriormente, en 1.684 la maquinaria del reloj de la Catedral hubo de cambiarse debido al desgaste que experimentaron, con el paso de  los años, las ruedas y demás piezas de precisión; y hacia 1.793 se proyectó instalar el reloj público en un lugar más elevado y visible, al mismo tiempo que se reedificó el pasadizo colgante que, como ya se sabe, unía la torre del Micalet con la casa del relojero.

Sin embargo, todas estas reformas resultaron vanas, ya que en enero de 1.812 una bomba lanzada por las tropas francesas del mariscal Suchet destruyó parcialmente el reloj y el susodicho pasadizo del relojero.

Reloj de la Catedral

Fàbrica vella de Murs i Valls

Orígenes bajomedievales. El Reloj de la Catedral

Historia de las obras públicas en la Valencia del Antiguo Régimen, siglos XIV-XVIII

De todos modos, una vez instaurada la “paz” bajo el cetro napoleónico en febrero de ese mismo año el Ayuntamiento decidió la inmediata reconstrucción del reloj catedralicio, cuyas obras, dirigidas por el arquitecto municipal Cristóbal Sales, fueron financiadas por el consistorio valenciano y ambas fábricas de Murs i Valls y del Riu.

En el libro “Murs e Valls” de 1.675, institución foral valenciana y claro precedente de los actuales ministerios de Obras Públicas o Fomento, ya era mencionada La Casa del Relojero, así que ésta podría tener unos 400 años de vida.

Ha sobrevivido a guerras, conflictos y a la especulación urbanística pero es el paso del tiempo su verdadero enemigo, amén de la desidia de los políticos que siguen sin realizar una obra específica para su rehabilitación.

 

Fuentes consultadas:

  • Archivo del Reino de Valencia

  • Archivo Histórico Municipal

  • Archivo Administrativo Municipal

  • Biblioteca valenciana

  • Biblioteca de Etnología

Bibliografía

  • La acequias de Francos, marjales y extremales de la ciudad de Valencia. Ferran Lluch Cebrià y Lluís Beltrán Llopis

  • El Tribunal de la Aguas de Valencia y su proceso (oralidad, concentración, rapidez, economía). Víctor Fairén-Guillén

  • Junta de Murs i Valls. Historia de las obras públicas en la Valencia del Antiguo Régimen, siglos XIV-XVIII. Vicente Melió Uribe (Tesis doctoral)

  • El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II. Fernand Braudel. 1.949

  • Cruces terminales de la ciudad de Valencia. Salvador Carreres Zacarés

  • La peste negra. Ángel Blanco Rebollo

  • Década primera de la insigne y coronada Ciudad y Reino de Valencia. Gaspar Escolano. 1.611

  • La Ciutat de València. Sintesi d’Historia i de Geografía urbana. Manuel Sanchis Guarner

Fotografías

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  • Archivo Histórico Municipal

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