Malvarrosa Nacida del agua Falla San Rafael

Malvarrosa Nacida del agua Falla San Rafael

El lento florecer de las piedras

La tensa soledad

En tres años, el mapa de la Malvarrosa ha variado por completo.

Ya en 1.960, han desaparecido la mayoría de las edificaciones que la caracterizaban.

Ya no queda rastro ni del jardín botánico, ni de la fábrica de jabón y perfumes de Robillard, ni de la fábrica de briquetas de carbón, la Papelera ha sido clausurada y la clínica del doctor Segura ha envejecido prematuramente.

Algunos signos de vitalidad de esta época eran el equipo de futbol del Mar del Plata y el de Vera, el cine fundado por Manuel Calvo Tomás (en el solar que los falleros habían usado como pista de baile) y las fallas.

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El lento florecer de las piedras

La falla San Rafael-Antón Martín

Los Bloques Rosa se consolidan, Vicente Estrela Portero ya ha ido edificando algún otro edificio en la calle Padre Antón Martín, y en la zona se ha levantado un mercado que sustituye a la pequeña techumbre de madera adosada a las viviendas de la actual calle Fuente Encarroz.

Suficiente caldo de cultivo para que entre el almacén de Sales Cortina y el bar de Urbano, nazca en 1.963 la nueva comisión, aceptada por la Junta Central Fallera el 18 de mayo, y avalada por la falla de la Avenida.

La primera falla les cuesta 35.000 pesetas.

Sus fiestas las ameniza una niña que carga con un gran acordeón.

Se llama María Jesús y se haría famosa con su canción de “los pajaritos”.

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El lento florecer de las piedras

Viviendas de circunstancias

Junto a la Malvarrosa del litoral (la ensalzada por los boleros de Jorge Sepulveda; “Malvarrosa, Malvarrosa/encaje azul de las olas”) existe la Malvarrosa del interior, abandonada y marginal, en precarias condiciones de urbanización, destinada a alojamientos de una población mayoritariamente obrera.

La respuesta a la demanda de viviendas por parte de una fuerte corriente inmigratoria se ofrece de modo apresurado, construyendo lo que se ha llamado barraquismo vertical, sin ningún respeto a la anterior morfología del barrio y con una absoluta carencia de equipamientos.

Se construía una Malvarrosa claramente segregada social y especialmente del resto de la ciudad de Valencia.

Segregación que se hacía patente en la carencia de equipamientos  colectivos, viviendas de calidad, en actividades sociales, en transporte, en zonas verdes o en vías de acceso.

Resultaba peligroso invitar a un amigo a tu casa porque si conseguía encontrar el camino de Vera, su travesía podía desembocar, muchas veces, en el fondo de la acequia.

Es en esta época cuando se construyen la mayor parte de las viviendas de la Avenida, a cargo fundamentalmente de Vicente Estrela Portero, que le dan un carácter impersonal a la barriada.

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La Asociación de cabezas de familia

Un freno a la degradación

Los hombres combativos y con cierto nivel de conciencia, entre los que destacaban los comunistas, veían fácilmente en la degradación de Malvarrosa un buen argumento para oponerse al régimen de Franco.

La idea quedaba plasmada con toda rotundidad, estos son los frutos del franquismo: pésimas condiciones de vida, barrio-dormitorio para la mera reproducción de la fuerza de trabajo, degradación de la vida urbana, servicios inexistentes, incumplimiento de las propuestas más positivas contenidas en la Ley del Suelo de 1.966 y la espectacular amenaza de la autopista.

Un grupo de pioneros en la lucha por la mejoría de la infraestructura de la Malvarrosa, sentían la necesidad de emprender en los barrios la lucha que ya se había emprendido en las fábricas con las plataformas sindicales.

Había que buscar para los barrios una plataforma que desempeñara unas funciones semejantes, y se decide formar una Asociación de Cabezas de Familia.

Aunque esta clase de instituciones estaban inspiradas por la Falange, sus Estatutos ofrecían muchas posibilidades:

“[…] defender el justo desarrollo social que eleve la adecuada y dignamente los medios de vida y la subsistencia familiar; cooperar al buen funcionamiento de las instituciones educativas de la localidad; prestar ayuda moral y económica a las familias necesitadas, conceder becas y otras ayudas al estudio, y participar en la solución del problema de la vivienda, promover la defensa del consumidor por todos los medios legales […]”

Bases suficientes para ejercer fuertes acciones reivindicativas, pero había un tope: la Asociación podían disolverla “por su reiterada infracción de los Principios Fundamentales del Movimiento”.

Presentando estos Estatutos, calcados de los prescritos oficialmente por la Delegación Provincial de la Familia, la Asociación es aprobada el 1 de agosto de 1.970.

El programa inicial era un listado de necesidades básicas, de mera supervivencia.

Era fácil detectar lo que faltaba en el barrio, pues simplemente no había nada.

Pedían, por tanto, escuelas, parques, centros culturales, iluminación, pavimentación, hogar del jubilado, aseo de playas, dragado y cubierta de la acequia de Vera, reivindicaciones que se discutían en el cine.

En septiembre consiguen que les escuchen Pepita Ahumada Camps (Concejal. A esta se le conocía en los ambientes antifranquistas como Pepita Macetas, porque los jardines que prometía no superaban al final el tamaño de un tiesto) y Ramón Pascual Lainosa (Presidente de la Junta Central Fallera durante la transición).

Pero la Asociación resultaba incómoda, porque a los ojos de las autoridades siempre rozaba el límite de sus funciones y competencias y tenía ribetes subversivos, aunque pretendiera disimularlos.

Por esta razón, se le destinó para su vigilancia a un “número” de la policía secreta que se dedicó a esta actividad infiltrado con verdadero empeño, chocando frontalmente con Pepe Borbolla y siendo templado por el Presidente Raúl López, de alta escuela diplomática.

Entre la policía y un pequeño comité de confidentes se siguieron torpedeando las actividades de la Asociación.

Un mes más tarde, en la madrugada de los días 18 y 19 de abril de 1.972, unas manos anónimas sembraron con unos panfletos las calles del barrio, con alusiones a “la luz “ROJA” que produce el fuego que intentan algunos que comience a arder”.

La Junta Directiva contesta en un “Editorial” de la revista, admitiendo las discrepancias, pero rechazando que se escuden en el anonimato.

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La Asociación de cabezas de familia

Algunas actividades

Las excursiones habían alcanzado gran popularidad.

La guardería se formó pensando sobre todo en las madres de los párvulos que, al tener que cuidarlos, no podían ir a trabajar.

De modo que en abril de 1.972 se realizan gestiones para la instalación de una guardería.

Será el grupo de Amas de Casa de la Asociación la que mueva todos los hilos, apoyado por las “Mujeres Democráticas”.

El teatro era cuestión de los más jóvenes, que formaron una compañía que dio un gran juego.

El cine también era utilizado como arma política.

Era la época en la que proliferaban los “cine club”, con un coloquio entre los asistentes al final de la proyección.

Era una buena oportunidad para “concienciar” a la gente, en expresión muy al uso.

La tónica dominante era que las películas se usaban para criticar al franquismo y motivar la lucha para su derrocamiento.

Películas como “Farenheit 450” de François Truffaut de 1.966, sobre la quema de libros, en una nueva Inquisición a la que inevitablemente se identificaba con la censura de Franco.

O la película “La piel quemada”, sobre el problema social de los albañiles en la Costa Brava.

“Nunca pasa nada” de Juan Antonio Bardem, se mostraban las frustraciones y tabús de una sociedad.

“Roma, ciudad abierta”, que fue bandera de los antifranquistas.

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La Asociación de cabezas de familia

Huelga y venganza

Simultáneamente, en Astilleros hay una gran movida reivindicativa, originada por 80 millones de horas extraordinarias que la empresa adeudaba a los obreros desde mediados de 1.971.

Los obreros de la U.N.L. (Unión Naval de Levante) discutían diariamente estos problemas en los locales de la Asociación, por donde pasaban momentos antes de ir a cenar.

Aunque en febrero de 1.972 consiguen una apreciable victoria, la peligrosidad del trabajo sigue siendo una constante, y el 22 de mayo de 1.972 a causa de una explosión, que muchos todavía recuerdan, en el buque “Cabo de San Sebastián” fallece Aquilino Manteca Martín y el 22 de agosto fallece José Insa Oliver, de 19 años, que cayó electrocutado en su puesto de trabajo a causa del mal estado de un electrodo del soldador.

Por todo ello, la unidad obrera consiguió otra mejora: servicio médico y ambulancia permanente.

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La Asociación de cabezas de familia

El atentado

Comentar todos estos hechos en la Asociación era suficiente para que alguien se sintiera ofendido.

Por eso, el 9 de noviembre de 1.972, a las once y media de la mañana…

Un grupo “NO IDENTICADO” de jóvenes en edades comprendidas entre los veinte a veintidós años asaltó los locales de dicha Asociación, produciendo destrozos en tresillos, paredes, cristales, puertas, cerraduras, armarios, espejos, máquinas de escribir, biblioteca, mesas, mármoles, pinturas, material de oficina, etc., etc., etc.

La reacción indignada de la casi totalidad del barrio, condenando tan salvaje actuación, se puso de manifiesto al acudir masivamente durante toda la jornada a visitar los desperfectos y solidarizarse con la Asociación.

De todos estos hechos han tenido amplia información las Autoridades de Orden Público y se ha formulado la correspondiente denuncia ante el Juzgado de Guardia.

La Junta Directiva

Ese mismo día, un bar del barrio quedó cerrado al público, bajando sigilosamente sus puertas metálicas.

A partir de esas fechas, se hicieron más patentes las persecuciones contra presuntos comunistas, como Pepe Borbolla, a quien perseguía la policía sin disimulos.

Cinco meses más tarde fueron a por Dionisio, otro presunto comunista, contra el que perpetraron un peligroso atentado.

A las tres y media de la madrugada del 5 de abril de 1.973…

“[…] hizo explosión un artefacto colocado en el interior de su vehículo aparcado frente a su casa que lo dejó completamente destrozado. Su vida corrió grave peligro puesto que, como todos sabéis, debido a su profesión de practicante de urgencia, tiene que realizar constantes salidas para atender llamadas urgentes durante la noche […]”.

Pero los de la Asociación se habían aprendido aquello del “No nos moverán” y no desistieron de sus actividades.

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La Asociación de cabezas de familia

Agua por todas partes

A la Asociación le faltaban pies y manos para acudir y abarcar todos los problemas.

El principal era el derivado de una infraestructura urbanística que, más que rudimentaria, se podía considerar inexistente, y que se ponía de manifiesto con toda su crudeza cuando caían cuatro gotas.

Con las lluvias de otoño, el barrio cambiaba completamente de aspecto.

Al llover parecía no solo que el agua viniera de arriba, sino que también, subiera desde abajo y que atacara desde el mar.

Además del régimen torrencial de lluvias, nos encontramos con un barrio a nivel muy bajo, respecto al mar, y unas edificaciones muy mal acondicionadas.

Desde que la gente comenzó a enviar cartas a la prensa hasta 1.985, el 50% de todas las quejas se refería a los catastróficos efectos de las lluvias, agravados por el desbordamiento de la acequia de Vera que, en lugar de canalizar las aguas, las repelía, era como si el barrio retrocediese por el túnel del tiempo y volviese a recobrar su antigua condición de marjal.

Los vecinos de las plantas bajas (comerciantes, sobre todo) intentaban prevenir la catástrofe con remedios caseros, poniendo una pequeña barrera de madera o de ladrillos, pero la mayoría de las veces no evitaba que las aguas entraran en casa, anegando los pequeños almacenes de los ultramarinos o los garajes.

No es de extrañar que un concejal, con el desánimo de sus horas bajas, opinara que lo mejor que podía ocurrirle a la Malvarrosa era desaparecer.

Las lluvias eran las que ponían más en entredicho las pésimas condiciones urbanísticas de la barriada, porque la red de alcantarillado había sido llevada a cabo apresuradamente, para cubrir las apariencias, por la Dirección General de Regiones Devastadas.

Como el terreno era arenoso y el nivel freático estaba muy cerca de la superficie, las cañerías se situaron a muy poca profundidad y con un entubamiento insuficiente.

Debido a la posición “flotante”, las cañerías se resquebrajaban o cambiaban de posición con dos consecuencias: por una parte la arena entraba en las conducciones, produciendo atascos; por otra, los desechos se salían de su cauce, convirtiendo el subsuelo de Malvarrosa en una auténtica cloaca.

En cuanto al diámetro de las cañerías era ridículo, pues oscilaba entre los 15 y los 30 centímetros, quedando en pocos años completamente desbordados.

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La Asociación de cabezas de familia

La batalla de las aulas

Si el barrio no podía obtener las cosas de la Administración, las hacía por su cuenta.

Sirva a modo de ejemplo de “colaboración desesperada” la puesta en marcha del grupo escolar Cavite-Isla de Hierro, para dotar de plazas a escolares a unas zonas que habían quedado algo marginadas del resto del barrio.

Porque la zona central estaba servida por los grupos escolares Ballester Fandos y Girón (Astilleros).

La edificaciones que nacieron junto a la calle Isla de Hierro y al final de la calle Cavite, tenían un gran contingente de población sin escolarizar, únicamente funcionaba como podía la escuelita de la iglesia de Vera.

Los directores de las escuelas y el párroco se reunieron para ver como podían escolarizarse el gran número de alumnos que debían matricularse para el curso 73-74.

Con la ayuda  de unos particulares llenos de buena voluntad consiguieron arrancar dos promesas: una, de la Inspección del Magisterio, prometió dotar de maestros y material escolar nueve aulas, siempre y cuando estuvieran dispuestas al comienzo del curso; otra, del Ayuntamiento que prometió hacerse cargo del alquiler, luz, agua, limpieza y albañilería.

La búsqueda de locales, tabicación y acondicionamiento debería corree a cuenta de los pioneros.

Y efectivamente, este “voluntariado” puso manos a la obra, poniendo en pie al vecindario.

Pero en septiembre de 1.972 los locales no estaban a punto, y hubo que trabajar a marchas forzadas, niños y maestros cargaron y descargaron cinco camiones de pupitres.

La Asociación tuvo que ceder sus locales para el curso de recuperación.

En enero, por fin, se abrieron las tres aulas de la calle Cavite.

Todo había costado 160.102,65 pesetas, mientras que los donativos habían ascendido a 139.500 pesetas.

La que más se resintió fue la libreta de ahorros dela parroquia.

El riesgo que corrían los alumnos de la calle Cavite y de la parroquia era la proximidad de la acequia de Vera, pestilente, descubierta y cenagosa.

Por todo ello, y por algunas ranas que croaban en sus orillas que a los niños les resultaba muy atractiva.

Más tarde, esta atracción resultaría fatal, a pesar del cuidado de los maestros y a pesar que el Ayuntamiento quería mantener la acequia vallada.

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Las autoridades segregan adrenalina

En realidad, todo era legal.

Pero no evitaba la crispación de las autoridades, que un buen día consideraron que la cosa ya había llegado demasiado lejos.

El Excmo. Sr. D. Enrique Oltra Moltó escribe una carta fechada el 7 de febrero de 1.974.

Asunto: “Suspensión Asociación Familiar”.

Era una suspensión cautelar o provisional, pero el Consejo Provincial del Movimiento se reúne el 4 de marzo y toma por unanimidad el siguiente acuerdo:

La revocación del reconocimiento de la Asociación de Cabezas de Familia del Barrio de Malvarrosa, de Valencia, elevando a definitiva la suspensión provisional acordada por el Jefe Provincial del Movimiento, de conformidad con lo que previene el artículo 22  del Estatuto Orgánico del Movimiento, por haber incurrido esta Asociación de Cabezas de Familia en las infracciones previstas en el citado precepto legal”.

Firma el secretario del Consejo Provincial del Movimiento, Esteban Rodrigo de Fénech.

La clausura fue un mazazo, pero no solo para Malvarrosa, sino para el resto del movimiento asociativo; porque, además, se cerró la asociación de Orriols y se pretendió cerrar la del Marítimo (Marino Albesa), coincidiendo en el tiempo con la palabrería aperturista de Arias Navarro, que hablaba de desarrollar la participación política, fomentando el llamado “Espíritu del 12 de febrero”, que más que espíritu fue una fantasmada.

El “Espíritu del 12 de febrero” fue un programa tímidamente reformista que protagonizó Carlos Arias Navarro, presidente del último gobierno de Francisco Franco en España.

Se tomó como nombre la fecha de un discurso pronunciado en esa fecha de 1974 ante las Cortes Españolas, cuyo punto más importante fue el de asociacionismo político, que se debería concretar posteriormente.

Hechos posteriores, como la conocida Revolución de los claveles de Portugal (abril de 1.974), hicieron que Arias Navarro se replanteara el nuevo estatuto de asociacionismo, de forma que nunca se llevó a cabo su apertura real, dejándolo prácticamente como estaba: Las «asociaciones políticas» previstas deberían tener un mínimo de 25.000 afiliados y una presencia en al menos quince provincias.

Por supuesto tenían que ser asociaciones compatibles con el Movimiento Nacional.

La Junta Directiva de la Asociación tuvo que convertirse, por imperativo de ley, en Junta Liquidadora (según carta del Delegado Provincial de la Familia, Miguel García-Granero Fernández, fechada el 31 de enero de 1.975).

Tuvieron que sanear las cuentas, arreglar el libro de caja y entregar toda la documentación al Delegado Local de Familia, Ricardo Suárez de Lezo y López Altamirano.

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La Asociación de cabezas de familia

Unas viviendas de elección

No era fácil encontrar buenas viviendas.

Mucho más difícil todavía era encontrarlas baratas.

La Asociación de Cabezas de Familia quería demostrar que no era necesario caer en manos de los especuladores y que el pueblo podía organizarse por su cuenta.

En principio se había pensado en una Cooperativa de Consumo, pero cuando se asumió la idea de una Cooperativa de Viviendas, fue Pepe Borbolla el primer socio.

El 7 de septiembre de 1.971 la Cooperativa quedó inscrita en la Obra Sindical de Cooperación.

En noviembre celebran la primera Junta para escoger los cargos directivos y el Consejo de Vigilancia.

Introducen un elemento original: el Presidente de la Junta no deberá ser socio de la Cooperativa, para que mantenga la más estricta neutralidad.

Este cargo recae en un hombre que desempeñará durante seis años una tarea decisiva y completamente desinteresada: José Martínez Monrabal, reelegido constantemente en su cargo.

En las viviendas de la Cooperativa, por ejemplo, la importancia de los hijos se mediría en los metros cuadrados que se les asignarían por habitación y zonas de actividades lúdicas y académicas.

La relación con los hermanos también sería estudiada y resuelta con difícil sencillez: sus habitaciones estarían separadas o unidas por una puerta corrediza opcional, que les permitiría organizarse y comunicarse a discreción, tendiendo a desmitificar la idea del sexo, propiciando una habitación común para hermanos y hermanas.

Comienzan por fin las obras en 1.974, con la idea de construir 150 viviendas.

El año decisivo es el 1.977.

Suárez negocia con Carrillo y legaliza el Partido Comunista.

La alegría es inmensa.

Ya no hace falta que nadie oculte su condición.

Los comunistas de Malvarrosa salen a la luz, y celebran un mitin.

Pepe Borbolla puede por fin exponer públicamente sus convicciones sin ninguna clase de coartada ni disfraz.

Muy pronto, además, les van a entregar las llaves de las nuevas viviendas.

Pero Pepe no llegará a recibirlas, una enfermedad acabará con él, aunque no con su obra ni con su recuerdo.

Fuentes consultadas:

Bibliografía:

Existe mucha y muy variada bibliografía referente a la Malvarrosa, por tanto, tan solo mencionaremos algunos de ellos:

  • Guía urbana de Valencia. Marqués de Cruïlles.

  • Orígenes del Reino de Valencia. Antonio Ubieto.

  • Autoritarismo monárquico y reacción municipal. Amparo Felipo Orts.

  • Insaculación y élites de poder en la ciudad de Valencia, Amparo Felipo Orts.

  • Antonio Sanchis Pallares. Historia del Cabanyal. Poble Nou de la Mar 1.238-1.897

  • Antonio Sanchis Pallares. Historia del Grau

  • Antonio Sanchis Pallarés. Historia de la Malvarrosa.

  • Isidro Planes. Sucessos fatales desta ciudad, y Reyno de Valencia o Puntual Diario de lo sucedido en los Años de 1.705, 1.706 y 1.707

Fotografías

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