Monasterio de San Francisco

Monasterio de San Francisco

Monasterios y edificios conventuales

Monasterios y conventos de la Valencia del siglo XVI

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Convento de San Francisco

El convento de San Francisco se encontraba en el espacio que hoy ocupa la actual plaza del Ayuntamiento, y es que con la demolición en el año 1.891 de este convento, quedó un gran solar, que las autoridades municipales se empeñaron en convertirlo en jardín, plaza o espacio abierto al público y al comercio.

A esta gran plaza se le llamó plaza de San Francisco, luego sería denominada plaza de Emilio Castelar, plaza del Caudillo, plaza del País Valenciano y por fin el actual y parece ser último nombre de plaza del Ayuntamiento.

La historia de este convento arranca desde los mismos días de la conquista de Valencia por parte del rey Jaime I el Conquistador.

La historia o la leyenda nos dice que dos monjes franciscanos residentes en Teruel pasaron al Reino de Valencia en el año 1.228 entonces todavía en poder de los almohades; sus nombres eran fray Juan de Perusia y fray Pedro de Saxoferrato (ambos italianos).

En su predicación llegaron hasta uno de los palacios o casa de recreo del rey musulmán de Valencia Zeyt-Abu-Zeyt al que le predijeron la pérdida de su reino y que además se convertiría al cristianismo.

No debieron gustarle tales predicciones al rey musulmán ya que de inmediato y previas las torturas de rigor fueron ejecutados en su palacio que hoy se situaría en la actual plaza del Ayuntamiento y más concretamente en el lugar donde posteriormente se levantaría el convento franciscano.

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Cuando diez años después en 1.238 Jaime I conquista la ciudad de Valencia, ya había concedido el 3 de mayo de 1.238 a los monjes franciscanos que le acompañaban en la conquista, bien por iniciativa propia, bien a solicitud de los mismos, un terreno extramuros de la ciudad donde según la tradición habían sido ejecutados los monjes antes mencionados.

Estos dos monjes serían conocidos posteriormente como los Santos Mártires de Teruel.

De todo lo dicho hay parte que no es cierta y parte que sí, parece probada la presencia de los dos franciscanos en Valencia, pero desde luego no que fueran ejecutados en un palacio o casa de recreo que el rey musulmán tuviera en la zona que tratamos, ya que no hay constancia de la existencia de tal finca o palacio en ese lugar.

Si fueron ejecutados y casi todos los estudiosos están de acuerdo en afirmar que lo fueron, esto ocurriría en la plaza llamada entonces de la Figuera que vendría a ser la actual plaza de la Reina en su cruce con la actual calle del Mar.

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También es cierto que las predicciones de los dos franciscanos se cumplieron, el rey Abu Zeyt fue destronado, se refugió en el castillo de Segorbe y ayudó a Jaime I en su conquista de Valencia, para finalmente convertirse al cristianismo y cambiar su nombre por el de Vicente Belvis.

Según nos cuenta la tradición fue bautizado en Zaragoza.

Sus últimos días los pasaría plácidamente en su nueva condición y sus restos mortales se conservaron desde el primer momento en el nuevo Convento de San Francisco, y una vez demolido este en 1.891, sus restos pasarían al actual Convento de la Puridad y Cofradía de San Jaime que es donde parece ser reposan hoy en día, aunque no existen referencias documentales puesto que  al ser este un monasterio de clausura pocas personas han tenido la oportunidad de ver los restos y certificar  su veracidad.

Este convento nació situado extramuros a la ciudad, cercano a la Puerta de la Boatella árabe (que estaría situada aproximadamente en la actual calle de San Vicente cerca de la actual Iglesia de San Martin), nacería como donación real y poco a poco iría ampliándose en la medida en que muchos nobles y gentes importantes quisieron ser enterrados entre sus muros con la esperanza de que así llegarían antes a los cielos.

El máximo esplendor del monasterio fue alcanzado entre los siglos XIV y XVII.

Según podemos ver el convento ocupaba prácticamente el espacio que hoy ocupa la plaza del Ayuntamento, a excepción de un pequeño terreno que estaría ubicado en las confluencias de la calle San Vicente, avenida de María Cristina y el trozo de plaza que limita con la calle Barcelonina (donde hoy se encuentra la estatua de Francesc de Vinatea y anteriormente la estatua ecuestre de Franco).

El monasterio disponía de dos grandes claustros góticos de doble piso cada uno.

La primera iglesia conventual bien pronto amenazó ruina por lo que en el siglo XIV el noble Berenguer Codinats, mayordomo del rey de Aragón Pedro IV el Ceremonioso, comienza en 1.366 la construcción de una nueva iglesia en el estilo gótico de la época y de una sola nave.

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Al morir en 1.385 fue enterrado en el coro de la iglesia situado en el centro de la nave.

La iglesia, se trataba de un templo gótico realizado en sillería, de una sola nave y capillas entre sus grandes y altos contrafuertes.

Coro, ábside poligonal y bóvedas de crucería góticas.

En 1.376 el padre Nicolás Espital solicitó ayuda a los jurados de la ciudad y consejeros del Reino de Valencia para reconstruir el convento que amenazaba ruina.

Con ayuda del Marqués de Guadalest y de don Vidal de Vilanova se construyeron los dos claustros y la sala capitular, ambos en estilo gótico.

Además disponía de un amplio jardín con grandes árboles centenarios que antecedía la entrada al convento.

Todo el convento se encontraba rodeado por un muro.

Berenguer Codinats sería enterrado a su muerte en 1.385 en el coro de la iglesia situado en el centro del templo.

Además a la espalda del monasterio en lo que hoy viene a ser la zona de los edificios de Telefónica y de La Equitativa, se encontraban las huertas del monasterio y el cementerio del mismo.

En 1.675 la iglesia fue renovada al gusto barroco imperante en el momento, a excepción de las bóvedas.

Esta renovación se manifestaba en una decoración un tanto exagerada casi churrigueresca (cornisas cargadas de flores, modillones en las claves de los arcos, florones de gran tamaño por doquier, etc.) lo que dio motivo a que en año 1.814, finalizada la Guerra de la Independencia fueran despojados todos estos adornos barrocos, volviendo a su estado original.

En 1.768 se celebró Capitulo General de la Orden Franciscana en los muros del convento, lo que da fe de la gran importancia que tenía este monasterio en el mundo franciscano.

Entre las capillas que tenía la iglesia se encontraba la Capilla de Nuestra Señora de los Ángeles, regida por la Cofradía del seráfico padre San Francisco.

La capilla era obra de Juan Bautista Perez Castiel y se cubría con una alta cúpula.

Otras de las capillas de las que tenemos conocimiento eran la Capilla de la Concepción y la Capilla del Buen Pastor, esta de finales del siglo XVII o principios del XVIII.

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El campanario de gran altura, estaba realizado en sillería, tenía planta cuadrada y se encontraba junto a la Capilla de Nuestra Señora de los Ángeles.

En lo alto de la torre se alojaban las campanas y quedaba rematada por un cuerpo rectangular coronado por un cupulín.

Con la construcción de las nuevas murallas cristianas en 1.356 el convento quedó intramuros de la ciudad, la zona pasó bien pronto a integrarse en la trama urbana de la ciudad.

En el año 1.805 sin consentimiento de los monjes fue derribada la tapia del huerto (que ya de por si se encontraba en bastante mal estado) para abrir un paso a través del jardín que uniera las actuales calles de la Sangre y la calle de las Barcas, con el fin de no tener que dar un rodeo para ir de una calle a otra.

En la primera mitad del siglo XIX en las refriegas entre liberales y absolutistas el monasterio sufre los inconvenientes bélicos, así en 1.823 parte del monasterio es confiscado para el acuartelamiento de tropas y los monjes tienen que retirarse a las zonas del convento que les dejan los soldados, por suerte para ellos en 1.827 son expulsados del convento; pero la suerte está echada, el convento ya no era lo que fue en su época de gran esplendor, situado en pleno corazón de un nuevo espacio urbano y en medio de las apetencias urbanísticas del momento, le vino a dar la puntilla la ley de Desamortización y Exclaustración de 1.835, lo que obligó a los monjes a abandonar el convento.

Sus dependencias fueron ocupadas por el estado que estableció en el mismo, el Cuartel de Caballería de los Lanceros de Numancia.

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La presencia de los soldados no llegó a mitigar el abandono en que se encontraba y así en 1.891 el gran monasterio de San Francisco fue demolido en su totalidad y en el solar que dejó, se abrió la plaza que hoy conocemos como plaza del Ayuntamiento.

La instalación de la Casa de la Ciudad en 1.854 en lo que era Casa de Enseñanza, estableció un nuevo centro urbano en contraposición al centro histórico que estaría formado por la plaza de la Virgen, la Generalitat, la Basílica de la Virgen de los Desamparados y la Catedral, ya que la casa de la ciudad que también se encontraba en este lugar fue arrasado por un incendio.

Alrededor de este nuevo centro urbano, a principios del siglo XX se levantaron grandes edificios que dieron una nueva dimensión a la ciudad de Valencia, pero por lo que respecta a este convento lo hizo pasar al mayor de los olvidos, tan solo los más viejos del lugar o los amantes de lo antiguo recuerdan todavía un trozo de aquel lugar que se conocía como la Bajada de San Francisco (Devallada de Sant Francesc).

De entre las obras de arte que tenía este convento, podemos citar aparte de los restos del rey moro Abu Zeyt, un lienzo del Salvador Eucarístico pintado por Juan de Juanes, que se encuentra en el Museo de Bellas Artes San Pio V de Valencia.

Con la exclaustración de 1.835 la orden franciscana pasó por diversos lugares y casas provisionales hasta que en 1.908 pasaron a ocupar los terrenos de la Iglesia de San Lorenzo, lugar donde permanecen y donde tienen situada su sede esta orden desde ese año.

Se puede decir sin género de dudas que el Convento de San Francisco que estuvo situado en la actual plaza del Ayuntamiento fue la cuna del franciscanismo en el Reino de Valencia, y además uno de los más grandes olvidados de la ciudad.

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Este monasterio, uno de los más importantes y a la vez uno de los más desconocidos.

Nuevamente, al tratarse de un edificio desaparecido  del cual se conserva relativamente poca información, cualquier dato nuevo puede resultar significativo.

El monasterio de San Francisco a comienzos del siglo XVI debía estar totalmente consolidado y posiblemente sobre él no se realizarían más que alguna que otra obra de reforma o remodelación.

No obstante, Mercedes Gómez-Ferrer Lozano presenta documentación inédita sobre un aspecto que puede resultar interesante para el conocimiento de los cambios que se sucedían en la arquitectura de las iglesias de las órdenes mendicantes.

Se trata de las reformas en las zonas de los pies de las iglesias con el añadido de un coro alto, que se comienza a plantear en el medio valenciano a fines del siglo XV.

Inicialmente con pretensiones modestas encontramos algunas soluciones en albañilería ejecutadas por el prestigioso albañil Francesc Martí Biulaygua, quien realizó la bóveda del coro del Real Monasterio de San Jerónimo de Cotalba en Alfahuir (Valencia) en 1.479 y a quien se atribuye el coro realizado en la iglesia del monasterio de Nuestra Señora de La Murta en Alzira (Valencia), fechado hacia 1.481y el del Monasterio del Corpus Christi de Llutxent (Valencia) en torno a las mismas fechas.

También la descripción de la iglesia del anteriormente citado en otro artículo monasterio de Jerusalén coincidía en señalar la existencia de un coro alto a los pies.

Algo más tardías son las reformas de mayores dimensiones sobre todo en función de la gran anchura de sus iglesias, que llegan a tener que cubrir luces de más de 12 metros con potentes arcos escarzanos realizados por canteros.

Así sabemos que en 1.536, los canteros Pere Vilanova, Martín Deona y Pere de Lapinte construían un arco para albergar el coro alto en la iglesia del convento de Santo Domingo de Valencia.

El monasterio de San Francisco, se concertó con el prestigioso cantero Domingo de Urteaga en 1.538 y suponía la remodelación en profundidad de la zona de los pies de la iglesia donde iba a ubicar el coro, con la eliminación de una pared para construir un arco de grandes dimensiones y la realización de unas capillas a los lados con sus correspondientes nervios, ménsulas y claves, además de ventanas.

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Debieron ser amplios arcos escarzanos de cantería muy similares a los que sí se conservan en otras iglesias parecidas, como el de la iglesia del convento de Sant Francesc de Xàtiva, o el de Sant Francesc de Morella.

El de Xátiva, además permite plantear una cronología similar porque tenía en esta misma zona una solución de cubiertas de bovedillas con casetones poligonales realizados en yeso, siguiendo la boga de los elementos “a la romana” propios de esta época, siendo sus moldes cuadrados en forma de artesa absolutamente idénticos a los que se encontraban en la capilla del desaparecido Palacio de los Oliva.

La presencia del cantero Urteaga en las obras del monasterio de San Francisco confirma que este cantero de origen vasco, conocido fundamentalmente por su intervención en la iglesia parroquial de Xàtiva y de Cocentaina siguió vinculado a obras del entorno valenciano, hasta bien entrado el siglo, tal y como demuestran otras referencias que lo conectan con trabajos en el Consolat del Mar de la Lonja.

Fue nombrado maestro de obras de la ciudad junto a Joan Corbera y tuvo un destacado protagonismo en la construcción de palacios y otras obras civiles como el baluarte del Grao.

 

Fuentes consultadas:

Bibliografía

  • La arquitectura del eclecticismo en Valencia: vertientes de la arquitectura valenciana entre 1.875 y 1.925. Benito Goerlich.

  • La Valencia desaparecida. Ángel Martínez y Andrés Giménez.

  • Guía urbana de Valencia: antigua y moderna. Vicente Salvador y Monserrat (marqués de Cruilles)

  • Nomenclátor de las puertas, calles y plazas de Valencia. Manuel Carboneres. 1.873

  • Historia de la Ciudad. Colegio Territorial de arquitectos de Valencia y el Ayuntamiento de Valencia.

  • Valencia antigua y moderna. Marcos Antonio Orellana.

  • La iglesia de San Juan del Hospital de Valencia. Luis Gascó Pascual. 1.969

  • Monasterios y Nuevas fundaciones conventuales en la Valencia del siglo XVI. Mercedes Gómez-Ferrer Lozano

  • El monasterio de Jerusalén. Francesc Almela i Vives. 1.941

  • Sus monumentos y sus artes. Su naturaleza y su historia. Teodoro Llorente i Olivares. 1.887-1.889

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