La consolidación del Establecimiento

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Los orígenes históricos de la Casa de Beneficencia

El año 1.873 se revelaría decisivo para la historia de la Institución y la construcción definitiva de la Casa de Beneficencia con la llegada de Juan de Dios Montañés para encargarse de la dirección del centro.

Sacerdote de “vasta ilustración y conocimientos en el ramo de la Beneficencia”, según sus contemporáneos, su gestión originó cambios decisivos durante los 10 años que estuvo al frente del establecimiento, fundamentalmente al procurar la incorporación de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl para tomar a su cargo la atención de los asilados y al emprender la reconstrucción total del edificio con el levantamiento de la nueva iglesia de la escuela.

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Los orígenes históricos de la Casa de Beneficencia

Fue su primera gestión la incorporación al establecimiento de estas religiosas que en número de 14 debían atender principalmente la educación de las niñas acogidas y encargarse de los servicios internos de la Casa.

Su instalación comportó la realización de obras y acondicionamiento para proporcionar una residencia independiente a la comunidad, con espacios propios entre los que se incluyó una pequeña capilla privada u oratorio.

Al parecer, esta incorporación que marcaría de un modo indeleble el talante y desarrollo de la Casa de Beneficencia en los años subsiguientes y hasta su extinción, más de 100 años después en 1.981, (en 1.873 la Diputación acordó la instalación de las hermanas de la caridad en la Casa de Beneficencia para ocuparse, sobre todo, de la educación de los niños y allí permanecieron, salvo el paréntesis de la guerra civil, hasta la supresión de la Institución en 1.981, en que los nuevos criterios relativos a la asistencia social determinaron que los niños no debían estar en centros como este, sino que debían estar en pisos, atendidos por educadores, se reveló como particularmente adecuada para la intensificación de las funciones educativas del centro asumidas con creciente intensidad en los años anteriores, dentro del particular enfoque del pensamiento conservador de la época ante la que se denominaba la cuestión social.

Poniendo el acento en la enseñanza y el adoctrinamiento ideológico para complementar el propósito original de la Casa recogido en su lema fundacional, lograron una eficacia de la que se hará eco con entusiasmo Pascual Guzmán director de la Casa de Beneficencia.

Si una de las principales causas de la creación en su origen de la Casa de la Beneficencia fue una de las continuas crisis de la industria de la seda, la decisión de iniciar un gran proceso de habilitación del edificio coincidirá con un proceso de expansión de este arte, no en vano las huertas y las orillas de las acequias continuaban plagadas de moreras cuyas hojas se vendían a buen precio y en muchos desvanes de casas de los pueblos, incluso de la capital, se colocaban cañizos donde se criaba el gusano de seda.

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Los orígenes históricos de la Casa de Beneficencia

Al ser un negocio muy floreciente que permitía un enriquecimiento rápido sus actividades estaban reguladas por el Colegio de la Seda, con sede en la Lonja, de ahí su nombre Lonja de la Seda.

Los componentes de este Colegio se llamaban en Valencia “Velluters”, de “vellut” (terciopelo).

Dado el prestigio social que adquirían algunos Velluters llegaban a conseguir honores reales alcanzando títulos nobiliarios y solían hacer gala de ello por lo que en la época cuando alguien se daba excesiva importancia se le solía decir: “pareixes un velluter”.

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La ampliación de la Casa

Si esta primera medida reveló la idoneidad de un modo inmediato la reconstrucción de los edificios que componían la Casa fue producto de un proceso complejo y lleno de vicisitudes que permitió a pesar de los limitados recursos la total renovación de establecimiento, al menos en lo esencial en apenas una década.

En principio seguía siendo necesario proceder a completar la ampliación de la Casa.

Se retoma entonces la idea de adquirir el terreno lindante con el muro izquierdo de la vieja iglesia de la Corona y la zona arbolada que flanqueaba el establecimiento desde la esquina de las calle de la Corona hasta los límites del huerto.

Así pues en 1.873, y aduciendo la circunstancia de encontrarse en estado ruinoso el ala izquierda del edificio y con la mediación de la Diputación Provincial se obtendrá del Ayuntamiento, mediante permuta, la propiedad de esos terrenos, que pasan a ensanchar el recinto de la Casa.

En ese momento y ante la necesidad de levantar una cerca de cierre sobre el solar adquirido, se pensó en construir la pared de modo que más adelante pudiera ser aprovechada para levantar sobre él la edificación que el programa reclamase.

Para ello se encarga al arquitecto provincial Joaquín María Belda que dibuje un cerramiento que responda a estas características.

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Joaquín María Belda Ibáñez es uno de los arquitectos fundamentales de finales del siglo XIX al participar en innumerables obras privadas y en la mayoría de las públicas más relevantes.

Había nacido el 19 de abril de 1.839 en Valencia.

Hijo y nieto de arquitecto recibió el título de Maestro de obras en Valencia en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos y el de Arquitecto en Madrid en 1.869 en la Real Academia de San Fernando, el mismo año que Torroja, Goicoa, Font o Albors.

Poco después fue nombrado Catedrático de la Escuela de Ingenieros Agrónomos y en 1.872 arquitecto provincial, por lo que además de realizar el proyecto de la nueva Casa de Beneficencia sería, a partir de ese momento, el encargado de todas las reformas de la Casa de la Misericordia, Teatro Principal y Hospital General.

Durante la Exposición Regional de 1.883 fue el director de obras, por lo que recibió el título de Socio de Mérito de la Sociedad Económica de Amigos del País, distinción que jamás hubiera conseguido de no estar comprometido con las ideas higienistas y de reformas urbanas y sociales.

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La ampliación de la Casa

De hecho, realizó el proyecto de conducción de aguas y nueva Balsa de Sedimentación de la ciudad, según nos cuenta el Barón de Alcahalí en su Biografías de Artistas Valencianos de 1.897.

Belda sería el arquitecto encargado de la realización de la Cárcel de Modelo de Valencia cuyas obras, aunque se iniciaron en 1.889, respondían a un proyecto redactado en 1.877.

Como ya indicamos, el modelo de arquitectura benéfica fue la arquitectura conventual a la que los arquitectos les aplicaban las nuevas ideas sobre el control social y clasificación que la sociedad burguesa había implantado.

Bajo la dirección de Belda se levantó un grueso muro con la cimentación suficiente para las cargas que previsiblemente, más adelante, debía soportar a lo largo del lado recayente a la ronda de Guillem de Castro.

Esta inusual tapia incorporaba, no solo los huecos necesarios para puertas y ventanas, sino incluso, los elementos decorativos entonces imprescindibles en toda edificación  de aquella índole, según el concepto contemporáneo de ornato público.

A partir de esta obra surgirá la idea de redactar un plan general de reformas que conllevaría prácticamente la reconstrucción integral del establecimiento, utilizando eso sí, en todo lo posible, lo ya existente, pero dando a la nueva edificación las condiciones que ahora parecían más adecuadas para cada una de las dependencias que debían existir en la Casa, con conceptos más adelantados.

Una vez más intervino Joaquín María Belda para diseñar el proyecto concibiendo y desarrollando unos planos que contemplan un intento de racionalizar las heterogéneas construcciones que integraban por aquel entonces la Casa de Beneficencia, regularizando en lo posible con criterios de simetría y claridad geométrica lo más aprovechable de lo ya edificado.

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El programa de necesidades presentaba a distribución de cada una de las tres alturas previstas: planta baja, piso principal y segundo, e incluía además, con propósitos de embellecimiento y pretensiones de carácter representativo la realización de la fachada principal según el modelo ya construido en la zona recayente a la ronda.

Estos planos fueron presentados a la Diputación pero antes de haber sido aprobados y sin solicitar la licencia municipal se emprendieron inmediatamente las obras, dado el carácter ruinoso de muchas partes del edificio, especialmente en la zona recayente a la calle de la Corona y el lado derecho de la Casa, procediéndose también al apuntalamiento de la vieja iglesia del exconvento que amenazaba peligro inminente.

Los trabajos se plantearon como un ejercicio de voluntarismo del director, con apoyo del arquitecto y gran escasez de medios al apoyarse exclusivamente en fondos propios y utilizando incluso parte del personal asilado para su realización.

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La ampliación de la Casa

Esta situación provocaba dificultades para una normal y rápida ejecución del proyecto y se agravaba por los imprevistos incidentes que continuamente provocaban el estado ruinoso y la mala construcción del edificio, pues como se reseña en las actas de la época muchas partes se derrumbaban al emprender cualquier reforma.

De esta forma, a pesar de todo, avanzaron las obras de reedificación y ensanche, haciéndose primero las principales crujías para los dormitorios, talleres, comedores, ropero, vestidores y otras dependencias a medida que el estado de los fondos lo permitían, de tal manera, que con motivo de la visita a la Casa del rey Alfonso XII el 2 de enero de 1.875 pudo exhibirse “el desarrollo en que se encontraba la reconstrucción del edificio, que ya en aquel entonces demostraba su grandiosidad”.

Dada la magnitud de la empresa y debido a que el estado ruinoso de muchas partes del edificio imposibilitaba el avance normal de las obras, los trabajos no podían continuar sin tener aprobados los planos de una manera oficial y así el 9 de julio de 1.876, obteniendo finalmente el acuerdo de conformidad de la corporación provincial, Juan de Dios Montañés, como director de la Casa puede solicitar al Ayuntamiento la concesión de licencia para el nuevo aspecto externo de la edificación que era lo que fundamentalmente interesaba a la policía urbana de la época por razones de ornato cívico.

Para ello presenta un pequeño diseño de la fachada principal recayente a la calle de la Corona firmado por Belda el 7 de julio de 1.876, acompañado de un escrito en el que da relación de este proceso y que puede dar una buena idea de cómo se establecían, en aquellos años, las relaciones entre promotores, profesionales e instituciones.

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Pero nuevos problemas afectaron a la marcha de las obras desde diciembre de ese mismo año a causa de la reforma de la legislación provincial y municipal que restablecía la obligatoriedad de la pública subasta para licitar todos los servicios y obras redistribuidos, cuyo presupuesto excediera una determinada cuantía, que en la época eran de 1.250 pesetas.

Por ello Juan de Dios Montañés a través de la Diputación se dirigirá al Ministerio de la Gobernación pidiendo autorización para continuar sin embargo estas obras por el sistema de administración con el que habían sido comenzadas en 1.873 a causa de los perjuicios que se derivarían de aplicarse estrictamente dicha normativa.

En la solicitud la Comisión Provincial recuerda cómo habían comenzado las obras en vista del ruinoso estado en que se encontraba la Casa de Beneficencia, acordando su reconstrucción con arreglo con los planos encargados al arquitecto provincial y cómo de este modo se habían reedificado ya por la administración dos tercios de la fachada, levantándose cuerpos de obra nueva de gran importancia y explicando las rebajas obtenidas en los costos por este sistema.

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La ampliación de la Casa

Se obtenían la mayor parte de los materiales mediante donativos y el gasto se reducía a la contratación de unos pocos oficiales que enseñaban sus oficios a los asilados: Esta solicitud fue concedida en agosto de ese mismo año.

Con todo, a estas alturas la reconstrucción estaba muy adelantada, de modo que dos años después, en enero de 1.878 la Diputación Provincial, dándolas por terminadas en su mayor parte y para solemnizar el enlace matrimonial del rey con la infanta Mercedes, concede la admisión de nuevos asilados en número de 200, que durante este período había estado congelada a causa de las obras.

La mayor dificultad para poder evaluar correctamente este plan general concebido y redactado por Belda, consiste hoy día en la desaparición de la memoria y planos del proyecto, que no han podido ser localizados todavía; consta al menos la existencia de estos pues en el inventario general de la Casa del año 1.882, firmado por el barón de Benidoleig como diputado director y Facundo Burriel como secretario contador el 15 de abril de 1.883, se reseña que : “Además de los efectos relacionados existen en la oficina de la Dirección cuatro planos de la fachada, planta baja, piso principal y segundo del edificio en construcción obra del Sr. Arquitecto D. Joaquín Mª Belda, así como también el boceto en lápiz del plano de la iglesia proyectado por el mismo Arquitecto.”

Este boceto ha desaparecido de las anotaciones de los inventarios de 1.884 y 1.885, firmados por Ramón Puchol y el mismo Facundo Burriel, al tiempo que los planos aparecen trasladados al despacho de la administración y secretaría.

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De todos modos, estos planos debían haber desaparecido ya antes de agosto de 1.905, cuando el director José Huguet encarga al entonces arquitecto provincial Luis Ferreres, la confección de una nueva planimetría, que este entregará el 15 de septiembre del siguiente año en forma de tres, correspondientes a cada una de las plantas del edificio y dos relativas a las fachadas de las calles de la Corona y Guillem de Castro.

Una copia de la época de los tres primeros planos fechada el 18 de enero de 1.906, hallada en el Archivo de la Diputación, además del detallado Plano Geométrico de Valencia (anónimo de 1.892), y el pequeño dibujo a tinta sobre gasa encerada del propio Belda, presentado al Ayuntamiento en 1.876, permite sin embargo realizar una aproximación suficientemente documentada a dicho proyecto.

 

Fuentes consultadas:

Bibliografía

  • La Casa de Beneficencia de Valencia. Antonio Ariño Villarroya-Daniel Benito Goerlich-Ramón Cervera Prada

  • Beneficencia, formación y empleo en Valencia (1.874-1.902). Tesis Doctoral de José Antonio Acosta Sánchez

  • Centro Cultural La Beneficencia

  • Guía urbana de Valencia antigua y moderna. Marqués de Cruïlles.

  • Apuntes históricos sobre los Fueros del antiguo Reino de Valencia. Vicente Boix. 1.854

  • Arquitectura religiosa del siglo XVII en la ciudad de Valencia. Fernando Pingarrón

  • Décadas de la Historia de la insigne y coronada Ciudad y Reyno de Valencia. Gaspar Escolano

  • Memoria de la Casa de Beneficencia. Pascual Guzman.

  • De l’ofici a la fábrica, una familia industrial valenciana en el canvi de segle “La Maquinista Valenciana”. Amparo Álvarez- Carmen García.

  • Prisión, enjuiciamiento y muerte del general Elio, 1.820-1.822. Juan García González.

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