Objetivos históricos y urbanísticos
Objetivos históricos y urbanísticos
Objetivos históricos y urbanísticos de la actual plaza del Ayuntamiento
Épocas y lugares concretos que delimitan el espacio cuyo núcleo central llegaría a ser la plaza de San Francisco
Interesa mucho conocer la existencia y motivación de los rótulos del antiguo callejero urbano respecto a un verdadero laberinto de calles, callejuelas, plazas y barriadas, muchas ya desaparecidas y algunas otras, que todavía perviven y su primitivo nombre, hasta nuestros días.
Es imprescindible pensar que sobre el dédalo de intrincadas vías urbanas y sobre los solares resultantes de la demolición de todo tipo de edificaciones, irá configurándose con su finalmente típica fisonomía, la plaza grande, centro de toda actividad contemporánea de Valencia., de manera que se impone lógicamente delimitar la panorámica urbanística que se irá ofreciendo a nuestra vista.
En primer lugar, nos ceñiremos a dar un repaso a una determinada cronología histórica, establecerla en el declive de la Edad Media, para que nos sirva de punto de partida, armonizándola, en la medida de los posible, con una época posterior, como serán los comienzos de la Edad Moderna.
Considerada nuestra ciudad de Valencia geográficamente en su orientación norte, partimos desde el inicio de lo que hoy denominamos calle de San Vicente Mártir y justamente a la altura del recinto urbano comprendido entre la calle San Fernando y la plaza de Mariano Benlliure, espacio que ocupó en época medieval el Portal árabe de la Boatella, correspondiente a la muralla musulmana del siglo XI, sin olvidar la que en el transcurso del tiempo habría de ser la vecina iglesia parroquial de San Martín, debido a sus trascendentales características históricas.
El límite sur de la zona que describiremos, lo situaremos en el tramo de la muralla cristiana del siglo XIV, conocido más tarde con el nombre de “Muro de San Pablo”, que siglos después y hasta hoy en día, se dedicaría a centro docente también, con el conocido título de Instituto de Enseñanza Media Luís Vives.
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Épocas y lugares concretos que delimitan el espacio cuyo núcleo central legaría a ser la plaza de San Francisco
La parte que se orienta al Levante, la determinará el famoso Barrio de Pescadores con la calle de las Barcas, mientras que a poniente, el límite nos vendrá dado por el antiguo Camí de Sant Vicent, actualmente calle de San Vicente Mártir.
Conformados en nuestra imaginación los distintos puntos que delimitan el extenso ámbito, es el momento de abordar ya una época pasada, pero que dejó su huella precisamente en el comienzo de la calle San Vicente y en el punto donde estuvo enclavado el Portal de la Boatella, allí donde cruzaba esta vía urbana, la muralla musulmana que en el siglo XI mandó construir Abd-al-Aziz.
De aquí el interés que nos ofrece este portal que se erigió en la confluencia de las actuales calles San Fernando y plaza de Mariano Benlliure.
En esta puerta árabe daba comienzo la ruta hacia los pueblos de la ribera del Júcar, concretamente Alzira y seguidamente dirigiéndose en dirección sur.
Ahora imaginemos el panorama que desde las alturas de este portal se ofrecía a la mirada del espectador; Luís Lluch Garín nos dejó escritas unas frases al respecto que aporta luz sobre estos conceptos, decía así en un artículo publicado en Las Provincias: “[…] Paisaje extramuros, partida campera, prado natural, suburbio o arrabal, que se extendía a la orilla derecha del ese brazo del río que pasaba por la rambla del mercado […]”.
Según fondos de archivo, manaba en aquellos alrededores una fuente conocida con el nombre de la Boatella.
El 13 de julio de 1.383 se tomó la decisión de demoler la citada puerta para dar paso libre a “un dret carrer responent en la hun cap al carrer maior de Sent Vicent”.
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Esta decisión tuvo una verdadera trascendencia puesto que, en consecuencia, toda la amplia panorámica que se divisaba desde el Portal de la Boatella, quedaba incluida en el nuevo recinto de la ciudad delimitado ahora por el tramo de la muralla cristiana comprendido entre las Puertas de Ruzafa y San Vicente.
Retrocediendo unos pocos metros desde la Boatella, nos encontramos con la iglesia parroquial de San Martín a la que por mucho tiempo pertenecían las casas y los predios (Heredad, hacienda, tierra o posesión inmueble) que irán proliferando por todos aquellos parajes de la otra parte del Portal.
Pero no es objeto de este artículo tratar detalladamente la iglesia de San Martín, no siquiera del Portal de la Boatella; sin embargo, tan solo nos ceñiremos algo más al grupo escultórico del famoso “Caballet”, puesto que nos servirá además de punto de partida y que todavía hoy podemos admirarlo.
Nos cuentan las crónicas que el templo de San Martín fue en principio una de las 10 mezquitas que fueron consagradas y convertidas en iglesias a raíz de la conquista de Valencia.
Su primitiva edificación data del año 1.372 y pertenece al estilo gótico.
Elías Tormo y Monzón (Albaida, Valencia, 23 de junio de 1.869 – Madrid, 21 de diciembre de 1.957) nos indica que “tiene la singularidad de su planta irregular, aprovechada artísticamente, pues su única gran nave no es rectangular, sino aparentemente, a base de trapecio”.
Tras la ampliación de que fue objeto su arquitectura en el siglo XVI, la totalidad de su aspecto corresponde a las obras que en ella realizaron a mediados del siglo XVIII Francisco Vergara y los maestros canteros Juan Bautista Ribés y Tomás Miner; concretamente, la portada principal que recae a la calle de San Vicente Mártir, es obra de Francisco Vergara correspondiente a los años 1.740-1.750.
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La portada que asoma en la fachada lateral a la calle de la Abadía de San Martín, es una bella obra del estilo Rococó del siglo XVIII cuyo artífice es Ignacio Vergara.
Sin embargo, de modo especial, hay que resaltar la colosal escultura en bronce que aparece colocada en una gran hornacina practicada sobre la portada principal, representa este grupo cincelado en bronce a San Martín a caballo, partiendo con un pobre, que representa a Jesucristo; se trata de una escultura procedente de Flandes que, uno de los herederos del linaje de los Peñarroja, don Vicente, comendador de la Orden de Santiago regaló a dicha iglesia.
José Martínez Aloy (València, 4 de junio de 1.855 — València, 3 de abril de 1.924), literalmente, subió a la hornacina de la fachada para observar bien estas esculturas, vio que están “[…] datadas con fecha de 1.494, que imprime al singular monumento el interés de extraordinaria rareza por su antigüedad y factura […]”.
Josep Sanchis Sivera (València, 5 de enero de 1.867 — València, 21 de mayo de 1.937) nos confirma y amplia algunos datos proporcionados por Martínez Aloy, Sanchis Sivera valiéndose de las inspecciones realizadas “in situ”, sacó algunos detalles ornamentales que constituyen el arreo de la cabalgadura, así como también, del emblema heráldico del donante que consistía en un castillo antiguo, de traza románica sobre grandes peñas, bien emplazado en el campo de un escudo.
Gracias a estos trabajos, hoy tenemos idea de una de las mejores obras de la metalistería artística, como es esta del “Caballito de San Martín”, de estilo utilizado por los artistas de Flandes, los cuales ejecutaban sus obras a base de varias piezas fundidas y cinceladas, a diferencia de los italianos, que fundían sus estatuas de bronce en un solo molde o, a lo sumo, dos.
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Épocas y lugares concretos que delimitan el espacio cuyo núcleo central llegaría a ser la plaza de San Francisco
Tal fue desde siempre la popularidad de este notable grupo escultórico denominado popularmente “el cavallet de Sant Martín” que ya Orellana nos relata algunas anécdotas que circulaban a propósito del “cavallet”.
Narra Orellana que “[…] también se solía engañar a muchos incautos diciéndoles que todas las noches, así que daban las doce horas, relinchaba el caballo. Y el simple que oye la expresión lo tiene por maravilla, mientras que no advierte que no se asegura que relinche sino cuando oye las horas, que jamás oye por ser de bronce. Otros, también con humor, suelen decir: yo he visto al caballo de San Martín vestido de militar, o de clérigo o de otra forma. Y los incautos creen que el caballo es quien vestiría el traje que se expresa, y no es eso, sino que quieren decir, el tal que habla, yendo con el traje que refiere, ha visto al caballo de San Martín. […]”.
Una pequeña plazuela queda enmarcada en el ángulo formado por la fachada lateral izquierda, en la que se abre una portada de ingreso a la iglesia y a la puerta de la capilla de la Comunión.
Una fuente adosada al muro del campanario, adornada de piedra rojiza sobre la que aparece en mármol blanco la mitra (Toca alta y apuntada con que en las grandes solemnidades se cubren la cabeza los arzobispos, obispos y algunas otras personas eclesiásticas que tienen este privilegio) y el báculo (El báculo pastoral es un cayado que llevan los obispos como signo de su función pastoral y que se le entrega en su consagración) de San Martín obispo, da una nota de alegría a los pies del campanario.
El primer tramo de lo que desde muy antiguo ya se denominaba Camí de Sant Vicent, correspondiente a la calzada que discurría frente a la iglesia de San Martín, hubo un momento en la historia del viejo callejero de la ciudad, en que se le dio el rótulo de Carrer de Sant Martín; no obstante, la “vox populi”, seguía sin solución de continuidad, denominando a San Vicente Mártir como a titular de toda la longitud vial.
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Épocas y lugares concretos que delimitan el espacio cuyo núcleo central llegaría a ser la plaza de San Francisco
El mismo Orellana, así lo dio a entender en el siguiente párrafo:
“[…] entrando en la calle de San Martín, que es principio de la de San Vicente, poco después de haber salido de la plaza de Santa Catalina Mártir y antes de llegar a la del campanario de San Martín, vieron […] pero la verdad no ha sido la referida denominación muy universal, porque siendo el ámbito reducido, y hallándose entre las calles que se denominaron de la Boatella y Coltellería, se comprendió bajo la denominación de estas y en todo caso bajo la expresión y seña de “Junto a San Martín” […]”.
La oficialidad del rótulo continuaba diciendo, según un documento del año 1.879 que acerca de aquel corto trayecto, se dice que es calle estrechísima aquella de San Martín, hasta el extremo de que la gente se subía a los escalones de la iglesia de San Martín cuando pasaba el tranvía de caballos.
La zona que ha servir como límite en este artículo de los espacios que ha de abarcar, en la vertiente meridional de la ciudad de Valencia, o si se prefiere, en la dirección hacia las rutas del sur.
La historia de la Valencia medieval nos atestigua la construcción de una nueva muralla que ampliaría el espacio vital del viejo recinto árabe.
Toda una bella estampa del extenso panorama, se ofrecía más allá del Portal de la Boatella, encajado en la muralla musulmana.
El doctor José Rodrigo Pertegás (1.854-1.927), figura especializada en el tema, nos brinda unas líneas que trascribimos resumidas, dicen así:
“[…] Aleccionados por la experiencia y temerosos los valencianos de que los enemigos pudieran en alguna ocasión apoderarse de los arrabales y desde ellos hostilizar a la metrópoli y ponerla en grave aprieto, los magistrados municipales y en cumplimiento de los deseos del rey Pedro IV, determinaron construir nuevas murallas incluyendo en su recinto no solo los tres suburbios de Roteros, Boatella, y Xarea, sino también gran parte de los huertos, corrales, patios y terrenos cultivados que a ellos pertenecían […] La junta rectora pudo ya ocupar y posesionarse de la ancha faja de terreno necesaria par las obras proyectadas, tales como construir alto y robusto muro con las nuevas puertas de la ciudad […] y un camino o carretera de circunvalación que por fuera e inmediato a los valladares, recorría todo su trayecto para poner en fácil y cómoda comunicación entre si los diferentes predios y posesiones particulares que había en las inmediaciones de la ciudad […]”.
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Épocas y lugares concretos que delimitan el espacio cuyo núcleo central llegaría a ser la plaza de San Francisco
En estos párrafos del Doctor José Rodrigo Pertegás, aparece ya delineada la popularmente conocida Ronda de la ciudad, es decir, se trata del circuito que diariamente recorre el transporte urbano de la EMT número 5.
El lienzo de la muralla cristiana recayente hacia la parte meridional de la ciudad se extendía entre las Puertas de San Vicente y de Ruzafa, circundando los prados, que más de un siglo después todavía llamaba Jaume Roig “El Bobaler dels Agustins”, los huertos y patios del convento de San Francisco y el grupo de viviendas que a su alrededor existían, de manera que quedaba todo incluido en el nuevo recinto de la ciudad, insistimos en que todo el circuito adosado al nuevo muro de defensa del año 1.357, configuraría la todavía actual Ronda de Circunvalación que posteriormente seccionada con diversos rótulos, en el tramo correspondiente a esta vertiente meridional, recibiría y perduraría hasta la actualidad con el popular nombre de calle Xàtiva.
Regresado a los años del siglo XVI, el trayecto de la línea defensiva en la zona a la que nos estamos refiriendo, recibió el título, un tanto familiar, de Muro de San Pablo.
Y es que allí, prácticamente pegado a él, se fue edificando bajo los auspicios del padre del valenciano jesuita Jerónimo Doménech, el colegio de San Pablo de la Compañía de Jesús.
En el año 1.552, los Padres Jesuitas, adquirieron para la fundación de aquel centro para teólogos, unas casas que las monjas Magdalenas tenían en las inmediaciones del Muro.
Comenzaron las obras que, según fuentes de archivo, quedaron inscritas en un perímetro cuya extensión abarcaba desde la calle Nueva de Pescadores hasta la de Renglons.
Habiéndose tenido que reducir el solar por la parte recayente a la calle Nueva de Pescadores por posteriores reformas urbanas que afectaron especialmente al vecino Barrio de Pescadores, como veremos en su momento más detenidamente, se le expropiaron al Colegio de San Pablo, junto al muro, unas determinadas extensiones de terreno que darían lugar a la futura avenida de Amalio Gimeno, años más tarde conocida como Marqués de Sotelo.
Próximo capítulo: Plaza San Francisco relación histórica
Fuentes consultadas:
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Bibliografía
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Origen e Historia de las calles del centro histórico de Valencia. Juan Luís Corbín Ferrer
-
España. Levante. Guías Calpe. Elías Tormo y Monzón. 1.923
-
Geografía del Reino de Valencia. José Martínez Aloy.
-
Valencia antigua y moderna. Marcos Antoni Orellana. 1.924
-
La urbe valenciana en el siglo XIV. José Rodrigo Pertegás. 1.924
-
Los restos del rey moro Zeyt, en el Monasterio de la Puridad de Valencia. José Benjamín Agulló Pascual. 1.978
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Notas históricas de las Seráficas Provincias de Valencia (obra manuscrita). Padre Conrado Ángel
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Valencia Antigua y Moderna. Constantí Llombart. 1.887
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Origen y carácter de los acontecimientos de Valencia en la noche del 5 y del 6 de agosto de 1.835.
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Las fiestas de la nobleza valenciana en el siglo XVII. Pilar Pedraza.