Grau. Vilanova del Mar. Revolución, restauración y anexión
Grau. Vilanova del Mar. Revolución, restauración y anexión
La “Gloriosa” y las barricadas
Con el mismo entusiasmo con que en 1.843 se había proclamado en el Grau la instauración de la monarquía en la persona de Isabel II, se proclama en 1.868 su destitución.
El general Prim, que finalmente ha conseguido derrocar a las reina, se encarga de extender y popularizar la revolución.
A bordo de la fragata (buque de tres palos, con cofas y vergas en todos ellos. La de guerra tenía solo una batería corrida entre los puentes, además de la de cubierta) “Zaragoza” recorre desde Cádiz la costa mediterránea sublevando los puertos.
El 2 de octubre llega al Grau, siendo aclamado por toda la población civil y militar y escoltado por José Pérez Guillem “El Enguerino” ((Pedralba, Valencia, 1.834 – Pedralba, Valencia, 1.902) y sus hombres.
La exaltación del momento motivó que a esta revolución se le llamara “La Gloriosa” y que el anarquista Mijaíl Aleksándrovich Bakunin (Miguel Bakunin en español) viera en ella el principio de una revolución universal.
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Este pronunciamiento tuvo antecedentes en el Grau, tres años antes, en junio de 1.865, la noche del 9 de junio, disfrazado de maquinista, el general Prim llegó al Grau en un vapor francés, acompañado de dos marineros de confianza.
Uno de ellos tenía un sobrino en el Grau llamado Canigó, con el que habían acordado que dispondría de un falucho (embarcación costanera con una vela latina) de los que dedicaban al contrabando, para hacerlos desembarcar en el puerto.
Pero los preparativos para la revolución habían sido defectuosos y no tardarían en manifestarse.
Esa noche desembarcaron en el puerto, pero cuando a la mañana siguiente el principal coronel implicado en el alzamiento, Bernardo Alemany y Perote, fue hecho prisionero y el fracaso se consumó, Prim acudió a refugiarse en el Cabanyal.
Pero en 1.868 triunfa el pronunciamiento y el pueblo, creyendo que el poder y la calle eran suyos, forma Juntas Revolucionarias y organiza un cuerpo de “Voluntarios de las Libertad”.
Pero el poder central decide cortarle las alas al pueblo, disolviendo las partidas armadas y suspendiendo las garantías constitucionales.
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Esta actitud exaspera más aún a los valencianos, que se alzan contra el Gobierno central y nombran un Directorio Republicano Federal presidido por el alcalde Antonio Guerrero Ludeña.
Tan espinosa situación pone en alerta roja al Gobierno, y el capitán general de Valencia, Rafael Primo de Rivera, declara el estado de guerra y el desarme de las milicias en el Grau, donde los Voluntarios de la Libertad tenían mucha fuerza.
En el interior de la ciudad, los entusiastas federales siembran las calles de 800 barricadas y de pintadas en las que podía leerse: “Pena de muerte al ladrón, guerra al general, paz al soldado”.
Son las barricadas que defendían “El Enguerino” y el bondadoso Virgilio Cabalote, tan arraigado en el Grau y en el Cabanyal, donde hasta hoy conservan sus descendientes un retrato suyo con uniforme de general.
Graueros y cabanyaleros vivieron la situación con especial intensidad.
Durante la “guerra de las barricadas”, los habitantes de la Vilanova del Grau y del Poble Nou de la Mar tuvieron la responsabilidad de servir varias baterías, concretamente el cañón situado en el cuartel del Pilar, y la mayor parte de las piezas instaladas junto a la Beneficencia, en el Puente Nuevo.
Los artilleros del Grau y del Cabanyal tenían una acreditada destreza en el uso de estas armas, pues habían servido en los buques de guerra de la Marina española.
Toda esta tenaz resistencia es brutalmente reprimida por Primo de Rivera, que el 16 de octubre de 1.869 manda bombardear la ciudad hasta forzar la capitulación.
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Se infringe una severa derrota militar y política a los republicanos federales valencianos, pero su ideario se va reforzando.
La experiencia les enseñará que, además de entusiasmo, necesitan organización.
Esta será las que les conduzca a la proclamación de la 1ª República.
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Juan José Sister, fundador de la flota autóctona
Es en esta época cuando Juan José Sister, después de haber adquirido una desahogada posición para descansar en los últimos años de su vida, toma nuevas iniciativas comerciales.
Al comprobar que eran buques foráneos los dedicados a la exportación de la naranja, emprende la construcción de una línea de vapores exclusivamente valencianos y, dedicados en 1.868 manda construir en Glasgow el vapor Villareal de 450 toneladas de arqueo (El arqueo es el modo de medir el tamaño de los buques, a partir de su volumetría), base de la Compañía Valenciana de Navegación.
Fundamentalmente, iba cargado de naranja para Inglaterra, y cuando la estación se lo permitía, iba al Báltico, trayendo bacalao de Noruega.
En invierno cargaba carbón mineral, estableciendo depósitos en Valencia destinados al uso industrial.
Después del Villareal, construyó el Sagunto de mil toneladas, dedicándolo al mismo negocio; luego el Alcira, después el Játiva, Martos y Grao, formando la línea de vapores que tanto contribuyó a la exportación de nuestros vinos a Francia, por las facilidades que daban al comercio.
“Habiendo caído enfermo en Madrid de regreso de Inglaterra a donde había ido por la construcción del vapor Grao, llega a Valencia enfermo y muere en 1.884, advirtiendo antes que lo entierren en su pueblo, esto es cerca del mar.
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La 1ª República y los Cantones
La guerra de las barricadas había dejado el camino sembrado de muertos y de ilusiones rotas.
Pero lo peor era su sangrante inutilidad.
Porque, después de derrocar a la monarquía, la brillante alternativa que proponen las Cortes constituyentes es sustituirla por otra monarquía.
Al pueblo no le pareció que para ese camino se necesitaran tantas alforjas.
Lo más triste del caso es que se proclama una monarquía sin disponer de rey.
Se tardan más de dos años en encontrarlo, y para ello se debe recurrir a Italia.
Aunque no conste una relación directa, el mismo día en que el pueblo se entera de que se había aprobado el nombramiento de Amadeo de Saboya como rey de España, un atentado cuesta la vida al general Juan Prim Prats, que muere a tiros en un callejón, en una muerte con ramificaciones muy enmarañadas.
El reinado de Amadeo I fue muy accidentado.
La agitación popular no cesa, como tampoco su organización y la de la burguesía.
Naturalmente, también resurgen brotes carlistas.
Grau. Vilanova del Mar. Revolución, restauración y anexiónLa impotencia del Gobierno conduce a la abdicación de Amadeo y a la proclamación, el 11 de febrero de 1.873, de la 1ª República, que constituye la primera experiencia democrática que se realiza en España.
Su primer presidente es Pi y Margall, personalidad de gran categoría intelectual y humana, a quien Blasco Ibáñez consideraría su maestro.
La burguesía no imaginó en ningún momento que la República significaría un embrión revolucionario, sino simplemente más cancha para su participación política.
El pueblo tampoco hizo alardes de un desaforado entusiasmo, porque los representantes del movimiento obrero no consideraban la república como una cosa suya.
Efectivamente, la república no colmaba las aspiraciones populares.
Ante ella, el pueblo quiso hacer la revolución por su cuenta, estableciendo Juntas Revolucionarias y restableciendo los Ayuntamientos que habían sido destituidos en el fervor de los primeros días.
Todo esto provocó una gran agitación social, que decide constituir, ahora más en serio, una nueva Junta Revolucionaria que en julio proclama el Cantón valenciano, con la intención de constituirse en Gobierno autónomo.
En realidad, estas Juntas eran un intento de canalizar las inquietudes populares, que de otro modo se hubieran desbordado.
Eso explica que algunas personalidades burguesas financiaran a la Milicia valenciana formada principalmente por las clases trabajadoras.
Un reflejo de esta situación en el Grau lo tenemos, cuando en el mes de mayo se aprueba el uso de armas para los vigilantes de la recaudación de arbitrios, y cuando el alcalde y presidente del Cantón del Grau, Mariano Navarro, se presenta al Director de las Obras del Puerto “pidiéndole la entrega de los aparatos necesarios para subir objetos de mucho peso a grandes alturas”.
En el parque de Artillería se encuentra el aparejo y el cabestrante, mientras que la cigüeña se encuentra en las Torres de Quart.
Pero los días del Cantón valenciano estaban contados.
El general Martínez Campos, preludiando la próxima restauración, ordena el bombardeo de Valencia el 31 de julio.
Aunque esta prueba de aparente fortaleza no hacía sino mostrar la debilidad de un Gobierno que necesitaba bombardear a sus partidarios.
No extraña que cayera Castelar, ni que pavía entrara a caballo en las Cortes, ni que Serrano presidiera desde entonces una república dictatorial.
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La Restauración
En esta situación de interinidad se fueron marcando mejor las posiciones de las distintas clases en conflicto.
Por un lado, el pueblo había perdido la confianza en los burgueses republicanos, y la iba poniendo en la Internacional obrera.
Por otro, la burguesía valenciana, cuando vio por donde iban los tiros, se planteó el porvenir con más lucidez, no le interesaba para nada aliarse con los obreros.
Por eso buscarían de nuevo la monarquía como forma de gobierno que controlase más al pueblo.
Forzada por Martínez Campos, con la decisiva colaboración del Marqués de Campo, el conde de Almodóvar y José Aguirre en el Grau, la restauración monárquica tuvo lugar en Sagunto, el 9 de diciembre de 1.874.
El Ayuntamiento del Grau en pleno, bajo la presidencia del alcalde Francisco García Tormos, fundador de la saga de los “Parrantes”, el 31 de diciembre se adhiere al movimiento restauracionista, con esta declaración:
“La corporación por unanimidad acordóa Adherirse en un todo al movimiento iniciado por el ejército del Centro proclamando rey de España a D. Alfonso doce y que este acuerdo se ponga en conocimiento del Exmo. Sr. Capitán General y del Sr. Governador Civil de esta Provincia”
La monarquía queda restaurada en el joven hijo de Isabel II, Alfonso XII, pero ello no supone su consolidación automática.
Los carlistas todavía no se han rendido.
La Dirección General del Cuerpo de Administración Militar tiene que tomar medidas bélicas, y para ello el puerto es un lugar estratégico clave.
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Tranvía de tracción animal
Una de las obras públicas realizadas durante la restauración fue la del tranvía, que llegaba desde Valencia al Grau y se fue extendiendo poco a poco hasta el Cabanyal.
Fue el alcalde Antonio Pascual el encargado de firmar el 1 de noviembre de 1.875 el contrato para tender los raíles por los que discurrían los carruajes arrastrados por los percherones, representando otro duro golpe para los tartaneros.
El 23 de junio se inaugura este tranvía de tracción animal.
Al llegar a la calle Mayor, por ser esta tan estrecha, no podía circular por ella en un trazado de ida y vuelta, sino que debía dar un rodeo por la calle Méndez Núñez para volver a salir delante del Puerto, y a partir de ahí discurrir por Juan José Dómine hasta el Riuet.
Pero la sociedad llega a un acuerdo el 29 de mayo de 1.876 para circular por esa calle, por lo que compensa al Ayuntamiento del Grau con 7.000 pesetas para mejoras públicas.
Haciendo un trayecto por el precio de 25 céntimos.
Los vehículos estaban construidos en Inglaterra, dotados de dos bancos longitudinales de ocho asientos cada uno y tirados por dos caballos.
El 1 de octubre de 1.877 la concesionaria solicita al Ayuntamiento del Grau establecer una unión al tranvía hacia el Cabanyal por la calle San Antonio y construir un apeadero “para que los carruajes del tranvía puedan cambiar de vía”, junto a la travesía de Gracia (actual José Aguirre con J.J. Dómine), a lo que accedió el Ayuntamiento a cambio de un canon de 250 pesetas anuales.
La línea es adquirida en 1.885 por la Sociedad Valenciana de Tranvías.
El peso de los carruajes y las continuas pisadas de los caballos iban estropeando el firme de las calles, por eso se establece que, en compensación, la empresa concesionaria abonará al Ayuntamiento durante los primeros 25 años 500 pesetas y en adelante, cada año, 1.000 pesetas.
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Meliá “El Cachorro”
Alguien debía preocuparse de alimentar y dar cobijo a los caballos que arrastraban los vagones del tranvía.
Efectivamente, a espaldas precisamente de la mansión restaurada como biblioteca Municipal en la calle de la Reina, por la parte que daba a la calle de la Barraca, había una especie de cuadra de la que se hacía cargo Meliá “El Cachorro”, abuelo de José Meliá Sinisterra, fundador de la cadena de hoteles Meliá, del que tantas huellas quedan en el Cabanyal.
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Finalizan las obras del Ayuntamiento
Bajo la presidencia del alcalde Peregrín Ferrer Carles, se adjudica la contrata para construir la Casa Consistorial al maestro carpintero Joaquín García Romero.
El 24 de agosto de 1.878 la subasta queda adjudicada por 5.900 pesetas.
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La casa-corrección
Antes que la cárcel quedara emplazada en el mismo Ayuntamiento, había estado en la calle Mayor número 19, y más que cárcel era un calabozo, pues solo tenía 39,59 m2.
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El matadero
Al mismo tiempo, en 1.882, se subasta el corralón de 150 m2 que había servido como matadero de reses, que previsiblemente estaba en un callejón llamado del Matadero, y que se situaba por donde ahora está la calle Arquitecto Alfaro y la calle Abastos, en la misma manzana primera donde estaba la cárcel.
La subasta queda rematada por 4.400 pesetas a favor de Juan Verdeguer Fenellós.
La razón era la misma: el Ayuntamiento contaba ya con un nuevo matadero de reses, más amplio y mejor acondicionado, en el Camino Hondo del Grau, precisamente al lado del cementerio.
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El cólera morbo de 1.885: El caldo de cultivo
El cólera de 1.885 no ha sido el único padecido en Valencia, pero sí el más documentado.
Ya existían dos buenos periódicos en Valencia (La Opinión, actual Las Provincias y El Mercantil Valenciano, actual Levante) y la medicina iba adquiriendo su mayoría de edad.
Antiguamente se llamaba a este tipo de cólera “el azote del Ganges” por tener su origen en las orillas de este gran río de la India.
La enfermedad fue llevada a España por tropas que regresaban del servicio exterior y se extendió como un reguero de pólvora.
La segunda epidemia llegó en 1.865 a través del puerto de Valencia.
La más grave de las seis epidemias tuvo lugar en 1.885, con 120.000 muertes, 13.000 de ellas en Valencia, que junto con la sexta y última en 1.890 elevaron la cifra total de muertos en España a 800.000 personas.
En cierto modo, tenía predilección por Valencia, pues el “huésped indiano” nos había visitado ya en 1.834, 1.835,1.854, 1.855, 1.865 y 1.866.
No se hubiera incubado aquí con tanta facilidad sino hubiera encontrado un inmejorable caldo de cultivo.
El carácter pantanoso de la zona marítima, lo deficiente de su urbanización y la inmensa cantidad de acequias que la surcaban, la hacían especialmente sensible para recibir la visita de la enfermedad.
Las acequias y las balsas de “criar barro” o depósitos de estiércol eran focos de infección por sí mismos, pero prolongaban además su acción al infectar las frutas y verduras de consumo diario.
Los ayuntamientos arrendaban el servicio de limpieza a un jornalero, quien se encargaba de la limpieza y monda de las cloacas, sumideros, letrinas, depósitos de aguas sucias, excusados y depósitos de la población existentes en la vía pública.
La situación general en 1.885 era calamitosa ya que se produjeron varias desgracias en cadena:
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Exceso de frío, con frecuentes nevadas y heladas.
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Intenso régimen de lluvias, con grandes aluviones y riadas.
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Grandes pérdidas en la producción naranjera.
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Colapso final de la industria sedera.
El proletariado valenciano queda prácticamente sin jornal, expuesto al hambre y la miseria.
En el caluroso mes de junio, que le serviría de incubadora, se declara oficialmente la existencia del cólera como epidemia.
A las condiciones naturalmente insalubres que afectaban a Valencia y su Vega se unía un dato sociológico de enorme importancia:
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Incultura, fundamento de la superstición.
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Miedo
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Desconfianza
Se daba la “creencia errónea que los médicos tenían interés en declarar la existencia del cólera e interés también en matar a los enfermos por medio de pócimas venenosas”.
Estas inverosímiles creencias contribuyeron al desarrollo y crecimiento del mal.
Con tal que de no acudir al médico, no se declaraban los afectados, y no era raro el caso que, por ocultar una enfermedad, acudiera el médico demasiado tarde y en lugar de una persona se encontrara con dos o tres afectados o muertos.
No era de extrañar, por tanto, que lanzaran trabucazos en plan provocativo contra los Centros donde los médicos desarrollaban su labor y que usaran absurdos productos de curanderos o religiosos a los que atribuían propiedades milagrosas.
Por ejemplo, se creyó en la eficacia curativa del aceite de la lámpara de la Virgen del Puig, creencia que concluyó al ser víctima del cólera el propio sacristán que expedía el producto milagroso.
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El doctor Lluch
Vicente Lluch Lliso
Nació en Bonrepós el 8 de junio de 1.849, a las 2 de la madrugada.
Hijo del médico cirujano Vicente Lluch Palanca.
Se casó con Teresa Laguarda Montañana con la que tuvo 4 hijos (Viente, Encarnación, Emilia y Luis) y en segundas nupcias con Victoriana Ferrer de Saldaña, instalando su domicilio en la calle Ángel número 13.
El día 18 de enero de 1.890, fallecía en Poble Nou de la Mar a causa de una bronconeumonía a la edad de 40 años, siendo enterrado en el cementerio del Cabanyal.
El 4 de octubre de 1.890 se permite a la viuda cercar su tumba como agradecimiento a los servicios prestados durante la epidemia de cólera.
Nada más entrar en el cementerio del Cabañal podemos ver su pequeño busto de bronce, fabricado en 1.891 en los talleres Gómez que luego fundaría los Astilleros.
El 14 de mayo de 1.917, se rotula como calle del Doctor Lluch a la que se abrió en 1.871 y se le llamó calle Frente al Mar (actual calle del Doctor Lluch).
Vicente Lluch Lliso bien mereció ese busto y esa distinción.
El 26 de mayo de 1.881, el Ayuntamiento de Poble Nou de la Mar advierte la necesidad de disponer de otro médico titular, pues el único médico de que disponía, Ramón Rocabert no podía atender a todos los pacientes y acuerdan nombrar como segundo médico titular a Vicente Lluch Lliso, con la retribución anual de 750 pesetas.
Es en 1.885 cuando se pone de relieve su vocación médica.
Se convierte en el más eficaz colaborador de las autoridades sanitarias en la lucha contra el brote de cólera, atendiendo las necesidades del Marítimo, cuyo vecindario era calificado como mísero que vivía en condiciones muy insalubres.
Muchas casuchas son tan infectas que se tienen que derribar algunos, sin esperar mejores remedios, cogen sus camas y se van con ellas a instalarlas en las barcas del Bou, varadas en la playa.
Pero las medidas aplicadas resultan insuficientes, porque el cólera les desborda.
Ante este panorama, el Comandante de Navarrete manda rápidamente construir frente al mar, el 22 de junio de 1.885, otro barracón de madera con 30 camas, instalando allí a los convalecientes, mientras los enfermos eran trasladados a hospitales provisionales construidos al efecto.
En estas tareas y en las propias de su vocación colabora muy activamente el doctor Lluch, junto con otros facultativos y el farmacéutico Ricardo Morales Soriano, con sus recetas de limonadas tártaro sódicas y citrato de magnesia.
Pero se tienen que ir defendiendo con los escasos medios que disponen para atender a tantas necesidades, pero estos esfuerzos dieron su fruto: el vecindario reaccionó positivamente, así como antes había cierta desconfianza para llamar el médico, ahora se apresuran a pedir asistencia médica.
Según las estadísticas de la época, el cólera segó la vida de 105 graueros.
Además dejó en precaria situación a la clase trabajadora al haber cesado el trabajo en el Puerto.
El 3 de agosto hay una propuesta para nombrar hijos adoptivos al Comandante Adolfo Navarrete y a los doctores Rafael García Villacampa, Vicente Lluch y Ramón Rocabert López.
Es precisamente ahora, para que proteja al pueblo valenciano, cuando León XIII declara a la Virgen de los Desamparados Patrona de Valencia en octubre de 1.885.
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El Comandante de Marina Adolfo Navarrete Escudero
Escuetos datos biográficos de su expediente militar.
Adolfo Navarrete, natural de Chiclana (Cádiz), hijo de un médico de la Armada, nació el 2 de junio de 1.828.
En 1.845 comenzó su carrera, efectuando frecuentes viajes de Cádiz a La Habana y Estados Unidos.
En 1.858 se le concede licencia para casarse con María del Socorro Alcázar y Fajardo.
En 1.846 es autorizado a volver temporalmente a España para resolver asuntos familiares, pero vuelve a Cuba, donde en 1.867 es nombrado Caballero de la Orden de Carlos III y recibe la Cruz de San Hermenegildo.
En 1.868 se le concede permiso de seis meses para restablecer su salud en Estados Unidos y en noviembre se le promueve al empleo de capitán de fragata.
De 1.870 a 1.872 estuvo acosando a varios vapores filibusteros.
Regresó a España en 1.875, y el 4 de enero de 1.881 es nombrado Comandante de Marina de la provincia de Valencia y Capitán del Puerto.
Enviudó en 1.876 y en mayo de 1.883 contrae en Valencia matrimonio con Desamparados Vives Císcar.
En 1.887, una vez superada la epidemia del cólera, pasa a la Comandancia de Marina de Alicante, pero vuelve de nuevo al Cabanyal, donde adquiere una casa en la calle de la Reina, frente a la alquería de Eugenio Viñes.
Fallece en Oliva el 11 de diciembre de 1.898.
Por estas fechas surgen los primeros intentos de organización obrera, bajo la presidencia de Vicente Gallart y Gallart; el 7 de septiembre se inaugura la Sociedad “Unión Obrera” en el muelle de Poniente, en el barracón de la Rosa, y el 9 de noviembre se inaugura la Sociedad Unión de Obreros Toneleros del Grau y Poble Nou de la Mar en la calle Puerto número 22.
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El tranvía de vapor
Una vez restablecida la normalidad sanitaria, Juan Navarro Reverter (en colaboración con Cirilo Amorós) se constituye en impulsor de una sociedad que a la larga implantará en Valencia un nuevo modelo de tranvía: el de vapor, inaugurado el 24 de abril de 1.892.
La Sociedad General de Tranvías, que había alcanzado esta concesión para la nueva línea de Valencia al Grau y Cabanyal.
El vapor representó cierto adelanto sobre la tracción animal, pero su vida fue corta y llena de incidentes, debido al número de desgracias que se producían a su paso.
La gente subía y bajaba de él como si se tratara de un vehículo de tracción animal.
Su popularidad se convirtió en siniestra, por cuyo motivo se le aplicó a este tranvía un mote burlón que hizo fortuna: “El Ravachol”, nombre de un terrorista francés, al que sus fechorías hicieron famoso.
El pueblo valenciano llamó “Ravachol” al tranvía de vapor que tantos siniestros causaba y “Ravacholet” a los pacíficos tranvías de un solo caballo que tranquilamente cruzaban las calles de Valencia.
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Vicente Chapa Olmos y su calle
La calle Chapa fue, durante el primer tercio de este siglo, la calle del Grau de la que se hablaba con más añoranza.
Era la calle principal, y antes se había llamado San Antonio.
Sus comercios eran famosos, en ella estaban los salones de cine “La Rosa” y “El Dorado”, donde se representaba cine mudo y grandes tragedias, muy del gusto de los graueros de la época; en esa calle se salvó el Cristo del Grau.
Durante los años en que existió esta calle, en ella vivían los vecinos más adinerados del Grau, como Calabuig, Aguirre, Monfort, etc.
Ahora no se conserva el antiguo trazado de esta calle, ni siquiera con el nombre cambiado, por culpa de los bombardeos.
Ocupaba buena parte de lo que ahora es la calle Doctor José Juan Dómine, más la calle José Aguirre hasta el inicio de la calle Escalante.
La calle estaba dedicada a Vicente Chapa Olmos, comerciante y político nacido en el Grau en 1.837 y fallece en Valencia en 1.902.
Su padre, Vicente Chapa Escantell, fue empresario y alcalde del Grau.
Empezó a estudiar derecho en la Universidad de Valencia, pero no acabó la carrera.
Empezó militando en el Partido Progresista durante el reinado de Isabel II, pero tras la revolución de 1.868 ingresó en el Partido Constitucional.
En las elecciones generales de 1.871 se presentó con una candidatura monárquica, pero fue derrotado por Emilio Castelar.
Más suerte tuvo en las elecciones de abril de 1.872, en las que fue elegido diputado al Congreso por el distrito electoral del Mercado de Valencia con los monárquicos liberales de Práxedes Mateo Sagasta.
Una vez establecida la restauración borbónica formó parte del Partido Liberal, con el que fue elegido diputado por Valencia en las elecciones de 1.881 y 1.886.
Por el cronología de Las Provincias sabemos que cuando en 1.892 triunfaron en las elecciones generales los liberales de Sagasta, en Valencia se procedió al reglamentario relevo de autoridades.
Pero los liberales de Valencia estaban divididos entre sí, y cuando se trató de confeccionar las candidaturas para las elecciones de Diputados a Cortes, la discordia se puso de manifiesto.
De Madrid decidieron que la candidatura de Valencia estuviese encabezada por Cristino Marcos y Vicente Chapa.
En las de 1.893 no obtuvo el escaño debido a los enfrentamientos internos entre los liberales, a pesar de que tenía el apoyo de Trinitario Ruiz Capdepón (Orihuela, 20 de agosto de 1.836-Madrid, 13 de febrero de 1.911, abogado, periodista y político español, ministro de Ultramar, ministro de Gobernación y ministro de Gracia y Justicia durante la regencia de María Cristina de Habsburgo-Lorena quien tuvo rotulada durante mucho tiempo con su nombre la calle Barraca).
Durante algún tiempo Capdepón colaboró en el éxito de “La Gloriosa”, llegando a formar parte de la Junta Revolucionaria, junto con el gobernador José Peris y Valero (Valencia, 1.821 – Valencia, 1.877, político y periodista liberal).
Más adelante, Capdepón, hacia 1.882, siendo líder de los constitucionalistas valencianos, abandona sus veleidades progresistas y llega a firmar un manifiesto pidiendo la continuidad de la esclavitud.
Su descenso político significó también su declive económico.
La calle se le dedicó por el interés que Chapa puso desde Madrid secundando las tesis independentistas del Ayuntamiento del Grau, contrarias a la anexión.
Chapa consiguió seguridades del ministro de la Gobernación, en una carta escrita por este último el 3 de marzo de 1.888:
“Mi querido amigo: puede Vd. dar a los vecindarios del Grao y de Pueblo Nuevo del Mar, por cuya autonomía se interesa, la seguridad más completa de que la Ley será cumplida y la anexión de ellos a la Capital no será por mi decretada […] Puede Vd. estar tranquilo, que estos municipios subsistirán puesto que ellos quieren subsistir”.
Por estos y otros servicios, el 2 de junio de 1.888 el Ayuntamiento del Grau acordó por unanimidad, como muestra de agradecimiento, nombrar a Vicente Chapa, hijo predilecto de la Vilanova y dedicarle en 1.894 una de sus principales calles.
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Los últimos años de una azarosa autonomía
La autonomía del Grau no fue un camino de rosas, pues dependía de los impuestos y de arbitrios precarios para solventar sus propias necesidades como municipio inmerso en un proceso de transformación económica y urbanística local.
Desde el 13 de enero de 1.885, el Ayuntamiento de Valencia había instruido expediente de anexión, pero en esa ocasión la negativa del Grau no pudo ser más rotunda, proclamando con entusiasmo su voluntad autonomista.
En ese empeño tuvieron destacada labor Vicente Ferrer y Vicente Chapa.
Pero todo esto no era más que retrasar el inexorable final, en una situación de crisis crónica.
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En los límites de la vida: El naufragio de 1.891
Los temporales en esta época son muy frecuentes.
En 1.891 hubo grandes temporales el 6 de enero y el 13 de febrero.
El mar vuelve a agitarse el 7 de noviembre y el 23 de diciembre el fuerte viento del N.E. pone en peligro hasta a los mismos barcos amarrados dentro de la dársena (Parte resguardada artificialmente de las corrientes, en un puerto o en aguas navegables, para que las embarcaciones puedan fondear o cargar y descargar con comodidad).
El Grau se conmueve de nuevo por las desgracias del temporal sufrido a las nueve de la mañana del 20 de octubre de 1.892, las barcas luchan por coger la entrada, ya cerca de los transversales, pero son volcadas por las enormes olas son empujados hacia la playa de Nazaret.
Queda claro que la naturaleza es la principal causante, pero los dos recursos humanos que podrían aliviar la situación han sido descuidados: la obra de Llovera (comentada en otro capítulo) todavía no está acabada, pues solamente se llegó a construir la curva que indicaba el cambio de dirección, aunque en la actualidad está casi demolido por la acción del oleaje de los temporales.
Los ingenieros continúan con sus reticencias y los recursos auxiliares no funcionan: un bote salvavidas se encuentra inutilizado y otro está en reparación, todos los otros elementos para el salvamento de náufragos están deteriorados.
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La Junta de Salvamento de Náufragos
El Ayuntamiento abre una suscripción para aliviar la situación de los huérfanos, viudas, etc. (que trabajan en la Fábrica de Tabacos o en la reventa de pescado) de los náufragos.
La suscripción está encabezada por los principales comerciantes del Grau, y colabora el teatro de la Marina con una función que reporta un beneficio de 73,75 pesetas.
En total se recaudan 6.695,75 pesetas.
Paralelamente, la sociedad se moviliza para plantear con renovada insistencia la formación de una Brigada de Salvamento Marítimo, idea por la que se siente muy preocupado el periodista Luis Gil Sumbiela, tal como lo manifiesta en varias cartas al alcalde del Grau, a quien el 24 de octubre exige que se constituya “sin perder un minuto”.
Es el nuevo Comandante de Marina quien se pone al frente de la iniciativa, reuniendo a la Junta de Obras del Puerto y a otros muchos interesados (consignatarios, dueños de caballetes y síndicos de los Gremios) para depurar responsabilidades.
Lo que se concluye en que la responsabilidad recaía en la Sociedad General de Salvamento, a cargo del Ministerio de Marina.
Lo que se acuerda el 16 de noviembre es crear una Sociedad de Salvamento Local, a la que todos apoyarían.
La comisión encargada de promoverla estaba presidida por Vicente Viñes, de hecho, el domicilio social de la Junta se establecerá en su domicilio de la calle de a Reina.
También forman parte de ella el concejal Ramón Pascual y varios navieros.
El día 27, esta Junta se hace cargo del nuevo bote salvavidas, de dos cabos-cohetes y demás material de salvamento, mientras se decide construir una caseta junto a la báscula del muelle de Levante.
En este junio de 1.892 se organiza el traslado de los restos del cementerio a otro, es decir, el fosar de Santa María al cementerio actual.
El traslado está previsto realizarlo del 10 al 30 de junio.
Durante 1.893, los hechos más destacados son los intentos, por parte del Ayuntamiento, de mejorar las infraestructuras urbanísticas.
Se le dedica especial atención a la acequia de Mestalla, construyendo un puente sobre ella en la calle Santa Ana, junto al Óvalo y rectificando su cauce en los alrededores de la Estación.
También se rectifican los cauces del Valladar del Grau dentro de la Estación y las acequias madres en la calle Baylia, en la nueva Partida dels Plas, entre las Atarazanas y la calle Escalante y en la acequia de la calle Concordia (junto a la Estación).
En la calle Libertad se derriba un edificio ruinoso y se muestra una gran preocupación por las malas condiciones de salubridad que presenta el solar de las antigua Gallera, convertido en basurero.
Ello puede representar un peligro para la propagación de la epidemia colérica declarada en Francia.
Grau. Vilanova del Mar. Revolución, restauración y anexión
Crónica de una penosa anexión
1.897 transcurre con cierta rutina. No se presagiaba la inminente anexión.
Los temas tratados en las sesiones del Consistorio eran cotidianos y de puro trámite.
Todos estos temas se tratan bajo la presidencia del alcalde Vicente Miquel Chillida, que muestra una gran entereza y una gran escrupulosidad en la resolución de los problemas municipales.
Le harán falta para hacer frente al Gobierno Civil y al Ayuntamiento de Valencia, empeñados en anexionarse el Grau, sobre todo, por el control absoluto del Puerto y por sus ansias expansionistas, que podrían colocarle a la altura de las grandes ciudades como Madrid y Barcelona.
Efectivamente, la iniciativa de anexionarse Vilanova del Grau, Poble Nou de la Mar y Campanar partió del Ayuntamiento de Valencia, en plena política expansionista, opuesta a los deseos de estos poblados celosos de su autonomía.
Para conseguir la anexión puso en marcha toda una batería de medidas, incluyendo el juego sucio psicológico.
Ya desde primeros de año el Gobierno había intentado meter una cuña en el Ayuntamiento del Grau, forzando que admitiera como secretario a un infiltrado, y aunque la mayoría de la Corporación no lo admite, lo cierto es que José Martínez Gasulla, actúa como secretario durante varios meses.
Este secretario era como arena en el engranaje del motor del Ayuntamiento, hasta el punto, que en marzo el alcalde debe obligarle ante notario a abrir un cajón.
Cuando de verdad comienza a notarse el acoso del Gobierno es el 12 de abril de 1.897, día en que estalla el conflicto de competencias, imputándole cargos bastante rebuscados.
Para defenderse de todos estos cargos, el alcalde Vicente Miquel Chillida, prepara en la misma fecha un pliegop de descargo de siete apretadas páginas con una sentida introducción:
“[…] hay ocasiones en que el silencio es la mejor contestación, pero el silencio que yo guardara en estos momentos vendría a favorecer el juego de nuestros adversarios. Al refutar estos cargos no espero conseguir ningún fin práctico, pues se de antemano que nuestra causa está prejuzgada, pero debo dejar consignado mi descargo, aunque no sea más que para dar una satisfacción a los que nos honraron con sus sufragios […]”
En el informe no se dice nada del estricto cumplimiento de la ley en todas las sesiones municipales, del rigor observado en la redacción de todas las Actas, de la diferencia observada en los libros anteriores y en los posteriores a 1.891; nada se dice de las juntas de sanidad o instrucción pública, medidas para prevenir epidemias, fomento de la vacunación, etc. y tantos otros servicios que hacía 6 años eran solo un mito y que ahora no habían merecido ni una sola palabra.
“Asimismo han prescindido los señores delegados del estudio de uno de los puntos más esenciales para la buena marcha administrativa de los pueblos, de los que se deduce que de 1.891 hasta el presente han mejorado los impuestos sobre degüellos de reses en el matadero público; en los recargos municipales por consumos y, sobre todo, en el arbitrio sobre los puestos públicos de venta en el mercado. […] Y por último habría hecho constar que este municipio tiene satisfechas todas sus obligaciones para con el Tesoro Público.
En cambio, en el formalismo rutinario y rebuscado de la contabilidad, se han examinado verdaderas trivialidades para darles las apariencias de cargos terribles; no se han perseguido inmoralidades, filtraciones, distracciones, ni chanchullos, porque a todos les consta que no se han cometido durante nuestra administración, pero a falta de aquellos vicios se han echado mano a pequeñas informalidades burocráticas para investirlas de apariencias terribles, convirtiendo granos menudos de arena en gigantescas montañas; y para ello ni siquiera se ha cotejado el libro de caja con los distintos cargos extendidos con las debidas formalidades […]”
Grau. Vilanova del Mar. Revolución, restauración y anexión
Las últimas gestiones con el Gobierno
En esta época, siendo Ministro de Hacienda, el valenciano Juan Navarro Reverter y Presidente del Consejo de Ministros Cánovas del Castillo, las pretensiones del Gobierno eran aumentar el cupo de consumos a Valencia, pero la capital no podía permitirse el lujo de contribuir con más dinero al Gobierno central, si a ello no contribuían los poblados cercanos.
El 18 de abril de 1.897, se acuerda en Valencia que “vuelva a Madrid la comisión del Ayuntamiento autorizada para admitir un aumento prudencial en los consumos si se acuerda la anexión del Grau, Poble Nou de la Mar y Campanar.
Si el aumento de cupo se compensa con las ventajas que en el mismo orden tributario han de procurarnos las anexiones solicitadas, esta podrá darse por satisfecha”.
Entre otras cosas, se argumenta que, según la Ley, se pueden agregar unos municipios pequeños a otros más grandes cuando “por ensanche y desarrollo de edificaciones se confundan los cascos de los pueblos y no sea fácil determinar sus límites”.
Estos serán los argumentos tanto de la Comisión provincial como de la Junta de Obras del Puerto.
En mayo, con el Ayuntamiento del Grau ya muy debilitado, la comisión vuelve a Madrid para ultimar los detalles.
Con el definitivo apoyo del Ministro de Hacienda, el valenciano Juan Navarro Reverter, cuando la comisión regrese de su viaje a Madrid, la anexión estará convenida.
La prensa del día 2 de junio ya acoge con júbilo la “satisfactoria noticia”, que se hace oficialmente efectiva el 3 de junio, con la publicación en la Gaceta del Real Decreto de anexión.
Este es su lacónico texto:
“En nombre de mi Augusto hijo el rey D. Alfonso XIII, y como reina regente del reino, de acuerdo con el Consejo de Ministros y de conformidad con el Consejo de Estado en pleno, vengo a decretar con arreglo al art. 10 de la ley municipal los siguiente:
-
Artículo 1º: Quedan agregados en su totalidad al término municipal de Valencia, los de Villanueva del Grao, Pueblo Nuevo del Mar y Campanar.
-
Artículo 2º: El ministro de la Gobernación dictará las disposiciones oportunas para la ejecución de lo prescrito en el artículo anterior. El Gobierno dará cuenta a las Cortes del presente Decreto.
Dado en Palacio, a 1 de junio de 1.897, María Cristina.
El ministro de la Gobernación, Fernando Cos-Gayón”.
Decreto que el alcalde accidental, Sr. Quinzá, se apresura a comunicar una por una a todas las autoridades civiles, militares y religiosas.
Desde ese día, Valencia contará con 190.685 habitantes (187.846 según El Mercantil) iniciando el proceso de conversión en una gran capital.
En el Grau, en cambio, la medida era muy impopular.
Dice la prensa que “de las poblaciones anexionadas, la única donde el espíritu público se manifiesta hostil a la anexión es el Grau”, y desde el día 1 de junio las paredes se llenan de pasquines ofensivos contra los políticos, profiriendo graves amenazas.
Había motivos para la agitación, pues el mismo día 1 de junio, cuando ya el gobierno tenía redactado el decreto de anexión, el Presidente del Consejo de Ministros recibía al alcalde del Grau diciéndole que estudiaría detenidamente el asunto, en una actuación que “El Mercantil” calificaba de pésimo gusto.
El alcalde Sr. Miquel recomienda tranquilidad, y unos días más tarde, son detenidos “los individuos varones de las familia Mundi”, presuntos autores de los pasquines.
Pero a pesar de que todo parecía perdido, el Grau continuaba oponiéndose.
Unos días antes de la definitiva pérdida de la autonomía municipal, concretamente el 30 de junio de 1.897 a las seis y media de la tarde, el Ayuntamiento del Grau se reunió por última vez.
Después de tratar temas de trámite, como la tasación de unos solares que debían expropiarse a Juan Bautista Llovet por 3.900 pesetas, “que se le darán cuando exista consignación para ello”, a propuesta del alcalde Vicente Miquel Chillida, se acordó por unanimidad que:
“[…] todos los Señores que en la actualidad componen la corporación municipal conserven las insignias de sus cargos como recuerdo y en vista de que por la supresión del municipio ya no pueden trasmitirlas a los que les hubiesen sustituido en el ejercicio de tan honrosa misión.
Y no habiendo más asuntos de que tratar, el secretario cierra definitivamente el Libro de Actas.”
El Gobierno de Madrid, a cambio de las anexiones concedidas a Valencia, sube el cupo de impuestos que la ciudad le debía entregar, aunque solo la mitad de lo previsto.
Sin dilación, el que todavía era alcalde interino de la ciudad, Francisco Martínez Bertomeu, toma posesión de los tres pueblos que habían sido anexionados a la capital.
El 7 de julio, todo había concluido.
Toda la documentación elaborada durante los años de la independencia municipal del Grau (Actas, licencias, planos, censos, estadísticas, etc.) fue metida en cajones y almacenada en los depósitos del Ayuntamiento de la ciudad, donde prácticamente ha permanecido inédita hasta los años ochenta, y todavía no ha sido, suficientemente, investigada y codificada.
Grau. Vilanova del Mar. Revolución, restauración y anexión
La riada de 1.897
A partir de aquí, la historia de este poblado pasó a estar encuadrada en la historia de Valencia.
Los primeros aleteos no fueron muy satisfactorios.
A la anexión, considerada calamitosa por casi todos los graueros de la época, vino a sumarse otra catástrofe.
El día 1 de noviembre de 1.897, el río se salió nuevamente de su cauce.
En la desembocadura, por efecto del escaso caudal que fluyó durante el estío y a causa también de los vientos de Levante, se había formado una barra de arena que obstruyó la dirección natural de las aguas y determinó que estas se salieran violentamente del cauce, inundando, con un nivel de metro y medio en ocasiones, los barrios de San Roque y el de Cantarranas.
Nazaret quedó aislado.
Unos días más tarde (10 de noviembre de 1.897) el río bajó muy crecido, en proporciones tremendas.
No se tenía noticias de otra riada igual desde 1.517.
En algunos puntos del Grau y del Cabanyal las aguas alcanzaron un nivel de 3 metros, lo que permitía, sobradamente, la circulación de numerosas embarcaciones que acudían en auxilio de los vecinos.
Quizás donde el agua causó más daños fue en Cantarranas, donde el lodazal hacía las calles intransitables.
El agua del Turia corría a torrentes, pues allí el río apenas tenía profundidad.
El Gobernador se dirigió, en solicitud de inmediatos socorros, al Ministro de las Gobernación, Trinitario Ruiz Capdepón (Orihuela, 20 de agosto de 1.836-Madrid, 13 de febrero de 1.911, abogado, periodista y político español, ministro de Ultramar, ministro de Gobernación y ministro de Gracia y Justicia durante la regencia de María Cristina de Habsburgo-Lorena quien tuvo rotulada durante mucho tiempo con su nombre la calle Barraca), que la noches del 12 contestó con este telegrama:
“Seriamente preocupado con los perjuicios ocasionados en esa provincia por las inundaciones, deseo que por correo me dé cuenta detallada del alcance de las mismas, determinando su extensión y, a ser posible, la cuantía del daño padecido, pues si bien no existen créditos ni recursos para esta clase de atenciones quiero, al menos, estudiar si hay medio hábil de procurarlos dentro de la ley y en un tiempo más o menos breve”.
El Gobierno envió 10.000 pesetas y más tarde Ruiz Capdepón, consiguió un crédito extraordinario de 300.000 pesetas.
La Reina Regente, por su parte, envió 10.000 pesetas.
Esta riada puso en cuestión el dique que había construido el ingeniero Manuel Maese para desviar la corriente del Turia en su desembocadura, que causaba alarma en el Grau y en Nazaret.
Al ponerse de manera demasiado frontal al cauce del río impedía la fluida evacuación de las aguas del Turia.
Ricardo Morales, según un documento proporcionado por Gonzalo Gil, en nombre de los marineros y patrones, polemizó con Maese sobre el trazado de 1.894, que finalmente fue ligeramente desviado del Sur al Este.
En 1.921 se acaba el malecón del Turia y la “Gitá” o dique del Este.
Con el malecón del Turia se zanjó definitivamente el problema de los aterramientos, pues entre los diques Sur y Oeste se estableció una barrera artificial.
A principios de marzo de 1.898, otro temporal azotó estas costas y cerca del Perelló se ahogó un tripulante de otra barca del Bou, mientras en las inmediatas elecciones de marzo, Blasco Ibáñez arrasa consiguiendo su acta de diputado, siendo el más votado de todos los candidatos con 6176 votos.
En junio comienzan a llegar las malas noticias de Cuba, donde el gobierno solo podía aspirar a una honrosa derrota: los americanos habían desembarcado en Santiago de Cuba, dispuestos a acabar con la escuadra del almirante Cervera.
No eran más aleccionadoras las noticias de Filipinas, en una de cuyas islas estaba el gobernador Fidel Gurrea (que en mayo del siguiente año 1.899 sale elegido, de entre las filas del liberalismo, concejal por el distrito del Puerto, junto con Vicente Miquel Chillida, representando a Fusión Republicana).
El 30 de noviembre llegó al Puerto del Grau la primera expedición de tropas repatriadas procedentes de Cuba.
La Cruz Roja había dispuesto una posta sanitaria en el Casino artesano.
El 13 de febrero de 1.900 se hizo la primera prueba de la tracción eléctrica para el tranvía de Valencia al Grau y al Cabanyal, hasta entonces movidos a vapor e incluso algunos a base de tracción animal, que en vista del escaso éxito del vapor, todavía no habían desaparecido del todo.
La línea fue inaugurada el 23 de marzo de 1.900.
En julio y agosto se suceden los homenajes a Joaquín Sorolla y Mariano Benlliure, tan vinculados a los Poblados Marítimos, mientras que el 2 de agosto una draga holandesa elimina la barra que dificultaba la entrada al Puerto.
Grau. Vilanova del Mar. Revolución, restauración y anexión
Conclusiones
A partir de aquí, otras muchas olas han abatido nuestras playas y otros muchos vientos han soplado para darle al Grau la pujanza que tiene en la actualidad y permitirle el paso del Laúd (embarcación pequeña del Mediterráneo, de un palo con vela latina, botalón con un foque y una mesana a popa) al transatlántico.
Para que el Grau llegara a ser lo que es, Blasco Ibáñez ha dejado su huella entre nosotros.
La pesca, las compañías navieras, los consignatarios, los astilleros, la Transmediterránea de J.J. Dómine y Ernesto Anastasio y el Puerto han estado a la base de su desarrollo.
Ha tenido que sobrevenir la primera guerra del 14 y darse el paso de la monarquía a la República.
La onda expansiva de la Exposición Regional varó en el Club Náutico, el Restaurante Miramar y el Tiro de Pichón.
La barca “Grao” desapareció en la lejanía en 1.932.
Después, una abrumadora guerra civil que sometió al Puerto y a la población a intensos bombardeos, mientras se escondía al Cristo del Grau.
Le seguía otra estrepitosa y lacerante guerra mundial.
Y, marcando nuestras vidas, se ha tenido que soportar una abrumadora dictadura.
Como tragedias, las dos grandes riadas de 1.949 y 1.957.
Luego, el reparto de poderes entre socialistas y populares, la crisis y remodelación de la U.N.L., la tragedia de Proof Spirit (El 4 de julio de 1.997 a las 11:30 en la sala de máquinas del barco comenzó un terrible incendio.
“Una ola de fuego y humo «como la de la bomba atómica».
Así describía un testigo el incendio del Proof Spirit, un buque en construcción en los astilleros de la Unión Naval de Levante, en el que murieron 18 trabajadores y resultaron heridas otras diez personas, entre ellas dos de los bomberos que acudieron a extinguir las llamas. Casi todas las víctimas perecieron asfixiadas por la densa humareda que inundó las entrañas del buque, convertido en una ratonera infernal que hacía igualmente imposibles la huida y los trabajos de rescate. Un derrame de combustible sobre el que prendió la chispa de un soplete pudo causar la catástrofe, según apuntó el delegado del Gobierno, Carlos González Cepeda, que ha garantizado una exhaustiva investigación), dramas con la droga y la prostitución, ampliación de la Z.A.L. a costa de Nazaret y La Punta, proyecto del acceso Norte y de prolongación de la avenida de Blasco Ibáñez por medio del vecino Cabanyal, proyecto del Balcón al Mar y la perspectiva de la Copa América en el horizonte del 2.007.
Fuentes consultadas:
-
Archivos autores
-
Archivo del Reino de Valencia
-
Archivo Histórico Municipal
-
Biblioteca valenciana
-
Biblioteca valenciana digital
-
Biblioteca Histórica de la Universidad de Valencia
-
Archivo de la Diputación provincial de Valencia
-
Hemeroteca valenciana
-
Wikipedia
-
Jdiezarnal
-
Arquitectos de Valencia
-
Arquitectos italianos en España
Bibliografía:
Existe mucha y muy variada bibliografía referente al Grau, por tanto, tan solo mencionaremos algunos de ellos:
-
Guía urbana de Valencia. Marqués de Cruïlles.
-
Orígenes del Reino de Valencia. Antonio Ubieto.
-
Autoritarismo monárquico y reacción municipal. Amparo Felipo Orts.
-
Insaculación y élites de poder en la ciudad de Valencia, Amparo Felipo Orts.
-
Antonio Sanchis Pallares. Historia del Cabanyal. Poble Nou de la Mar 1.238-1.897
-
Antonio Sanchis Pallares. Historia del Grau
-
Isidro Planes. Sucessos fatales desta ciudad, y Reyno de Valencia o Puntual Diario de lo sucedido en los Años de 1.705, 1.706 y 1.707
-
Antonio Sáñez Reguart . Diccionario histórico de los artes de la pesca nacional (1.791-1.795)
-
Antonio Domínguez Ortiz. Carlos III y la España de la Ilustración
-
Ferrocarriles de España
Fotografías
-
José Huguet
-
Diez Arnal
-
Ricardo Moreno
-
Valencia Actúa