Grau. Vilanova del Mar. De Jaime I al siglo XV

Grau. Vilanova del Mar. De Jaime I al siglo XV

El barrio de pesadores, a cierta distancia

Ni árabes ni cristianos estaban entusiasmados por vivir junto al litoral.

Demasiado insalubre y peligroso.

De modo que el gremio que formaron los pescadores y marineros que vinieron con Jaime I tenían su domicilio social, no en el Grau, sino en la ciudad, en el llamado Barrio de Pescadores.

Este barrio no tenía una delimitación estricta, pues muchos pescadores y marineros podían vivir fuera de él, mientras que otros artesanos podían fijar en él su residencia.

Se extendía a derecha y a izquierda de la calle de las Barcas, desde la Glorieta y plaza de Tetuán a lo largo de la actual calle de la Paz y hasta el paseo Russafa, en los alrededores del “call” judío (El nombre de call es la palabra valenciana para barrio judío y viene a significar para algunos qahal comunidad jurídica, para otros del latín callis, la “calle”. La palabra más conocida es ghetto).

La parroquia más cercana era la de San Andrés, el pescador (en el templo que ahora está dedicado a San Juan de Dios y que con su antigua denominación está ahora en la calle Colón).

A su puerta se reunían las autoridades gremiales para oír el tipo de conflictos, que por lo general, hacia la referencia a la reglamentación de la pesca y a los roces que podía haber entre los pescadores del mar y de la Albufera, puesto que cualquiera podía pescar en el mar y en la Albufera, sin más obligación que la de pagar la décima del pescado que se pescase en el mar y el quinto del de la Albufera, según una disposición del 21 de enero de 1.250.

En la cercana iglesia de Santa Tecla, en lo que ahora es esquina de la calle del Mar y la plaza de la Reina, había establecido su domicilio social desde el siglo XIII el Consolat del Mar.

Por los alrededores, los pescadores tenían talleres pequeños de carpintería de ribera, en los que construían pequeñas embarcaciones que luego transportaban hacia el río por la acequia madre que discurría por la calle de las Barcas y desembocaba en el río.

Prácticamente, el barrio de Pescadores quedó circunscrito a lo que fue su último emplazamiento.

Formaba un cuadrilátero casi perfecto limitado por la calle de las Barcas (que mantiene su nombre), la “Confraría dels Sastres” (hoy Pascual y Genís), de Foré o Forana de Peixcadors (hoy  calle Lauria) y del Pont dels Anets (parte de la plaza del Ayuntamiento pegada a Correos)

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La Puerta de Mar

Hoy en día identificamos esta puerta, con la emplazada en la plaza del mismo nombre y que durante el franquismo se llamó del Marqués de Estella.

Desde Abd el-Aziz (1.021-1.061) la ciudad estaba protegida por la muralla que los árabes habían construido ampliando un poco la primitiva muralla del “oppidum” o fortaleza romana.

En 1.356, Pedro II el Ceremonioso amplió el recinto amurallado, el lienzo de la muralla se desplazó algo más al este, y el equivalente de esta puerta quedó emplazado en lo que, justamente ahora, vuelve a llamarse plaza de la Porta del Mar, engarzada en la muralla que se extendía por la calle Colón y la calle del Justicia.

El monumental arco actual no fue, ni mucho menos, la primigenia Puerta del Mar.

Ya en el año 1.946, se decide levantar un monumento a los soldados caídos del ejército vencedor en la lucha contra la República, y para ello se recuperó la fisonomía, no de la antigua Puerta del Mar, sino la más solemne de la Puerta del Real, que había estado situada a la bajada del puente del mismo nombre, con una puerta central y dos laterales.

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Progreso del Grau

En 1.261, progresivamente le Grau va adquiriendo más importancia.

Se construyen nuevas viviendas de piedra, tierra o madera y, el 20 de enero de 1.271 Jaime I concede permiso para edificar el primer horno de la Villa y para montar una “gegna”, que venía a ser un mecanismo con el cual las barcas podían ser arrastradas a la playa mediante cuerdas y “corriols” (poleas), siendo la primera obra que tenemos noticia relativa a obras hechas en la playa del Grau.

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En estado de guerra

Una de las principales preocupaciones estratégicas de Jaime I era la defensa del litoral, que debía ofrecerle seguridad.

El mar y sus orillas era un mundo de víctimas y de prisioneros, un mundo de robos legalizados y de piratería reconvertida en industria.

Muchas veces, una misma persona era pirata a su propio servicio, mercader al servicio de los grandes señores o corso al servicio de la Corona.

Los negocios se programaban en función de los problemas planteados por la piratería y el corso.

Aclaremos teóricamente los términos pirata y corso:

  • Pirata: “No teme a Dios, ni al Rey, y comete robos y rapiñas”. Sería un “gánster” del mar.

  • Corso o corsario, se diferencia del pirata en que su objetivo es siempre un enemigo del estado, el corso tenía más que ver con la defensa, en cambio, la piratería con el ataque.

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Un corso cristiano al servicio de Jaime I

En los últimos años de su vida, Jaime I, tuvo que hacer frente a la gran contracruzada de 1.276, capitaneada por Abu-Yusuf y el valenciano Al-Azarach, que revive sus anteriores gestas contra Aragón.

Pere Moragues, capitán corsario en la frontera islámico-cristiana, era también una especie de corsario que había de llevar el registro oficial de los acontecimientos de a bordo.

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Pedro el Grande. Las Atarazanas, el faro y el Justicia

Pedro el Grande (III de Cataluña y I de Valencia), es el primer rey nacido en Valencia el año 1.240, hijo de Jaime I y de Violante de Hungría.

Reino de 1.276 hasta 1.285 y fue consolidando la política de su padre.

Tanto para Valencia como para el Grau, su reinado fue decisivo.

Prosigue la política de su padre en cuanto a la estratégica Sicilia, principal productora de trigo, imprescindible en la alimentación de los valencianos.

Por esta razón Pedro I aceptó contraer un acertado matrimonio estratégico con Constanza de Sicilia, de la gran familia de los Hohenstaufen, que aportaría al imaginario español el águila de su escudo.

Pedro el Grande planea una magna expedición contra Sicilia, que requería la formación de una gran armada.

Para construir la flota comenzó las obras de las Atarazanas de Barcelona.

Pero la lentitud con la que se desarrollaban estas, hizo necesario el apoyo de unas Atarazanas Reales en el Grau, que en 1.284 fueron poniendo sus cimientos, consolidándose el 5 de enero de 1.284.

A este tinglado se le dio el nombre de Atarazanas, del árabe “Ad-dar as-sina’a”, palabra a la que se da el significado de lugar de construcción de barcos, aunque también puede significar dársena, almacén o arsenal.

Con ellas, el poderío naval de Valencia fue adquiriendo cierto relieve.

En estas primeras Atarazanas, podían tenerse aparejadas 25 galeras, aunque puede suponerse que la mayoría estarían al aire libre.

Pedro el Grande, por una nueva normativa regulada por el “Aureum Opus”, privilegio 15, le concede a Ramón de Sant Just permiso para construir un edificio en la playa del Grau y colocar en su cúspide un farol que sirviese de guía a los navegantes y a los pescadores, siendo quizás el primer faro conocido hasta entonces.

Fue, también, Pedro I quien, en 1.283, estableció que anualmente el Justicia de la ciudad, juntamente con los prohombres de la misma, eligieran el cargo de Justicia del Grau de Valencia.

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El Consolat del Mar

El 1 de diciembre de 1.283, para contrarrestar la presión política de la Corona de Aragón, Pedro el Grande concede a Valencia el privilegio del Consolat del Mar, es decir, una serie de disposiciones de tipo jurídico y práctico, que regulen las actividades marítimas.

Cada año, por Navidad, los prohombres del mar han de elegir dos cónsules que resuelvan los conflictos entre los hombres del mar y los mercaderes.

Por ello debían ser especialistas en dos materias: “art de la mar” o náutica y “ús de mar” o derecho marítimo.

El Consolat trata fundamentalmente de las relaciones entre el patrón de la nave, los mercaderes y los marineros, o qué hacer cuando la nave se encuentre con los corsarios.

En realidad la concesión de las Atarazanas se inscribía en esta política de afianzamiento de la vertiente marinera de Valencia.

El Consoltat del Mar cesó en su funcionamiento al ser suprimidos, en 1.707, los Fueros de Valencia.

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Arnau de Vilanova

En una fecha no determinada, que los especialistas sitúan hacia el 1.240, nación en el territorio de la Corona de Aragón, Arnau de Vilanova.

A este gran personaje le tuvieron por médico: Pedro I, Alfonso I, Jaime II de Aragón, además de, los Papas Bonifacio VIII, Benedicto XI y Clemente V.

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Jaime II el Justo y la piratería (1.291-1.327)

A la muerte de Pedro I le sucedió su hermano Alfonso el Liberal, que reinó de 1.285 hasta 1.291 y del que no existen muchas noticias relacionadas con el Grau.

A este le sucedió en el trono su sobrino, hijo de Pedro I y de Constanza de Sicilia, Jaime II, llamado el Justo, que reinó de 1.291 hasta 1.327.

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Consolidación del Grau bajo el reinado de Jaime II

Hasta 1.306, las Atarazanas eran “reales” o propiedad de la Corona.

Pero cuando la ciudad quiso tutelar la evolución de la Vilanova del Mar, Jaime II, desde 1.306, reforzó sus privilegios y en adelante fue el municipio quien controló la actividad de las Atarazanas.

Además de contar con las Atarazanas como base de su política expansionista, Jaime II sigue impulsando la consolidación del Grau.

El mismo Jaime II establece en 1.308 la cofradía de “Mareantes” en Valencia, cuya institución tenía por objeto el mutuo auxilio de los hombres de mar en sus privaciones, enfermedades y demás casos extremos de vida.

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Los piratas musulmanes toman la iniciativa

A partir de 1.310 se marca un cambio de tendencia en las acciones de piratería, Ceuta inicia la persecución casi metódica de barcos de la corona de Aragón.

Ante las intrépidas y agresivas fuerzas navales musulmanas, Jaime II debe armar 3 escuadras, una por la ciudad de Valencia, la segunda por Barcelona y la tercera por Mallorca.

Hubo que recurrir a todos los medios para recaudar dinero: aportaciones voluntarias, impuestos sobre la carne y la harina, etc.

En 3 meses se bloquean las costas y se destruye la flota de Abú-Hammú y, se decide no concluir ninguna paz ni tregua con ningún musulmán.

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El Justicia autóctono del Grau bajo el reinado de Alfonso II

Desde 1.283, el Justicia era elegido cada año por el Justicia de la ciudad, juntamente con los prohombres de la misma.

Para dar más agilidad a las autoridades, se consolida la figura del Justicia del Grau, merced a un privilegio de Alfonso II, el rey dispone en 1.329 que el cargo ha de recaer precisamente entre los habitantes del Grau, excluyendo expresamente a los habitantes de Valencia.

El Grau, efectivamente, necesitaba un control decidido por parte de las autoridades, pues su tráfico comercial era ya de mucha consideración.

En cuanto al comercio de trigo, los regidores de la ciudad quisieron cambiar la legislación exportadora, muy permisiva, la escasez de trigo provocaba la carestía en nuestros mercados, y sin embargo, la producción de este cereal se exportaba sin grandes dificultades.

La ciudad consiguió sendos privilegios en 1.329 y 1.330, prohibiendo la exportación de trigo.

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Pedro II el Ceremonioso (1.336-1.387)

Hijo segundo de Alfonso II y de su primera esposa, Teresa de Entenza, nace en 1.319 en Balaguer y fallece en Barcelona el 5 de enero de 1.387.

Llamado el Ceremonioso y el del Punyalet (e incluso el Cruel), ciñe la corona durante el período más largo de toda su dinastía, de 1.336 hasta 1.387, y su contradictorio reinado dejó una profunda huella tanto en Valencia como en el Grau.

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La piratería bajo el reinado de Pedro II

La constante amenaza de la piratería musulmana se hizo más tangible en 1.340, cuando los aliados cristianos peninsulares sufrieron un gran descalabro Gibraltar frente a la escuadra combinada granadino-marroquí, Pedro el Ceremonioso se vio forzado a congregar un parlamento en Valencia.

Pronto (en octubre de 1.340) el bando cristiano lograría rehacerse  de la derrota en Granada, infligiendo a los musulmanes una gran derrota en la conocida Batalla del Salado.

A pesar de su baja intensidad, el acoso musulmán sembraba la inquietud y desconcierto, representando un lastre para el comercio y la seguridad ciudadana.

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La Guerra de la Unión

La Guerra de la Unión fue una lucha del pueblo contra el excesivo poder de rey, aunque el pueblo actuó con excesiva nobleza o ingenuidad.

En ciertos momentos , los unionistas parecían tener acorralado al rey, pero la Peste Negra cambió el curso de los acontecimientos, simplemente, para no ser acusados de provocar la muerte del rey, sobre todo, cuando ya había fallecido por esa causa, su esposa Eleonor; le permitieron salir de la ciudad y replegarse en Teruel, donde el rey pudo rehacerse.

Una vez repuesto, avanzó de nuevo sobre Valencia y el 8 de diciembre derrotó a los unionistas en Mislata, iniciando una durísima represión en Valencia.

Efectivamente, el triunfo del rey, quien se vengó cruelmente de sus enemigos y sometió a su control al Consell municipal.

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La guerra con Castilla y las murallas de Valencia

En 1.356 estalla la guerra con Castilla, que pretendía alcanzar la hegemonía peninsular.

Es en el marco de este conflicto bélico entre los dos Pedros (Pedro el Cruel de Castilla y Pedro el Ceremonioso de Valencia) donde, el 1 de octubre de 1.356, se inicia la construcción de las murallas que definieron la fisonomía de Valencia durante más de 500 años, y con las cuales el recinto urbano alcanzó 145 hectáreas (1 hectárea = 10.000 m2).

La larga guerra se recrudece entre 1.362 y 1.364, librándose las batallas en las mismas puertas de la ciudad.

Mientras sus tropas sitiaban Valencia, el rey Pedro el Cruel de Castilla instalaba su campamento principal en el Grau, para evitar que la ciudad recibiera auxilio por mar.

De este asedio la libró Pedro el Ceremonioso, que urgido por un fraile predicador, vino desde Huesca con la infantería, reforzado desde el mar por 6 galeras, que obligaron al castellano a abandonar el campamento y levantar el sitio de la ciudad.

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La organización del corso municipal

Al incrementarse la presión musulmana sobre nuestras costas, la ciudad decidió tomar medidas represoras que calmaran el furor popular y disuadieran a los piratas de posibles nuevas incursiones.

Pero las medidas no fueron eficaces, cansando al pueblo y esquilmando las arcas municipales.

Aunque la piratería no provenía solo de naves musulmanas.

Pero la represión de la actividad pirática musulmana no se tomaba suficientemente en serio por parte de la Corona.

Se sabe que el 11 de julio de 1.377, el Consell aprueba el aparejo de dos galeotas para defender los mares de enemigos musulmanes.

Otros corsarios valencianos llegan, incluso, hasta Canarias, apoderándose por sorpresa de los campesinos ocupados en sus labores, convirtiendo su actividad, en fuente ordinaria de beneficios.

Francesc Eximenis (1.325-1.409), invitado por los dirigentes municipales para que les inspirara y consolidara ese crecimiento con sus principios teóricos.

En El Regiment de la Cosa Pública defiende la práctica del corso por los cristianos, siempre que se dirija contra los enemigos de la fe.

Pero como, a pesar de todo, las medidas defensivas no resultaron suficientes para mantener la costa limpia de enemigos.

La ciudad decide en agosto de 1.384 armar la galera Santa Tecla, que Francesc Moncofa pone a punto en las Atarazanas.

En 1.385 se emprenden otras acciones con la desesperada idea de apoderarse de todo el trigo posible.

También subvencionó otras agresivas incursiones por la costa de Berbería para capturar esclavos que se subastan a los mercaderes para que sirvieran de mano de obra.

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Juan I (1.387-1.396)

Durante todo el reinado de Juan I, la ciudad sigue llevando la lucha hasta las puertas de África, también por esta época, el pueblo estaba muy afectado por las riadas.

El 13 de septiembre de 1.392, llegan noticias alarmantes, en Berbería se están armando unas naves con el objetivo de atacar el litoral de Baleares o el valenciano.

De inmediato se reaccionó ordenando la puesta en servicio de dos galeras y la galeota que los jurados tenían en las Atarazanas del Grau.

Nada de esto evita la proliferación de piratas berberiscos por los mares.

El 29 de octubre de 1.395 el Consell ordena que se ponga la galera de la almoina en disposición de combatir.

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Marín I el Humano (1.396-1.410) y los sucesos de Torreblanca

La llamada cruzada contra Berbería significa un punto de inflexión en la actitud cristiana ante los ataques de piratería musulmana.

El detonante en esta agresiva campaña la proporcionan los llamados  sucesos de Torreblanca, en la que a finales de septiembre de 1.397 irrumpen los corsarios berberiscos llevándose ciento ocho cautivos.

Pero lo que aparentemente produjo más indignación fue la profanación de la iglesia y el robo sacrílego del copón con siete formas consagradas.

Este robo fue la oportuna excusa que se le presentaba a la ciudad y al reino para asestar un golpe más contundente a los piratas berberiscos, que durante los últimos 25 años les habían traído de cabeza.

El objetivo del ataque era la asequible Dellys, de Tremecén, villa de unas 1.300 casas, que sufrió un minucioso y sistemático saqueo.

Al regresar a Valencia, ya se estaban iniciando los preparativos de la Segunda Cruzada, que no alcanzó el mismo éxito que la primera, todo ello permitió que el 1 de septiembre los musulmanes rechazaran a la armada cristiana.

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Descripción de las Atarazanas

En realidad, el edificio de las Atarazanas que hoy podemos observar es solo un 12% de la superficie total de las instalaciones.

Tanto a los lados, como por la parte trasera tenía variadas dependencias: 5 almacenes, despensa para el bizcocho, balsa para conservar el maderamen junto en la acequia, estancia noble o comedor y probablemente una explanada para desplegar velas.

Todo el recinto está rodeado de una cerca no muy consistente pero que evitaba el acceso de extraños.

Esa pared, probablemente protegida por zarzales, era derribada cada vez que había que entrar o sacar los cascos de las naves.

De ahí al mar, había unos sesenta metros de playa que las autoridades mantenían despejada.

En 1.415 pudieron darse por terminadas las reformas de las Atarazanas, pues ese año el Papa Benedicto XIII fue obsequiado con una cena en el salón dorado, y en 1.421 tuvo lugar en una de ellas, una de las primeras reuniones del Consell Secret del Grau, formado por los Jurados, Racional y Síndico.

 

Fuentes consultadas:

Bibliografía:

Existe mucha y muy variada bibliografía referente al Grau, por tanto, tan solo mencionaremos algunos de ellos:

  • Guía urbana de Valencia. Marqués de Cruïlles.

  • Orígenes del Reino de Valencia. Antonio Ubieto.

  • Autoritarismo monárquico y reacción municipal. Amparo Felipo Orts.

  • Insaculación y élites de poder en la ciudad de Valencia, Amparo Felipo Orts.

  • Antonio Sanchis Pallares. Historia del Cabanyal. Poble Nou de la Mar 1.238-1.897

  • Antonio Sanchis Pallares. Historia del Grau

  • Isidro Planes. Sucessos fatales desta ciudad, y Reyno de Valencia o Puntual Diario de lo sucedido en los Años de 1.705, 1.706 y 1.707

  • Antonio Sáñez Reguart . Diccionario histórico de los artes de la pesca nacional (1.791-1.795)

  • Antonio Domínguez Ortiz. Carlos III y la España de la Ilustración

Fotografías

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