Grau. Vilanova del Mar. El tráfico de esclavos

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Baños de Ola y el tráfico de esclavos

El legendario Viñes, entre el Cabanyal y el Caribe

Eugenio Viñes tenía fama en el Grau de valiente y experto marino.

Con el respetable capital alcanzado en sus viajes a América, sufraga la construcción del esbelto bergantín (buque de dos palos y vela cuadra o redonda) “Progreso” y de la corbeta (embarcación de guerra, con tres palos y vela cuadrada, semejante a la fragata, aunque más pequeña) “Rosa del Turia”, que desplazaba doce nudos.

Esa era la positiva impresión que en el Grau se tenía de Eugenio Viñes Castellets, pero en realidad este, padrino de Eugenia Viñes y primo hermano de Vicente Viñes Roig, centró su actividad en el tráfico de esclavos, en el que llegó a ser un destacado capitán.

Hasta 1.847, y durante muchos siglos, la venta de indígenas negros era un tráfico completamente legal.

Hasta el punto que para aspirar a un cargo se podía aducir como mérito haber sido traficante.

Hasta el punto que uno de los empresarios más activos en este campo fuera el honorable Marqués de Comillas, fundador de la Compañía Transmediterránea.

También el mismísimo padrastro de Isabel II, segundo marido de su madre María Cristina, patrocinaba esta actividad comercial.

Pero diversas circunstancias de tipo ideológico y social golpearon en lo más profundo este infame mercadeo.

Una de las razones que más influyó en las ideas abolicionistas fue el miedo a los negros, porque en algunas colonias su número fue tan elevado que les permitió organizar revoluciones sangrientas.

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En Cuba, la población negra llegó a alcanzar en 1.842 el 60% del total.

Pero el gobierno español aguantó la esclavitud porque el comercio del azúcar estaba en plena expansión y la mano de obra negra era la más barata.

Tuvo que ser la Guerra de Secesión de EE.UU. la que provocara una fulminante toma de conciencia, a raíz de ella, las Coretes españolas aprobaron en 1.866 la ley que, sobre el papel, puso término a la trata de personas.

Es precisamente durante esta época, que va desde 1.845 a 1.866 (la llamada época “superheróica), cuando nuestro dos protagonistas, especialmente Eugenio, desarrollan una mayor actividad como traficante de esclavos.

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A bordo del “Lady Suffolk”

El 18 de mayo de 1.853, en la ensenada de Cochinos, la fragata Lady Suffolk procede al desembarco de 1.200 negros “bozales” (era el nombre con el que se designaba a los negros recientemente traídos de África, los cuales no comprendían nada, en referencia al idioma, costumbres y ordenes que se les daba. Asimismo, los negros bozales se caracterizaban por ser muy fuertes y resistentes al trabajo).

Era una gran remesa de esclavos, conducidos clandestinamente por un intrépido capitán que al llegar al puerto aprovechaba las sombras para dirigirse al encuentro del armador.

Esta expedición condensa todos los elementos de esta difícil época: armador con amplias relaciones, intrépido capitán, condiciones inhumanas de transporte, sofisticada red de sobornos y persecución por parte del gobierno inglés, que incluso llegaba a aplicar la pena de muerte.

El armado se trataba de Julián Zulueta, dueño de grandes “ingenios” o factorías de negros en Cuba, con una organización alabada, incluso por el mismo Navarro Reverter.

Este era, prácticamente, el mayor negrero de su tiempo, con la sede central de sus negocios familiares domiciliada en Londres.

Casi como un paréntesis digamos que su representante en Valencia era Carbajosa, propietario de solares en Malva-rosa.

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También Zulueta tenía otros negocios, entre los que se contaba la construcción de ferrocarriles.

Julián Zulueta llegó a ser alcalde de La Habana, senador vitalicio y, marqués de Álava en 1.875, pocos meses después que su familia hubiera sufragado la restauración monárquica de Alfonso XII, al que otorgaba créditos respaldados por las joyas de la corona.

Una hija suya contraerá matrimonio con Francisco Romero Robledo (abogado y político español, ministro de Fomento durante el reinado de Amadeo I, ministro de Gobernación durante el reinado de Alfonso XII, ministro de Ultramar y ministro de Gracia y Justicia durante la regencia de María Cristina de Habsburgo-Lorena. Responsable del fraude electoral desde su posición de ministro de la Gobernación), mientras que uno de sus nietos contrajo matrimonio con una nieta de Narváez y Ulloa.

Parentescos que, por si hacía falta, restituían una honorabilidad perdida.

Pero no parecía que necesitara rehabilitarse, pues hasta 1.897 fue el alma del partido “español” (al que algunos llamaban directamente “partido negrero”), que prácticamente era el representante del partido de Cánovas del Castillo en Cuba.

Un hiperbólico o interesado periodista llegó a calificarle como “casi el padre de los dioses y de los hombres”.

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El capitán negrero sabía que se exponía a seis años de prisión si su barco era aprehendido.

La tripulación era retribuida únicamente cuando la carga llegaba a su destino, y por tanto, se trataba de asegurar que se haría todo lo posible para no desprenderse de esta a la vista del primer perseguidor, ya que aguardaba la prisión o en el peor de los casos la horca británica a todos ellos.

Además es necesario hacer constar que, tanto el capitán como la marinería, se exponían a las enfermedades que pudieran contraer durante el viaje, frecuentes a causa del hacinamiento con el que se transportaba la carga de personas.

En esta época, sabemos que el tráfico de seres humanos era ilegal, pero también sabemos que las autoridades españolas, con claros y documentados intereses en el negocio, hacían la vista gorda, es decir, perseguían la trata, pero con cierta permisividad.

Esta costumbre de hacer la vista gorda no le parecía bien a un insólitamente honrado capitán general: Valentín Cañedo que se puso inmediatamente as investigar su veracidad y sus circunstancias, de resultas de esta concluye con la certeza de sobornos a diferentes personalidades y hace recluir en prisión a Julián Zulueta el 20 de junio de 1.853 y declararlo como “el más pernicioso entre los tratantes de esclavos”.

Pero en septiembre de 1.853 Cañedo recibe una comunicación de la Dirección General de Ultramar.

La protesta de los negreros y la intervención de María Cristina, llevaran a Isabel II y a sus ministros a desautorizarle y destituirle finalmente el 3 de diciembre de 1.853 y absolver, de todos sus cargos, dos años más tarde a Zulueta.

Es en este momento cuando Eugenio Viñes decide tomarse unas vacaciones.

El 28 de enero de 1.854 compra la que será su casa en la calle Reina, donde más probablemente entablaría contacto con su primo Vicente Viñes Roig.

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El osado Vicente Viñes Roig

Vicente, joven primo hermano de Eugenio, quince años menor que él, ya había salido en prensa como protagonista de una acción heroica, salvando al falucho (embarcación costanera con una vela latina) de guerra “El Tigre” que zozobra en aguas de los Alfaques, logrando salvar  la vida de 20 hombres.

Tenía por aquel entonces unos 29 años y estaba en plenitud de facultades, apuntaba “cualidades” para seguir la carrera de su primo, esa decisión y esa temeridad las conservaría hasta una edad bastante avanzada.

Aunque entre 1.854 y 1.858 no disponemos de ningún documento sobre Eugenio, en 1.855 vuelve a aparecer la pista de su joven primo hermano Vicente Viñes Roig.

El 6 de diciembre de 1.856, siendo ya patrón de la “matricula” del Grau y contando ya con 30 años, celebra una reunión familiar ante el notario para arreglar cuentas después de la muerte de su padre, Vicente Viñes Sevilla.

La vivienda que tienen que vender es la única herencia que les ha dejado su padre, Vicente Viñes Sevilla, media alquería o barraca en la calle San Andrés 32, frente a la plaza del Mercado (actual plaza doctor Lorenzo de la Flor).

Se tasa en 6.000 reales.

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Eugenio reemprende su actividad

Consta que en marzo de 1.858 Eugenio tripulaba un buque de 487 toneladas, el conocido capitán negrero se hallaba en La Habana con intención de dirigirse al canal de Mozambique a bordo de un buque que podía transportar de 1.000 a 1.200 negros, sus protectores y socios eran tan poderosos que no constaba declaración pública acerca de la certificación y viaje del buque, se cree que zarpó el 9 de abril en el buque chileno “Eloísa”, también se afirma que “el 14 de junio se desembarcan 935 negros.

Se embarca en otro buque español de nombre “Iberia”, del que era contramaestre propiedad de Julián Zulueta entre otros.

De nuevo regresa a Valencia, quizás huyendo de la Justicia, y el 11 de marzo de 1.859 le vende a Vicente Viñes Roig un solar con las obras iniciadas para edificarse una vivienda en la calle Reina 62, al lado de la suya.

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Es curioso constatar que en esos momentos Eugenio ni siquiera sabía firmar.

El 27 de agosto es detenido el sobrino de Eugenio, Francisco Viñes Marín al mando de la nave que se cree que podría ser el “Eloísa”, que habría asociado Eugenio a sus arriesgadas empresas.

Francisco Viñes Marín ocupará en 1.879 el puesto de vocal que Eugenio, al morir, dejó vacante en la Junta de Intervención y Vigilancia de las obras del puerto, por decisión de la Diputación, todo esto es indicativo de la ascendencia que la familia había ido adquiriendo en el Grau y en el Cabanyal.

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La visita de Isabel II

El 29 de mayo de 1.858 a las once de la mañana llega a Valencia la joven reina Isabel II, procedente de Alicante,

Como el puerto estaba en obras le construyeron un desembarcadero “ex profeso” para ellas.

Esta visita de Isabel II al Grau queda grabada en un excelente reportaje fotográfico, que nos ofrece las primeras fotografías del Grau y del Cabanyal, a cargo de los mejores fotógrafos de la época: José Martínez y Antonio Cosmes.

El mismo año de 1.858 tiene lugar otra obra urbanística importante, tanto para el Cabanyal como para el Grau: la apertura de comunicación entre la calle de la Reina y el muelle, hasta entonces taponada por unoi de los almacenes contiguos al taller de las Obras del Puerto.

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Teatro de las Atarazanas

Entre los múltiples usos dados a las Atarazanas, uno de los más originales es el de haber servido como teatro.

Los prohombres del Grau “con objeto de establecer en dicha Villa un teatro provisional, procurando al vecindario una mejora importante de distracción y civilización”, en 1.859 han convenido tomar en arriendo las Atarazanas propiedad de la viuda de Francisco Rovira e hijos.

El teatro, cuyo escenario dispondrá de variados decorados y “el alumbrado constará de 18 quinqués de tres luces cada uno con sus correspondientes aparatos para gas portátil o para aceite”.

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El agua potable

En el Grau, la fuente principal era la Fuente Grande.

Pero el crecimiento demográfico, las nuevas condiciones de higiene y la pujante actividad económica exigían la llegada de un caudal de agua constante, seguro y abundante.

Sin embargo, la considerable cantidad de 300.000 reales de vellón presupuestados para llevar a cabo la conducción representaban un freno para el proyecto.

Hubo que esperar hasta 1.859 para disponer de una verdadera fuente, de la que manara agua abundante proveniente de las presas del Turia, bien canalizada y con el debido control sanitario.

El convenio entre el Ayuntamiento de Valencia y el Grau pudo lograrse solo gracias al decisivo impulso que representó la colaboración económica del vecino del Grau, Dionisio Bello Romero.

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Algunos datos biográficos de Dionisio Bello

De Dionisio Bello Romero disponemos de algunos datos dispersos.

Debió nacer en el Grau, pues habla de sus vecinos como “paisanos”; vivió en la calle Mayor; estaba casado con Joaquina Liñán, hermana del obispo Liñan.

Se conoce también que en 1.830 Dionisio era arrendatario del horno de la calle Mayor.

Falleció el 5 de mayo de 1.858, y en su testamento dispuso destinar 80.000 reales de vellón para las obras de la fuente, a condición que estas concluyeran antes de un año después de su muerte, de los cual respondían sus albaceas.

Este requisito de la urgencia era el único modo de acelerar la maquinaria burocrática.

La fuente de la que hablamos, todavía hoy rinde un buen servicio, situada en la parte derecha de la puerta de la iglesia de Santa María de Mar.

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En la fachada, encima de la fuente, puede leerse una lápida con este texto:

AGUAS DEL TURIA

DERRAMA ESTA FUENTE

POR LOS ESFUERZOS DEL MUNICIPIO DE VALENCIA

LA COOPERACIÓN DE ESTA VILLA Y EL LEGADO DE 80.000 RS. DE

DIONISIO BELLO

3 DE MAYO DE 1.859

La colocación de esta lápida constituyó todo un acontecimiento local, celebrado el día de la invocación de la Santísima Cruz, el 3 de mayo de 1.859, dos días antes de lo exigido por Dionisio Bello.

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Los pabellones de baño: La Florida

Antes dela inauguración de las estación del tren y el definitivo inicio de las obras del puerto, en tiempo de Juan Subercase Krets (nacido en Valencia el 1 de junio de1.783, aunque de ascendencia inglesa), los barracones estaban por la zona del Cabanyal, instalados por los propios vecinos, que intentaban con ello alcanzar un suplemento para su precaria economía.

Pero progresivamente el polo de atracción se fue desplazando hacia el sur, más cerca de la estación del tren y del contramuelle, en la playa de Caro, donde se concentraba la vida de ocio del Grau.

El hecho es que en 1.851, por ejemplo, había 18 barracones de baño para mujeres y 15 para hombres, en cambio, en 1.856, ya había 21 barracones para mujeres, 19 para hombres y 19 bodegones.

Y según cuenta el costumbrista Vicente Vidal Corella:

“[…] las tartanas del Grao se agrupaban en la puerta del Mar, junto a la Glorieta. De allí mismo salían dando tumbos, con el trote cansino de los dóciles caballos de pelo dorado, que enfilaban el Camino del Grao, entonces con cuatro hileras de árboles que formaban un cerrado túnel de verdor y producían agradable alivio después de cruzar las calles de la ciudad bajo el fuerte sol veraniego […]”

Los más decididos, jaraneros o supersticiosos cultivaban la tradición de zambullirse en la playa la noche de San Juan, usando para cambiarse las populares “barraquetes”, como por ejemplo, la conocida como la de “La Campana”.

“Por fortuna tendrán este año un buen establecimiento donde bañarse con la decencia que faltara en las chozas de estera”.

Se trataba del gran pabellón flotante, diseñado por el arquitecto valenciano Sebastián Monleón, autor de la actual plaza de toros de Valencia, bautizado con el poético nombre de “La Florida”.

El 15 de julio de 1.863 se botó al agua el grandioso pabellón.

Aunque el camino no fue fácil, pues, sin causa conocida, la madrugada del 1 de marzo de 1.871 los baños flotantes se prendieron fuego, ante la desolación del dueño Pedro del Diestro y Lastra.

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La Rosa del Turia

Hacia 1.865, alentado por el éxito de “La Florida”, se inaugura este nuevo establecimiento de baños de ola, se construyó por aquella parte del puerto un establecimiento de baños llamado “La Rosa del Turia”, por iniciativa de algunos emprendedores y modestos hijos del Cabanyal.

“[…] Todo iba bien en La Rosa del Turia hasta el 29 de julio de 1.869 en que, a las cinco de la tarde, el peso de una enorme concurrencia y efecto, al parecer, de cierta avería, comenzó a balancearse todo el edificio flotante, y súbitamente se hundía la parte central del mismo en el fondo del mar, entre la más espantosa confusión y griterío de la gente que, buscando su salvación, atropelladamente, se dirigía al puentecillo que comunicaba con el muelle, cuyo puentecillo por exceso de peso se venía abajo, aumentando con ello las proporciones de la catástrofe […]”

Según añade Francesc Almela i Vives (Vinaroz, 9 de noviembre de 1.903 – Valencia, 24 de septiembre de 1.967), perecieron 3 personas.

El caso es que no acaba ahí la historia de La Rosa del Turia.

Porque todo el maderamen y los elementos aprovechables fueron extraídos del mar y depositados junto al río, “donde algunos desgraciados lo aprovechaban como refugios de noche”.

Pero las desgracias nunca vienen solas, porque ahí les sorprendió la riada del 30 de septiembre al 1 de octubre de 1.870.

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La Estrella

De este establecimiento se ofrecen menos noticias en la prensa de la época, pero tuvo al menos quince años de vida.

Lorenzo Belenguer, casado en primeras nupcias con Violante Domingo y en segundas con Josefa Martínez Monfort, era un maestro calafate o carpintero de ribera (persona cuyo oficio es cerrar las junturas de las maderas de una embarcación con estopa y brea, alquitrán u otra sustancia semejante para que no entre el agua), era amigo de casi todas las personas influyentes del Grau.

Él y sus esposas ya tenían experiencia en el negocio de los baños de mar, pues habían colaborado en la construcción de La Rosa del Turia, Desde hacía tiempo habían regentado dos barracas de baño en las cercanías de los llamados Baños de Caro.

Pero los tiempos exigían un establecimiento de más categoría, y fundó el baño flotante llamado “La Estrella”.

Otros baños que tuvieron una efímera existencia, y de los que no disponemos de documentación fiable, fueron los llamados de “La Perla” y el pabellón restaurante “La Paz”, colocado junto a la tapia del trinquete, al lado del café Avalos, donde Sebastián Bardají establece sobre el muelle un barracón destinado a exhibir “panoramas y a otros objetos de diversión no discordes con la moral”.

Todos estos establecimientos desaparecieron, para dejar paso al que perduraría hasta nuestros días: Las Arenas.

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El arriendo de la recogida del estiércol

A mediados del siglo XIX el “femater” hacía su trabajo gratuitamente, pues la basura la aprovechaba para el abono de los campos, según el contrato establecido el 25 de enero de 1.868 entre el alcalde constitucional, el médico Javier Navarro Selma y el esterero Ramón Andrés Girona, este, desde que el sol se asomaba por el horizonte, emprendía el trayecto montado en su carro, haciendo sonar su campanilla que advertía a todos de sus presencia, por si querían sacar sus residuos a la calle.

Además de la basura, Ramón tenía que “recoger piedras y demás cuerpos que incomoden el libre tránsito, y hacer desaparecer los charcos”.

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El mercado, el gas y el cementerio

El mercado se encontraba en el descampado que se extiende entre el final de la avenida del Puerto y la estación del tren en el Grau, que durante la independencia del Grau era el centro de su vida social.

Hasta 1.866, el mercado no disponía de paradas.

Había, simplemente, unos puntos de venta a la intemperie.

El 9 de noviembre de 1.866 se establece un convenio entre el alcalde, el farmacéutico y Pedro Juan Palmer Buyosa.

Palmer había ofrecido un trato al Ayuntamiento: construir barracones de madera en el mercado, circundando toda la plaza, y formando además dos hileras en el centro.

Esto lo haría gratis, aunque con una condición, que la municipalidad le prorrogue el arrendamiento del arbitrio durante ocho años.

El 19 de abril de 1.867 se consigue, siendo alcalde el médico Javier Navarro Selma de Alier, que el Grau tenga alumbrado de gas.

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La línea deberá seguir por la parte este de la zanja de agua potable.

El nuevo cementerio había de sustituir al antiguo fosar que había junto a la parroquia de Santa María del Mar, donde tradicionalmente se enterraba a los fieles cristianos, hasta que nuevas disposiciones, de tipo fundamentalmente higiénico, aconsejaron su traslado a zonas más retiradas y aisladas.

El solar de ese cementerio, el que todavía subsiste, se compró ya en 1.834, aunque no se inauguró oficialmente hasta la década de 1.860.

Fue un proceso muy lento, pues todavía en 1.883 el Gobernador permite al Ayuntamiento enajenar unas parcelas y “con su producto atender en parte a la terminación de las obras del matadero de reses y del nuevo cementerio que trataban de edificar

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Los zorros en el corral de las gallinas

Habíamos dejado a Viñes en 1.860 buscando su pacífica instalación en el Cabanyal.

Pero en 1.867 reemprende su actividad, pues el Gobierno español ofrece a Zulueta un suculento negocio: el tráfico legal de negros de Cuba a Fernando Poo.

Desde 1.845 el Gobierno español estaba pensando en colonizar la isla, trasladando a ella a los negros emancipados de Cuba, que al llegar a Fernando Poo obtendrían una libertad plena.

Para ello, el Gobierno autorizó a la casa “Zuleta y Cia.” a entenderse de forma directa con las autoridades de Fernando Poo.

Era como encargar al zorro de cuidar a las gallinas.

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Zulueta debía conducir a Fernando Poo, el país de sus antepasados, a unos negros libres que incluso habían pagado pasaje.

Pero ni Zulueta ni Viñes entendían de matices, trataban a los negros libres como esclavos.

Podemos imaginarnos el estupor de los negros que al embarcar en La Habana soñando con la libertad descubrían que el barco donde viajaban estaba equipado como un barco negrero: grandes calderos y los inevitables grillos y cadenas, entre otras cosas.

Una vez llegados a Fernando Poo, su experiencia en el negocio les permitía aprovechar la oportunidad para organizar una redada de negros, a los que ahora llevaban a Cuba convertidos en esclavos.

Hasta tal punto llegó el abuso que el Gobierno prohibió al capitán general de Cuba que las expediciones se confiaran a los reincidentes armadores y capitanes con largo historial de negreros.

Los incidentes debieron alcanzar su punto culminante en 1.867, cuando a Cuba llegaron 173 deportados en el mercante “Rosa del Turia”.

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La otra Rosa del Turia

Poético nombre para una prosaica embarcación.

La fragata de 560 toneladas y botada en 1.866, es el mayor buque que se construye en Grau.

El consignatario es, como no, Eugenio Viñes y el capitán Francisco Viñes Marín, está embarcación estaba destinada a el escabroso tráfico entre Cuba y Fernando Poo (actual Guinea Ecuatorial).

El mismo general Manzano confirmaba al ministro de Ultramar que:

“[…] lo que si ha sido cierto es que se pensó en la habilitación de dos buques para intentar dos expediciones: uno que puede ser el apresado recientemente en costa de África por un crucero inglés y el otro, tal vez, la misma “Rosa del Turia” de que V.E. me habla en la real orden de 27 de noviembre […]

[…] Pero estos dos buques que han sido mi desvelo desde que llegué y causa de que haya tenido hace dos meses sobre la costa todas las fuerzas de infantería y caballería y en la mar todos los barcos de guerra de que podía disponer, no han llevado a cabo su intento, supuesto que el uno ha sido capturado y el otro (la Rosa del Turia) entró hace 10 ó 12 días tranquilamente en este puerto de regreso de su viaje a Fernando Poo […]”.

Viñes desafiaba a vigías y autoridades y, hacia su entrada en la ciudad sin asomo de temor.

Tampoco es difícil advertir la connivencia de las autoridades.

Es a partir de aquí cuando comienza su declive, pues el marcaje al que se le sometió ya era muy intenso.

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Vicente Viñes, aliado en la sombra

A la sombra de Eugenio, Vicente ha prosperado de manera sorprendente, a los 30 años, no tenía ni un real y apenas sabía firmar.

Sobre las actividades de Vicente Viñes, padre de Eugenia, no existe una pista clara, no se puede afirmar rotundamente sus actividades de tipo negrero.

Lo que si es cierto es que el antiguo y modesto patrón de barco de pesca ha prosperado de manera sorprendente, no suficientemente explicada.

A los 38 años se había convertido en hombre de negocios, comenzando por dar poderes a su esposa y siguiendo con su dedicación a prestar dinero.

Vicente se dedicó, sobre todo, a botar y varar naves con bueyes, sería el hombre más importante en el negocio de la pesca del bou, fundando en julio de 1.855, la “Sociedad Protectora”, precursora de la “Marina Auxiliante”.

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Eugenio pliega velas

En marzo de 1.867, Eugenio con 54 años, se retira de del tráfico de esclavos e incluso se aleja un poco de la cercanía del mar.

Sin dejar su vivienda en la calle Reina, establece su residencia principal en la calle Caballeros 24 y desde allí controla sus negocios y monta en su misma casa una pequeña oficina dedicada a los préstamos.

Un año más tarde compra en el Cabanyal, entre las calles San Fernando (Padre Luis Navarro) y San Antonio (Barraca) una alquería.

En esta época ya no es el tráfico de esclavos, su actividad principal, sino la del comercio ultramarino.

A unas determinadas capas de la sociedad española les interesaba que se mantuviese este estado de cosas.

Cualquier reforma del esquema de esclavista les parecía “antipatriótica”.

En un escrito de los “patriotas” para impedir la abolición figuraba la firma de Eugenio Viñes, junto con otros firmantes como Soto-Ameno, Teodoro Llorente, Carbajosa y Cia (representantes de Zulueta en Valencia), Trénor, etc.

La discreción de Eugenio en los asuntos públicos se vuelve a romper en una esporádica incursión en la política valenciana.

Se trata de las jornadas en las que se proclama el radical cantón valenciano, que asusta a las clases de orden.

Ante ello, una burguesía y una aristocracia angustiadas se valen de las clases populares para frenar la fracción más decididamente revolucionaria del cantón.

En este caso, abren una subscripción para financiar a los “Voluntarios de la Libertad”.

En la lista de donantes de 1.873 figuran todos los hombres de algún relieve económico, “incluso quienes como el capitán negrero Eugenio Viñes han hecho del anonimato condición de respetabilidad”.

Respetabilidad que se fomentaría invitando a sus amigos a fiestas sociales, celebrando banquetes en la fragata “La Rosa del Turia”, que naufragaría en mayo de 1.876, al salir de uno de los puertos de EE.UU.

Eugenio, alférez honorario de navío, y vocal de la Junta de Intervención y Vigilancia de las Obras del Puerto, fallece el 10 de enero de 1.879 en la calle Renglons, 9.

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Eugenia, la hija de Vicente Viñes

En la lujosa mansión que Vicente se compra en 1.876 reside también su hija, que poco más tarde se casa con Ramón Genovés Plaza y en la que, una vez viuda, da clases de catecismo a los niños del barrio y ora en su capilla privada.

Se cuenta que Eugenia había escuchado las historias de su tío y de su padre, de las que este se mostraba arrepentido.

Y que su hija, de sentimientos muy religiosos, una vez muerto su padre lo comentó con su confesor, que durante toda su vida fue el Padre Luis Navarro.

Dice la tradición oral que este aconsejó purificar el dinero así ganado por su padre, y que este fue el origen íntimo de la fundación del Sanatorio del Carmen.

 

Fuentes consultadas:

Bibliografía:

Existe mucha y muy variada bibliografía referente al Grau, por tanto, tan solo mencionaremos algunos de ellos:

  • Guía urbana de Valencia. Marqués de Cruïlles.

  • Orígenes del Reino de Valencia. Antonio Ubieto.

  • Autoritarismo monárquico y reacción municipal. Amparo Felipo Orts.

  • Insaculación y élites de poder en la ciudad de Valencia, Amparo Felipo Orts.

  • Antonio Sanchis Pallares. Historia del Cabanyal. Poble Nou de la Mar 1.238-1.897

  • Antonio Sanchis Pallares. Historia del Grau

  • Isidro Planes. Sucessos fatales desta ciudad, y Reyno de Valencia o Puntual Diario de lo sucedido en los Años de 1.705, 1.706 y 1.707

  • Antonio Sáñez Reguart . Diccionario histórico de los artes de la pesca nacional (1.791-1.795)

  • Antonio Domínguez Ortiz. Carlos III y la España de la Ilustración.

  • Ferrocarriles de España

Fotografías

  • José Huguet

  • Diez Arnal

  • Ricardo Moreno

  • Valencia Actúa

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