El control de leñas y pastos

Albufera de Valencia. El control de leñas y pastos

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La Dehesa de la Albufera, esa franja boscosa que la separa del mar, era para nuestros antepasados algo más que un frondoso y bello paraje, era, sobre todo, un lugar susceptible de aprovechamiento ganadero, así como de proporcionar casa, leña y otros recursos a los moradores del entorno pero también a los vecinos de Valencia, lo cual dio lugar a una relaciones entre la ciudad de Valencia y La Albufera complejas por causa de las competencias jurisdiccionales sobre dicho territorio. La corona, en defensa de su patrimonio, trato de mantener el equilibrio medioambiental de la Dehesa, lo que hizo que fueran frecuentes las prohibiciones de cortar leña y cazar, como la del año 1.285, que fue la base sobre la que pivota toda la legislación posterior, con graves penas, por cierto, para los infractores.

Sin embargo, la ciudad de Valencia necesitaba pastos para el ganado que abastecía la ciudad, dado que el consumo diario de carne era elevado y no bastaban los pastos de la huerta, cada vez más reducidos como consecuencia del proceso rotulador. Y la Dehesa estaba muy próxima, por lo que aspiró a poder apacentar allí el ganado, alegando privilegio reales, como el de Pedro III de abril de 1.283, en que se autorizaba a sus vecinos a poder pasar y hacer leña cuando lo ordenas en los jurados, disposición que fue confirmada por monarcas sucesivos. En un documento se autorizaba a una serie de personas para que llevaran sus cabras a la Dehesa, a fin de suministrar leche a la ciudad, un acuerdo que se mantuvo en siglos posteriores. La leche se destinaba básicamente a los enfermos, niños y ancianos, en la dehesa no había agua potable para el ganado, por lo que había que llevarlo a la acequia de Castelló d’en Rufat, cerca de las barracas de la Conca, regresando inmediatamente a la dehesa sin causar ningún daño en los campos de labor, que ya entonces bordeaban el Lago.

De este modo, la ganadería de la ciudad de Valencia tuvo en la Dehesa de la Albufera un espacio para pastar un determinado número de cabezas.

Sin embargo, controlar el uso legal y correcto de las riquezas de la dehesa era muy difícil, dado que solo había un guardián para la Albufera y que a menudo se dejaba sobornar por los particulares para que estos pudieran cazar, sacar leña o llevar allí sus ganados; de ahí que en 1.338 Pedro el Ceremonioso, prohibiera tales actividades, con el fin de evitar la destrucción del paraje.

No obstante, tan drástica medida era difícil de llevar a la práctica y perjudicial para los valencianos, por lo que poco después, en el mes de marzo del mismo año, ante la súplica de los jurados y de los prohombres, Pedro IV, tuvo que rectificar y permitir que los ciudadanos de Valencia pudieran cazar, cortar leña e introducir sus animales en la dehesa, advirtiendo, eso sí, que se estableciese una normativa que impidiese la destrucción de la misma.

Lo cierto es que el ganado mayor siempre fue una amenaza para la Albufera y la dehesa y a sus dueños parece que no les preocupaba mucho los daños que causarán en el entorno. Así se deduce de las multas impuestas por Lluis Carroz de Vilaragut, baile general del reino, en abril de 1.525 a vecinos de Sueca, Algemesí y Riola, que atravesaban la Albufera y metían sus vacas y bueyes en la Dehesa del rey, causando daños en la Acequia Real de la Conca y en las barracas de los pescadores.

Sin embargo las penas pecuniarias no disuadían a los dueños de los ganados de llevarlos a pastar a la dehesa, y pocos años después, en 1.528, se incoa un proceso contra Gaspar Luis Pellicer, Comendador de la Orden de Santiago, que metió sus toros en dicho paraje, talando y destrozando el arbolado, plantas, barracas de pescadores y en la Acequia Real que discurría por la Albufera. Se le dio un plazo para sacar las vacas y toros de La Dehesa y Albufera, además de embargarle bienes para poder indemnizar los destrozos causados, medidas que fueron aceptadas por el Comendador, aunque se reservaba el derecho de reclamar los posibles derechos que tuviera.

Tampoco faltaron los conflictos de jurisdicción del baile con la ciudad de Valencia a causa de la voracidad de los vecinos, que introducían fraudulentamente los ganados, obligando a retirar estos ganados y pleiteando en la Real Audiencia, que sentenció a favor del Real patrimonio en 1.557, aunque también los pueblos del entorno de la Albufera deseaban aprovecharse de los productos existentes en el Lago y su entorno: leña, palmitos, bellotas, esparragos, plantas silvestres, etc.

La leña, por ejemplo, constituía uno de los aprovechamientos tradicionales para las gentes de la Albufera, tanto para el autoabastecimiento, como para fines comerciales (combustibles para hornos, etc.), pero su abuso y la tala fraudulenta siempre estuvo perseguido por la corona y, en los listados de prohibiciones siempre encontramos la de cortar leña, junto con la de cazar.

Lo vemos en los siglos medievales y en la Edad Moderna, con las pragmáticas de 1528, 1671 y 1676.

En la de 1671 se prohibió cortar leña verde o seca, broza, ni arrancar de raíz el boj o cualquier árbol pequeño, mientras que en 1.676 además de la prohibición anterior se citaban también el pino, el olivo, el acebuche, el lentisco, las sabinas y encinas, y no se permitía arrancar palmitos.

Todo un muestrario de la vegetación que cubría la Dehesa de la época.

También en este apartado de los aprovechamientos de la dehesa hay que hacer una mención a la sosa que en el verano de 1.528 y en 1.531 hicieron de forma ilegal algunos vecinos de Elche dentro de los límites de la Albufera, lo que les llevó a perder la sosa.

Recordemos que el jabón de Elche era entonces muy famoso y sus vecinos estaban especializados en dicha elaboración, herencia del pasado árabe de la villa.

 

Fuentes consultadas

  • Archivos autores

  • Archivo del Reino de Valencia

  • Archivo Histórico Municipal

  • Biblioteca valenciana

  • Biblioteca Histórica de la Universidad de Valencia

  • Archivo de la Diputación provincial de Valencia

  • Hemeroteca valenciana

  • Wikipedia

Bibliografía

La bibliografía sobre la Albufera es muy extensa, por lo que, solo recogeremos una pequeña muestra

  • El cas de L’Albufera, zones humides valencianes, Emili Piera

  • L’Albufera de Valencia, Daniel Sala, Francisco Calero, Pepe Sapena

  • La Albufera. De Lago Real a Parque Natural, José Hinojosa Montalvo

  • Historia de la Albufera de Valencia (1.960) Francesc de Paula Momblanch

  • Fauna valenciana. Geografía General del Reino de Valencia. Boscá. A., 1.916

  • Tratado de los derechos y regalías que corresponden al real patrimonio en el reino de Valencia y, de la jurisdicción del intendente, como subrogado en lugar del antiguo bayle general.

  • Estudio histórico y jurídico de la Albufera de Valencia. Su régimen y aprovechamientos desde la Reconquista hasta nuestros días. Caruana Tomás, C., 1.954

  • Observaciones sobre la Historia Natural, geografía, agricultura, población y frutos del Reyno de Valencia. Cavanilles, A. J.

  • Décadas de la historia de la insigne y coronada ciudad y reino de Valencia. Escolano, G. – Perales, J.B. 1.879-1.880