Proyecto de Belda

Proyecto de Belda

Los orígenes históricos de la Casa de Beneficencia

Una aproximación al proyecto de Belda

Lo primero que llama la atención al observar la planta de Belda es la irregularidad del trazado, algo que podría parecer totalmente irracional recordando que según las actas no quedan restos del edificio antiguo.

Del análisis de la documentación comentada y a la espera de una seguridad al respecto que proporcionaría el hallazgo de nueva documentación sobre el tema podemos llegar al planteamiento de una hipótesis de partida; cuando se dice que la Casa anterior ha sido totalmente destruida, no se debería entender necesariamente que también lo hayan sido sus cimientos, con lo que no sería muy aventurado pensar que las agresiones palpables a la ortogonalidad (Ortogonal es un adjetivo que se emplea para nombrar a aquello que se encuentra en un ángulo de 90o. Se trata de una noción que es equivalente al concepto de perpendicularidad) visibles en el proyecto sean fruto del aprovechamiento de los muros y por tanto de la economía de recursos y no de la imprevisión.

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La siguiente consideración es que la casa colindante, anteriormente comentada, fue adquirida finalmente y de hecho se realizaron los pabellones previstos en el proyecto de 1.859.

Esto explicaría, al contrastar la planta de Belda con el trazado anterior, la forma que adquieren los bloques que separan los patios de la parte derecha del establecimiento.

Así en el patio principal los muros que acometen a la iglesia lo hacen oblicuamente previo un pequeño retranqueo que en el muro derecho correspondería a la fachada posterior de la Casa tasada por Ximénez.

El muro izquierdo tras la ampliación se realizaría del mismo modo para intentar el mayor grado de simetría y regularidad posible en este primer patio con connotaciones representativas.

La filosofía de la Casa confería el privilegio de la centralidad a la Capilla, prerrogativa que el edificio dedicado al culto tenía tradicionalmente en la arquitectura hospitalaria o benéfica.

Este juego de interrelaciones, la pretensión de constituir un establecimiento autónomo, la creación de una sociedad marcada por los límites de una arquitectura y que esta facilitara el adoctrinamiento, la traslación de las leyes que marcan el crecimiento de la ciudad a un lugar acotado, todo ello rezuma en los muros de la Casa.

Los demás patios son todos ellos desiguales en su tamaño y conformación.

No eran absolutamente necesarios, en efecto, unos espacios idénticos e indeterminados que no permitiesen vislumbrar lo que había sido la historia de la institución reflejada en el crecimiento y apariencia formal de las construcciones.

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Los orígenes históricos de la Casa de Beneficencia

Una aproximación al proyecto de Belda

Cada patio tendría su propia función, sus propias reglas y sus propios habitantes que determinarían su apariencia formal.

Este planteamiento, no buscado en principio por el arquitecto probablemente de haberse enfrentado a una construcción ex novo, resulta apropiado para argumentar en favor de esa conservación de elementos preexistentes que la situación imponía.

De todos modos, había que facilitar la comunicación entre todas estas dependencias para que esa privacidad de los espacios no perjudicase al funcionamiento de la Casa ni dificultase las actividades de quienes se hacían cargo de los asilados.

Esta será la clave de las más importantes reformas que se irán ejecutando a partir del proyecto de Belda.

Respecto a las construcciones que separan entre sí los distintos patios del edificio que enumeramos como principal, segundo y tercero, divididos estos últimos a su vez en dos mitades por la nave de la iglesia y el gran bloque que se prolonga en el mismo eje, hay que decir que se distribuyen de la siguiente manera.

Los muros traseros de los bloques que delimitan el patio principal se conformarían: el primero, con dos crujías (Se denomina crujía al espacio arquitectónico comprendido entre dos muros de carga, dos alineamientos de pilares o pórticos, o entre un muro y los pilares alineados contiguos), como resultado del cierre del espacio entre la casa adquirida y el primer cuerpo de pabellones proyectados por Ximénez y el izquierdo, o sea, el más cercano a Guillem de Castro como derivación ortogonal a la nueva fábrica; en esta parte, sin embargo, solo se debía construir una crujía para dejar una entrada lateral desde el segundo patio a la futura iglesia y que se enfrentaría a lo que posteriormente sería la capilla de la Comunión.

El cuerpo del edificio que en la parte contraria separa el segundo patio del tercero sería también una preexistencia y el opuesto sería el resultado lógico de la continuidad del cuerpo anterior, pero acometiendo perpendicularmente a la pastilla de cierre de la ronda.

Del análisis ponderado de la documentación también cabría deducir que tanto el cuerpo posterior a la iglesia como partes de la crujía de cierre con un callizo (Se dice de una avenida, calle, paseo o senda estrecha o calleja) recayente a Guillem de Castro, actual entrada a los depósitos del IVAM, son restos de las sucesivas transformaciones que se practicaron en el establecimiento.

Sus muros nos darían los límites  que en un principio tenía la Casa de Beneficencia, antes del derribo de la muralla y de la construcción de la escuela en el huerto del exconvento.

Esto explicaría el extraño quiebro que se produce en el segundo patio entre ambas construcciones al pretender que la iglesia las leyes del nuevo acceso, enfrentándose ortogonalmente al mismo, y la desviación del acceso al tercer patio desde el callizo.

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Los orígenes históricos de la Casa de Beneficencia

Una aproximación al proyecto de Belda

La arquitectura se convierte en claustral por la existencia de una crujía, heredera en esencia del racionalismo emergente  que caracteriza el proyecto y rodea todas las construcciones a la vez que hace de cierre piramidal.

Esta había sido una de las pretensiones  de la Junta de Beneficencia desde su instalación definitiva en la calle de la Corona; proporcionar un cerramiento apropiado a la Casa que solucionase el problema de la apertura debido al derribo realizado para separar el cuerpo de edificios de la muralla y facilitar el control de la misma y por tanto la defensa de la ciudad.

Gracias a la cesión por parte del Ayuntamiento de los terrenos antes comentados, este cercado permitía, además, un crecimiento considerable, tanto de la superficie construida como los patios.

El encuentro entre los bloques de la calle de la Corona y Guillem de Castro se resuelve en chaflán, lo que enlazaría con la idea tan propia de las nuevas áreas de Ensanche y que estaba posibilitando el crecimiento de la ciudad y por tanto toda la actuación.

De todo lo anterior y ante los escasos medios con que cuenta la institución, Belda reutiliza gran parte de las fábricas para su plan de reformas, no hay que olvidar que además la Casa debía seguir funcionando y los asilados seguir recibiendo asistencia durante el largo período que duraron las obras.

Con estos condicionamientos intentará sin embargo regularizar y ennoblecer aquellas partes que más van a estar en contacto con el entorno y que por su carácter determinarán en mayor medida la imagen de pública de la institución.

Toda una serie de pabellones alrededor de unos patios facilitaba la separación en los usos, el género y edades, que exigía el programa.

Las segundas plantas, que no se ejecutaron en todas la superficie construida de la Casa, se reservaron para dormitorios de niños, niñas, ancianos y ancianas cuyos límites lo constituían los vestíbulos de las escaleras de acceso.

La primera planta o planta noble se reservaría casi exclusivamente para las necesidades de la comunidad de religiosas, esto es, dormitorios, comedor, oratorio y dependencias directamente relacionadas con sus actividades como enfermería o el ropero.

Una excepción serían las áreas recayentes al patio central que a causa de su carácter público podían resultar indiscretas para la vida de la comunidad de religiosas por lo que en estos lugares se prefirió situar parte de los dormitorios de los niños.

Por último la planta baja, por su mayor accesibilidad, se destinaria a las oficinas, talleres, imprenta, barbería, aseos, lavadero, almacenes, cocina y comedores, donde se desarrollaba la mayor parte de la vida cotidiana de los asilados y que también serían independientes para cada grupo.

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Los orígenes históricos de la Casa de Beneficencia

Una aproximación al proyecto de Belda

Estas tres plantas se reflejan en la composición de fachadas sin distorsiones.

Así, muestra una disposición tradicional de basamento, planta noble y ático.

Las dos potentes fachadas que recaen a la calle de la Corona y a la ronda aparecen con una profusión reiterativa de huecos solo interrumpida por la diferenciación que se pretende en los accesos por su carácter de representatividad.

Esta intención se plasma en un pequeño retranqueo y con la variación del vano que pasa de ser totalmente rectangular y enmarcado por alfices a estar coronado por un arco de medio punto o por arcos conopiales.

Este juego de relaciones se desarrolla también en sentido vertical con lo que se evita la excesiva monotonía en un momento histórico en que no se renunciaba al ornato.

Así, aunque se mantiene el ancho del vano, varia la decoración, tanto externa como interna, y también la altura, y el enrejado de forja de la planta baja se convierte, mediante la carpintería, en un arco bíforo (Arco de medio punto geminado, en el que se inscriben dos arcos que apoyan en una columna central o mainel) con parteluz (Columna delgada que divide en dos partes el hueco de una puerta o ventana) de madera en la primera y una simple mallorquina en la segunda planta.

Con todo ello consigue que el macizo no predomine excesivamente sobre el vano y por tanto aumente la ligereza de las fábricas.

Este lenguaje tan definitivamente ecléctico que recurre insistentemente a la simetría termina con el almohadillado de raíz clasicista, que a pesar de que se había planteado en todo el perímetro de la planta baja, solo se ejecutará en el cuerpo de acceso.

También en la utilización de potentes cornisamentos y vierteaguas y en el zócalo se advierte, en contraste con el carácter medievalizante de la decoración, la búsqueda de un equilibrio compositivo de tradición académica.

Las fachadas interiores con el lenguaje más característico de arquitectura doméstica carecen prácticamente de ornamento y tan solo existe una variación que suaviza la monotonía en la distribución de los huecos con un ritmo alternativo de ventanas y balcones.

Por último, en la fachada que daba al huerto, de carácter residual, la apertura de vanos no se practica siguiendo un plan determinado, sino puramente en función de las necesidades de iluminación y ventilación.

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Los orígenes históricos de la Casa de Beneficencia

Una aproximación al proyecto de Belda

Los materiales empleados generalmente serán aprovechados de derribos de las construcciones de la propia Casa o de edificaciones externas y las técnicas empleadas responden a los esquemas más económicos de la época.

Del análisis de la sección del edificio vemos que los forjados se plantean unidireccionales a base de vigas de madera con revoltones (Parte de un forjado, en forma de pequeña bóveda, realizada entre viguetas, formada generalmente por ladrillos tomados con yeso, o yeso moldeado) de ladrillo y relleno con materiales de obra.

La estructura portante es de muros de carga de ladrillo macizo y mampostería y los vanos se resuelven generalmente con dinteles de madera, aunque también aparecen arcos de descarga.

La cubierta, a dos aguas, se conforma con cuchillos de madera y revestimiento de teja.

Próximo artículo: Iglesia de la Beneficencia

 

Fuentes consultadas:

Bibliografía

  • La Casa de Beneficencia de Valencia. Antonio Ariño Villarroya-Daniel Benito Goerlich-Ramón Cervera Prada

  • Beneficencia, formación y empleo en Valencia (1.874-1.902). Tesis Doctoral de José Antonio Acosta Sánchez

  • Centro Cultural La Beneficencia

  • Guía urbana de Valencia antigua y moderna. Marqués de Cruïlles.

  • Apuntes históricos sobre los Fueros del antiguo Reino de Valencia. Vicente Boix. 1.854

  • Arquitectura religiosa del siglo XVII en la ciudad de Valencia. Fernando Pingarrón

  • Décadas de la Historia de la insigne y coronada Ciudad y Reyno de Valencia. Gaspar Escolano

  • Memoria de la Casa de Beneficencia. Pascual Guzman.

  • De l’ofici a la fábrica, una familia industrial valenciana en el canvi de segle “La Maquinista Valenciana”. Amparo Álvarez- Carmen García.

  • Prisión, enjuiciamiento y muerte del general Elio, 1.820-1.822. Juan García González.

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