Lonja de la Seda en el contexto histórico

Lonja de la Seda en el contexto histórico

La Lonja no tendría explicación como monumento único, como tampoco lo tendría una pirámide en medio del desierto.

Unas construcciones singulares precisan ser analizadas en su contexto, y si detrás de las pirámides percibimos en latido de una de las mayores civilizaciones de la humanidad, también aparece la Lonja en el momento y en el lugar que le corresponde en la historia.

Lonja de la Seda en el contexto histórico

En el siglo XV Europa sufrió un largo periodo de depresión.

Mientras tanto, Valencia, que en el censo de 1.418 tenía 8.000 “fuegos”, lo que según el cómputo comúnmente establecido representaba 40.000 habitantes, en 1.483 casi había duplicado su población y 75.000 habitantes podían pasear por la plaza del Mercado y observar cómo iban elevándose unos muros de piedra que 15 años después se convertirían en el Salón Columnario de la Lonja.

En las mismas fechas Zaragoza, capital del reino de Aragón contaba con 20.000 habitantes, la ciudad de Mallorca 15.000 y Barcelona no llegaba a los 30.000.

En la península, únicamente la Granada musulmana la superaba, y en el Mediterráneo solo Génova, Venecia y Marsella se le podían equiparar en poderío económico y financiero.

Esta expansión demográfica de Valencia no se debía solo a la natalidad, sino que se correspondía con el auge agrícola, comercial, económico y financiero que atrajo la inmigración del resto de España y de Europa, como demuestra la introducción de la imprenta en 1.474, por Lambert Palmart, llegado de Maguncia.

El crecimiento de la economía se debía en gran parte a la agricultura, legada por los árabes, con una sofisticada organización de riegos y que contaba con el esfuerzo de los moriscos que continuaban trabajando la tierra.

Ello permitiría casi el autoabastecimiento y la exportación pues se producían toda clase de granos, frutas, verduras, aceite, vino, arroz, azúcar, algodón, cáñamo, etc.

Únicamente debía completar su insuficiencia de trigo con importaciones de Castilla y Sicilia.

Lonja de la Seda en el contexto histórico

La industria artesana tenía mucha importancia y estaba rigurosamente controlada por los gremios que existían para las actividades más variadas y que dentro del mismo se subdividían según cada actividad específica.

Así entre los constructores de la Lonja encontramos los “pedrapiquers”, “obrers de la vila”, “pintors”, “vidrers”, etc., y numerosas son las categorías en que se repartían los integrantes de los gremios agrícolas, textiles, del metal, de la carpintería, del comercio, del mar, de la alimentación, de la música, etc.

La importancia de la industria textil y su calidad era tal, que según cita Sanchis Guarner, en 1.417 el Consejo Municipal dispuso dotarla de una marca de nobleza ordenando “que tots los draps que es feren en València, los fessen una corona, perque on vagen, sien coneguts que són de València”.

Todas las actividades industriales de su tiempo tenían abundante representación, pero sobresalieron especialmente la construcción de barcos, la del mueble y de una forma muy destacada la cerámica, primero la verde y morada de Paterna y Cárcer, luego la azul de Manises y ya en el siglo XIV la dorada, de reflejos metálicos, que dio fama a Manises y que se exportaba no sólo al resto de España sino a Italia.

Pero la base sobre la que sostenía el progreso de la economía valenciana era el comercio.

Su importancia se demuestra con la creación de la “Taula de Canvis”, autorizada por Martín I en 1.407, que era una institución municipal donde se conservaban los fondos públicos, de particulares, alhajas, etc., y qué servía también para el cambio de moneda.

A tal fin se construyeron una mesa (conservada hoy en el Archivo Histórico Municipal) y dos cajas, una de “menut” que se llevaba diariamente a la Lonja para las operaciones cotidianas, y otra “de gros” en la que se guardaba el grueso de los depósitos.

Una prueba más de la temprana vocación mercantil valenciana es que la más antigua letra de cambio que se conoce está librada aquí en 1.376, y se conserva en el Ayuntamiento con el cuidado y atención que se merece.

La “Taula de Canvis” en sus primeros tiempos se establecía diariamente en la primitiva Lonja vieja o del “Oli”, que estaba situada en parte de lo que hoy es la plaza del Doctor Collado y posteriormente pasó al Salón Columnario de la nueva Lonja.

Pero la parte más moderna de la Lonja, fue construida para el Consulado del Mar.

Lonja de la Seda en el contexto histórico

El poderío económico y comercial de una ciudad mediterránea no se puede concebir sin un comercio marítimo equivalente.

Y si en el siglo XIII Pedro I “el Grande” enviaba las galeras valencianas a exigir los tributos de Túnez y Bujía y a liberar los prisioneros cristianos, en el siglo XIV, el comercio se desarrolló en gran parte gracias a su marina.

Las pequeñas embarcaciones, los “lauts” se encargaban del comercio de cabotaje; las barcas de hasta 20 toneladas se dedicaban al transporte hasta Barcelona o Mallorca; y las naos y galeras, normalmente entre 250 a 500 toneladas, señoreaban el Mediterráneo con sus cargas.

Todo este tráfico preciso de una ordenación que resolviera y juzgara sobre conflictos y asuntos marítimos.

Fue Pedro I “el Grande”, quién agradecido al ayuda valenciana en sus empresas sicilianas y africanas creó el 1 de diciembre de 1.283 el Tribunal del Consulado del Mar, que con posterioridad lo fue en Mallorca en 1.343 y en Barcelona en 1.347.

El conjunto de leyes, procedimientos y costumbres usuales aplicables al comercio marítimo fue compilado en el “Llibre del Consolat del Mar” códice con bellas miniaturas de Domingo Crespí, encargado por la ciudad de Valencia el 4 de junio de 1.407 que se conserva en el Archivo Histórico.

Sus normas y ordenanzas tuvieron vigencia y se aplicaron no solo en Valencia sino que se extendieron por todo el Mediterráneo siendo seguidas y acatadas durante cuatro siglos.

Por ello, si Alfonso V “el Magnánimo” pudo entrar triunfador como un César en Nápoles un fausto día de 1.443 (el 23 de febrero), se debió en gran parte a la riqueza y poder económico valenciano, que no se limitó a la aportación humana de caballeros, soldados y marinos, sino que proporcionó las más importantes aportaciones económicas, permitiéndole la culminación de sus empresas italianas.

Lonja de la Seda en el contexto histórico

Alfonso V, ya había demostrado su agradecimiento a Valencia con la organización permanente de la “Generalitat” en 1.416, y con la abolición para Valencia de los Fueros de Aragón en 1.418, o la fundación del Archivo del Reino en 1.419.

El poderío económico valenciano se tradujo en un poderío político, que se evidenció en la publicación en 1515 del “Aureum Opus” (recopilación de los «privilegios» de Valencia dictados desde tiempos de Jaime I, el Conquistador, siglo XIII, hasta el entonces reinante Fernando, “el Católico”, a la cual tituló «Aureum Opus» o libro de oro), que compilaba el conjunto de leyes y privilegios conseguidos por la ciudad de Valencia, desde tiempos de Jaime I a los de Fernando “el Católico”.

La preponderancia valenciana fue también evidente en las artes y la letra. No hace falta glosar la pléyade de escritores que conformaron el Siglo de Oro de la literatura valenciana: Jordi de Sant Jordi, Ausiàs March, Joanot Martorell, Joan Roig de Corella, Sor Isabel de Villena, Jaume Roig, Bernat Fenollar y tantos otros corroboran la primacía literaria mientras que los nombres de Marçal de Sax, Lorenzo Zaragoza, Pere Nicolau, Miguel Alcanyís, Lluis Dalmau, Jacomar, Joan Rexach, Rodrigo de Osona, etc., lo atestiguan en pintura.

En cuanto a la escultura, la influencia italianizante se dejó sentir a través de Giulano Poggibonsi, Luca de la Robia, Donatello, etc., que aportaron el espíritu renacentista continuado en el siglo XVI por Damià Forment.

Lonja de la Seda en el contexto histórico

Cabe citar en este momento, las grandes construcciones civiles y religiosas que precedieron la edificación de la Lonja.

La Catedral, comenzada en 1.262 se había terminado en 1.376 gracias a las generosas aportaciones de la Ciudad.

Pocos años después se comenzó la Torre del Miguelete, como torre de campanas y su campana mayor fue bendecida el 29 de septiembre de 1.414, día de San Miguel, lo que le dio popularmente su nombre.

La esposa de Alfonso V, la reina María, que residió habitualmente en Valencia, fundó el convento de Jesús en 1.428 y el convento de la Trinidad en 1.445, también se construyeron en el siglo XV parte del claustro  y la capilla de los Reyes en el Convento de Santo Domingo.

Entre las edificaciones civiles, aparte de la reconstrucción de los puentes sobre el río Turia, destacan la Puerta de Serranos construida entre 1.391 a 1.398 por parte de Pere Balaguer en un refinado estilo gótico, las Torres de Quart con sus grandiosas dos torres gemelas , inspiradas en el Arco del Triunfo del “Castel Nuovo” de Nápoles, construido por Alfonso “el Magnánimo”, y edificada por Andreu Valero que trabajará en las obras hasta 1.464 en que es sustituido por Pere Bonfill y posteriormente por Francesc Biulalygua. Francesc Baldomar como maestro de obras será sustituido en 1.460 por su discípulo Jaime Pérez que ya trabajaba en las obras de las torres.

Otras construcciones públicas de la época fueron el Almudín, almacén dedicado al comercio y almacenaje de trigo y cereales, que Cruilles fecha en 1.417; las Atarazanas, destinadas a la construcción y reparación de barcos hacia 1.500; la Casa de las Rocas, donde se guardaban estas después de las procesiones de 1.434; la Universidad Literaria, que después de distintas ubicaciones del “Estudi General” se construyó entre 1.493 a 1.498 con la colaboración de Pere Compte; El Palacio de la Generalitat, comenzado en 1.482 sobre la base de unas casas adquiridas en 1.442, y dirigiendo las obras Pere Compte en su primera fase, aunque fue Juan Montano quien concibió la torre de 1.510 y continuó las obras que se prolongaron durante decenios; también fue de este siglo el “Hospital del Folls de Sancta María dels Ignoscents”, primer hospital psiquiátrico del mundo, debido a la incansable labor del mercedario fray Joan Gilabert Jofré, construido en 1.409, que con posterioridad se convirtió en el Hospital General, actualmente Biblioteca Valenciana.

Lonja de la Seda en el contexto histórico

En 1.483, los sederos se organizaron en Cofradía y un año más tarde comenzaron las obras de construcción del Colegio Mayor del Arte de la Seda, que con el tiempo fue renovado por lo que el edificio actual es mayormente del siglo XVIII.

Igualmente el afán constructor se refleja en las casonas y palacios particulares de los prohombres de ese tiempo: el Palacio del Almirante, en la calle Palau; el de los marqueses de Malferit, en la calle Caballeros; el de En Bou, en la calle Corretgeria; el de los Boil de Arenós, en la calle Libreros y tantas y tantas casas de ricos mercaderes del siglo XV, testifican la opulencia de la ciudad.

Fuentes consultadas:

  • Archivos autores

  • Archivo del Reino de Valencia

  • Archivo Histórico Municipal

  • Biblioteca valenciana

  • Biblioteca valenciana digital

  • Biblioteca Histórica de la Universidad de Valencia

Bibliografía

Sobre la bibliografía, por la imposibilidad de incluir tantos trabajos, compendios, tratados, tesis, estudios, etc., incluiremos tan solo, a modo de ejemplo, unos pocos, siendo conscientes que existen otros muchos trabajos de indudable calidad y reconocimiento.

  • La Valencia desaparecida. Ángel Martínez y Andrés Giménez.

  • La Lonja. Salvador Aldana Fernández.

  • La Ciutat de València. Manuel Sanchis Guarner

  • Valencia antigua y moderna. Historia y descripción de las calles, plazas y edificios de Valencia. Marcos Antonio de Orellana Mocholí

  • La Lonja. Monumento vivo. José Huguet Chanzá

  • Arquitectos italianos en España

Fotografía

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