Monasterio de la Esperanza

Monasterio de la Esperanza

Monasterios y edificios conventuales

Monasterios y conventos de la Valencia del siglo XVI

Nuevas fundaciones

Fundación de 1.509, narrada por el padre Jordán, incluyendo la vida de sus religiosas más ilustres.

El Padre Tosca incluye en su plano urbano del año 1.704 este convento en su listado de monumentos, sin otorgarle lógicamente número al sobresalir su ubicación del mapa, como también lo hace con otros conventos extramuros y la parroquia de San Valero de Ruzafa.

A corta distancia de Valencia, a la derecha del camino Burjassot, (actualmente desaparecido), donde este forma un ángulo muy obtuso y el terreno está algo elevado queda un caserío o alquería.

En una de cuyas paredes era visible hace unos años el medio punto de una bóveda.

Allí estuvo el convento de la Esperanza, de religiosas agustinas.

Hoy los restos del edificio son propiedad particular y su nombre se conserva en un molino próximo; y se ha dado a una fábrica modernamente establecida.

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Monasterio de la Esperanza

El fundador de este cenobio “sito en la huerta de Valencia, en la partida de Marchalenes” como nos describe Josef Teixidor i Trilles en 1.767, fue Baltasar Gallach, regente que fue de la Audiencia de esta ciudad y asesor ordinario de la diputación; y a su ruego, el rey Fernando el Católico concedió privilegio, hecho en 25 de septiembre de 1.509, para que se pudiese instituir el dicho convento en una alquería con nueve hanegadas de tierra, haciéndole libre de derechos de amortización, además financió varios interesante proyectos artísticos, entre los que destaca su propia capilla en la iglesia de San Juan del Mercado, cuyo retablo contrató con el maestro Forment y el pintor Cabanes, o las obras de su propia casa para las que adquirió la escalera que había sido construida por Pere Compte en la casa de la diputación y que tuvo que ser desmontada cuando al poco tiempo de haber sido finalizada se hicieron obras de ampliación en esta casa.

En consecuencia, el mismo Baltasar hizo donación a fray Diego de Orozco, vicario general de la orden Agustina, de la aludida alquería y tierras para tal empresa, que no pasó por escritura pública hasta el 10 de enero de 1.510 ante el notario Miguel Ruiz; escrito mediante el cual estas propiedades fueron vendidas por Pedro Gosalvo y su mujer Magdalena a favor de la ya entonces priora y fundadoras que habían venido del convento de San Julián.

Refiere el mentado padre Jordán que concedieron “los Sumos Pontífices algunos Indultos a este Convento para poder hazerse mejor la fundación. En 29 de junio de 1.525, a instancia del padre Provincial, el Maestro Fray Benito Colopet, concedió su Santidad nuevas Indulgencias sobre las antiguas a todos aquellos que dieren limosna, así para la fábrica del Convento de la Esperanza como para los demás de la Provincia; este Privilegio se guarda en el Archivo de dicho Convento”.

Monasterio de la Esperanza

Por las extensas propiedades del convento, fluía la caudalosa acequia de Petra (reseñada en el Repartiment), a la vez que se conformaba el célebre Goleró de l`Esperança.

Las huertas monásticas se regaban con aguas procedentes de la caudalosa acequia Tormos.

El marqués de Cruilles nos dice en su Guía:

El convento e iglesia formaban un rectángulo de más de 250 palmos de lado. El templo tenía unos 90 palmos de largo por 26 de ancho, con pilastras de orden toscano, con cuatro arcos de medio punto que sostenían la bóveda. El coro, la sacristía y demás anejos eran también bastante espaciosos y muy desahogadas las habitaciones del cenobio. En él pasaban su monástica vida las religiosas, de quienes el santo arzobispo Tomás de Villanueva también agustino, que las visitaba con frecuencia, solía decir que eran muy observantes y vivían contentas con su pobreza. El beato Nicolás Factor predicó alguna vez en esta iglesia; y en ella se conservaba una insigne reliquia de la virgen y mártir Santa Apolonia

Cuando el ejército francés sitió Valencia en 1.811, las religiosas tuvieron que abandonar su casa, refugiándose dentro de la ciudad en el convento de San Fulgencio, que había sido colegio de religiosos del mismo instituto. El convento de la Esperanza, reducido en parte a escombros y muy destruida la iglesia por causa del asedio, quedó inservible y abandonado. La comunidad permaneció en su asilo hasta 1.836, en que decretada la reunión de conventos de la misma orden, pasaron a unir su suerte con las religiosas de Santa Tecla. Otro convento de extramuros de Valencia, que completaba la larga lista de arquitectura religiosa de la ciudad y su entorno impulsada a lo largo de la Edad Moderna, especialmente a partir del mandato de Juan de Ribera. Iglesia con rasgos propios de la primera mitad del Seiscientos. Gótico en bóvedas y tratamiento interior renacentista con pilastras toscanas.”

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La importancia de este cenobio lo demuestra que doce cardenales de la iglesia en octubre de 1.554, en el Pontificado de Julio III, concedieron cien días de indulgencias cada uno, en los días de San Agustín, la Virgen de la Esperanza y en la natividad de la Virgen, para todos los que visitaran el convento.

Como ya hemos apuntado en párrafos anteriores, otra importante fundación monástica de comienzos del siglo XVI fue la auspiciada por Baltasar Gallach en las inmediaciones de un molino de su propiedad en la partida de Marxalenes, bajo la advocación del monasterio de la Esperanza destinado a religiosas agustinas a partir de 1.509

En 1.514 dispuso la construcción de una armadura de madera en la iglesia del convento de la Esperanza que ya estaba terminada a falta de su cubrición para la que decidió una solución nada frecuente en tierras valencianas.

Lo habitual hubiera sido una cubierta abovedada o si elegía una cubrición de madera, que se hubiera dispuesto sobre arcos.

Pero para esta iglesia que medía unos 8 metros de anchura por 28 metros de largo propuso la solución que debía ser similar a la cubierta que se acababa de realizar sobre las enfermerías del recién fundado Hospital General de la ciudad de Valencia.

Se trataba de un tipo de cubierta de madera realizada sin soportes intermedios, de las denominadas de par y nudillo a la castellana, lo que ya de hecho implicaba una tipología inusual para el medio valenciano.

La cubierta además se concertaba con el mismo maestro castellano procedente de Cuenca que trabajaba en el Hospital, Gosalbo del Castillo y por el carpintero Miguel Genís (quizás Miguel Genís Linares que consta documentado muy tempranamente en Valencia, al menos desde 1.506).

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También se precisaba que la cabecera que era de forma ochavada estuviera decorada con paños de lazo.

Esta precisión era necesaria porque las cabeceras de las enfermerías del hospital eran rectas, sin embargo en la iglesia, debía adaptarse a la terminación ochavada, con una armadura  de cinco paños decorada con lacería.

Cuando el convento de la Esperanza fue destruido en 1.811 consta que la cubierta ya había sido sustituida por una bóveda y por tanto no se tiene más referencia de la misma que la constancia documental.

Del resto de dependencias, que debían ser bastantes modestas tampoco es posible ofrecer más datos, puesto que después de su destrucción parcial fue totalmente abandonado y posteriormente demolido.

 

Fuentes consultadas:

Bibliografía

  • La arquitectura del eclecticismo en Valencia: vertientes de la arquitectura valenciana entre 1.875 y 1.925. Benito Goerlich.

  • La Valencia desaparecida. Ángel Martínez y Andrés Giménez.

  • Guía urbana de Valencia: antigua y moderna. Vicente Salvador y Monserrat (marqués de Cruilles)

  • Nomenclátor de las puertas, calles y plazas de Valencia. Manuel Carboneres. 1.873

  • Historia de la Ciudad. Colegio Territorial de arquitectos de Valencia y el Ayuntamiento de Valencia.

  • Valencia antigua y moderna. Marcos Antonio Orellana.

  • La iglesia de San Juan del Hospital de Valencia. Luis Gascó Pascual. 1.969

  • Monasterios y Nuevas fundaciones conventuales en la Valencia del siglo XVI. Mercedes Gómez-Ferrer Lozano

  • El monasterio de Jerusalén. Francesc Almela i Vives. 1.941

  • Sus monumentos y sus artes. Su naturaleza y su historia. Teodoro Llorente i Olivares. 1.887-1.889

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