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Las emociones y los sentimientos demasiado a menudo solemos confundirlos, estos términos, durante mucho tiempo se han tomado como sinónimos y esto ha generado alguna que otra confusión para explicar los procesos afectivos humanos.

¿Nos hemos parado a pensar por qué nos sentimos atraídos por una persona nada más verla, por qué la elegimos, sin siquiera conocerla?

Queramos o no, al inicio, todo forma parte de una reacción en una zona de nuestro cerebro, que segrega entre otras, hormonas como la dopamina, la oxitocina, etc., son las responsables, principalmente la dopamina, de provocarnos, en un primer estadio lo que le atribuimos el nombre de “amor romántico” o lo que es lo mismo, nos hace que nos decantemos de modo inconsciente por una persona y no por otra y, a partir de esa etapa, es cuando pueden aparecer, o no, los sentimientos inherentes a esta emoción.

Las emociones son primitivas y completamente naturales, en cambio los sentimientos son algo mezclado con la cognición, nuestro estado perceptivo, consciente… ¡¡son una reacción!!.

Las emociones son reacciones psicofisiológicas que representan modos de adaptación a ciertos estímulos ambientales o de uno mismo, según Wikipedia.

Los sentimientos, en cambio,  son la derivación de una emoción, a través de la cual, nosotros somos conscientes del estado anímico propio.

Cuando hablamos sobre estos temas es importante tener presente que existen diferentes teorías sobre las emociones, las cuales aportan explicaciones distintas acerca de cómo funciona nuestra faceta emocional y anímica y, desde la perspectiva de las neurociencias, acerca de cómo trabaja la parte del cerebro encargada de producir emociones.

Intentemos definirlas en primer lugar.

¿Qué es una emoción?

Algunos autores defienden a esta, como un conjunto de respuestas neuroquímicas y hormonales que nos predisponen a reaccionar de cierta manera ante un estímulo externo o interno.

¿Qué es un sentimiento?

Como en la anterior algunos autores definen los sentimientos como algo que es similar a las emociones, pero además de esta predisposición espontánea, incontrolable y automática, incluye la evaluación consciente que hacemos de esta experiencia. Es decir, que en un sentimiento hay una valoración consciente de la emoción y de la experiencia subjetiva en general.

Por tanto las primeras (emociones) son totalmente básicas y primitivas y, surgen automáticamente al presentarse un estímulo, mientras que los sentimientos incluyen la capacidad de recapacitar y reflexionar de manera consciente sobre lo que se siente.

Una gran mayoría de las personas tenemos una gran capacidad para abrigar sentimientos y en demasiadas ocasiones sufrimos  carencia de sentimientos afectivos, perdón por la redundancia, y cuanto antes seamos conscientes de estas carencias, antes seremos capaces de llenar ese vacío vital.

“Las personas a las que nadie imagina capaz de nada, son las que hacen cosas que nadie imagina”

Nuestros pensamientos sobre lo que nos acaece determinan lo que sentimos, algunas veces nos generan dudas e incertidumbres, otras felicidad momentánea.

¿Y si me equivoco? ¿Y si no?

En esta sociedad que nos ha tocado vivir, en sobradas ocasiones se nos ha indicado la conveniencia de reprimir o, cuando menos, mitigar algunos sentimientos por considerarlos políticamente desacertados, sin siquiera evaluar las repercusiones que pueden tener a corto o medio plazo, por ejemplo, reprimir un deseo o anhelo puede generar algún tipo de frustración.

Opino que tanto las emociones, los sentimientos e incluso los pensamientos, no deberían jamás ser acallados, como decía Miguel de Unamuno “solo se aprende a amar amando”, hay que dejar que estos surjan y luego verbalizarlos abiertamente, sin timidez, aunque también es cierto, que existen otros sentimientos como el miedo que inhiben nuestra capacidad de liberarlos por temor al ridículo, el qué dirán, las negativas, etc. perdemos demasiado tiempo reflexionando, pensando, evaluando que nos perdemos un camino plagado de posibilidades sin llegar a ninguna parte.

Considero la valentía como un principio fundamental, que además de aportarnos un alto índice de autoestima y nos amplifica notablemente esos pequeños y efímeros momentos que hacen de nuestra vida el carrusel de felicidad particular.

Tan solo es una opinión…

Cualquier cosita…

Erre y eme