Topografía original del entorno

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Plaza del Ayuntamiento

Primeras transformaciones urbanísticas de la antigua plaza de San Francisco tras la demolición de su histórico convento

Calle de la Sangre, de las Barcas y Devallada de Sanct Francesch

La calle de la Sangre

En primer lugar, nos referiremos a la antigua calle de la Sangre, de la que nos dice Constantí Llombart que “hasta 1.806 su entrada por el patio del que fue convento de San Francisco. Con esta denominación la menciona Balda en 1.663 (es posible que se refiera al caballero JUAN BAUTISTA DE VALDA 1.612-1.669), y una providencia del Almotacén de 14 de febrero de 1.697” y seguidamente, el citado autor y repitiendo lo que otros anteriores ya expusieron, da la razón del origen del nombre “[…] por estar en ella situada la iglesia y casa Cofradía de la Sangre de Cristo, fundada en el año 1.400 […].

Por los documentos de archivo que hacen referencia a los antiguos hospitales que hubo en la ciudad de Valencia, en las inmediaciones del convento de San Francisco y concretamente, en la parte del edificio actual del Ayuntamiento recayente a la calle de la Sangre, se alzaba ya por los primeros años de la Reconquista, el llamado hospital de la Reina, cuyo nombre inicialmente fue el de “Santa Llúcia”, aunque generalmente se le conocía con el primero por haberlo fundado la reina (ya viuda de Pedro III el Grande), doña Constanza, hija del que fue rey de Sicilia, Manfredo.

Este hospital, como otros existentes en Valencia, fue incorporado al hospital General en 1.512.

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Existen algunas interesantes fuentes de archivo con referencias a este hospital en concreto, a propósito de ciertos acuerdos de la ciudad. Con motivo de celebraciones importantes, se incluía a los hospitales junto con los monasterios y conventos, en el capítulo referente a limosnas.

Fue el hospital de la Reina una fundación real. Erigida bajo la tutela de los monarcas aragoneses y de los franciscanos de Valencia.

El paso a pertenecer a la municipalidad, se realizó en la segunda mitad del siglo XIV, y con tan profunda renovación general, que puede considerarse a partir de esas fechas, como una nueva fundación de aquel antiguo hospital de “Santa Llúcia”.

Algunos años más tarde, hacia 1.383, el remodelado hospital de la Reina, quedó totalmente bajo la custodia y el patrocinio de los Jurados de Valencia.

Como podemos apreciar, nos encontramos en una de las calles con historia más antiguas de Valencia, y cuya primitiva rotulación ha llegado hasta nuestros días.

Esta calle de la Sangre recibió también otros nombres de carácter más particular y pasajero como: Cofradía de la Sanch y Parador de la Sanch, este último nombre fue rotulado porque también hubo un hostal u hospedería del mismo nombre en este lugar.

Esta referencia viene dada porque cuando el arzobispo Mayoral fundó en estos solares la famosa Casa de la Enseñanza (Ayuntamiento), dice una escritura de convenio con la Archicofradía de la Sangre, que esta renunció a ciertas servidumbres a su favor con el fin de que el arzobispo Mayoral pudiese edificar sobre el solar del antiguo Parador de la Sanch.

La calle de la Sangre, que va desde la actual plaza del Ayuntamiento (primitiva plaza de San Francisco) hasta la calle de San Vicente, sirva como comentario, que cuando el Ayuntamiento de Valencia quiso completar todo el solar de su edificio con la parte recayente a la calle de la Sangre, adquirió de la archicofradía de la Santísima Sangre de la parroquia de San Agustín, el espacio que ocupaba aquella iglesia de la Sangre, por 700.000 pesetas, el 21 de mayo de 1.942.

La calle que mira al levante y que comienza en frente de la calle de la Sangre es la que desde hace muchísimo tiempo lleva por rótulo calle de las Barcas.

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Primeras transformaciones urbanísticas de la antigua plaza de San Francisco tras la demolición de su histórico convento

Calle de la Sangre, de las Barcas y Devallada de Sanct Francesch

La calle de las Barcas

El origen del nombre de esta calle, actualmente tan céntrica, es que por esta zona se construían las barcas que servían a los pescadores, al mismo tiempo que también las reparaban y allí, con carros o galeras, las conducían desde al mar.

A mano izquierda de la antigua plaza de San Francisco y entre la desembocadura de la Bajada de San Francisco (Devallada de Sant Francesch) y el Barrio de Pescadores, daba comienzo esta larga y ancha arteria que empalmaba con otro espacio urbano denominado plaza de las Barcas (no confundir con la calle) y también calle de la Morera, debido a que allí daba su sombra uno de aquellos árboles tan comunes en otros tiempos en nuestros arrabales, y de cuyo nombre tan particular de “la Morera” tan solo ha llegado, hasta hace pocos años, una farmacia que justo en el sitio donde la actual calle de las Barcas se transformaba en plaza, había una morera en el lugar donde convergen dos calles, tal y como se observa con nitidez en el plano de Vicente Tosca, el “capellá de les ralletes, de 1.704: la calle de la Sequiola, que venía de bajada, la actual de Juan de Austria, y la de la Cofradía de los Sastres, a su encuentro desde la izquierda y en la actualidad de Pascual y Genís.

Y aquella morera, repuesta cada vez que la anterior perecía, permaneció en el tiempo hasta que la construcción de una casa dio ocasión a un nuevo chaflán, donde después se instalaría una farmacia que en su recuerdo se conoció como de la Morera, cuyo edificio era una ventana abierta a la publicidad, que igual ofrecía la mejor y más económica solución para la dentadura, que el Zotal: el insecticida más agresivo; que la solución para las almorranas; que el Ceregumil: un extracto de cereales de gran aporte vitamínico con letrero de “completo”; así como el más simple y sencillo remedio para ocultar las canas; o el anuncio de Terry como solución para los resfriados; y que alcanzó gran renombre.

Hace ya algunos siglos que existía esta antigua calzada (ahora calle de las Barcas), pero bajo el nombre de calle del Vall Cubert, porque por allí pasaba la acequia del Valladar.

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El saneamiento también se organizó con cloacas que acababan en el foso de las murallas o «Vall Vell«; este foso tenía dos ramales, uno por la orilla del río y otro por la actual plaza del Mercado, calle de las Barcas y Pintor Sorolla, juntándose ambos en el Parterre, de allí, se alejaban de la ciudad las aguas residuales a través de una acequia, el Valladar, que llevaba las aguas a la desembocadura del Turia, en la Partida de la Punta.

Marcos Antonio de Orellana, añade alguna anécdota respecto a este paraje diciendo que “[…] anualmente se celebraba la feria de los cerdos que comenzaba en el día de Santa Lucía a 13 de diciembre y duraba hasta el último día de Carnaval […] se planificó en dicha plaza por el año 1.763 la venta de hoja para los gusanos de la seda […].

Ya en sus orígenes, toda esta ancha y larga vía urbana de las Barcas, se caracterizó por su ambiente comercial.

De finales de 1.800 tenemos noticia de un gran almacén de vinos, aceites, aguardientes y licores legítimos de marca del país y extranjeros, que llevaba por sobrenombre “El Españoleto”, así como también la fábrica y almacén de camas de todo tipo de material y estilo, conocido con el pomposo rótulo de “La Imperial Valenciana”.

Mientras que también fueron afincándose otras profesiones, como la del especialista en cirugía y odontología de Sánchez Montalbo, en cuya clínica, se realizaba “construcción de dientes y dentaduras artificiales en canchú, platino, oro y a la americana”, y también el salón de fotografía de Jacinto Lozano quien hacia “retratos de todas clases y procedimientos

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Esta calle que, ya desde sus inicios mostraba de esta manera su dinamismo comercial, no ha cesado de manifestarlo hasta nuestros días, ha venido a ser el espacio urbano preferido de la mayor parte de las principales entidades bancarias.

Es de destacar el banco de Valencia, cuyo esbelto edificio con sus rejas, balcones y el contraste del ladrillo rojo y la barroca azulejería valenciana de los frisos de los pisos altos, contrastando con otro más moderno edificio de sobrias líneas, antigua Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Valencia, poniendo limite a la calle de las Barcas.

En esta antigua calle de las Barcas tampoco faltaron las casonas solariegas de la aristocracia valenciana, como la que ha llegado hasta nuestros días y que perteneció a los condes de Peñalva y después adquirió el marqués de Caro.

Gracias a la ejecutiva bancaria de Urquijo que instaló en la actual calle del Pintor Sorolla la banca Urquijo, que ha sabido restaurarla artísticamente dándole a su fachada el colorido ocre que recuerda el color de la Roma clásica.

Para terminar el recorrido por esta calle de las Barcas, nos encontramos con otro magnífico e importante edificio en la vida ciudadana y que no es otro que el Teatro Principal.

Próximo capítulo: Devallada de Sant Francesch

 

Fuentes consultadas:

Bibliografía

  • Origen e Historia de las calles del centro histórico de Valencia. Juan Luís Corbín Ferrer

  • España. Levante. Guías Calpe. Elías Tormo y Monzón. 1.923

  • Geografía del Reino de Valencia. José Martínez Aloy.

  • Valencia antigua y moderna. Marcos Antoni Orellana. 1.924

  • La urbe valenciana en el siglo XIV. José Rodrigo Pertegás. 1.924

  • Los restos del rey moro Zeyt, en el Monasterio de la Puridad de Valencia. José Benjamín Agulló Pascual. 1.978

  • Notas históricas de las Seráficas Provincias de Valencia (obra manuscrita). Padre Conrado Ángel

  • Valencia Antigua y Moderna. Constantí Llombart. 1.887

  • Origen y carácter de los acontecimientos de Valencia en la noche del 5 y del 6 de agosto de 1.835.

  • Las fiestas de la nobleza valenciana en el siglo XVII. Pilar Pedraza