Palacio de los Condes de Alpuente

Palacio de los Condes de Alpuente

Situación: Privado. Propiedad de Agustín Díez Cisneros. Empresa de ingeniería.

Estilo: Gótico

Dirección: Calle de Caballeros, 28

Construcción: Siglo XV

Arquitecto:

Palacio de los Condes de Alpuente

Condes de Alpuente

Creado por: Isabel II

Por Carta/Decreto de: 22 febrero 1.849

Primer titular: Francisco Javier de Aspiroz y Jalón, 1er conde de Alpuente (1.797)

Actual titular: José Maria Allendesalazar y de la Cierva, 7o conde de Montefuerte y de Alpuente (1.961)

Titulares

  1. Francisco Javier de Aspiroz y Jalón, 1er conde de Alpuente (1.797)

  2. Francisco Javier Aspiroz y Montalvo, 2o conde de Alpuente (1.833)

  3. Francisco Javier de Aspiroz, conde de Alpuente (1.873)

  4. José Maria Allendesalazar y Travesedo, 5o marqués de Casariego (1.921)

  5. José Maria Allendesalazar y de la Cierva, 7o. conde de Montefuerte y de Alpuente (1.961)

Palacio de los Condes de Alpuente

Colindante con el palacio de los marqueses de Mercader y en una parcela en esquina con la calle Salinas, encontramos esta edificación palaciega que presenta unas características arquitectónicas que difieren de las del resto de palacios de la calle Caballeros.

Hasta la fecha no se ha podido clarificar con exactitud si su origen comenzó como construcción independiente o si pudo formar parte, en algún momento, del palacio de Mercader, que respondería al edificio principal.

De cualquier forma, el primitivo edificio fue reedificado, como unidad independiente, a principios del siglo XVIII con la apariencia que actualmente ofrecen sus fachadas, que rompen su armonía en el cuerpo final recayente a Salinas, como si de otro edificio se tratara.

La envolvente del cuerpo principal, previo al patio, está dividida en dos partes claramente diferenciadas; el cuerpo bajo con el acceso dintelado y la correspondiente serie de huecos hasta el giro con Salinas, y el cuerpo superior mucho más significado, destacando a su vez los grandes frontones partidos en los balcones del piso principal.

El interior ha sido rehabilitado conservando el patio descubierto, pieza característica y tan importante en este tipo de construcciones, y aunque su función ya no es la residencial, tiene el mérito de haber sido el primero que apostó en este tramo por la recuperación de tan singular y estimable calle.

Palacio de los Condes de Alpuente

Edificación barroca del siglo XVIII sobre un antiguo palacio gótico.

Fachada de ladrillo visto al igual que los elementos de revestimiento, balcones adintelados con antepechos de hierro y adornos barrocos formados por frontones partidos, en su parte superior.

En su fachada encontramos tres grandes pilastras gigantes de orden compuesto.

Conserva la tradicional estructura de las casonas solariegas valencianas.

Consta de semisótano, entresuelo, piso principal y segundo piso de menor relevancia.

Su fachada reviste caracteres de singularidad.

Es única en Valencia.

Resuelta desde el piso principal con ladrillo visto como elemento de revestimiento, y balcones adintelados.

Grandes columnas de orden compuesto confieren al conjunto un aire solemne y grandioso.

Toda la edificación se desarrolla en torno a un patio central descubierto donde hubo una galería acristalada, al igual que las existentes aún en otros palacios de la misma calle que dispone de grandes arcos carpaneles.

Esta distribución del patio es la huella más patente de su anterior pasado gótico ya que todo el interior del palacio ha sufrido fuertes reformas a lo largo de toda su historia.

A mono izquierda, nada más rebasar el zaguán, está la escalera principal que antaño presentaba el aspecto y acabado propio del siglo XVIII, con pasamanos de madera, sustentado por barrotes de cerrajería.

En su inicio podía verse la figura de un león.

Las paredes aparecían revestidas con zócalo de cerámica blanco y azul.

Palacio de los Condes de Alpuente

En el interior se conservaban toda una serie de pavimentos cerámicos y techos con decoración propia del siglo XVIII, de estos últimos tampoco queda nada.

El primitivo edificio fue adquirido un caballero, de aspecto elegante y cuidado, modales distinguidos y exquisita educación, llamado Hollier, quien lo reedificó por completo a principios del siglo XVIII, dándole el aspecto externo que tiene en la actualidad.

Sobre este personaje dice el Barón de San Petrillo:

Mister Hollier, que era natural de la verde Erin, debió establecerse en nuestra ciudad, sin duda alguna, con motivo de las varias persecuciones que sufrieron los católicos de aquella simpática isla; tuvo una hija, doña Isabel Hollier y Shelly, descxendiente de familias nobles irlandesas por ambas líneas…”.

En la celosía situada sobre la puerta de acceso a la cochera (hoy desaparecida) podían verse las iniciales I.H., correspondientes a esta dama, quien contrajo matrimonio con don José de Carrión y Sáenz de Juano, de cuya unión nació doña Mariana Carrión y Hollier, quien casó con don Francisco Javier de Aspiroz y Montalvo, II conde de Alpuente e hijo del Capitán General de Valencia.

De su fachada destacan cuatro balcones en el piso principal y otros tantos más pequeños en el segundo piso.

Decorados los del primer piso en su parte superior por frontones partidos, los dos de los extremos son curvos, mientras que los dos interiores son rectos y partidos.

Distribuidos por distintos lugares de la fachada encontramos decoración con máscaras burlescas.

Dispone de otro balcón del mismo tipo que los anteriormente citados, en la fachada recayente a la calle Salinas.

Con el transcurrir del tiempo el palacio fue adquirido por los Oller que sustituyeron el escudo de los Hollier por el de Morales, siendo este último el escudo que se conserva en la actualidad.

Curiosamente el palacio no sirvió de residencia habitual del Conde de Alpuente, quien debió hacerlo en otro de su propiedad en Segovia, que aún se conserva.

Palacio de los Condes de Alpuente

Las pocas veces que estuvo en nuestra ciudad  ocupó el entresuelo, puesto que el resto del edificio lo tenía alquilado.

Y así, según el Padrón del año 1.843, viven en el piso principal don Joaquín Lassala y Lassala, quien tienen en esta momento 60 años y estaba soltero; don Martín de Rosalén y Lassala y doña María de los Dolores Vallterra, su mujer, con sus dos hijos Martín y Enrique.

Siete años después lo ocupa don Joaquín del Portillo y Chacón quien estaba casado con doña Carmen Soto y Melgarejo.

Todos ellos son naturales de Orihuela donde está todavía el palacio de los Portillo.

Lo ocuparía en otro momento la Real Sociedad Económica de Amigos del País.

Sería luego adquirido por una sociedad con la pretensión de utilizarlo como restaurante, pero terminó siendo tan solo un almacén.

El penúltimo propietario fue un conocido pintor, Manuel Valdés Blasco, quien lo sometió al aludido proceso de intervención y que distorsionó la decoración interior original del palacio.

Hoy es propiedad de don Agustín Díez Cisneros quien ha instalado en él las oficinas de su empresa de ingeniería, manteniendo intacta la estructura que encontró al adquirirlo, pero devolviéndole con el uso una nueva vida, contribuyendo notablemente con ello a inyectar dinamismo a nuestro centro histórico.

En la actualidad podemos ver en los techos de las escaleras pinturas al fresco, con temática de inspiración clásica obra del pintor Julio Marcos Caparrós.

 

Fuentes consultadas:

Bibliografía

Fotografía

  • Palacios y Casas Nobles de la ciudad de Valencia. Francisco Pérez de los Cobos Gironés.

  • Jdiezarnal

  • Archivo Histórico Municipal

  • Laurent. Colección Díaz Prosper

  • Marcos Buigues Metola

  • Arquitectos italianos en España

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