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En el interior de la catedral. en el presbiterio encontramos además un retablo que en realidad es un gran armario acotado por dos puertas, que guardaba un retablo renacentista de plata (1492-1507) elaborado por el orfebre Bernabo Thadeo de Piero de Pone, que fue fundido en Mallorca en 1812 para acuñar moneda en la guerra contra Napoleón. Las grandes puertas que cierran el armario ocupan una superficie de 75 metros cuadrados, pintadas al óleo entre 1506 y 1510 por Fernando Yáñez de la Almedina y por Hernando de los Llanos, los cuales fueron probablemente colaboradores de Leonardo da Vinci y llevaron desde Italia el estilo renacentista que habría de llegar después al resto de la península a través de Valencia.

Son en total seis tablas dobles, es decir pintadas por ambos lados, lo cual hace un total de doce pinturas, de 1,94 metros x 2,27 metros cada una.

Las estatuas de madera dorada que coronan el suntuoso entablamento con canecillos, cartelas y ovales que rematan el ábside corresponden a San Vicente Ferrer, San Pedro Pascual, San Luis Beltrán, San Francisco de Borja, San Lorenzo y San Vicente Mártir, y son obra de Tomás Sánchez Artigas.

Los relieves de mármol importados de Génova que ocupan las hornacinas que deja el segundo cuerpo representan escenas de la vida de San Vicente Mártir, San Francisco de Borgia, San Pascual Baylon y los santos Bernardo, María y Gracia, y se deben en el cincel de Daniel Salanova en 1687.

La delira de vidrio que cuelga es de Murano, traída de Roma por el arzobispo Rocaberti (1677-1699). Las vidrieras del techo con arcángeles y Cristo Pantocràtor son del siglo XIX.

Aquí se encuentra el sobrio coro de estilo herreriano (1594-1604) en madera de boj y nogal, que originalmente contaba 155 sitiales y se encontraba en el centro de la nave principal, pero que se trasladó en 1939 a su lugar actual.