Mascletà. Cuando el disparo se convierte en espectáculo

Mascletà. Cuando el disparo se convierte en espectáculo

En anteriores artículos hemos visto que las tracas que recorrían las calles, lo habitual era que estas se recorrieran por debajo y llegaban hasta las plazas donde aguardaba un final apoteósico.

Recordemos también, que estas tracas valencianas colgantes (que fueron el germen de la mascletà) se enriquecían con juegos rítmicos realizados con truenos de calibres mayores intercalados convenientemente en la gran traca de petardos. El público en Valencia quiere asistir al climax final.

Debido a la misma situación de estrechez de las calles no todas las personas llegarían a tiempo de observar el final del evento en la plaza, por tanto, había que ganar cierto tiempo (retener el proceso del fuego) para que todo el público que no corría por delante sino que iba por detrás del fuego, pudiera llegar a la plaza y asistir al final del disparo. Con esta intención, al parecer, pudo nacer o adaptarse el disparo del fuego aéreo, justo antes del final del evento, que estaba colocado en la misma plaza o cerca del transcurrir de la traca. Mientras el fuego de espera se entretuviera en el disparo de cohetes y cohetones al aire, el público que llegaba tras el fuego de la traca, se podía acomodar para asistir al final. Parece ser que este fuego aéreo, que es el que ha llegado hoy en día como principio de la mascletà, mezclaba efectos de truenillos en descarga aérea y truenos gordos, todo ello con voladores colocados en sendas barradas. De hecho hoy en día con las mascletàs reconvertidas en lo que son actualmente, se disparan cohetes de caña como fuego de espera.

Mascletà. Cuando el disparo se convierte en espectáculo

Es necesario comentar en este punto que las antiguas disparàs o mascletàs contaban también con disparo de cohetería desde embudos, mangas o ramilleteras (lanzaderas en forma de cono invertido), donde se colocaban varias docenas de voladores que subirían al unísono. Cuando esto se hacía con varias barras paralelas, se hablaba de cajones infernales. En aquellas mascletàs se usaban, también, otros elementos coloristas, como el hecho que se desplegara la estampa o imagen del santo en honor del cual se celebraba la fiesta, mediante un lienzo enrollado que caía al desaparecer la mecha que lo sujetaba, o la incorporación de efectos de silbatos terrestres, desde tubos de efecto. También había corretinas que recorrían una cuerda de lado a lado deslizándose para encender diferentes partes o disparo de confetis.

Esta fase aérea, o inicial, de las mascletàs, es posible, que sea lo que más peso específico ha ganado en la mascletà actual, es lo que más se ha acentuado, respecto a su sentido original. Ya no aparece tras la traca y antes del terratrèmol final, sino como comienzo, antes del cuerpo de la mascletà. Evidentemente ya no tiene la función de espera o de relleno de tiempo, sino que es una de las tres partes del espectáculo, y quizás, la más fantasiosa y libre, porque es donde se muestra la mayor cantidad  diferente de productos sonoros.

Mascletà. Cuando el disparo se convierte en espectáculo

Lo que conocemos ahora como mascletà, ha perdido en su formato actual, los llamados grupos de traca o grupos con traca. Estos eran los que iban a ambos laterales de las retenciones terrestres, tenían intercalados truenos (golpeadores) y tracas valencianas cortas (llamadas triquitraques) que se desplegaban unos cinco metros hacia los laterales, a modo de ramificaciones. Como en cada retención iban a actuar dos grupos de traca (a cada uno de los dos lados del montaje), se preparaban de forma que no coincidiesen sus pares de efectos; para que si en un extremo sonaba el trueno, al otro funcionase la traca, o viceversa.

Estas tracas, actuando en lugar de una explosión de un trueno, le conferían mucha viveza al espectáculo, además, con sus truenillos pequeños junto a los de los rastres, formaban un excelente colchón sonoro sobre el que tronaban los golpeadores de los grupos.

 

Fuentes consultadas:

  • Archivos autores

  • Archivo del Reino de Valencia

  • Archivo Histórico Municipal

  • Biblioteca valenciana

  • Biblioteca Histórica de la Universidad de Valencia

  • Archivo de la Diputación provincial de Valencia

  • Hemeroteca valenciana

  • Wikipedia

  • Jdiezarnal

Bibliografía

  • Pirotecnia en Valencia de José Enrique Ferriols Monrabal, Mikel Pagola Erviti y Juan José Solá Palmer

  • El arte de los fuegos artificiales. Biblioteca Ilustrada de Joaquín Vinardell

  • Fallas de Valencia. “La pólvora, una afición que imprime carácter” José Enrique Ferriols Monrabal

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