La cerámica policromada

La cerámica policromada

Francisco Mora deseó reflejar en el Mercado de Colón la trascendencia del azulejo y la cerámica policromada de Valencia, como signo de identificación con esta bella ciudad.

La variedad de productos empleados en la construcción es tremenda: desde la simple baldosa con diversos dibujos y colores, hasta los relieves multicolores barnizados, pasando por la cerámica de reflejos dorados, los mosaicos valenciano, romano, veneciano, el trencadis (El trencadís es un tipo de aplicación ornamental del mosaico a partir de fragmentos cerámicos, básicamente azulejos, unidos con argamasa; muy habitual y característico en la arquitectura modernista valenciana), los plafones figurativos compuestos con diversas baldosas.

El mosaico de Nolla (La cerámica Nolla es la primera cerámica de altas prestaciones producida en España. Introducida desde Inglaterra por el empresario Miguel Nolla a mediados del siglo XIX, consiste en pequeñas teselas (La tesela es una pequeña pieza de piedra, terracota o vidrio coloreado que se utiliza para confeccionar un mosaico) geométricas de gres, destinadas a formar complejas composiciones a modo de mosaico, por lo que es comúnmente conocida como mosaico Nolla. Se utilizó profusamente en el revestimiento del piso de muchos edificios y construcciones del modernismo valenciano, modernismo catalán y del modernismo en Cartagena y La Unión) se utilizó fundamentalmente en el chapado de las 3 bóvedas de la tenencia de alcaldía que da a la calle Jorge Juan.

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La cerámica policromada

La empresa de mosaicos Nolla posee su origen en la sociedad mercantil fundada en agosto de 1.852 por Miguel Nolla, su esposa Juana Sagrera y su cuñado Luis Sagrera, cuyo abanico de acción abarcaba entonces la industria, la explotación minera e incluso los préstamos.

La sociedad llamada antaño Nolla y Sagrera se asoció en 1.859 con la industrial textil Gaspar Dotres y Francisco Moltó para crear la Industrial Valenciana, una fábrica de alfarería y mosaicos ubicada en el huerto de Pontons, en el cuartel de Patraix.

Las desavenencias en el matrimonio de Miguel Nolla y Juana Segrera, que el primero zanjó internando en un centro psiquiátrico a la segunda a pesar de su cordura, provocaron problemas en la sociedad con Dotres y Moltó que finalmente se disolvió.

En 1.861, Miguel Nolla y Luis Sagrera fundaron una nueva sociedad con el inglés afincado en Valencia Juan Bailey Davis, en la que aquellos aportaban el capital y Bailey se comprometía a aportar la información necesaria sobre la maquinaría y los secretos de los procesos de producción en Inglaterra, a donde viajaría para realizar espionaje industrial.

La empresa prosperó rápidamente y cuando se disolvió en 1.867 para quedar únicamente en manos de Miguel Nolla, ya se había convertido en una de las más conocidas del sector en Europa.

A principios del siglo XX, esta fama se había consolidado y los mosaicos Nolla eran sinónimos de calidad y excelencia, no solo entre profesionales del mundo de la construcción, sino también a nivel popular.

Es necesario recordar que Francisco Mora, ya había utilizado los mosaicos Nolla en la construcción del Palacio Municipal de la Exposición Regional.

Años más tarde, en 1.912, cuando el célebre arquitecto Rafael Guastavino hijo (1.872-1.950) vino desde Nueva York a saludar a su familia local, también visitó las instalaciones de mosaicos Nolla, donde con toda probabilidad, adquirió conocimientos para sus propias fábricas cerámicas de Woburn (Massachussets) y el revestimiento de las famosas bóvedas Guastavino.

La cerámica policromada

Estas visitas se dirigían no solo a la fábrica de mosaicos Nolla, sino también al grupo de fábricas de cerámica ubicados en las afueras de Burjassot.

Los visitantes al V Congreso Nacional de arquitectura también visitaron estos centros de producción durante los días de celebración del evento, entre estas se encontraban sin duda las afamadas La Ceramo (Cerámicas Joaquín Ros) y Cerámicas Valencia Industrial (por aquel entonces llamada Azulejos Antonio Bayarri y Hermanos), que también participaron como proveedores en la construcción del Mercado de Colón.

La empresa Cerámicas Joaquín Ros (La Ceramo), realizó todos los relieves barnizados y las piezas de reflejos dorados del Mercado de Colón, que se concentran principalmente en la portada que da la calle de Jorge Juan.

Los relieves policromados barnizados aparecen en forma de patos, murciélagos, naranjas, vides, hojas y racimos de plátanos, cabezas de vaca, piñas, flores, vegetación, etc., que orlan el trasdós o rellenan las enjutas de los arcos y culminan los machones.

Las piezas de reflejos dorados se presentan en forma de coronas que rematan los balaustres de la tenencia de alcaldía, los machones entre las ventanas o los pilones de la portada, donde además aparecen varias estrellas plateadas formando un collarín.

Cerámicas Joaquín Ros (La Ceramo), también fue responsable de toda la cerámica decorativa de mayólica (La mayólica, del italiano maiolica, alteración del latín Maiorĭca, Mallorca, es el nombre que se da desde el Renacimiento a un tipo de decoración cerámica sobre loza estannífera, con un esmalte de plomo opacificado con estaño, posteriormente se decora los diversos motivos con óxidos sobre la anterior base) en el exterior de la Estación del Norte que se estaba construyendo de manera contemporánea.

La Ceramo se fundó en 1.885, poseía su sede en la avenida de Burjassot nº 142 y tenía gran difusión a principios de siglo en Valencia; su especialidad eran las mayólicas y las cerámicas de reflejos metálicos.

En su fábrica, edificio que todavía subsiste en la actualidad, se puede observar la voluntad de identificar su producción con el preciosísimo de la cultura cerámica musulmana y, en particular, con la herencia nazarí en Granada.

La empresa Cerámicas Valencia Industrial, antigua Azulejos Bayarri y Hnos., se dedicaba a la producción de azulejos y mayólicas.

Poseían su despacho en la calle Pintor Sorolla, 15 y la fábrica en la entrada de Burjassot, junto a la acequia de Moncada.

La cerámica policromada

En sus talleres cerámicos se forjaron artistas valencianos de renombre.

Esta empresa participó en la Exposición Regional Valenciana con un pabellón diseñado por el pintor Gregorio Muñoz Dueñas que fue señalado por un crítico como la joya de la Exposición.

En el Mercado de Colón, el taller de Cerámicas Valencia Industrial, trabajó en la elaboración de los plafones decorativos de las puertas laterales, cada uno de ellos formado por un centenar de azulejos con motivos florales de rosas, margaritas, campanillas, hiedra y alegorías de la fructificación, en un estilo que acusaban simultáneamente diversas tendencias del modernismo europeo.

Esta empresa trabajó igualmente en la Estación del Norte de Valencia para el arquitecto Demetrio Ribes en la decoración de mosaicos del bar, que fueron diseñados también por Gregorio Muñoz Dueñas; este artista, además, escribió con motivo de la inauguración del Mercado de Colón un artículo denominado “La cerámica y el mosaico” donde alababa el empleo profuso de este material de producción y tradición local en el nuevo mercado.

En el mercado también se utilizó el mosaico romano (Los mosaicos romanos se basan en los tapices y especialmente en la pintura. Tiene la ventaja con relación a la pintura de su gran durabilidad. Sin embargo, los asuntos representados en los mosaicos son los mismos que pueden encontrarse en la pintura, aunque obligadamente su perspectiva es más falsa y forzada) del valenciano Lluís Bru i Salellas, escenógrafo y mosaísta, fue un estrecho colaborador de Lluís Domenech i Montaner; a este arquitecto le debe su formación, puesto que le impulsó a viajar a Venecia para que aprendiera bien la técnica del mosaico y proceso de elaboración y puesta en obra, tanto en revestimientos como en pavimentos.

La casa Maumejean fue fundada en el año 1.860 por un vidriero francés de nombre Jules Maumejean que fundó un taller denominado Vidriera Artística; años más tarde, sus hijos, establecieron la empresa en España, que pasó a recibir encargos para la realización de importantes vidrieras en España, tanto para edificios religiosos, como para civiles, públicos y privados, desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX.

Esta empresa también ofertaba la realización de mosaico de diverso género, como el mosaico veneciano que se aplicó en el Mercado de Colón en las enjutas del gran arco de la fachada principal por primera vez en Valencia y los que, un año más tarde, enmarcaron el pabellón central de la Estación del Norte, cuyo dibujo había sido diseñado por el pintor Josep Mongrell.

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Fuentes consultadas:

Bibliografía

  • Nomenclator de las puertas, calles y plazas de Valencia. Manuel Carboneres. 1.873

  • Mercados de Valencia. María Ángeles Arazo-Francesc Jarque

  • Mercado de Colón. Historia y rehabilitación. Ayuntamiento de Valencia

  • De lo proyectado a lo construido. El Mercado Central de Valencia. Francisco Hidalgo Delgado

  • Arquitectos y arquitecturas modernistas en la Ciudad de Valencia 1.900 – 1.915. Concepción de Soto Arándiga

  • Censo de mercados fijos en la Comunidad Valenciana.