Sentir común de los vecinos

Sentir común de los vecinos

¿Conoces la arquitectura del barrio de Velluters?

El sentir común de los vecinos del Barrio de Velluters ante la degradación del mismo

Como este artículo monográfico sobre el Barrio de Velluters no pretende ser un expediente urbanístico y, además como no disponemos de mayor información, salvo el Plan Especial de Protección de la Ciutat Vella del Ayuntamiento, daremos voz a la realidad “in situ”, por lo que los vecinos de la barriada de Velluters hayan contado a través de los medios de comunicación no oficiales, llámese “Llibrets de Falla” o programas de festejos populares, donde las auténticas vivencias de una realidad constatada se cuentan llanamente e incluso hasta en poesía.

Entre los largos trámites que se sucedieron entre los años 1.907 y 1.912 nos encontramos con que en fecha 10 de agosto de 1.910, la alcaldía, conforme con lo propuesto por la Comisión de Reforma Interior de la Ciudad, decretó que pasara el expediente al arquitecto municipal Federico Aymamí para que informara sobre las modificaciones que deberían introducirse en el anteproyecto; este emitió el 30 de septiembre de ese mismo año el solicitado informe, acompañando al mismo la Memoria explicativa y plano general del anteproyecto, cuya memoria abarca unas 11 páginas rebosantes de una literatura más bien de estilo romántico como transcribimos de uno de sus párrafos:

“[…] La transformación de Valencia, su higienización y embellecimiento, exigen, por los motivos y consideración repetidamente expuestos, abrir esos grandes tajos en su casco antiguo que, haciendo desaparecer calles estrechas y tortuosas, laberínticas callejuelas y antiguas edificaciones por las cuales sus moradores  sientan quizás los efectos que inspira la casa solariega, inunden con torrentes de aire puro y luz, lo más lóbrego y malsano de la red viaria. Ello es imprescindible. Pero no profanaremos, no, lo que real y verdaderamente es digno del más profundo respeto y la veneración más rendida, lo que refleja el espíritu peculiar y característico de esta bella Ciudad y conmemora, hecha piedra, su perínclita historia; que no en vano hemos hecho acerca de ello especial hincapié en la parte expositiva de este trabajo.

El Miguelete y demás perlas del arte monumental, de clarísimo oriente, que son gala de la gentil Ciudad, ganarán notablemente en su visualidad y aspecto, merced a la Reforma proyectada […]”.

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El sentir común de los vecinos del Barrio de Velluters ante la degradación del mismo

Por la lectura de aquellas páginas no se comprende como, al realizarse muchos años más tarde en líneas generales este proyecto de la avenida del Oeste, permanecieron marginados y en el olvido los flecos de la margen izquierda (conforme nos dirigimos desde la plaza de San Agustín hacia el Mercado Central) y hondamente perjudicados, precipitándose una degradación del artesano y alegre Barrio de Velluters.

Como es sabido aquella avenida del Oeste comenzó a practicarse en los primeros años de la posguerra civil con el nombre de Barón de Cárcer, que a la postre era alcalde de Valencia por aquel entonces, y que si bien parte de las inmediaciones de la plaza de San Agustín, no ha llegado, como se pretendía, hasta el puente de San José invadiendo el centro del Barrio del Carmen, sino que finaliza en la parte posterior del Mercado Central, junto a la famosa “O de Sant Joan” (La primitiva iglesia de Sant Joan Mercat se alzó en el arrabal de la ciudad conocido como la Boatella. De su antigua estructura gótica aún queda la nave y el gran óculo cegado, conocido como «la O de Sant Joan», que fue concebido como un gran rosetón en la fachada de los pies).

En el Archivo Municipal se guardan los expedientes que corresponden a la reanudación de os proyectos iniciales, en sus distintas secciones.

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La primera y segunda afectarían más directamente al corazón del Barrio de Velluters; algo también de la tercera sección, que abarcaría desde la plaza de Na Rovella a la del Mercado Central, que iba a repercutir en la misma barriada.

Por lo que respecta a la primera y segunda sección del proyecto en el trazado de la gran avenida del Barón de Cárcer, estas se llevaron consigo la demolición de buena parte de la calle de Nuestra Señora de Gracia y de su adjunta calle de Quevedo, más algunas callejuelas y plazas limítrofes, por lo que quienes se habían alojado en prostíbulos se trasladaron con sus respectivas actividades a las calle de En Bany, Torno del Hospital y de Viana especialmente.

Fue el momento de la desintegración de las esencias Artesanales y tradicionales de este gran Barrio del Pilar.

El humor de sus vecinos recordaba en una ingeniosa falla plantada en la confluencia de las calles de Maldonado y En Bany, el acontecimiento sobrevenido al Barrio del Pilar.

En dicha falla aparecían 4 chicas llevando un gran farol que dejaban  caer encima del asombrado Barrio del Pilar, al tiempo que exclamaban… “¡Ja estem bè!”.

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Con su gracejo acostumbrado, Millo hacía el siguiente comentario:

“[…] ¡I tan bé! Es cert que aquest barri, que existeix en totes les ciutats i que han donat en dir “xinés”, amb els pudents cafetins i els sòrdids tuguris, de momento es trova inst.lat en aquest racó de València; els pobladors del Barri del Pilar, els qui han pogut, s’han traslladat a d’altres quarters; els qui no han tingut oportunitat ni mitjans, s’han resignat, ¡quin remei els quedaba! […]”.

Así las cosas, llegaría un día en que al Barri de Velluters se plantearía el aplicarle el Plan Especial de Protección y Reforma Interior.

Plan cuyo objetivo es “el de la revitalización del distrito de Ciutat Vella, para que desde una perspectiva de excepción se integre eficazmente esta área al conjunto de las estructuras urbanas de Valencia”.

La prensa escrita iba dando alguna que otra noticia poco halagüeña.

Así el periódico Levante del miércoles 2 de enero de 1.991, bajo el título “El 40% de los edificios declarados en ruina eminente en 1.990 se encuentran en el barrio de Velluters” y sigue señalando: “El 36,26% de los edificios a los que se han abierto expediente por deficiencias o ruina desde el pasado mes de marzo en la ciudad de Valencia se concentran en el Barrio de Velluters, el más deteriorado del centro histórico…”.

Según lo que han ido revelando de viva voz, y en algunos casos que han dejado escrito, los auténticos vecinos del Barri de Velluters; los de siempre, los que se resisten a que desaparezca esta histórica barriada; los que mantienen su nombre bien alto y divulgando a los cuatro vientos, por esa falla que anualmente vienen plantando en la plaza del Pilar, cosechando los más prestigiosos premios.

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Uno de nuestros mejores poetas populares contemporáneos, Pere Delmonte Hurtado, nos canta con ingeniosos versos el realismo crudo y latente de nuestro barrio.

En una graciosa y, al mismo tiempo, profunda composición poética, nos decía el autor:

“Qué pena, Sant Vicent, nos dona el barri!

De l’antic Velluters,

d’aquell gremi de sedes y riquea,

no queda res de res.

Les cases van caent per la desidia

del digne Ajuntament…

Mor el carrer d’Eixarchs, i Maldonado,

Balmes, Peu de la Creu,

El Pilar, Recaredo, Vinatea,

Hospital, Carnicers…

Palaus del segle XV, caserons

de l’ecletic burgues

i racons i placetes (pura historia)

hui sont totes femers

I es que hi ha, Sant Vicent, ¿per qué no dir-ho?

oficial formiguer

que calla i especula entre les pedres

buscant el sols remei

d’expropiar lo caigut per quatre chavos

i a costes dels pobrets…”

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La Junta de la Real Asociación de Sant Vicent del Pilar, en su programa vicentino de 1.991 y que se dirigen a todos los vecinos de la barriada del Pilar, decía así:

“[…] Hace años nuestro barrio era un jolgorio de vecinos, fincas llenas de vida, calles con sus tertulias.

Hoy el Velluters se desploma desgraciadamente, pocos son los vecinos que viven en él, la juventud lo abandona.

La fiesta de San Vicente lo nota y no tiene más remedio que hacer llamadas a todos los amantes de las fiestas populares, vecinos y amigos, para pedirles colaboración con donativos y ayudas. Nuestra fiesta de San Vicente es centenaria, entre todos tenemos que hacer un esfuerzo. En nuestro Llar Vicenti de la calle del Horno del Hospital, número 3, tenemos el local donde recibir a todos […]”.

Los forjadores del barrio de la seda, aquellos artesanos Velluters, dejaron huella perenne en los obradores o talleres de los porches de sus edificios; en sus calles y plazas, cuyos trazados todavía conserva la topografía del barrio; nobles edificios de los que aún queda el palacio de los Tamarit, así como algún que otro conjunto arquitectónico de rancia solera que albergó en el siglo XVIII a centenares de obreros de la industria sedera.

Situado todo este conjunto urbano en el cuadrante sureste de la ciudad, donde el clima es más seco y, por tanto, beneficioso para el secado de la seda en las partes más altas de sus casas, todavía resulta más inverosímil el desmoronamiento de sus construcciones, más libres de humedades que las casas de las zonas próximas al antiguo cauce del río Turia.

Según las gentes de este antiguo barrio sobre las causas que han podido incidir en este deterioro, convienen unánimemente en comentarlo de este modo:

“[…] En muchas zonas el barrio está semideshabitado, aunque todavía quedan muchas gentes honradas, artesanos, comerciantes, etc., que le dan su sentido, y eso a pesar de tener que soportar, sin poder hacer nada, la existencia de una población flotante de dudosa reputación, que sin duda es una de las causas fundamentales de su degradación y el motivo, junto a la especulación urbana, que el barrio se siga deshabitando paulatinamente […]”.

Pero Velluters continúa muy vivo en el corazón de sus vecinos, y entre otras múltiples manifestaciones de su gran vitalidad, está ahí manteniendo un pasado.

 

Fuentes consultadas:

Bibliografía:

Existe mucha y muy variada bibliografía referente al barrio de Velluters, actual barrio del Pilar, por tanto, tan solo mencionaremos algunos de ellos:

  • Guía urbana de Valencia. Marqués de Cruilles.

  • Barrio del Pilar, antiguo de Velluters. Juan Luis Corbín Ferrer

  • Tesina máster de teoría e historia de la arquitectura departamento de composición arquitectónica. Adrián Torres Astaburoaga

  • Autoritarismo monárquico y reacción municipal. Amparo Felipo Orts.

  • Insaculación y élites de poder en la ciudad de Valencia, Amparo Felipo Orts.

  • Manual del viajero y guía de los forasteros  en Valencia. Vicente Boix

  • La Valencia musulmana. Vicente Coscollá

  • Avecindados en la ciudad de Valencia en la época medieval. María de los Desamparados Cabanes Pecourt

  • El ornato urbano. La escultura pública en Valencia. Rafael Gil y Carmen Palacios

  • Valencia Centro Histórico. Trinidad Simó Terol

  • Arquitectura del eclecticismo de Valencia. 1.983. Benito Goerlich

  • Cerámica barroca en Valencia. María Eugenia Vizcaíno

  • Composiciones cerámicas valencianas del siglo XVIII. María Eugenia Vizcaíno Martí

  • Picaronas y alcahuetes o La mancebía de Valencia: apuntes para la historia de la prostitución.1.876. Manuel Carboneres Quiles

  • Nomenclator de las puertas, calles y plazas de Valencia: con los nombres que hoy tienen y los que han tenido. 1.873. Manuel Carboneres Quiles

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