La revuelta de las Germanías. La guerra

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Primeras iniciativas

Las primeras iniciativas en la preparación de la guerra fueron tomadas por Diego de Hurtado que, pese a las recomendaciones de Carlos I en junio de 1.520 demandándole flexibilidad, lanza desde Denia en el verano de 1.520 una campaña proselitista (intenta convencer y ganar seguidores o partidarios a su causa) captando adeptos.

Su objetivo inicial era asegurar el soporte del norte de Valencia.

El 20 de agosto escribe a los jurados de Burriana, Morvedre, Vila-Real, Castellón, Morella y Peñíscola solicitándoles hombres para la lucha.

Al mismo tiempo ordena que los nobles se armaran, disposición que provoca una protesta inútil  de los jurados de Valencia el 25 de agosto.

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El estamento militar del reino se reúne en el monasterio de la Valldigna y selecciona una comisión integrada por 40 personas para ocuparse de la preparación de la guerra.

La primera medida fue enviar dos embajadores al rey: Gaspar Marrades y Martí Pons.

La actitud evasiva del rey va a enfriar un poco los belicosos ánimos de la nobleza valenciana.

Igualmente la coronación del rey en Aquisgram notificada el 23 de octubre, va a contribuir a relajar momentáneamente la situación.

Pero la radicalización de las iniciativas agermanadas (asaltando el vizcondado de Chelva y la supresión de los impuestos en Valencia, entre otras iniciativas) precipitaron los acontecimientos.

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A la rotunda repulsa de Carlos I en marzo de 1.521, siguió en la primavera de este año una febril preparación para la guerra.

Los agermanados, conscientes de la movilización militar de los nobles, incrementan los últimos intentos de solución pacífica al conflicto, envían una embajada ante el virrey a Denia, cartas al infante Enrique y al marqués de Zenete.

La intransigencia del virrey da la razón a los agermanados más radicales que a lo largo del mes de junio saquearon con frecuencia las casas de los nobles y quemaron los escritos de propiedad, a la vez que robaron las actas de los consells, que repartieron a menudo hasta octubre.

El 12 de junio el Consell municipal delibera sobre la “gent de guerra que vol el poble”.

Este mismo día uno de la Junta de los Trece, Simón Borrell, iza una bandera de guerra en el portal de San Vicente.

Se eligen cinco consellers para repartir las armas de Valencia entre el pueblo y se forma una comisión de 12 personas para mantener el orden.

El 14 de junio el ejército agermanado con un total de 2.000 con bandera de casi todos los Gremios declara la guerra al virrey y a los nobles.

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Al mismo tiempo se nombra a un Jurado General, Jaume Ros, como capitán del ejército y Esteve Urgellés como su lugarteniente.

Este ejército marcha dirección a Catarroja, pero ante las muestras de pusilanimidad de su capitán general, optaron por elegir uno nuevo, en la persona de Joan Caro, que fue ratificado en el cargo el 19 de junio por el Consell General.

Este convocará a la gente armada el día 20 en el portal de San Vicent y va a imponer disposiciones de corte jacobino (republicanos, defensores de la soberanía popular, propugnan el sufragio universal, su visión de la indivisibilidad de la nación los llevaba a defender un estado centralizado) como era la pena de muerte para aquellos que saquearan iglesias o casas particulares y la exigencia que todos tuvieran las luces encendidas en las ventanas durante la noche.

Va a sustituir a Esteve Urgellés por Jerónimo Coll como su lugarteniente.

A finales de junio moría Juan Llorenç.

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La guerra tendría dos frentes bien delimitados: el norte, con la disputa por la fidelidad de las comarcas de la Plana y Baix Maestrat; y el sur, en las comarcas de la Ribera de Xúquer, huerta de Gandía y el Campo de Elche, fundamentalmente.

La guerra pondría de manifiesto la fragilidad del alineamiento agermanado en muchos lugares.

La estrategia de los agermanados al norte era la difusión  de las Germanías en los poblados del Maestrat, para romper, entre otras razones, el monopolio de las fuerzas monárquicas.

Al sur, donde los agermanados contaban con una cobertura de soporte mucho mayor, su objetivo era la consolidación de la revolución con el bautizo forzoso de los mudéjares y la implantación de su programa anti señorial.

Las claves de la derrota agermanda hace falta entenderlas desde la pésima dirección de su ejército que estuvo lleno de buenos estrategas con frecuentes fricciones entre sus líderes, la ausencia de caballería, la pobreza de recursos que obligaba en muchas ocasiones al saqueo para sobrevivir (el trigo fue monopolizado por las tropas del virrey) y la fidelidad geopolítica misma, siempre al difícil asalto de castillos controlados por el enemigo.

Y por encima de todo, las contradicciones internas del movimiento agermanado.

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La guerra en el norte

Los objetivos concretos de los agermanados en este frente va a ser la conquista del castillo de Morvedre y la “liberación” de Vinaróz y de Benicarló del dominio del ejército del virrey, para conseguir de este modo la consolidación de las Germanías en el gobierno de la Plana.

El punto de partida donde se concentrarían los agermanados fue en Morvedre, donde van concurrir gente de toda la huerta de Valencia, unos 2.000 hombres.

Desde Valencia fue enviado como capitán, el carpintero Miguel Estellés, delegado por el Capitán General, Caro.

La toma del castillo de Morvedre fue fácil, se tomó el 25 de junio, pero el mantenimiento de la guerra y la prolongación de la campaña hacia Benicarló exigía más hombres, por lo cual se reclutan hombres en Castellón y solicita infructuosamente Estellés la colaboración de ciudades como Onda y Morella.

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El 29 de junio Estellés llega a les Coves de Vinromà, y toma el castillo de Alcalá de Xivert.

El siguiente paso lógico, había de ser el asalto al castillo de Peñíscola.

Mientras tanto, las tropas del duque de Sogorb, desde Vall d’Uxó, con la ayuda de gente de Onda y sobretodo de gran cantidad de moros (unos 1.200 infantes y 300 jinetes) se apoderaban de Vila-real y de Castellón el día 3 de julio y apresaban a Estellés que fue, junto con otros líderes de las Germanías, colgado.

La represión en la Plana fue durísima.

El paso siguiente del ejército de los nobles fue instalarse  en Nules para desde allí preparar la toma de Morvedre, principal reducto agermanado.

La derrota más el paroxismo anti mudéjar, estimularon la reacción de los agermanados, que en Valencia consiguieron reunir un ejército de 8.000 infantes, mal pertrechados por supuesto, con mucho carruajes y mujeres, comandados por Jaume Ros.

El ejército agermanado, cansado y mal conducido, llega a Morvedre el 17 de julio y el 18 se enfrenta en Almenara al ejército del duque de Sogorb con tan solo 8.000 infantes, pero sólidamente dotados de artillería y caballería.

La derrota agermanada fue absoluta, murieron unos 2.500 agermanados.

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La guerra en el sur

Fue este frente al que los agermanados concedieron más importancia y le dedicaron un ejército más poderoso, mandado inicialmente por Caro.

Este ejército sale de Valencia el 20 de junio.

De Catarroja marcha hacia Silla.

Los agermanados saquean Alcacer y Picassent, esto motivaría serios reproches de los jurados el 28 de mayo a Caro, que opta por dimitir el 1 de julio de 1.521, le sustituye Esteve Estellés.

El centro de operaciones será Alzira desde donde Caro había intentado infructuosamente tomar el castillo de Corbera.

El objetivo fundamental de Úrgeles, ahora, fue la toma del castillo de Xàtiva, donde se encontraba el duque de Calabria.

Con la colaboración de los agermanados de Xàtiva consigue reunir un total de 4.000 hombres que van a sitiar el castillo hasta conseguir su rendición el 14 de julio de 1.521, en este asedio va perder la vida Urgellés, que sería sustituido por Vicent Peris, la gran figura del radicalismo agermanado.

Las tropas del virrey con los refuerzos que le iban llegando de fuera de Valencia (Requena, Villena y Almansa) van recorriendo las comarcas concentrándose en el núcleo fiel a su causa para incrementar sus fuerzas.

La proyección de los agermanados hacia Gandía, da lugar a una rápida marcha del virrey hacia esta ciudad.

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El 23 de julio cerca de Gandía se va producir el enfrentamiento entre las tropas del virrey (2.000 infantes, de los cuales 1.500 eran mercenarios, 700 moros, 600 “manchegos” y 200 catalanes y unos 500 jinetes, además de la flor y nata de la nobleza valenciana, como era el duque de Gandía, el conde de Oliva, el conde de Cocentaina, etc.) y las tropas de Vicent Peris (unos 8.000 hombres, según la versión sin duda exagerada, del virrey mismo).

La victoria agermanada, la única gran victoria en el campo de batalla de los agermanados, fue total.

Al menos hubo un total de 250 muertos en el ejército del virrey.

Los agermanados saquearon Gandía y bautizaron por la fuerza a los moros de Gandía, Oliva, el marquesado de Denia, Polop, Villalonga, Guadalest, Penáguila, etc.

El virrey embarcó el 26 de julio en Denia en dirección a Peñíscola, solicitando ayuda al marqués de Vélez.

A finales de julio de 1.521 Valencia parecía dividida en dos grandes bloques: por un lado el norte, después de la batalla de Almenara era totalmente fiel al virrey, menos Morvedre, mientras que el sur de Valencia, después de la batalla de Gandía, era monopolio de los agermanados.

El difícil equilibrio se rompería un mes más tarde en la batalla de Oriola, pero la razón básica de la derrota definitiva de las Germanías hace falta situarla en el epicentro de la ciudad de Valencia.

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La caída del sur: la batalla de Oriola

La victoria de Gandía no dio los resultados deseados por los agermanados.

Vicent Peris abandonó la artillería aprehendida en esta batalla, en Gandía donde la recuperaron los jurados de Valencia.

A lo largo del mes de agosto, tanto Peris como otros de los capitanes de los agermanados (entre los que destaca el andaluz llamado Bocanegra) se dedicaron a los saqueos y correrías  en la Canal de Navarrés, por esta razón los jurados desde Valencia censuraron con graves amenazas.

El objetivo básico de los agermanados en este momento era castigar las deserciones de Elche y Crevillente, por esto necesitaban controlar la zona meridional de Valencia, tomando el castillo de Oriola.

Hacia esta población se dirigieron las tropas agermanadas procedentes de Xàtiva a las órdenes de Fray Miguel García, y las procedentes de Penáguila a las órdenes de Bocanegra y se reunieron en Xixona.

En total los agermanados constituían un ejército de unos 6.000 infantes.

Después de asediar el castillo de Oriola, se enfrentaron al ejército de Pere Maza y del marqués de Vélez, resultando la batalla un completo desastre para los agermanados.

Murieron más de 2.000 y fueron ejecutados 40 de los más destacados, entre ellos Pere Palomares.

En esta batalla, sorprendentemente, no participó Vicent Peris ni su ejército, que con su participación pudo ser trascendental para su desenlace.

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La rendición de Valencia

Vicente Peris al enterarse de la derrota, embarcó en la Vilajoiosa en dirección a Valencia, donde llegó el 8 de septiembre.

Su objetivo era frenar la tendencia al abatimiento y el desánimo de Valencia para evitar la rendición, pero el proceso era ya irreversible.

El 20 de septiembre el infante Enrique entraba en Valencia y aceptaba por fin el papel de mediador que tantas veces se le había solicitado.

Los esfuerzos de Vicente Peris por prolongar las Germanías fueron inútiles.

El 11 de octubre fueron derrotados en Morvedre los últimos restos del ejército agermanado a las órdenes de Peris, este se vio obligado a desplazarse a Xàtiva.

Morvedre se rendía el 12 de octubre y el virrey entraba cuatro días después.

El 21 de octubre el virrey dictó un perdón general, a la vez que ordenaba la expulsión de los vagabundos de la ciudad y el desarme de todos los habitantes.

El 31 de octubre ratificaba el perdón general, pero exceptuaba a 65 personas.

El 9 de noviembre entraba solemnemente este en la Valencia por la puerta de Serranos.

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Los últimos reductos

Solo quedaba por someter Xàtiva y Alzira.

El 17 de noviembre las tropas del virrey Diego Hurtado, ayudado por el marqués de Moya y el de Vélez, asediaban Alzira, esta resiste el sitio y obliga a Diego Hurtado a alzarlo después de 18 días de asedio.

El ejército de los nobles opta esta vez por dirigirse hacia Xàtiva, el sitio se inicia el 8 de diciembre, atacando las murallas infructuosamente durante 15 días.

Se imponía una negociación aparentemente.

Los jurados de Valencia presionaron al marqués de Zenete para que hiciera de mediador, que termina aceptando; se desplaza a Xàtiva el 24 de diciembre.

Comienza la negociación para rendir Xàtiva sobre la base que su ejército levantará el sitio y que el virrey no entrará personalmente en Xàtiva.

Durante los últimos días de diciembre el ejército sitiador comienza a disolverse, pero la llegada de Vicent Peris con 200 hombres y las presiones del capitán de Ontinyent, Melchor Torró, rompen los acuerdos iniciados y el marqués de Zenete fue apresado el 22 de enero de 1.522.

Desde Xàtiva se intentaba coaccionar al virrey para conseguir el perdón general a cambio de la libertad del marqués.

Las gestiones realizadas y la rendición de Ontinyent el 29 de enero, a la que siguió una fuerte represión, consiguieron del grupo más moderado de los agermanados la liberación del marqués el 9 de febrero.

Vicent Peris salió de Xàtiva al mismo tiempo que el marqués y se dirige a Valencia con 30 hombres con el objeto de repetir las ya disueltas Germanías.

En Silla tiene lugar un pequeño enfrentamiento con las tropas enviadas por el virrey de las que sale victorioso y, entra en Valencia el 25 de febrero, seis días después que el marqués, este intenta negociar con él un perdón, que Peris rechaza.

Una última tentativa de negociación entre Peris y el marqués en la parroquia de Sant Tomás, fue interpretado por el primero, tal vez con razón, como una trampa y opta por resistir hasta las últimas consecuencias.

La casa de Peris, en la antigua calle del Fumeral (parte de la avenida del Barón de Cárcer actual), fue atacada por el marqués con un total de 5.000 hombres divididos en tres escuadrones.

La defensa heroica de Peris y sus seguidores no pudieron evitar el asalto a la casa y la posterior destrucción el día 4 de marzo.

El mismo día y al siguiente murieron un total de 15 compañeros del líder de los agermanados, a la vez que su casa era destruida y se tiraba sal en su emplazamiento.

La cabeza de Peris la enviaron al virrey que estaba en Ontinyent, pero este la rechaza para que fuera expuesta en el portal de Sant Vicent.

Muerto Peris, las Germanías pudieron considerarse prácticamente acabadas.

Pero fue en este contexto cuando se genera el mito del Encubierto, del que hablaremos en el siguiente artículo.

 

Fuentes consultadas:

  • Archivos autores

  • Archivo del Reino de Valencia

  • Archivo Histórico Municipal

  • Biblioteca valenciana

  • Biblioteca valenciana digital

  • Biblioteca Histórica de la Universidad de Valencia

  • Archivo de la Diputación provincial de Valencia

  • Hemeroteca valenciana

  • Wikipedia

  • Jdiezarnal

Bibliografía:

  • Guía urbana de Valencia. Marqués de Cruïlles.

  • Orígenes del Reino de Valencia. Antonio Ubieto.

  • Autoritarismo monárquico y reacción municipal. Amparo Felipo Orts.

  • Insaculación y élites de poder en la ciudad de Valencia, Amparo Felipo Orts.

  • La revolta de les Germanies. Ricardo García Cárcel.

  • Las Germanías de Valencia. Ricardo García Cárcel.

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