La revuelta de las Germanías. El alzamiento

La revuelta de las Germanías. El alzamiento

El punto de partida

En la formación de las Germanías confluyeron tres factores que se interrelacionaron en el verano de 1.519 y propiciaron el alzamiento.

De una parte, la situación coyuntural de la ciudad de Valencia cargando con las consecuencias de una peste y la acentuación de una crisis de alimentos con constantes demandas insatisfechas de importación de trigo.

La situación de desamparo de la sociedad valenciana, lejos de remediarla el rey con su presencia, se acentúa ante la actitud de este de dilatar, sin plazo ni fecha determinada, la celebración de las Cortes en Valencia sin prestarle juramento, tal y como Els Furs exigían.

Y por último el desafío exterior: la presión de los corsarios turcos, las denominadas “fustes de moros” (atosigamiento de los moros) que perturbaban el litoral valenciano y estimularon, ante el vacío de poder existente, unas legítimas medidas de autodefensa.

La revuelta de las Germanías. El alzamiento

La trascendencia de la peste de 1.519 en el nacimiento de las Germanías parece incuestionable, pese a su brevedad cronológica.

El 13 de julio dos jurados certifican que Valencia está libre de la peste y reclaman al rey Carlo I su visita a la ciudad, pero este utiliza el mito de la peste y se niega a visitar la ciudad.

La actitud de Carlos I siempre fue evasiva.

Ya por estas fechas, 1 de diciembre de 1.519, las Germanías ya estaban constituidas.

Juan Llorenç, el ideólogo de la revuelta, había expuesto ya en el verano de este año, en una carta a su amigo Guillem Sorolla, todo un rosario de quejas contra la mala administración municipal, la discriminada aplicación de la justicia y los abusos de la privilegiada nobleza.

Juan Llorenç despierta simpatías entre todos los cronistas.

El 7 de agosto de 1.519 se produce un famoso incidente.

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En un contexto de hipersensibilidad popular contra el vicio de la sodomía, frecuentemente denunciado por el dominico Lluis de Castelloli desde la catedral.

Con ocasión de la condena pública de un sodomita provocó el asalto a la catedral, donde la muchedumbre quería linchar al reo.

El incidente se saldó con un pregón del Gobernador Cabanilles, en el cual prohibía las reuniones públicas y secretas y solicitaba justicia ante cualquier juez de forma multitudinaria.

Este alboroto era una clara manipulación gubernamental mediante la prohibición de reuniones, para cortar en seco la naciente escalada reivindicativa de los Gremios.

Finalmente, en octubre de 1.519, Carlos I decidió enviar a Valencia a dos representantes suyos, Pedro Mártir de Anglería y Jerónimo de Cabanilles (hermano del gobernador), para negociar la convocatoria de Cortes

Sea como fuere, las Germanías nacieron en septiembre de 1.519 y se apoyaron en la más absoluta legalidad: las disposiciones reales promoviendo el armamiento de los Gremios contra los corsarios turcos, por lo que Carlos I instó a los ciudadanos a la autodefensa.

El horizontalismo sindical, base del agermanamiento, sería paradójicamente, una imposición y no un deseo espontáneo.

La resolución del agermanamiento se hizo mediante juramento solemne, estableciendo que cada oficio tiene bandera de guerra y tambores.

Una vez constituidas las Germanías, Juan Llorenç promueve la vertebración institucional, creando la denominada Junta de los Trece, máxima autoridad dirigente de los Gremios, con independencia de la administración real y municipal.

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La elección de los miembros de la Junta era anual y siempre era obligatorio que figuraran todos los representantes de los oficios de Valencia.

A primeros de diciembre, se produjo una reacción aristocrática contra las pretensiones de los “agermanats”, mediante el envío de una embajada a Carlos I encabezada por algunos notables valencianos, como Joan de Castellví, Gaspar de Montagut, Pere Corella o Pere Mercader, Gaspar de Boíl, mossén Manuel Piera, etc., en la que la presión sometida al monarca hizo posible que se revocase la orden acerca del armamento dado a las cofradías.

Finalmente, Carlos I, pensando en su inminente viaje a Alemania y puede que algo molesto con esta incómoda situación, envió a su preceptor, Adriano de Utrecht, para que jurase los fueros de Valencia en su nombre, a cambio de mantener intactas las prerrogativas dadas a la Germanía, principalmente la gestión gubernamental absoluta de la Junta de los Trece, confirmada el 31 de enero de 1.520.

La bipolarización creciente de la sociedad valenciana con el acosamiento irresistible al rey de cada una de las dos facciones obliga a Carlos I, respondiendo a la constante presión que ejercieron los aristócratas del reino, nombrar un virrey de Valencia en la persona de Diego Hurtado de Mendoza, conde de Mélito y hermano del marqués de Zenete el 12 de abril de 1.520.

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El embajador de los agermanats en La Coruña Jerónimo Coll (lugar donde se produjo el nombramiento) y el ideólogo Llorenç intentaron apelar a la ilegalidad de esta situación, ya que el rey continuaba en visible contrafuero.

Diego iba precedido de un enorme prestigio militar por sus campañas en la guerra de Granada y de Italia.

Por ello, la recepción efectuada al virrey en mayo de 1.520 fue altamente hostil, factor éste que presidió las relaciones entre la Junta de los Trece y Diego Hurtado de Mendoza desde el primer momento.

Con motivo de la elección de nuevos jurados, la diferencia de intereses volvió a ser gravísima, puesto que el virrey se negó a aceptar aquellos jurados que fueron elegidos pero que no figuraban en la ceda que él había presentado a la Junta de los Trece.

En el mismo momento, Diego Hurtado de Mendoza recibía las adhesiones de la casi totalidad de la nobleza valenciana, al tiempo que la revuelta estallaba en la ciudad: los gremios efectuaron alardes de armamento, libertaron a varios presos por asociación ilegal y, finalmente, ante el (sin duda interesado) rumor de que el propio Guillem Sorolla había sido asesinado por la nobleza, se produjo el asalto de diversos palacios nobiliarios.

La situación se complicó por momentos.

De un lado, el dirigente más moderado de las Germanías, Juan Llorenç, se apresuró hábilmente a pedir disculpas por los desmanes cometidos, enfatizando la presencia de extranjeros y vagabundos e intentado descargar de culpabilidad a la Junta de los Trece.

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De forma paralela, la Junta se puso en contacto con diversos nobles de la ciudad, conminándoles a que regresaran para buscar una salida al conflicto, al tiempo que enviaba una embajada al virrey Mendoza para conseguir que no abandonase el reino.

El 11 de junio, buscando un golpe de efecto a la situación, Carlos I hizo valer el acostumbrado autoritarismo de que haría gala durante todo su gobierno: profiriendo su disgusto ante la ausencia del virrey, declaró nula la elección de jurados de mayo de 1.520, se mostró dispuesto a enviar a Valencia un ejército de 3.000 tiradores germanos y, por último, presentó un programa a la Junta de los Trece para que se disolviera de inmediato y frenase la escalada armada del reino.

La entrada del virrey en Valencia el 21 de mayo de 1.520 comenzó con un golpe de efecto de los agermanats que desviaron a don Diego Hurtado de la trayectoria prevista desde el Tossal (Tross alt) por la calle Caballeros hasta la Catedral, imponiéndole un retorcido itinerario que no tenía otro objeto que hacerle ver la actitud hostil del pueblo valenciano, por esta razón se le pasea por la calle Bolsería, del Mercat, Sant Vicent, la vieja Corretgeria para desembocar en la Catedral.

Las relaciones entre el virrey y els agermanats fueron desde el primer momento tirantes.

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Ante los argumentos de estos, los cuales se apoyaron en la carta del rey del 7 de mayo, el virrey contrapone el posterior documento de Carlos I que quitaba legitimidad a las pretensiones agermanadas.

El punto más alto del enfrentamiento se plantea el 26 de mayo, día de las elecciones de los nuevos jurados.

La presión popular se impone.

Diego Hurtado, pese a las presiones recibidas presenta la ceda de los 24 candidatos (12 nobles y 12 ciudadanos).

La vía para la radicalización estaba abierta.

La reacción de los nobles fue inmediata, el 28 de mayo estos escriben al rey solidarizándose en una actitud común anti agermanats.

La respuesta popular fue inmediata, liberan de la cárcel al preso Antonio Pavía, condenado a muerte; el intencionado rumor del asesinato de Sorolla y el subsiguiente asalto a algunas casas de los nobles, entre ellas las del virrey, donde este tiene que defender su casa con las armas y unos cuarenta hombres.

Después de numerosos avatares Diego de Hurtado huye a Cocentaina el 6 de junio.

El 11 de junio desde Gante (Bélgica) Carlos I pronunciaba de forma rotunda y declaraba nula la elección de los jurados, le ofrecía a Diego Hurtado la ayuda militar que fuera necesaria.

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Los lideres

En el agermanamiento del reino de Valencia destacaron líderes en cada lugar:

  • Francesc Jordà en Morvedre

  • Nicolás Romeu en Alpuente

  • Pere Camps y Miguel Castell en Castellón.

  • Miguel Carrascull, Pere Balaguer y Antonio Altafulla en los poblados de Morella.

  • Francesc Guadalupe en Ontiyent,

  • Pere Palomares en Oriola

  • Los hermanos Alapont en Carlet.

La Junta de los Trece, desde febrero de 1.520 se lanzaron a extender la revuelta desde la ciudad de Valencia a todos los lugares del reino enviando a las diversas ciudades cartas expresando sus objetivos.

Las cartas eran presentadas por los embajadores de la Junta de los Trece acompañadas de los primeros documentos en los cuales el rey legitimaba a las Germanías, estas se van a extender rápidamente por Valencia.

Las Germanías no solo se dieron en Valencia, sino que se prolongaron a la Corona de Aragón, no solo a través de las conocidas Germanías de Mallorca, sino a través de las revueltas locales en Aragón y Cataluña.

Está claro los contactos entre los agermanados valencianos y mallorquines, fueron constantes hasta el final.

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En la corona de Castilla esta revuelta tomo el nombre de Comunidades, y por extensión se les dio el nombre de comuneros a los participantes en las revueltas de Castilla.

 

Fuentes consultadas:

  • Archivos autores

  • Archivo del Reino de Valencia

  • Archivo Histórico Municipal

  • Biblioteca valenciana

  • Biblioteca valenciana digital

  • Biblioteca Histórica de la Universidad de Valencia

  • Archivo de la Diputación provincial de Valencia

  • Hemeroteca valenciana

  • Wikipedia

  • Jdiezarnal

Bibliografía:

  • Guía urbana de Valencia. Marqués de Cruïlles.

  • Orígenes del Reino de Valencia. Antonio Ubieto.

  • Autoritarismo monárquico y reacción municipal. Amparo Felipo Orts.

  • Insaculación y élites de poder en la ciudad de Valencia, Amparo Felipo Orts.

  • La revolta de les Germanies. Ricardo García Cárcel.

  • Las Germanías de Valencia. Ricardo García Cárcel.

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