Para recorrer los más de 2.000 años de historia de la ciudad de Valencia, nos situaremos en la puerta norte de la antigua muralla cristiana, las Torres de Serranos (visitables de martes a domingo).
Continuaremos por la calle peatonal de Navellos, donde se puede ver el Palacio de Benicarló o Palacio de los Borja, actual sede de las Cortes Valencianas. Llegando al antiguo foro romano, actual Plaza de la Virgen, donde aún hoy se mantienen los ámbitos más importantes de la ciudad: la Generalitat (ámbito político), la Basílica y Catedral (ámbito religioso) y el social con la calle Caballeros.
Detrás de la Basílica, nos encontramos el conjunto arqueológico de la plaza de l’Almoina, en cuyas ruinas se han encontrado los restos de la antigua Valentia romana. A partir de ellos recorreremos, siglo a siglo, los monumentos más representativos de cada una de las épocas de la ciudad.
En el yacimiento arqueológico de l’Almoina podemos ver el foro romano, la curia, unas termas de la época republicana, un templo dedicado a las ninfas, un mercado y un tramo de la vía Augusta que lo atraviesa. También en este conjunto, en un estrato superior, pueden observarse restos de la etapa visigótica, formados por una zona martirial y otra episcopal.
Pero para conocer un poco más la Valencia visigótica, nos acercaremos a la Cripta de la Cárcel de San Vicente Mártir que se halla en la plaza del Arzobispo 1, junto al Museo de la Ciudad y a pocos pasos de la Catedral.
El edificio visigodo se corresponde con una capilla funeraria erigida en el siglo VI para albergar los restos mortales de algún prelado. Es muy probable que este edificio estuviera comunicado con la catedral. La cárcel, por su parte, es el lugar donde según la tradición fue torturado San Vicente. Un siglo después del martirio se transformó en capilla y así se conserva hoy.
De la época de la Reconquista y el reinado de Jaime I, los restos más interesantes se pueden contemplar en la Catedral, construida a partir de 1262. Destacable por la diversidad de estilos que encontramos en ella, desde el estilo románico hasta el neoclásico, su torre campanario, el Miguelete, es uno de los símbolos de la ciudad.
La Basílica de la Virgen de los Desamparados es el templo dedicado a la patrona de la ciudad. Fue construida entre 1652 y 1667. En ella destacan los frescos de la bóveda, obra de Palomino, con una perspectiva que parece abrirse a lo alto; y la imagen de la Virgen, que es una talla gótica de madera, posteriormente engalanada con mantos y joyas. Como curiosidad hay que relatar que el apelativo que se da a la Virgen, la cheperudeta (la jorobada) procede de la inclinación de su cabeza hacia delante, que se debe a que originariamente la talla se colocaba recostada sobre los difuntos durante el cortejo fúnebre, con un cojín bajo la cabeza.
Volviendo al antiguo Cardo romano, la calle Caballeros (un ejemplo del esplendor valenciano en los siglos XIV y XV, reflejado en sus palacios) llegaremos a la Plaza del Tossal, donde se encuentra una excavación -abierta al público- en la que puede verse un lienzo de la muralla musulmana.
Tomando desde aquí la calle Bolsería llegaremos al ámbito comercial, donde se hallan la Lonja de los Mercaderes o de la Seda, edificio que mejor refleja el esplendor que tuvo Valencia durante el siglo XV. Servía de lugar de contratación, comercio y resolución de disputas comerciales y es un buen ejemplo del gótico civil. La Lonja ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1996.
Frente a ésta, la Iglesia de los Santos Juanes, una de las más antiguas de la ciudad, y el Mercado Central, edificio modernista abierto en 1928, destacable por sus dimensiones, ya que se considera uno de los mercados dedicados a la alimentación más grandes de Europa, así como por la variedad de productos frescos de la zona.
Detrás de la Lonja se encuentra la plaza del Dr. Collado y girando a la derecha por la calle de los Derechos se llega a la Plaza Redonda. Este curioso espacio fue construido en 1840 por Salvador Escrig. Se trata de una plaza interior, de planta circular, con tres pisos de viviendas que la bordean. En el interior de la plaza hay un anillo de pequeños puestos comerciales, hoy en día dedicados a la artesanía y la mercería, especialmente a la ropa para recién nacidos, con bordados y encajes. Además, todos los domingos se celebra un tradicional rastrillo.
Continuamos nuestro recorrido hacia la Valencia ilustrada del siglo XVIII. Pasando por la calle Abadia de San Martín, donde se encuentra la Iglesia de San Martín, también llamada Real Parroquia de San Martín obispo, hasta llegar al Palacio del Marqués de dos Aguas (Calle Poeta Querol, 2). Este edificio, actual sede del Museo Nacional de Cerámica González Martí, es el producto de la reforma rococó del antiguo palacio de los Rabassa Perellós, realizada en 1740. De entre todo el conjunto, plagado de colores, esculturas y adornos, resalta la puerta principal, realizada en alabastro, con la imagen de la Virgen del Rosario, sobre dos caudales de agua, que desembocan en dos impresionantes atlantes.
Si continuamos por la misma calle Poeta Querol, nos encontraremos con uno de los edificios más destacables de Valencia durante el siglo XIX, el Teatro Principal, que fue el primero levantado en la ciudad según la concepción moderna del término. La fachada es de 1854 y es obra de José Camaña.
Enfrente, el magnífico edificio de Correos y Telégrafos luce con su vidriera, sus cúpulas y su torre de comunicaciones.
Finalmente, ya en el siglo XX y para terminar nuestro recorrido, nos acercaremos a la plaza del Ayuntamiento para ver la actual Casa Consistorial (plaza del Ayuntamiento,1). Este edificio, que alberga al gobierno municipal desde 1854, fue reformado en su actual aspecto entre 1906 y 1930, adosado a la antigua Casa de la Enseñanza del siglo XVIII. La fachada es de corte clasicista con detalles barrocos, como la torre del reloj. Pero lo más interesante son las dependencias interiores, actualmente en uso, como el Salón de la Alcaldía, el Salón de Fiestas o de los Cristales y el Hemiciclo.
Sugerencias
Si tiene oportunidad de hacer este recorrido durante el mes de mayo, en la Plaza de la Reina, junto a la Catedral, podrá disfrutar del tradicional mercado de L’Escuradeta. En él se venden vajillas y recipientes de barro cocido, junto con otros productos de artesanía cerámica. Además de pintoresco, las cazuelas y ollas de barro cocido valenciano son excelentes para cocinar el arroz. Por otra parte, los jueves a las 12 del mediodía, podrá presenciar la sesión del Tribunal de las Aguas, frente a la puerta de los apóstoles de la Catedral.