Reconditorio o cámara secreta
Llegar a la cámara secreta no es fácil. Su accesibilidad es muy dificultosa. Se ha construido un andamio, con una escalera metálica en zig-zag, para entrar en el reconditorio. La imagen de Javier Peiró muestra la sorprendente ubicación de la cámara secreta.
A unos cinco metros de altura hay una puerta que simula ser ventana. Al reconditorio sólo se puede entrar por ahí. El público no podrá acceder a la pequeña sala abovedada, de unas dimensiones de apenas tres metros de ancho por tres metros de largo.
En el suelo del reconditorio hay una especie de ventanuco desde el que se puede ver un espacio anexo a la sacristía. No es una salida, sino una especie de mirador. Hay que insistir en ello: la accesibilidad a la cámara secreta es muy complicada.
Pinturas góticas del siglo XIV. Unos frescos con cerca de 700 años de existencia. El redescubrimiento de unas piezas pictóricas murales en la cámara secreta del reconditorio de la sacristía ha dado un nuevo empujón a la historia artística de la Catedral de Valencia, tras el hallazgo fundamental de los ángeles renacentistas de Pagano y San Leocadio en la cúpula barroca de la seo.
Una obra espectacular
Pero hubo que esperar hasta el año 2000 para que el mural fuese valorado en su justa y alta medida. «Son unas pinturas espectaculares», afirma Carmen Pérez. Y es en abril de 2008 cuando el Consell ha decidido su recuperación al cien por cien. «Hasta ahora el estandarte de la Catedral ha sido el descubrimiento de los ángeles renacentistas, pero en este momento tenemos el reto de restaurar estas pinturas», asegura Trinidad Miró. Las obras de repristinización de unas pinturas que, pese a todo lo que les ha ocurrido, no están en mal estado de conservación, durará en torno a diez meses. Ese es el compromiso de la conselleria de Cultura.
«Los visitantes no podrán acceder a la cámara secreta, pero sin embargo podrán conocer la evolución de los trabajos por medio de unas cámaras», asegura la consellera. El innovador sistema permitirá contemplar las pinturas en una pantalla táctil y realizar un paseo virtual de altísima resolución.
La ocasión merece el esfuerzo tecnológico, porque estos murales son uno de los pocos ejemplos que quedan de estilo gótico lineal.
Carmen Pérez asegura que las representaciones iconográficas de este mural son «muy importantes, ya que tienen unas características muy singulares, por ejemplo no es frecuente encontrar en el gótico lineal unas figuras tan grandes, las del reconditorio de la Catedral son mucho más grandes que las que existen de la misma época en las iglesias de Xàtiva o Lliria», informa la directora del Instituto de Restauración.
La Santa Espina
Los especialistas consultados por LAS PROVINCIAS estiman que la cámara secreta fue creada para guardar la gran reliquia de la Santa Espina, enviada en 1256 al rey Jaime I por el rey de Francia San Luis, con motivo del casamiento de Isabel Aragón, hija del Conqueridor, con el descendiente del monarca francés.
En el siglo XIV la pequeña sala se utilizó también para los cónclaves en los que un grupo de canónigos elegía al obispo de Valencia. La documentación existente refleja que así ocurrió al menos una vez, como ocurrió conde Ramón de Gastón, que gobernó durante 36 años (de 1312 a 1348) y cuyo sarcófago fue descubierto en 2003 en la capilla de San José.
Otra de las singularidades de las pinturas, es que en ellas se ve a Jesús Nazareno atado a una de las columnas reales de la cámara secreta, de modo que uno de los pilares del pequeño espacio la utilizaron el artista o los artistas como motivo escenográfico, de modo que se une la pintura a la arquitectura en este testimonio de hace cerca de setecientos años (se cree que el mural del reconditorio fue pintado hacia 1326, de autor o autores desconocidos hasta el momento).
En la representación iconográfica de la Pasión de Jesucristo hay otra curiosidad en este legendario rincón de la Catedral: uno de los pies de la figura excede los límites de la pintura para la que está creado. Es un detalle insólito en la pintura de su tiempo.
Carmen Pérez asegura que no hay en todo el mundo «muchas catedrales que tengan la riqueza y diversidad pictórica que conserva la de Valencia». De ahí el interés del Consell y de la Catedral por recuperar en toda su belleza ese patrimonio artístico, tan desconocido desde luego por el gran público, pero también por los especialistas.