Benifassà y La Valldigna
Benifassà y La Valldigna
Los monasterios de Santa María de Benifassà y La Valldigna
El monasterio de Santa María de Benifassà
Este monasterio se funda en plano Maestrazgo castellonense, precisamente entre los reinos de Aragón, Valencia y el condado de Barcelona, en una zona montañosa, quebrada, no demasiado adecuada para la ganadería pastoril (vacuna y ovina) y magros cultivos de secano (trigo y cebada) cuando todavía había abundantes bosques de madera aprovechable y vegetación abundante.
En lo concerniente a la industria, los monjes atendían unos molinos que tenían arrendados para moler el trigo, porque su industria era de autoconsumo, es decir, todo cuanto producían valía para atender la subsistencia del monasterio.
En la soledad de aquellas áridas tierras, los cistercienses iban a configurar un complejo, constituyendo una “unidad económica”, de la que el monasterio sería su centro de explotación, pusieron en cultivo las tierras arables y proyectaron granjas, institución peculiar de la orden, en la que los legos (Los hermanos legos, en su sentido de uso más común, son los miembros de una orden religiosa de la Iglesia católica, particularmente de órdenes monásticas, que se ocupan de labores manuales y de los asuntos seculares de un monasterio, con el fin de permitir la plena vida contemplativa de los monjes. Estos tienen como propósito el apoyo práctico en la gestión de talleres, granjas, cocinas y otras dependencias del monasterio, para dejar libertad a los monjes de coro de orar y estudiar. Sin embargo, los hermanos legos también son monjes y dedican una parte importante del día a orar) se hacían cargo de las parcelas aprovechables en Ballestar (Puebla de Benifasar, Castellón), Herbés (Castellón, en la comarca de Los Puertos de Morella) y El Boixar (municipio valenciano de la Pobla de Benifassà, situado en el Baix Maestrat).
Benifassà y La Valldigna
Los monasterios de Santa María de Benifassà y La Valldigna
El monasterio de Santa María de Benifassà
No cultivaban y explotaban directamente, sino que aquellas parcelas o terrenos circundantes ya que, por lo general, se ocupaban de ello los colonos y habitantes de aquellos pueblos, abonando a cambio un censo, por este motivo, si el monasterio de Benifassà nunca fue rico, al menos, alcanzó una estabilidad económica.
Si bien los cistercienses entraban en decadencia, el rey Jaime I veneraba la Orden (tuvo como consejeros a sus abades) e hizo de Poblet el panteón real, pidiendo incluso ser amortajado con su hábito blanco.
Ante este amparo, los cistercienses todavía hicieron pacer sus rebaños por los valles valencianos, recibieron rentas y levantaron edificios.
Berenguer de Castellbisbal fue el primer prelado que tuvo la diócesis valentina, pero no pasó de electo.
Si con anterioridad a la reconquista, Alfonso II ya había entregado el castillo de Beni Hassán (Castillo de Benifassà. Castillo de origen musulmán perteneciente al período de los reyes taifas 1.050-1.100. El rey de Aragón Alfonso II El Casto lo conquistó en 1.195 cediéndole al capítulo de la catedral del Tortorsa. El objetivo era la repoblación de la zona que por las dificultades del terreno no ocurrió y pasó lo inevitable, los musulmanes lo recuperaron al poco tiempo, de nuevo fue conquistado por los católicos en 1.208 de la mano del rey de Aragón Pedro II El Católico que lo dio al noble catalán Guillén de Cervera en noviembre de 1.208 junto con los lugares de Magraner (Lérida), Fredes (Puebla de Benifasar, en la comarca del Bajo Maestrazgo, al norte de la provincia de Castellón) y Rosell (Castellón)).
Por tanto, había 2 señores para un mismo territorio, de manera que aquel ya anciano y viudo de su segunda esposa doña Elvira, condesa de Subirats, más deseoso del reposo y la oración que del estrepito de las armas, toma el hábito del Cister en el monasterio de Poblet, al que hace donación el 14 de junio de 1.229 del castillo de Benifassà.
Benifassà y La Valldigna
Los monasterios de Santa María de Benifassà y La Valldigna
El monasterio de Santa María de Benifassà
Esto ocasionaba una controversia de jurisdicción entre el obispo de Tortosa y el de Poblet, pero Jaime I logrará la concordia entre las partes y el 22 de noviembre dictaba en Tortosa la donación-fundación para que el abad fray Vidal y sus monjes levantasen un monasterio bajo la Orden del Cister.
El monasterio iba a contar con todos sus derechos sobre montes, caza y aguas, leñas y prados, hornos y molinos y pastos, de manera que con el tiempo, sus rebaños podían pacer en tierras de castillos de Cervera, Cuevas de Vinromá y Pulpis y sus monjes se dotaran de carpintería y herrería al tiempo que contarán con una granja, muy propia de los cistercienses (trabajada por los hermanos legos) y un scriptorium (El término scriptorium, literalmente “lugar para escribir”, se usa habitualmente para referirse a la habitación de los monasterios de la Europa medieval dedicada a la copia de manuscritos por los escribas monásticos) para atender los encargos llegados hasta aquellas tierras de soledad.
Benifassà y La Valldigna
Los monasterios de Santa María de Benifassà y La Valldigna
El monasterio de La Valldigna
Este monasterio fue fundado por Jaime II el 15 de marzo de 1.298 y cuenta la tradición que, regresando el monarca de sus victorias contra los musulmanes en Murcia, al donar al abad Joan Boronat y a sus 13 monjes se Santes Creus unas tierras, pasando por este valle, llamado Alfàndec, impresionado por su belleza dijo al abad del monasterio cistericiense de Santes Creus que le acompañaba: “Vall digna per a un monestir de la vostra religió”.
Antes de que allí se construyera el real monasterio de Santa María de la Valldigna había existido una aldea, Benizael, donde los musulmanes acudían para comprar y vender sus mercancías.
Entre sus abades destaca Rodrigo de Borja, más tarde el Papa Alejandro VI, que se encargó de construir la sala capitular, con una acústica por cierto sobrenatural.
Ciertamente en aquellas tierras producían abundantes cosechas de trigo, cebada y viñedos, así como se daba interesante cultivo de higueras, olivos y algarrobos, al margen de cuanto ofrecía la huerta.
En cuanto a la ganadería cabe señalar que el monasterio solía arrendar determinadas tierras y cobrar derechos de herbaje.
Fue interesante el cuidado que tuvieron los monjes en cuanto a la producción de la cera, fácilmente atendida, dada la gran producción de colmenas que supieron colocar en sus parcelas no cultivadas.
La primera comunidad iba a residenciarse en aldea de Benizael, en tanto levantaban su convento cuando todavía, en tiempos de guerra los monjes lo abandonaban para refugiarse en el castillo de Alcalá (El castillo de Alcalá o castillo de Benissili o hisn al-Qala, situado en el actual municipio de Vall de Gallinera fue la residencia de Al-Azraq y el centro de las revueltas mudéjar que siguieron a la conquista del Reino de Valencia por Jaime el Conquistador en el siglo XIII. La función histórica del castillo era la de vigilar y defender la entrada valle desde el interior, el Comtat).
Benifassà y La Valldigna
Los monasterios de Santa María de Benifassà y La Valldigna
El monasterio de La Valldigna
Mohammad Abu Abdallah Ben Hudzäil al Sähuir (1.208, Vall de Alcalá, Alicante –Alcoi, Alicante, 1.276), conocido con el apodo de Al-Azraq (el de los ojos azules), fue un caudillo andalusí que vivió a mediados del siglo XIII al sur del entonces Reino de Valencia.
Capitaneó tres enfrentamientos mudéjares en el sur del Reino de Valencia y llegó a convertirse en el señor mudéjar más famoso del siglo XIII.
Varios autores han encontrado, en la rememoración de las revueltas de Al-Azraq, el origen de las fiestas de Moros y Cristianos de Alcoi.
El territorio comprendía todo un amplio valle que vigilaban los castillos de Mariñén (El castillo de Marinyén/Mariñén/Marinyent (también conocido como Castillo de la Reina Mora, Castillo de Benifairó) es una antigua fortificación musulmana situada en el municipio de Benifairó de la Valldigna en la provincia de Valencia) y Alcalá, con todos sus caseríos y alquerías que en este territorio había, con sus molinos y baños, montes y rocas, llanos y selvas, caza y pesca; con todos sus derechos y monedaje y toda la jurisdicción civil y criminal, a todos esto añadió el monarca una jurisdicción que llegaba hasta el mar y el 4 de noviembre de 1.300 unos derechos en los lugares de Valencia, Xàtiva, Alzira y Gandía.
Una vez que se hubieron afincado en su territorio, los abades iniciaron una amplia serie de compras y se permitieron la repoblación de diversos lugares que habían abandonado los musulmanes, siempre reservándose en las cartas de población otorgadas por el monasterio ciertos derechos en cuanto concernía a hornos y carnicerías, molinos y almazaras, etc.
Prontamente este complejo iba a contar con los más amplios servicios para atender a la comunidad y vecinos de sus lugares: médico, barbero, sastre, hornero, zapatero, etc., además construyeron una amplia sala capitular y refectorio, enfermería y hospital.
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Fuentes consultadas:
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Archivos autores
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Archivo del Reino de Valencia
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Archivo Histórico Municipal
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Historia de las calles de Valencia
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Historia de Valencia y sus costumbres
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Archivo Administrativo Municipal
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Arquitectos de Valencia
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Arquitectos italianos en España
Bibliografía
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Guía urbana de Valencia antigua y moderna. Marqués de Cruïlles.
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Diccionario de la Historia Eclesiástica de España. Quintín Aldea Vaquero.
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Historia constructiva de la cartuja de Ara Christi. Elena Barlés Báguena.
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Los monasterios aragoneses, Elena Barlés Báguena.
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Cartoixa d’Ara Christi. Daniel Benito Goerlich.
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La reial caroixa de Nostra Senyora d’Ara Christi. Ayuntamiento de El Puig. Albert Ferrer Orts.
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La vida de un monasterio: la cartuja de Ara Christi. María Dolores Galbis Blanco.
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Catálogo Monumental de la Provincia de Valencia. Felipe Garin y Ortiz de Taranco.
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Los monasterios valencianos: Su economía en el siglo XV. Amparo Cabanes Pecourt.
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San Juan de Ribera y el monasterio de Ara Christi. Francisco Roca Traver.
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Las cartujas valencianas y la desamortización de Mendizábal. Francisco Roca Traver.
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Apuntes históricos sobre los Fueros del antiguo Reino de Valencia. Vicente Boix. 1.854.
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Arquitectura religiosa del siglo XVII en la ciudad de Valencia. Fernando Pingarrón.
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Décadas de la Historia de la insigne y coronada Ciudad y Reyno de Valencia. Gaspar Escolano.
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