Velluters Arquitectura civil III

Velluters Arquitectura civil III

¿Conoces la arquitectura del barrio de Velluters?

Colegio del Arte Mayor de la Seda

Continuando deambulando por las calles del Barri de Velluters, nos encontramos en la calle del Hospital número 11, donde se ubica la Casa Social de este Gremio, gala y orgullo de este barrio de Velluters, que el 31 de octubre de 1.686 recibió del monarca Carlos II su título como Colegio del Arte Mayor de la Seda, por lo que este Gremio adquiría una categoría superior a la de casi todos los demás oficios.

Sin embargo, el origen de este solar y casa gremial se remonta a tiempos mucho más lejanos, como así consta por la escritura de compra que se conserva en el archivo de esta entidad ante el notario Jorge del Royo el 26 de septiembre de 1.492, en la que consta que dicha propiedad fue adquirida por los sederos al precio de 9.600 sueldos y 80 libras de moneda real de Valencia.

Gracias a este documento se sabe la localización en esta calle de este antiguo edificio, así como sus colindantes, tales como el Hospital General.

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El comienzo de las obras de restauración de los antiguos locales data del 8 de noviembre de 1.550 y 1.705.

Tal como nos ha llegado hasta ahora el edificio del Colegio del Arte Mayor de la Seda, viene caracterizado por las obras ejecutadas, según Trinidad Simó Terol en su libro Valencia Centro Histórico diciendo: “[…] en 1.874 sufrió una reforma por el arquitecto Vicente Marzo y en 1.939 fue restaurado […]”.

El acceso a este emblemático edificio se realiza por la puerta adintelada de piedra de estilo barroco que en su parte superior muestra en relieve un San Jerónimo, patrono del Gremio de Sederos.

A ambos lados aparecen sendos balcones de hierro de sencillos forjados, que ofrecen en la parte inferior de dichos balcones un suelo de azulejos policromados con decoración floral, obra del siglo XVIII y perfectamente visible desde la calle.

El zaguán es amplio y a la derecha hay una escalera de estilo barroco que conduce a las habitaciones del entresuelo; en la parte izquierda podemos ver otra escalera que en su valor artístico incluye sus escalones de azulejos antiguos y canto de madera.

La barandilla de esta escalera es de hierro, en cuyo inicio vemos un artístico león tallado en madera.

Por esta escalera se accede a un vestíbulo, al fondo del cual se encuentra el salón de actos, cuyas dimensiones son de 9 metros por 10; en él cabe destacar el gran pavimento de azulejos del siglo XVIII, en cuya composición artística aparece en el centro una alegoría de la Fama y en los ángulos, las cuatro partes del mundo entonces conocidas con pomposas alegorías.

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También es de resaltar en este salón de actos, la pintura central del techo, que representa a San Jerónimo en un marco de rocalla que sostienen los ángeles y una leyenda que dice:

“Ni por pobre ni por rico, ni por propinquo y estrano, ni por conocido o no, declines del recto juicio. S. Geroo. “Psalo 32”.

Del vestíbulo antes mencionado se accede a la capilla, cuyo pavimento está formado por los antiguos y clásicos azulejos partidos diagonalmente en verde y blanco, por lo que se denomina vulgarmente “del mocadoret”.

Sobresale en esta capilla un amplio panel de azulejos representando a San Jerónimo en la parte central, mientras que en los ángulos superiores aparecen sus símbolos: el sombrero y el león, lleva la inscripción de 1.700.

Junto a la capilla hay un pasadizo por el que se accede a un estrecho recinto donde se encuentra el arranque de una escalera gótica de caracol labrada en yeso o en un material similar, profusamente ornamentada, obra que en ocasiones se ha atribuido a Pere Compte y que pudiera ser una de las piezas supervivientes de la primitiva casa de los sederos.

Solo resta mencionar que esta joya arquitectónica de Valencia, fue declarada Monumento Histórico Artístico Nacional en el año 1.981.

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Circo Gallístico

Precisamente el Barrio de Velluters no se distinguió por la proliferación de locales de ocio y diversión, ni de espectáculos públicos.

Fue una barriada de la ciudad en los que los conceptos de trabajo y vivienda lo absorbieron casi en su totalidad, por lo que dentro del mundillo de las diversiones podemos nombrar, además de las que existieron en la plaza de la Bocha (un trinquete destinado al juego de la pelota, así como los bolos o las bochas, y de ahí el nombre de la plaza), el espectáculo consistente en las peleas de gallos y para practicar este existen fuentes de archivo, se edificó un local público apropiado en la calle de Maldonado número 48.

El documento antes referido nos dice que “Don Enrique Semper solicita licencia para construir un edificio en el número 48 de la calle de Maldonado propiedad de Don Pascual Beta. Valencia 14 de octubre de 1.881”.

Con este fin, el arquitecto Enrique Semper Bondía presentó el correspondiente croquis destinado a circo gallístico, consistente en un graderío octogonal inscrito en un edifico cúbico y cubierto con una cúpula rebajada, de estructura metálica, sostenida por cuatro columnas de hierro fundido.

En el mismo expediente está también la concesión de la autorización para construir el citado solar de la calle de Maldonado, el circo gallístico, por parte del arquitecto del Distrito Joaquín María Arnau, en fecha 20 de octubre de 1.881,

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Antiguo Hospital General de Valencia

Los extensos solares que todavía asoman a la calle de Guillem de Castro por el oeste y a la calle del Hospital por el norte, convertidos hoy en Casa de Cultura, y los amplios jardines en torno a la misma, pertenecieron antaño al antiguo Hospital General de Valencia.

De acuerdo con la historiografía del momento, el padre fray Juan Gilabert Jofré, expuso en su sermón predicado del día 24 de febrero de 1.409 cerca de la catedral de Valencia, el lamentable espectáculo que poco antes había presenciado en una de las calles de la ciudad, posteriormente un rico y acaudalado mercader llamado Lorenzo Salom con otros 10 compañeros colaboradores que también habían escuchado el sermón del padre Jofré, adquirieron el día 19 del siguiente mes de marzo una pequeña casa con un terreno plantado de moreras y junto al antiguo Portal de Torrent, que después pasó a llamarse Portal dels Inocents, y que cuando estuvieron terminadas las obras al siguiente año, comenzó a funcionar como Hospital de Inocentes.

Los fundadores desde un principio se dedicaron a admitir asilados a todos aquellas personas dementes que vagaban por la ciudad.

Este hospital llamado “Spital dels folls” fue el primer manicomio en el mundo donde se atendía eficazmente a los dementes pobres bajo la advocación de la Mare de Deu dels Inocents i Desamparats y que pasaría  la posteridad como patrona de Valencia.

Años más tarde en torno a la que fue su obra de carácter psiquiátrico, los otros centros hospitalarios “tradicionales” que atendían las enfermedades comunes, se integraron en este núcleo inicial, adquiriendo nuevos terrenos para ampliar las primitivas dependencias, convirtiéndose a partir de entonces en el Hospital General de Valencia.

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El siglo XIX, tan caracterizado por los abundantes y reiterados cambios políticos, influyó forzosamente en la Junta Regidora del Hospital, siendo disueltas por Decreto de 17 de diciembre de 1.878 las Juntas Provinciales, en consecuencia, habiendo afectado muy especialmente esta medida al antiguo Hospital Real y General de la ciudad, quedó designado bajo el título de Hospital Provincial, como ya se le había asignado en el año 1.849, y supeditado a la administración directa de dicha Diputación Provincial.

Mirando retrospectivamente de lo que de algún modo marcó la época en la historia de Valencia y que se localizaba en el antiguo hospital: el Torno del Hospital.

Este torno consistía en una puerta giratoria para ingresar desde la calle, en el más sombrío anonimato, al departamento interior del centro hospitalario, más apropiadamente conocido como inclusa o también Casa de Expósitos, a los recién nacidos que nadie quería.

Desde un principio el “torno” estuvo instalado cerca de la puerta principal del gran establecimiento frente a una calle que por esta razón se denominó y todavía mantiene este nombre, aunque este artilugio hace tiempo que desapareció, calle del Torno del Hospital.

Conforme fue pasando el tiempo, la botica o famosa farmacia del antiguo Hospital, se estableció en estas dependencias de la Inclusa en el año 1.783, por lo cual se trasladó el “torno” a la parte del Hospital que mira a Levante en la entonces calle del Fumeral, actual calle Quevedo, hasta hace pocos años todavía se podía ver empotrado el antiguo “torno” en el muro lateral de la iglesia de San Carlos Borromeo en esta calle, si bien la mayoría de transeúntes transitaban por allí sin fijarse en su presencia.

Aquel viejo torno, que opinamos que podía haberse mantenido como elocuente reliquia de un pasado cercano y como parte de nuestra historia social, desapareció con la demolición del muro.

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Una primera fuente de archivo del año 1.859 nos dice que “[…] el arquitecto Sebastián Monleón, presenta el proyecto de una sala de disección que para la Facultad de Medicina se intenta levantar en el local que antiguamente ocupaba la cocina del Hospital General recayente al muro del Pilar y plaza de Santa Lucia. Valencia, 20 de julio de 1.859 […]”.

En los datos del archivo al que anteriormente nos hemos referido, demuestra que en el lugar donde estuvo la primitiva sala de disección y esta a su vez donde antes estuvo la cocina, era lógico las personas que vivieron en aquella época, rotulasen a una calle, que partiendo de donde se hallaba situada esta cocina, se le diese el nombre de calle de la Cuina del Hospital, que partiendo del extremo oeste inmediata a la ermita de Santa Lucia, iba a parar, como aún hoy, a la calle de Balmes.

En algunas ocasiones también se llamó a esta calle de Macià Martí y actualmente lleva el rótulo de calle de Recaredo.

Algunos años más tarde, en el mes de julio del año 1.875, este arquitecto fue designado por la Universidad de Valencia con el propósito que plantease un proyecto para una nueva Facultad de Medicina y esta debería construirse en los terrenos del Hospital General, concretamente por la parte en la que este mismo arquitecto ya había construido la Sala de Disecciones.

Este importante edificio de la Facultad de Medicina fue terminado en el año 1.885 y como podemos apreciar fue construido en los terrenos procedentes del derribo de las murallas y parte del Hospital.

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Todo el complejo construido constaba de un cuerpo central y dos laterales.

Entre estos dos cuerpos del edificio estaban los anfiteatros y los jardines de entrada a los mismos.

En el cuerpo central se hallaba la planta en la planta baja el vestíbulo, la escalera y a los lados, galerías de comunicación con los demás cuerpos del edificio.

En el cuerpo lateral derecho estaba el laboratorio de toxicología, taller de escultura, gabinete fotográfico, vivienda del conserje y la biblioteca.

En el lateral izquierdo, la sala de disección, gabinete del director y depósito de cadáveres.

En el espacio entre los tres cuerpos se hallaban los anfiteatros anatómico y forense, local para investigaciones anatómicas, lavabos, arsenal quirúrgico, etc.

En la planta alta se encontraba el Museo Anatómico, salón de actos y el gabinete histológico.

En realidad el espacio del que se disponía en aquel edificio resultaba insuficiente a todos los efectos, por lo que se pensó en uno de nueva planta en el paseo de Valencia al Mar, actual Blasco Ibáñez.

Fueron estas obras las que imprimieron un cierto empaque de grandiosidad, arte e historia al antiguo Barrio de la Seda de Valencia, por esta razón se le ha conocido popularmente como Barrio del Hospital.

La monumentalidad de su construcción refleja, evidentemente, el entusiasmo que el arquitecto Belda debió poner en la realización de este proyecto que no llegó a finalizar en su totalidad.

El estilo de la nueva fachada tiende a ser un neogótico que se manifiesta en los “doce tramos separados por pilastras decoradas con goterones, imitando contrafuertes, en los que se abrían neogóticos correspondientes a cuatro plantas con diferente diseño en cada una”.

La iglesia del Hospital, de sobria y sencilla fachada, pero rica en su interior por la imaginería religiosa y lienzos pictóricos, fue también demolida, sin embargo sí se han conservado aquellas obras de gran valor histórico que contenía.

En la capilla de la iglesia del nuevo Hospital General se pueden contemplar, además de la imagen del Cristo de la Agonía, una primitiva talla policromada de la Virgen de los Desamparados y dos lienzos que representan a San Vicente Mártir y San Vicente Ferrer.

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La estatua del padre Jofré presidía el acceso al Hospital, fue obra del escultor Aixa, fue trasladada a los jardines que sobre aquellos terrenos se han construido, frente a la iglesia del “Capitulet”, original sala donde solía reunirse la Cofradía de la Mare de Déu dels Inocents i Desamparats.

También se han conservado algunas de las primitivas salas del Hospital y su crucero, para transformarse en servicios de biblioteca; de igual manera, podemos contemplar todavía una artística puerta con la inscripción gótica tallada en piedra y que también se encuentra junto a la calle del Hospital.

Estos, junto con algún que otro elemento arquitectónico descontextualizado y faltos de su función, como nos indica Trinidad Simó Terol, del viejo Hospital, han quedado patentes entre los solares.

En el breve repaso a las cosas que de aquel pasado histórico han pervivido, cabe destacar como las más importante, el antiguo crucero con planta baja y piso y rematado por una cúpula claramente visible desde el exterior.

Lo que es lamentable es el que se haya hecho desaparecer, con ocasión de tal restauración, la excepcional superficie marmórea que revistieron las primitivas columnas, sustituyéndola por otra carente de brillo e inferior calidad artística y decorativa.

Esta proyectada biblioteca de la Casa de la Cultura de Valencia, capaz de albergar un total de 125.000 volúmenes, se vio desde su inauguración enriquecida por los 28.000 volúmenes que pertenecieron al investigador valenciano Nicolau Primitiu; entre sus ricos fondos figura la Biblia Complutense, numerosos incunables y un tomo sobre Medicina, cuyo ejemplar es único en el mundo.

Este ilustre valenciano ya había expresado en muchas ocasiones su gran deseo de regalar su biblioteca a Valencia y que todo quedase a disposición de todos; y este deseo suyo fue llevado a efecto por su viuda, Antonia Senent, ofreciéndola para esta Casa de Cultura.

La inauguración pública de la nueva Biblioteca de la Casa de la Cultura tuvo lugar el sábado 24 de febrero de 1.979.

Por lo que respecta a la colección de Nicolau Primitiu, fue instalada en estanterías especiales cerradas, en toda la nave que corresponde al pie de la cruz.

Nicolás Primitivo Gómez Serrano, natural de Sueca, dedicó toda su vida al estudio e investigación de la prehistoria e historia de Valencia.

Fue director decano del Centro de Cultura Valenciana, presidente de Lo Rat Penat, académico y poseía la encomienda de Alfonso X el Sabio.

Falleció en Valencia a los 94 años de edad, el 11 de noviembre de 1.971.

Todo el inmueble ajardinado, creado para ambientar el monumental crucero del antiguo Hospital, muestra entre sus zonas verdes diversos motivos ornamentales provenientes del viejo edificio, como son, entre otros, los realizados por el escultor Aixa; el monumento dedicado a la memoria de Nicolau Primitiu Gómez Serrano consiste en una piedra con su esfingie en medallón, así como una elocuente inscripción, todo ello proyecto del arquitecto municipal Emilio Rieta López y realizado por Esteve Edo.

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Asomándonos al resto de la zona ajardinada podemos contemplar algunos restos de aquellas edificaciones, como son por ejemplo la portada de la primitiva Facultad de Medicina compuesta por tres arcos de medio punto con medallones en las enjutas representando en relieve las cabezas en perfil de grandes personajes del mundo de la ciencia en su vinculación con la medicina, tales como Andrés Piquer, Crisóstomo Martínez, Hipócrates y el árabe Abens Chol.

Componentes de aquella majestuosa fachada de la antigua Facultad de Medicina están diseminados por otros rincones del jardín; mientras que la referida portada sigue en su línea de fachada de la calle de Guillem de Castro, la estatua de Esculapio que remataba el frontón de la misma, se encuentra ahora bajo cubierta, nada más una vez sobre pasados los arcos de medio punto, obra también del escultor Aixa.

Del mismo escultor, presidiendo una alberca hacia el interior del jardín, se encuentran instalados tres grandes relieves bastante deteriorados, con alegorías a la medicina y a la cirugía; en el extremo del parque, junto a la iglesia de Santa Lucia, visible desde la calle de Guillem de Castro, podemos ver un nuevo motivo ornamental en bronce, reproducción del guerrero de Moixent.

Pero de todos estos recuerdos históricos del pasado, el más vinculado a los orígenes del Hospital dels Folls, es la restaurada capilla del Capitulet.

Todavía sobrevive entre los árboles de estos jardines, en esta capilla fue venerada por primera vez la imagen original de la Mare dels bons valencians.

La imagen principal de la Cofradía, era la de la “Verge María que va sobre els cosos, amb un brot de lir e una creu de fusta”.

Era la Virgen María yacente que se sacaba en los entierros para colocarla sobre los féretros y que se guardaba en la casa del clavario, siendo trasladada a la capilla del Capitulet del Hospital en las fiestas principales.

A esta pequeña capilla, “Capitulet”, se le denominaba de este modo porque en ella se reunían en capítulo la “Lloabre Confraría de la Verge María dels Ignocents”.

En esta capilla se encontraba también la vivienda del enfermero mayor y la sala de reuniones de la Cofradía, hasta que se la tomó como capilla para venerar a la Patrona; allí acudían todos los valencianos a visitarla desde aquel lejano mes de marzo de 1.595, hasta 1.605, cuando fue trasladada a la actual plaza de la Virgen, a una capilla que se preparó en el exterior  de la catedral.

Muy próxima a la capilla del “Capitulet” ha quedado instalada la escultura del padre fray Gilabert Jofré, y fue esculpida por el artista José Aixa.

Este monumento es uno de los más vivos recuerdos de la historia del Hospital General de Valencia, puesto que los orígenes del mismo se deben al humanismo de aquel fraile mercedario valenciano; antiguamente esta escultura estaba colocada en el centro del patio de acceso al Hospital General, siendo trasladada tras su demolición a este lugar ajardinado donde actualmente se encuentra, muy cerca del “Capitulet”.

 

Fuentes consultadas:

Bibliografía:

Existe mucha y muy variada bibliografía referente al barrio de Velluters, actual barrio del Pilar, por tanto, tan solo mencionaremos algunos de ellos:

  • Guía urbana de Valencia. Marqués de Cruilles.

  • Barrio del Pilar, antiguo de Velluters. Juan Luis Corbín Ferrer

  • Tesina máster de teoría e historia de la arquitectura departamento de composición arquitectónica. Adrián Torres Astaburoaga

  • Autoritarismo monárquico y reacción municipal. Amparo Felipo Orts.

  • Insaculación y élites de poder en la ciudad de Valencia, Amparo Felipo Orts.

  • Manual del viajero y guía de los forasteros  en Valencia. Vicente Boix

  • La Valencia musulmana. Vicente Coscollá

  • Avecindados en la ciudad de Valencia en la época medieval. María de los Desamparados Cabanes Pecourt

  • El ornato urbano. La escultura pública en Valencia. Rafael Gil y Carmen Palacios

  • Valencia Centro Histórico. Trinidad Simó Terol

  • Arquitectura del eclecticismo de Valencia. 1.983. Benito Goerlich

  • Cerámica barroca en Valencia. María Eugenia Vizcaíno

  • Composiciones cerámicas valencianas del siglo XVIII. María Eugenia Vizcaíno Martí

Fotografías

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