La revuelta de las Germanías. El mito del Encubierto

La revuelta de las Germanías. El mito del Encubierto

Los únicos datos realmente fiables de la oscura biografía del Encubierto son: la pronunciación de un discurso en la plaza de la Seu de Xàtiva el 21 de marzo de 1.522 y su muerte el 18 de mayo del mismo año, asesinado en Burjassot.

La descripción de él que no deja el cronista Rafael Martín de Viciana fue la siguiente:

“[…] hombre de mediano cuerpo, membrudo, con pocas barvas y roxas, el rostro delgado, los ojos zarcos, la nariz aguileña, las manos cortas, boca muy chiquita, las piernas corvadas, la hedad de XXV años, hablaba muy bien castellano y del palacio, vestía una bernia de marinero parda, capotín de sayal abierto a los lados, calsones de lo mismo de marinero, bonete de castellano, una avarca de cuero de buey y otra de cuero de asno por calzado […]”.

¿Antonio Navarro?, «El Encubierto» (¿1496?-1522).

La revuelta de las Germanías. El mito del Encubierto

Embaucador hispano que desempeñó un papel relevante en las rebeliones de Valencia del siglo XVI conocidas como Germanías.

Nació hacia ¿1.496?, probablemente en Andalucía, y murió en Burjassot (Valencia) el 18 de mayo de 1.522, asesinado por orden del virrey de Valencia, don Diego Hurtado de Mendoza.

Durante la última fase de las Germanías, fue conocido por los sublevados como Lo Senyor Rey Encubert, el Rey Encubierto, y protagonizó una treta rocambolesca en la que se mezclaron las creencias mesiánicas y proféticas con las conspiraciones de palacio para intentar mantener encendido el espíritu de la revuelta de los agermanats.

Este personaje destacó en sus batallas contra los moros de Alberic y Alcosser de Planes de donde le llegará fama de invulnerable a las flechas.

Durante una escaramuza en Alberic, el Encubierto había sobrevivido sorprendentemente a un masivo ataque de flechas; este detalle fue convertido en la leyenda de que era inmortal a las armas de combate convencionales y que sólo podía morir en Jerusalén.

De igual forma, abundaron los testimonios referentes a que le habían visto levitar mientras que oraba, con lo que la fama de santidad comenzó a rodearle y a extenderse a su paso.

Pero lo que le va a hacer especialmente querido por la gente, va a ser sus discursos en la Seu de Xàtiva.

Uno de ellos, el día 21 de marzo de 1.522, provocará contra él un incoamiento de un proceso inquisitorial con la publicación por los inquisidores de carteles de excomunión “a tots los que li parlassen o de qualsevolmanera lo afavorissen”.

La imagen que la sociedad valenciana va a tomar de él la conocemos precisamente a través de una serie de testificaciones que la apertura del proceso inquisitorial que generó.

La revuelta de las Germanías. El mito del Encubierto

Entre todos los testimonios (entre los que abundan los de una serie de frailes franciscanos, obligados a ir por la fuerza a los sermones del Encubierto) se nota, junto con un cierto escandalizado estupor, una admiración evidente hacia este personaje.

Y es que su autopresentación que hacía era tan imaginativa como eficaz.

Según su versión, era el hijo de don Juan de Aragón, príncipe de Asturias, y por tanto, nieto de los Reyes Católicos, siguiendo su versión, fue víctima de la intriga de don Felipe el Hermoso, marido de doña Juana I de Castilla (su presunta tía), con la ayuda de don Pedro González de Mendoza querían optar al gobierno de España “cuando el príncipe Juan murió, había quedado la princesa Juana preñada y siendo encomendada al cardenal Pedro González de Mendoza dio a luz a un hijo, y el cardenal concertó con la madre que dijese que era una hija, esta última murió poco después; el cardenal llegó a acuerdos con el archiduque don Felipe de Austria para que este pudiese ser entronizado en España. Siguiendo en esta línea, dijo más, que el niño era él, pero lo enviaron a Gibraltar donde lo crió una pastora…”.

Efectivamente, cuando el príncipe don Juan falleció, la archiduquesa estaba embarazada de quien habría de ser el heredero póstumo del príncipe, en cuya cabeza ceñiría las coronas de Castilla y Aragón.

La revuelta de las Germanías. El mito del Encubierto

En el plano real, un mero detalle cronológico invalidaba este complot, ya que el cardenal Mendoza había muerto el 11 de enero de 1.495, es decir, dos años antes que el príncipe Juan, por lo que no pudo haber efectuado las maniobras oscuras de que le acusaba el Encubierto.

Sin embargo, este detalle es también significativo de lo bien construida que estaba la trama: el cardenal Mendoza era un personaje odiado por los valencianos, ya que, a la sazón, había sido el padre tanto del marqués de Zenete como del virrey de Valencia, los dos nobles que habían protagonizado la represión de las Germanías

Por lo que se refiere a su actividad, decía que había estado al servicio del mercader Juan de Bilbao en Orán.

Pero lo bien cierto es que era creído por el pueblo.

La revuelta de las Germanías. El mito del Encubierto

Parece ser que en Xàtiva tenía casa, criados y guardia personal, disfrutó de vestidos elegantes y se le conocía como “el Rei Encubert”, como a tal armaba caballeros y nombraba nobles con la promesa que los haría ricos a todos.

La explotación del mito tuvo un doble beneficiario: por una parte las Germanías, necesitadas de un líder que hiciera renacer las desanimadas fuerzas revolucionarias después de la muerte de Peris, y por otra los moros conversos que buscaban angustiosamente un redentor o mesías y creyeron verlo en el Encobert.

Este mesianismo estaba en el ambiente mucho antes de la llegada del Encubierto, existían unas profecías medievales en las cuales se preveía la llegada de un “Encubierto” y según estas mismas profecías, principalmente judías aparecería entre 1.503 y 1.531.

El éxito de la trama de ¿Antonio Navarro? hay que explicarlo desde el punto de vista sociológico y profético del Encubierto, y no el hipotético carisma de Antonio Navarro, fue el factor determinante para el éxito de su engaño.

Muerto Vicent Peris, la desilusión y el temor al fracaso de la revuelta cundió entre los agermanats, que necesitaban un nuevo líder para hacer frente a las amenazas de la autoridad real o rendirse.

Si este nuevo dirigente, además, llegaba investido con las trazas de la justicia (era el verdadero rey, por ser hijo del príncipe Juan), del mesianismo y de la salvación, ello significó cierta revitalización de un movimiento que había tocado fondo y que aún sobrevivió unos meses más.

La carga mesiánica del Encubierto es principalmente conocida por el proceso.

En torno a este personaje, los historiadores no se ponen de acuerdo unos aceptan su biografía y otros la ponen en entredicho.

Aunque hay diferentes opiniones respecto a su nombre, el más aceptado pueda ser el nombre de Antonio Moreno, nombre que aparece en abundante documentación sobre la represión de las Germanías, donde entre las listas de confiscaciones de bienes, aparece un misterioso personaje denominado: “Antoni Navarro, alias lo Encubert o ermano Miguel”.

De su lugar de nacimiento los cronista no hablan, tan solo Santa Cruz y Escolano subrayan su condición de castellano.

Su profesión anterior queda también un tanto oscura.

La revuelta de las Germanías. El mito del Encubierto

Su cultura no parece responder, en ningún momento, a una condición social elevada, sino más bien al contrario.

Sin duda el hecho más conocido de su vida fue su final, asesinado el 19 de mayo de 1.522 en Burjassot por cinco individuos, matones a sueldo, por una cifra bastante respetable para el momento, 44.000 sueldos.

Su cadáver llevado a Valencia para ser quemado pero antes la Inquisición valenciana le cortó la cabeza expuesto en la puerta de Quart como escarmiento para los herejes y los agermanats.

Más que el Encubierto y la problemática de sus ideales, principalmente, anticlericales, merece prestar atención al fenómeno del Encubertismo, la serie de Encubiertos que sucedieron al primero.

Al menos se conocen tres, el más destacable fue un andaluz, que los capitanes de Xàtiva decían que era el mismo Rey Encubierto y el que mataron en Burjassot, no era él sino otro que se le parecía.

Lo cierto que este nuevo Encubierto jugó un papel importante en la defensa de Xàtiva ante las tropas del virrey don Diego Hurtado.

La revuelta de las Germanías. El mito del Encubierto

El Encubertismo es posible que representara socialmente las expectativas del campesinado de la huerta de Valencia, porque los que figuran en las relaciones de bienes confiscados, son todos labradores de Benimaclet, Xirivella, Patraix, Catarroja, etc., que es posible que fueran los más radicales protagonistas en las Germanías.

Lo cierto es que las ideas del Encubierto van a ser difundidas más allá de Valencia, van a ser leídas en voz alta en las calles de Mallorca durante sus Germanías.

 

Fuentes consultadas:

  • Archivos autores

  • Archivo del Reino de Valencia

  • Archivo Histórico Municipal

  • Biblioteca valenciana

  • Biblioteca valenciana digital

  • Biblioteca Histórica de la Universidad de Valencia

  • Archivo de la Diputación provincial de Valencia

  • Hemeroteca valenciana

  • Wikipedia

  • Jdiezarnal

Bibliografía:

  • Guía urbana de Valencia. Marqués de Cruïlles.

  • Orígenes del Reino de Valencia. Antonio Ubieto.

  • Autoritarismo monárquico y reacción municipal. Amparo Felipo Orts.

  • Insaculación y élites de poder en la ciudad de Valencia, Amparo Felipo Orts.

  • La revolta de les Germanies. Ricardo García Cárcel.

  • Las Germanías de Valencia. Ricardo García Cárcel.

 

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