La Alameda

La Alameda

Ayer y Hoy

La Alameda era parte del antiguo acceso al Palacio Real de Valencia desde la mar.

Abierto el 1.677, en aquella época también se le denominó el Prado de Valencia por su amplitud y en referencia al antiguo rahal o finca que abarcaba esta zona (Llano del Real).

A mediados del siglo XVII, la «Fábrica Nova del Riu» terminó de construir los muros y pretiles del río en esta zona (margen izquierda del río) por lo que el lugar protegido ahora de las riadas se transformó en un lugar más habitable.

Finalizada la obra de construcción de los pretiles, hacia 1.674 se inicia un periodo de embellecimiento público del lugar, creándose en 1.677 una plaza ovalada frente al Palacio del Real, lugar que sería utilizado como lugar de festejos, principalmente, corridas de toros.

Este espacio se situaba aproximadamente en el lugar que hoy lleva por nombre Llano del Real.

Hacia 1.692 la Alameda ha adquirido ya carácter de paseo público y la «Fábrica de Murs i Valls» decide embellecer el paseo en toda su extensión que por aquella época sólo llegaba hasta el Puente del Mar.

Se plantan nuevos árboles y la plaza ovalada situada frente al Palacio del Real es decorada con bolas y bancadas de piedra creándose la entrada formal al Paseo de la Alameda.

A principios del siglo XVIII, el Intendente del Reino de Valencia, Rodrigo Caballero Llanes, abordó una serie de mejoras destinadas a definir y mejorar un paseo arbolado que, en la margen izquierda del rio Turia, enlazara el Llano del Real con el arranque del camino que llevaba al Grao, en el Puente del Mar.

Por eso en 1.714 el Intendente Caballero encarga a Lorenzo Llop la replantación de árboles y álamos.

La Alameda se convierte en un frondoso paseo de 825 metros de longitud, distribuidos en dos calles de 15 metros de ancho cada uno, para los carruajes, mientras que la calle central quedaba para los paseantes.

Mandó construir la Ermita de la Soledad (hoy por desgracia desaparecida) y las dos torres conocidas como de los guardas que todavía se conservan.

También mandaría construir un segundo ovalo o plaza, similar al ya construido que cerraría el paseo a la altura del Puente del Mar.

En el siglo XVIII se podían encontrar por tanto dos pequeñas plazas u óvalos, una a cada lado de la Alameda que la cerraban.

La Alameda

Ayer y Hoy

Ambas plazas estaban circundadas por bancos de piedra.

En la plazoleta más cercana al Palacio del Real, sobre dos columnas de jaspe, realizadas por el cantero Domingo Laviesca entre 1.715 y 1.716, se colocaron los bustos de medio cuerpo de Felipe V y de su primera esposa María Luisa Gabriela de Saboya, mientras que en el lado opuesto una única columna, también obra de Domingo Laviesca, recibía una escultura de cuerpo entero de Luis I, hijo de Felipe V.

El busto del rey Felipe V en la actualidad se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Valencia, las dos restantes y las columnas han desaparecido.

Los bustos de Felipe V y su esposa fueron obra de Leonardo Julio Capuz (1.660-1.731), mientras que la escultura de su hijo Luis, fue realizada por Francisco Vergara el Mayor y estaban realizados en mármol de Génova.

Durante más de dos siglos, La Alameda, fue el paseo preferido de los valencianos, que a pie, a caballo y en coche se cruzaron y encontraron bajo la sombra de La Alameda.

Allí nació la Feria de Julio, cuyos pasacalles, desfiles, retretas, carreras, conciertos y batallas de flores encontraron siempre su marco más ameno.

Del uso de este paseo, se pasó, algunas veces, al abuso.

La Alameda ha sido también el espacio mártir de una ciudad que no se esforzó mucho por encontrar espacios de uso múltiple.

La Alameda

Ayer y Hoy

Las Torretas de la Alameda.

De la primitiva Alameda se conservan las dos torres llamadas de los Guardas construidas en 1.714 por orden del intendente Rodrigo Caballero y dedicadas a San Felipe y San Jaime, estaban destinadas a alojar a los arrendatarios de las huertas cercanas y del paseo en particular.

El tejado de cada una tiene forma piramidal recubierta de tejas vidriadas azules.

En la fachada lucen los escudos de las familias más influyentes del siglo XVIII, que simbolizan el carácter aristocrático de la nueva Valencia borbónica.

Seguro que nos hemos preguntado alguna vez por la función de las dos antiguas torretas que flanquean el inicio del Paseo de la Alameda, muy cerca de los Jardines del Real o Jardines de Viveros.

Fueron construidas en 1.714 por orden del intendente Rodrigo Caballero para alojar a los encargados del cuidado y mantenimiento de los jardines de la Alameda, así como de las huertas cercanas.

Están dedicadas a San Felipe (la más cercana al rio) y a San Jaime.

Están formadas por dos cuerpos prismáticos rematados en un chapitel piramidal de tejas vidriadas de color azul cobalto.

Sus fachadas están adornadas con los blasones de las familias más influyentes de la ciudad en el momento en su construcción.

También figura el escudo de armas del Rey Felipe V de Borbón, que contrasta con la arquitectura de las torres que recuerda claramente a la de algunos edificios de la dinastía los Austrias, especialmente en la ciudad de Madrid.

Junto a estos adornos heráldicos, luce un extrañísimo escudo de la ciudad de Valencia con las “L” invertidas y un Rat Penat barrigón con más aspecto de chimpancé que de murciélago.

En las fotos podemos ver las dos torres de vigilancia, que han resistido el paso del tiempo, y han sido restauradas y recibido cuidados del Ayuntamiento.

 

Fuentes consultadas:

Otras Fuentes

  • Levante

  • Las Provincias

Bibliografía

  • Guia de arquitectura de Valencia

  • Las fábricas de tabacos en España: Proyectos y fundaciones fabriles de la Universal Administración a Tabacalera S.A. (1.731-1.945). Carolina Castañeda López

  • La catalogación del patrimonio arquitectónico de la ciudad de Valencia. María Teresa Broseta Palanca

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