Personajes de la vida valenciana XX

Personajes de la vida valenciana XX

Habiendo sido Valencia un importante núcleo cultural, no es raro que esta tierra se caracterizase, entre otras cosas, por la gran cantidad de hombres ilustres que en ella nacieron o desarrollaron sus habilidades, y que sea una tierra prolija en personalidades distinguidas, tanto en el campo cultural, científico o religioso.

Por la cantidad que Valencia ha dado de estos hombres que han marcado un hito importante en su tiempo vamos a limitarnos a dar una relación y una somera reseña de aquellos que es sabido nacieron en Valencia, aun siendo conscientes que a pesar de esto, muchos de ellos se nos quedaran en el tintero.

Personajes de la vida valenciana XX

Personalidades del saber y la cultura

Entre los distintos campos del saber y la cultura nacidos en Valencia nos encontramos con:

Arnau de Vilanova (1.240-1.311)

Arnau de Vilanova (¿Villanueva de Jiloca (Aragón)?, 1.240 – ¿Génova, Italia?, ¿6 de octubre de 1.311?).

Médico escolástico y reformista religioso.

Consejero, médico y embajador de Jaime II; catedrático de Montpellier y examinador en Valencia.

Sobre la fecha y el lugar del nacimiento de Arnau de Vilanova, se carece de datos precisos, pero sí que se tienen conjeturas estimables.

En una declaración suya, hecha en 1.305, se referiría a cierta costumbre universitaria que él había observado en Montpellier cuarenta y cinco años atrás, esto lleva a 1.260, cuando sería estudiante, con lo que cabe presumir que naciera en torno a 1.240.

Varios lugares de Cataluña y de Provenza se precian de haber sido cuna de Arnau; últimamente ha surgido una noticia (que parece digna de crédito) que lo haría natural de Villanueva de Jiloca, en Aragón.

Lo que sí se tiene como dato seguro es su condición de catalán, desechando la idea, predominante durante siglos, que hubiera sido provenzal.

Ciertamente, la documentación arnaldiana sólo cubre los treinta últimos años de su vida, pero los datos que proporciona iluminan sectores anteriores de su existencia.

Ante todo, consta que poseía el máximo grado de la facultad de medicina, pues siempre que se le menciona, su nombre va precedido del título de magister, y con frecuencia se le añade el apelativo de physicus; se sabe también que, al ser nombrado médico de cámara por Pedro III, en 1.282, había prestado ya buenos servicios a la Casa Real y que era a la sazón un práctico prestigioso.

Este nombramiento le obligaba a fijar su residencia en Barcelona, junto con su familia, Arnau estaba casado con una provenzal de ascendencia judía, Agnès Blasi, de cuya unión sólo consta la existencia de una hija.

Al establecerse en Barcelona, no tendría el maestro Arnau mucho que hacer como médico de cámara, pues la Familia Real se hallaba implicada en la empresa de Sicilia; así que tuvo tiempo para realizar la traducción del árabe al latín de algunos libros de medicina, allí fechados; entre ellos, el De viribus cordis de Avicena que tantas veces sería impreso, junto con el Canon a lo largo del Renacimiento.

Según su propia declaración, Arnau conocía bien la lengua arábiga, y en Barcelona comenzó a aprender la hebrea, junto al dominico Ramón Martí.

Seguramente, regresaría a Valencia y allí le llegaría un encargo aún más importante: el de regir una Cátedra de Medicina en la Universidad de Montpellier, en la que años atrás había cursado su carrera.

La enseñanza y la práctica de la medicina lo que habrá de constituir el campo de la atención del maestro Arnau en Montpellier, no menos le interesan las cuestiones religiosas que hierven en aquel ambiente universitario donde también enseñaba fray Pedro Juan Olivi, jefe de los franciscanos “espirituales”, que revivían las ideas escatológicas del abad Joaquín de Fiore, atisbando el ya próximo fin del mundo y propugnando una radical reforma de las estructuras eclesiales

Desde 1.292, el nuevo rey de Aragón, Jaime II, le ha llamado varias veces para que fuera a Barcelona o a Valencia y cuidara de su propia salud y de la de los suyos; y ha llegado a poner en él gran confianza, suele referirse a Arnau como “physicus, familiaris et consiliarius noster”, al mencionarlo en varios documentos.

En el verano de 1.300, lo envía a París, formando parte de una embajada que ha de tratar con Felipe IV de algunos problemas fronterizos.

Aprovecha Arnau su estancia en la capital de la ciencia teológica, para difundir su De adventu Antichristi et fine mundi, cuyas ideas se ven rechazadas por la Sorbona y llevan a su autor a una breve detención.

Arnau de Vilanova reacciona con altiva firmeza, protesta ante el rey de Francia “no como Arnau sino como representante del ínclito rey de Aragón”; y emplaza a sus acusadores ante la Santa Sede, en un alegato, ante el Canciller y el claustro de la Universidad que tuvo lugar el 12 de octubre de 1.300.

Arnau de Vilanova, había dejado al morir una discreta fortuna material, repartida entre Valencia y Montpellier, y un rico legado espiritual y científico, recogido en un buen número de escritos de diferentes portes (desde cartas a tratados) en los que se expresan las dos vertientes de los intereses que movieron a su autor.

Los escritos de contenido religioso-apocalíptico, reformista, polémico o exhortativo, gozarían de cierta difusión inmediata por Cataluña, Provenza y las tierras colindantes del Mediterráneo.

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Vidal de Vilanova (siglo XIII)

Vidal de Vilanova (siglo XIII – 1.353).

Noble, consejero real, diplomático, mayordomo de las reinas Blanca de Nápoles y María de Chipre (esposas de Jaime II), comendador de Santiago.

Miembro del Consejo Real de Jaime II y el más destacado diplomático valenciano de la época foral.

Como diplomático y embajador, la política mediterránea, donde la fuerza de la diplomacia pontifica era decisiva, fue el eje central de su actuación.

Una de las misiones diplomáticas más delicadas que llevó a cabo fue la resolución del contencioso entre el Pontificado y la Monarquía sobre el destino que debía darse a los bienes de la Orden del Temple en territorio de la Corona de Aragón, confiscados en 1.307- 1.308.

Mantuvo para ello diversos contactos con la Santa Sede hasta conseguir del papa Juan XXII una bula autorizando la creación de la Orden de Montesa a la que se podría dotar con bienes de los templarios (8 de junio de 1.317).

Para recompensar sus servicios en esta cuestión, Jaime II le asignó las rentas de la villa de Montcada, cerca de Valencia, que precisamente habían sido del Temple.

Fue uno de los fieles partidarios del infante Pedro, futuro Pedro IV el Ceremonioso, cuando a finales del reinado de Alfonso IV, las intrigas de la reina Leonor amenazaban con arrebatarle la corona y quizá incluso la vida.

Años después, residiendo en Valencia, ayudó al Ceremonioso cuando el Monarca, que estaba solo y retenido por los rebeldes de la Unión (1.347) en la ciudad, necesitó de sus consejos.

Puesto que, como cuenta el Ceremonioso en su crónica, Vidal de Vilanova era entonces anciano y estaba aquejado de gota, los contactos se hicieron secretamente a través de un nieto suyo, Ramon de Vilanova.

Fue comendador de Montalbán de la Orden de Santiago.

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Juan Vilanova Piera (1.821-1.893)

Juan Vilanova y Piera (Valencia, 1.821 – Madrid, 7 de junio de 1.893).

Geólogo, paleontólogo, médico y doctor en Ciencias Naturales.

Su vida transcurrió paralela al proceso histórico de nacimiento y desarrollo inicial de la Geología española.

Juan Vilanova fue un referente de la paleontología, geología y prehistoria en la segunda mitad del siglo XIX.

Una de las máximas autoridades en estas disciplinas en España, se empeñó en incorporar la ciencia española al estado de investigación europea.

Estudió en la Universidad de Valencia, Medicina y Ciencias.

Discípulo del profesor Donato García, fue catedrático de Geología y Paleontología en la Universidad Central de Madrid, y viajó por toda Europa reuniendo diversas colecciones fósiles y mineralógicas para el Museo de Historia Natural de la capital española.

Consiguió una plaza de catedrático de Historia Natural en la Universidad de Oviedo y después de viajar a París donde residió por cuatro años, y de realizar diversos viajes por Europa en los cuales reunió una colección de minerales y fósiles que acabaron en el Museo de Historia Natural madrileño, fue nombrado, en 1.852 catedrático de Geología y Paleontología en la Universidad de Madrid.

Después de separar las dos especialidades, Vilanova conservó la de Paleontología, que mantuvo hasta su jubilación.

Entre otros hechos notables de su prolífica carrera está la primera descripción del hallazgo de un dinosaurio en España (restos de Iguanodón en Utrillas, Teruel y Morella, Castellón) o el defender como auténticas las pinturas rupestres de la cueva de Altamira, en contra de la opinión generalizada que se resistió tenazmente a considerarlas como tales.

Descubrió importantes yacimientos, como Parpalló y Cova Negra.

En cuanto a las teorías del origen de la vida en la tierra, Vilanova era creacionista pero no rechazaba las nuevas teorías que iban surgiendo.

Aun así, se mantuvo en contra de las ideas evolucionistas de Darwin y Huxley.

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Tomás de Villarroya (1.812-1.856)

Tomás Villarroya y Sanz (Valencia, 1.812- Valencia, 1.856).

Abogado y poeta valenciano.

Fue el iniciador de la Renaixença literaria en Valencia.

Su obra está escrita en valenciano con un cuidado lenguaje.

Se licenció en Derecho en 1.839, fue promotor fiscal de Vila-real (Castellón) y juez de Moncada (1.844-1.854).

Publicó en El Liceo la revista de la entidad cultural Liceu Valencià, del que era socio, cuatro poemas.

Considerado como el iniciador de la Renaixença valenciana por su reivindicación idiomática.

Fue el primer escritor local que utilizó un lenguaje depurado con pretensiones literarias de la lengua valenciana.

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Sor Isabel de Villena (1.430-1.490)

Elionor Manuel de Villena conocida como Isabel de Villena (Valencia, 1.430-Valencia, 1.490).

Poeta y prosista española, considerada la primera escritora conocida en valenciano.

Su obra Vita Christi, la única que se ha conservado, está enmarcada en el protofeminismo español del siglo XV.

Durante su vida religiosa Isabel se rodeó de un nutrido grupo de escritores que la respetaron especialmente por su altura intelectual y que consideraron su obra como indispensable en el Siglo de Oro valenciano.

Hija natural de Enrique de Villena fruto de los amoríos del marqués Enrique de Villena y Vega (1.384-1.434) con una mujer de la que se desconoce su nombre.

Su padre era un poeta perteneciente a la alta nobleza y estaba emparentado con las casas reales de Castilla y Aragón.

La reina María que no tuvo descendencia se hizo cargo de ella desde los 4 años y la instruyó como si se tratara de una princesa a pesar de su condición de bastarda.

Vivió desde pequeña en la corte de María de Castilla, educándose en los ambientes aventureros y abiertos que rodearon a Alfonso V el Magnánimo.

A los 15 años, en 1.445 ingresó por voluntad propia en el convento de la Santísima Trinidad de las Clarisas de Valencia fundado por doña María.

Allí cambió su nombre por el de Isabel.

Recluida como monja clarisa, continuó su estrecha relación con la reina María, quien, en la construcción del cenobio había previsto un espacio privado dentro del convento para pasar sus horas de retiro como una religiosa más.

Fue nombrada abadesa en 1.463, una responsabilidad que tuvo hasta su muerte, acaecida a causa de la epidemia de peste que asoló Valencia en 1.490.

Isabel de Villena siguió una vida de contemplación y espiritualidad (que la llevaron a escribir, según ha trascendido en las crónicas de la época, diversos tratados sobre la vida religiosa).

De todos ellos, sólo se ha conservado una única obra que le ha valido un reconocimiento universal, la Vita Christi (Vida de Cristo), gracias a la intervención póstuma de su sucesora, sor Aldonça de Montsoriu, que publicó la primera edición en Valencia en 1.497.

Poco se sabe de otras obras, pero se dice que escribió diversos tratados y una obra mística, el Speculum Animae (Espejo del Alma), del que la última noticia data de 1.761, pero que hoy permanece perdida.

En todo caso, la dedicación a las letras de la autora no es muy frecuente en su época y sin duda se ha de enmarcar en el esplendor cultural de la Valencia del siglo XV.

Se cree también que Isabel tuvo ocasión de compartir sus ideas literarias con Jaume Roig, que entonces ejercía de médico del mismo convento, y algunos estudiosos han querido ver en la Vita Christi una respuesta a la misoginia del autor de Espill o Llibre de les dones (El espejo o Libro de las mujeres) de Jaume Roig.

Otros escritores y traductores contemporáneos la nombran o le dedican sus obras, como Miquel Pérez, que le dedica la traducción de la Imitació de Jesucrist (que según ella vive en nuestro tiempo aún, visitando los conventos), lo que da idea de su prestigio entre los autores que la rodearon.

Isabel de Villena murió el 2 de julio de 1.490 a consecuencia de una peste.

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Cristóbal de Virués (1.550-1.614)

Cristóbal de Virués (Valencia, ¿1.550? – Valencia, ¿1.614?).

Dramaturgo, poeta y militar.

Son escasos los datos biográficos conservados de este autor.

Es dudosa la fecha de su nacimiento y se desconoce la de su muerte, que se supone posterior a 1.614.

Su padre, Alonso de Virués, fue un conocido médico y humanista, establecido en Valencia, que mantuvo vínculos de amistad con Luis Vives, y supo transmitir a sus hijos su afán intelectual; su hija Jerónima Agustina se distinguió por su dominio del latín, su hijo Francisco fue beneficiado de la iglesia metropolitana de Valencia y doctor en teología, su hijo Jerónimo siguió, como el padre, la carrera médica, y fue uno de los poetas que integraron la academia valenciana de los Nocturnos, y su hijo Cristóbal siguió la carrera militar, alcanzando el grado de capitán, actividad que compatibilizó, como otros escritores del momento, con la poesía.

Si la vida de sus hermanos estuvo arraigada en la sociedad y en la cultura valenciana del momento, la de Cristóbal de Virués se desarrolló al ritmo de su carrera militar, que le obligó a desplazarse junto con el Ejército español, tomando parte en campañas como las de Túnez, Italia o Flandes.

Como militar participó en alguna de las batallas de mayor renombre en su época, como la de Lepanto (1.571), a cuya exaltación dedicó su Égloga de la batalla naval, o la de Navarino, que recordó en su poema De la jornada de Navarino, y sirvió durante largos períodos en Italia, en el milanesado.

En realidad, y a pesar del prestigio del que disfrutó entre sus conciudadanos, tras la elección de su carrera militar, Cristóbal de Virués no parece haber vuelto a residir de manera permanente en la ciudad de Valencia.

Resulta significativo en este sentido, que no figure entre los integrantes de la Academia de los Nocturnos (1.591-1.594), en la que sí participaron otros poetas valencianos del momento, entre ellos los miembros de la conocida entre la crítica como Escuela dramática valenciana, a la que se vincula la figura de Virués como dramaturgo (Andrés Rey de Artieda, Francisco Agustín Tárrega, Gaspar Aguilar, Guillén de Castro, Miguel Beneyto o Carlos Boil).

El alejamiento de su ciudad se manifiesta en su poesía en ocasiones en forma de nostalgia por su “querido y patrio Turia”.

A pesar de ese alejamiento, la poesía de Virués revela su interés por acontecimientos y personajes de la vida cultural valenciana, como muestra, por ejemplo, al hacerse eco de la muerte, ocurrida en 1.579, del pintor valenciano Juan de Juanes, recordando a los hijos del pintor, o al celebrar la publicación, en 1.581, de un libro del célebre jurisconsulto valenciano Tomás Cerdán.

Se supone que Cristóbal de Virués aún vivía hacia 1.614, año en que Cervantes publica su Viaje del Parnaso, mencionándolo con elogio entre otros poetas todavía vivos.

Se desconoce en realidad la fecha exacta de su muerte, que ya se había producido cuando Lope de Vega evoca su figura en El Laurel de Apolo (1.630), destacando, entre su poesía, El Monserrate, y ponderando el valor de sus tragedias en la etapa de formación de la comedia barroca.

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Juan Luis Vives (1.492-1.540)

Juan Luis Vives (Valencia, 1.492 – Brujas, Flandes, 1.540).

Humanista y pensador valenciano.

Está considerado como uno de los más grandes pensadores de todos los tiempos.

Nacido en una familia de judíos conversos, estudió en las universidades de Valencia, París y la Sorbona.

Ocupó la cátedra de Gramática, y Literatura de la Universidad de Valencia, teniendo entre sus discípulos a Honorato Juan

Desde 1.512 se estableció en Flandes, donde fue profesor de la Universidad de Lovaina y entabló una estrecha relación con Erasmo de Rotterdam.

También mantuvo amistad intelectual con Tomás Moro, que le llevó a enseñar en la Universidad de Oxford desde 1.523.

Al igual que Moro, se opuso al divorcio de Enrique VIII, motivo por el que fue arrestado y hubo de dejar Inglaterra y regresar a Brujas en 1.528, donde fundó un colegio privado.

Su influencia sobre la Europa del Renacimiento fue enorme, pues no sólo acudieron a consultarle los más influyentes artífices de la Reforma protestante y de la Contrarreforma católica, sino que fue tutor y educador de muchos nobles que ocuparon puestos de responsabilidad en la monarquía de Carlos V.

Lo importante en Vives es su preocupación por aquellos aspectos más inmediatos de la realidad humana; con un profundo conocimiento del hombre y de su historia, Luis Vives pudo intuir las decadencias de su época, al tiempo que su concepción prudentemente optimista de la vida le impulsaba a renovar esta realidad.

Católico, comprensivo y tolerante, dotado de un gran sentido de la realidad, Vives va aplicando estos módulos invariables de su conocimiento a los problemas que estudia.

Escribió más de 50 obras filosóficas, didácticas, morales y de economía política, entre las que solo mencionaremos sus Diálogos, en los que retrata la Valencia de su época, con sus calles, plazuelas, edificios, indumentaria, juegos, locales de esparcimiento y de recogimiento y la forma de vivir de nuestra ciudad a principios del siglo XVI.

Fuentes consultadas:

Otras Fuentes

Bibliografía

  • Guía de la ciudad de Valencia. Mª Ángeles González Gudino

  • Almela y Vives, Francesc. Pere Balaguer y las Torres de Serranos.

  • Badía, A. y Pascual, J. Las murallas árabes de Valencia.

  • Ayuntamiento de Valencia. Las Torres de Serranos y de Quart. La ciudad amurallada de Valencia.

  • Cervera Arias, Francisco y Mileto, Camilla. Las Torres de Serranos. Historia y restauración.

  • Lerma Alegría, J.V. La ampliación de la muralla y el nuevo recinto urbano.

  • López Cavero, Javier. “Torres de Serranos”. Guía de Museos y Monumentos Municipales.

  • El plano de Valencia de Tomás Vicente Tosca.

  • Ferreres Carbonell, José. Cárceles Torres de Serranos. 1.880.

  • Blázquez Izquierdo, Carmen. Historia de una restauración. La Puerta de Serranos.

  • López Cavero, Javier. “Torres de Quart”. Guía de Museos y Monumentos Municipales.

  • Vicente Gascón Pelegrí. Prohombres valencianos en los últimos cien años, 1.878-1.978

Fotografía

  • Joaquín Bérchez.

  • Mayte Piera.

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