Río Palancia
Rios. Río Palancia
Nacimiento: Sierra de El Toro 1.618 metros altitud, El Toro (Castellón)
Desembocadura: Mar Mediterráneo (entre Sagunto y Canet de Berenguer, Valencia)
Longitud: 85 Kilómetros.
Caudal Medio: 1.5 m3/segundo
Nace en el desfiladero del estrecho del Collao del Cascajar (sierra de El Toro) a los pies del macizo de Javalambre, en el término municipal de El Toro (Castellón), y desemboca entre los términos municipales de Sagunto y Canet de Berenguer (Valencia) en un entorno de montaña impresionante repleto de bosques, con cumbres que sobrepasan los 1.400 metros de altura. Su curso alto, que conserva una de las aguas más limpias de nuestros ríos, está salpicado de numerosas pozas, aptas para el baño de los más valientes, con un recorrido de 85 km.
La superficie de la cuenca es de 910 km² y el caudal medio de 1,5 m³/s en la localidad de Viver.
Debido a su alto valor ecológico, la cabecera del Río Palancia fue recogida en el “Inventario de riberas, márgenes y otros espacios hídricos de interés de la Confederación Hidrográfica del Júcar (1.988), como espacio natural a proteger”.
El curso alto del río mantiene un agua de gran pureza hasta la localidad de Bejís, pero a partir de esta localidad, los vertidos urbanos de diversas poblaciones como Teresa, Viver o Jérica empobrecen la calidad de las aguas.
Este curso de agua se encuentra muy aprovechado para el riego de campos de labor, hasta el punto que al pasar la localidad de Sot de Ferrer y debido a la toma de agua de la acequia Mayor de Sagunto hace que el cauce quede prácticamente seco, por lo tanto, este hecho provoca que al pasar por Sagunto sea un río seco, hecho que aprovechó dicha localidad, que actualmente utiliza sus riveras como parques y tiene diversas rutas y senderos que circulan por ella y en la que pasean y entrenan sus habitantes.
En cuanto a su nombre, estaría formado por las palabras indoeuropeas «Pal» -(«Val»)-, laguna, río o valle, y «antia» («ancia»), ancha/o; es decir, «laguna, río o valle, ancha/o«.
Embalses y presas
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Pantano del Regajo, de 6,6 hm³.
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Presa de Algar, 6,29 hm³.
La presa de Algar se hizo tristemente famosa debido a que en el episodio de gota fría de octubre de 2.000 todavía no tenía instaladas las compuertas lo que llevó a pensar en una posible afección a su estructura además de impedirle cumplir su misión principal que es la laminación de las avenidas.
El cauce en la historia
Nicolau Primitiu en su trabajo sobre los ibero-sicanos cita la existencia en la población de Viver de un pequeño pantano llamado de La Floresta, que atravesaba la población y continuaba por el barranco Hurón, de donde salía un viejo acueducto. Esta infraestructura, que tuvo posiblemente como objetivo el aprovisionamiento de agua potable a Sagunto, favoreció la instalación en ese lugar sobre 200 a. C. de un vivarium (nombre del que se deriva el actual de Viver), o vivero de peces. En esa época esos viveros tenían un utilidad múltiple ya que actuaban como filtros naturales (los barbos y anguilas se alimentan de larvas y algas), proveían de pescado fresco, y aportaban la materia prima con la que se obtenía el garum (concentrado de pescado), producto muy apreciado que formaba parte de la dieta habitual de los romanos, de fácil conservación y con propiedades nutritivas, digestivas, y curativas de úlceras e infecciones cutáneas.
Se trascribe un texto de Nicolau Primitiu, basado en leyendas y consejos, pero de gran significado:
“Un rey de Sagunto, viendo sus campos agostados por la sed, ofreció a su hija, hermosísima, como todas las princesas de leyenda, al que le llevase agua a su ciudad. Se ofrecieron dos pretendientes, uno viejo y otro joven: aquel se dirigió a Chelva y éste a Viver, y, a pesar de ser éste el trayecto más corto, venció el viejo; pero la princesa, desesperada al verse con tal esposo, se arrojó de lo alto de una torre del castillo.
(…) que existe un fondo de verdad en la mitología es indudable, y en este caso quedan presentes los restos de los acueductos que alguien mandó hacer, posiblemente un rey de Saguntum, como dice la leyenda. Esta ciudad siempre ha sentido la necesidad de agua y ha tenido contiendas con los pueblos superiores; y aún es posible que el conflicto que dio lugar a la intervención de Aníbal a favor de los Turboletas (iberos que habitaban la Sierra de Albarracín) y causó la destrucción de Saguntum, se originara en una cuestión de aguas y riegos”.
Con toda probabilidad sería más factible en otra época llevar encauzada agua potable a Sagunto desde algún afluente caudaloso del río Turia cercano a Chelva, atravesando la comarca del Campo de Turia, desviándola hacia Moncada, y de allí a Sagunto por el cauce conocido como Acequia de los Diablos, que no bordear desde Viver con acueductos la sierra de Espadán por el cauce natural del río Palancia, de difícil orografía y casi siempre seco en su parte baja.
Actualmente Sagunto se provee de agua doméstica proveniente del río Júcar al igual que la ciudad de Valencia.
En otras épocas también pudo proveerse de la almacenada en el pantano del Regajo y en la presa de Algar, y que en Sot de Ferrer se encauzada por la Acequia Mayor hasta su término.
Fuentes consultadas:
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Archivos autores
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Archivo del Reino de Valencia
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Archivo Histórico Municipal
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Biblioteca valenciana
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Biblioteca Histórica de la Universidad de Valencia
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Archivo de la Diputación provincial de Valencia
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Hemeroteca valenciana
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Wikipedia