El contar con alguien con capital y ganas de emprender y trabajar ya no es lo único necesario para montar una empresa y mucho menos, garantizar su éxito.
¿Quieres saber cual es el secreto…?
Los emprendedores atrevidos olvidan que las ventas de una empresa dependen en buena medida del gasto en publicidad y promociones, y éste casi siempre se escatima. Por lo general recurren a ella cuando las ventas andan bajas o, lo que es lo mismo, cuando la competencia cercana empieza a ganar terreno. No asumen que el gasto en publicidad y promoción debe ser permanente, aún en tiempos de fuertes volúmenes de ventas. En otros casos por querer ahorrarse el pago a una agencia especializada en la materia, los emprendedores crean su propios programas y estrategias publicitarias; sin embargo al ver el poco impacto que tuvo su publicidad, consideran que fue un gasto inútil, suponen que sus clientes frecuentes siempre lo seguirán siendo, olvidándose que es a ellos y sus familiares, así como amistades, en primer lugar, a quienes deben dirigirse las promociones especiales. Se olvidan de premiar la fidelidad de su clientela y no hacen un esfuerzo por reconquistarla día a día.